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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Te odio
Te odio
Te odio
Te odio

Te odio


¿Porqué dijo esas palabras? Ese sentimiento no era odio, era parecido; pero aquellas palabras no dejaban de resonar una y otra vez en su cabeza.

Por fin despertaste

¿Eh? — dijo atolondrada, buscando de donde venía la voz, a su derecha.

Te desmayaste en el combate y perdiste — era Nanashi, quien pelaba unas manzanas sentado en una silla.

Todavía algo confusa, miro a las sabanas que la envolvían y a los laterales; era una pequeña habitación con un par de sillas y su propia cama. Un enfermero que estaba esperando a que esta se despertara, se acercó rapidamente hasta Ren, acariciandole la frente.

¿Te encuentras bien? ¿Cuantos dedos ves? — dijo alzando dos y cerrando los otros.

Dos

Ahora sigue mi dedo con la mirada — movió el índice de un lado a otro varias veces; y posteriormente escandiló a la joven, con una potente lamparita. — No parece que tengas nada grave; habrá sido un mal golpe. Quedate un poco más aquí y si te encuentras mal en estos días, avisa al departamento médico. Yo me marcho, estamos muy ocupados.

Finamente se largó, con paso aligerado; cuando se celebraban combates, no daban abasto pese a ser tan pocos los luchadores.

Es una buena notícia — dijo suspirando aliviado, volviendo a sus manzanas. — Oda estará aquí en seguida, también quiere verte

· · · · ·

Siga por el pasillo todo recto, es la última habitación — el apresurado enfermero ni siquiera se despidió.

Gracias — respondió una voz seca y áspera; se trataba de un hombre muy alto, con el pelo largo y canoso hasta los hombros repeinado hacia atrás, dejando ver su frente en plenitud. Vestia con ropa oscura; un abrigo negro que llegaba hasta los tobillos, y unas botas también negras, en las que se podía apreciar el paso del tiempo. Tras despedirse del sanitario, siguiendole con la mirada, sus ojos se posaron en las de una joven, de cabellos rubios. — Oh, tu eres...
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#2
Se había debatido mucho sobre aquello, en la enfermería del estadio le habían dicho que estaba perfectamente, que se aplicase algo de frío en las zonas golpeadas y no se quejase., que ya habían tenido suficiente faena aquel día.

En el momento no se lo había planteado, pero había sido muy rara la forma en la que Ren se había quedado inconsciente. ¿Y si le había pasado algo grave? ¿Y si ya estaba enferma de antes y no le había dicho nada? El enfado y la preocupación se iban pasando las tornas. Porque si estaba enferma de antes y no se lo había contado, era ocultarle cosas, justo de lo que Ren se había quejado. Y de todas formas, eso no excusaba la forma en la que se había portado su supuesta hermana con ella, apartándose de su lado en cuanto veía algo que no le gustaba. ¡Eso no era ser familia!

No, Ren la había usado para entretenerse y cuando el esfuerzo que había que poner en mantener su relación había superado su entretenimiento, la había apartado sin un segundo pensamiento. Aunque en Notsuba la había ayudado cuando tuvo el accidente y no se podía quitar de la cabeza todas las veces que se había preocupado por ella.

Negó mentalmente.

"No, este es el momento en que yo hago lo mismo que me hizo ella, apartarme y dejar que sufra sola. Ah, no, que ella no está sola, a diferencia de mí. Bueno, da igual, no voy a preocuparme por ella, que se apañe. Y si no vuelvo a verla porque tiene algo tan grave que no puede salir de Amegakure nunca más, pues... pues..."

· · · · ·

Llevaba aproximadamente quince minutos paseándose por el pasillo que llevaba a la habitación de Ren. Quería entrar y preguntar en la misma medida que quería salir de allí por patas, esconderse bajo una montaña de almohadas, cojines y otras cosas blanditas y llorar hasta el siguiente combate. ¡No podía hacerlo! No podía. Ninguna de las dos cosas. No podía irse sin más ni entrar sin más. Debería buscar ayuda. Esa era la respuesta. Iría a hablar con Eri, una persona mucho más cuerda y madura que ella misma, se lo explicaría todo antes de que se enterase (porque se iba a enterar) de lo que había pasado en su combate. Entonces ella le diría qué hacer.

Iba hacia la salida cuando se encontró de cara con la vida. La vida poniendole al sensei/padre de Ren en toda la cara.

Oh, tu eres...

Su educación y sus nervios se mezclaron en un amasijo de acciones. Hizo una reverencia y luego otra.

Himura Hana, señor. Lo-lo siento mucho. No era mi intención que Ren acabara así, bueno, siendo un torneo... pe-pero no quería hacerle daño de verdad, tal vez me excedí. No quería que le pasase nada malo, al menos no de forma permanente, no sé muy bien qué pasó. — se estaba atolondrando con todo lo que quería decir y la forma, extraña y dificil de entender, en que le estaba saliendo.

Hana vestía aún igual que en el combate, con el pelo recogido en una coleta baja con un par de mechones sueltos a cada lado de la cara. Se le notaba una mejilla hinchada del primer puñetazo de Ren, que le había dado a traición como la arpía que era. En su expresión, por debajo de la masa de nerviosismo e inseguridad por como pudiese reaccionar Oda, había tristeza. Mucha tristeza que no venía del dolor físico.


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#3
Himura Hana, señor. Lo-lo siento mucho. No era mi intención que Ren acabara así, bueno, siendo un torneo... pe-pero no quería hacerle daño de verdad, tal vez me excedí. No quería que le pasase nada malo, al menos no de forma permanente, no sé muy bien qué pasó. dijo nerviosa ante el alto muro de dos metros que estaba frente a ella.

No tienes porque preocuparte; esta bien. Magulladuras y contusiones leves; estamos esperando a que despierte para ver si tiene algo grave — dio un sorbo a un humeante vaso que tenia en una de sus manos, donde se pudo apreciar unos guantes negros; se giró frente a ella, mostrando los plateados botones de su abrigo. — Luchaste bien; no te disculpes por ello, las reglas son duras y estrictas, no sería raro que alguien acabara muerto en uno de esos combates. Así que tu eres la Hana de la que tanto hablaba ¿Quieres acompañarme a ver que tal esta mi nieta?

Se volvió a llevar el vaso a los labios, mientras esperaba la respuesta de la joven. Pese a su edad, era obvio que sabía como cuidarse, salvo unas largas arrugas a ambos lados de la boca, que bajaban desde sus profundos ojos; apenas tenía muchas arrugas. Su voz era seca y rigida, y esto sumado a su inamovible expresión seria, daba la sensación de que estaba constantemente de mal humor.

· · · · ·

No voy ni a preguntar que fue ese "combate". Por llamarlo de alguna forma

Mejor así; participar en este torneo es la peor idea que he tenido — replicó ofuscada; la cama estaba inclinada, por lo que se sentó cruzando las piernas bajo las sabanas y apoyándose en lo que ahora parecía más bien un respaldo. — No tengo talento para esto.

Nanashi terminó de cortar una manzana, y se quedó mirándola seriamente. ¿Qué no tenía talento? Puede ser, pero si no seguía jamas lo sabría. Aunque no era eso lo que se le pasaba por la cabeza a Nanashi en aquel momento.
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#4
No tienes porque preocuparte; esta bien. Magulladuras y contusiones leves; estamos esperando a que despierte para ver si tiene algo grave. Luchaste bien; no te disculpes por ello, las reglas son duras y estrictas, no sería raro que alguien acabara muerto en uno de esos combates. Así que tu eres la Hana de la que tanto hablaba ¿Quieres acompañarme a ver que tal esta mi nieta?

Ante las palabras "esperando a que despierte" Hana se tranquilizó notablemente. Si aún estaba dormida, podía entrar en la habitación sin problema, cerciorarse de que respirase y de que lo que pasase a partir de ahí no era culpa suya.

Le-le acompaño, aunque no creo que Ren quiera verme, así que me iré antes de que despierte. Solo... daba la casualidad de que pasaba por aquí para ver a mi sensei. Ella tampoco se ha despertado todavía. — aún resonaba en su cabeza como les había a ella y Datsue que no se la jugasen.

Seguiría a aquel hombre hasta la habitación con la esperanza de que Ren se encontrase plácidamente dormida, si eso, con algo de baba colgandole de la comisura de los labios y en una posición nada grácil. Algo que denotase la paz que sentía en su sueño para poder convencerse de que todo estaba bien, al menos físicamente.


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#5
Le-le acompaño, aunque no creo que Ren quiera verme, así que me iré antes de que despierte. Solo... daba la casualidad de que pasaba por aquí para ver a mi sensei. Ella tampoco se ha despertado todavía. respondió dubitativa.

¿Qué no quiera verte? — dijo extrañado caminando hacia la habitación. — Que os haya tocado combatir entre vosotras no es problema vuestro. Si hubiera sido cualquier otro tendríais que haber hecho lo mismo. No dejeís que un tonto combate rompa una amistad.

Oda se paró en seco delante de una puerta, que miro de arriba abajo; abrió esta lentamente y al ver a Ren y posteriormente a su amigo Nanashi, entro en la habitación, bajando ligeramente la cabeza. Por pocos centímetros, hubiera tocado el marco de aquella puerta.

¡Oda-san! ¿¡Fuiste a traerme algo de fresa o tal vez choco-...!? — su voz se cortó en seco, al reconocer quien le acompañaba. — ¿¡Q-Que haces aquí!? ¿Q-Que quieres ahora?

Vigila esa lengua; te tengo dicho que la educación y las formas es lo primero — dijo reprimiéndola, Ren se amedentro como habitualmente ocurría cada vez que Oda la regañaba; este le dio paso a la joven con un suave gesto de mano.

Nanashi solo suspiro.
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#6
¿Qué no quiera verte? Que os haya tocado combatir entre vosotras no es problema vuestro. Si hubiera sido cualquier otro tendríais que haber hecho lo mismo. No dejéis que un tonto combate rompa una amistad.


No, si el combate no es el problema. Nos discutimos, bueno, se enfado ella y esperó que yo me enterase por telepatía. — comentó sin pensar, porque si pensaba se daría cuenta de que estaba quejandose a un pariente de Ren. — Q-quiero decir, que ya teníamos problemas antes del combate...

Apartó la mirada intentando obviar lo estúpida que era a veces. Entonces Oda abrió la puerta, y Ren estaba la mar de despierta.

¡Oda-san! ¿¡Fuiste a traerme algo de fresa o tal vez choco-...!? ¿¡Q-Que haces aquí!? ¿Q-Que quieres ahora?

Vigila esa lengua; te tengo dicho que la educación y las formas es lo primero

Hana se quedó completamente estatica en el marco de la puerta, no tenía ni idea de como reaccionar. Estaba aliviada de ver a la morena tan campante, claro que lo último que había oído de ella es que la odiaba, y estaban técnicamente enfadadas, así que se tensó hasta extremos. No podía irse sin más, eso sería maleducado. Usó el excusarse, sabiendo que Ren no la detendría.

N-nada, yo me marcho, solo quería comprobar que no te había matado, qui-quiero decir, que estabas bien. — no quería sonar amable, no después de lo sucedido, pero cualquier otra cosa no solo era raro en ella sino que iba en contra de los ideales que le habían inculcado. — Bueno, pues eso, ya está.

Con ese intento de atajar y si nadie le decía nada, Hana saldría igual que había entrado.


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#7
N-nada, yo me marcho, solo quería comprobar que no te había matado, qui-quiero decir, que estabas bien. — no quería sonar amable, no después de lo sucedido, pero cualquier otra cosa no solo era raro en ella sino que iba en contra de los ideales que le habían inculcado. — Bueno, pues eso, ya está.

Ambos adultos intercambiaron mirada, encogiendose brevemente de hombros; pero antes de que Hana intentara abandonar la sala, Nanashi se pronunció.

Si hubiera llegado a más; seguramente. Ren no tenía ninguna oportunidad

¡Oye! ¿¡Y eso a que viene!?

¿De qué te quejas? Te apuntaste por "diversión" — dijo zarandeando el cuchilllo en su mano.

¡Pero tampoco quería perder en el primer combate!

¿¡Ahora SI TE IMPORTA el torneo!? — se levantó con un plato en la mano, que dejo sobre las piernas de Ren; eran trozos de manzana cortados, pero había dejado trozos de piel simulando que eran "conejos".
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#8
Si hubiera llegado a más; seguramente. Ren no tenía ninguna oportunidad

¿Qué? No, yo no... — intentó aclarar que nunca hubiese matado a Ren, por muy enfadada que estuviera.

Golpearla e insultarla sí, matarla no. Ni pegarle en la cara, eso era de mala gente. Pero ni tiempo le dio, tampoco parecía que le hiciesen mucho caso.

¡Oye! ¿¡Y eso a que viene!?

¿De qué te quejas? Te apuntaste por "diversión"

¡Pero tampoco quería perder en el primer combate!

¿¡Ahora SI TE IMPORTA el torneo!?

Hana, dandose cuenta de que cada vez pintaba menos en aquel sitio, inició un avance hacia el exterior, daría un pasito hacia afuera y luego otro, hasta desaparecer de la vista de todos los presentes si ninguno se percataba.


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#9
Oda extendió el brazo, para impedir a Hana la salida, intercambió una mirada con ella y luego miró a Ren, quien seguía en su empeño de discutir con Nanashi.

Creo que le debes una disculpa, Ren. No sé que es lo que ha pasado entre vosotras pero...

U-Uuhmhmm... — avergonzada, dirigió la mirada hacia los trozos de manzana, sin saber bien que decir. Disculparse comenzaba a hacerse una práctica habitual en ella, pero esta vez era distinta a las otras veces ¿Por qué exactamente debía disculparse? — ¿Por qué me dijiste que no sabias lo que era el amor si luego estuviste con él? ¿Qué ganabas mintiéndome?

Ambos adultos se llevaron la mano al tabique nasal, cerrando los ojos y pensando que Ren no podía ser más estúpida porque no lo hacía a propósito. ¿De verdad era por eso? ¿En serio eran celos? pensaron ambos ala misma vez, como si sus mentes estuvieran conectadas. No podía ser verdad, según decía ella era como su "hermana", pensó Oda, pero para él estaba muy claro, que no eran celos de "familia".
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#10
Creo que le debes una disculpa, Ren. No sé que es lo que ha pasado entre vosotras pero...

Hana alzó las manos, intentando detener la espiral por la que estaba descendiendo aquella situación.

No-no hace falta, señor. Ella ya ha dejado claro que me odia.

No tenía nada que ocultar, esas palabras habían salido de la boca de la amejin, no se las habían dicho ni las había supuesto. Sin embargo, decirlo en voz alta era hacerlo real, confirmar que efectivamente lo había oído. Pensó que Ren se enfurruñaría, gritaría que desapareciese o cosas peores, sin embargo, volvió a preguntarle otra vez lo de siempre, sin tener en cuenta que había dos señores de más en su conversación.

¿Por qué me dijiste que no sabias lo que era el amor si luego estuviste con él? ¿Qué ganabas mintiéndome?

A Hana se le iluminaron las mejillas como dos faroles.

Estaba esperando en la puerta cuando llegué y le ofrecí un vaso de agua. No te mentí. — la vergüenza dio paso al enfado con suma facilidad, Ren la estaba pintando de guarra para arriba delante de otra gente, de nuevo. — Además, solo fue un beso, ¿por qué te molesta tanto? Ni siquiera es el primero que me dan sin mi permiso. ¿Qué quieres que haga? ¿Voy matando a todo ser que se me acerque? ¿Para qué? ¿Para que te vuelvas a alejar en cuanto te apetezca?

No seguía una linea lógica, iba sacando todas las preguntas que la afligian, todos los temas que tenía pendientes con Ren sin pensarselo. Se cruzó de brazos, avergonzada y enfadada, pero si la amejin quería discutirlo delante de su sensei y su abuelo, bienvenida era.


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#11
Estaba esperando en la puerta cuando llegué y le ofrecí un vaso de agua. No te mentí. — la vergüenza dio paso al enfado con suma facilidad, Ren la estaba pintando de guarra para arriba delante de otra gente, de nuevo. — Además, solo fue un beso, ¿por qué te molesta tanto? Ni siquiera es el primero que me dan sin mi permiso. ¿Qué quieres que haga? ¿Voy matando a todo ser que se me acerque? ¿Para qué? ¿Para que te vuelvas a alejar en cuanto te apetezca?

¡Y porqué no... ! — dejo la frase en el aire, por fín se había dado cuenta de que lo que hacía no tenía sentido alguno.

¿Era una especie de hermana mayor sobreprotectora? Es decir, Hana daba la impresión de ser una chica dulce y desvalida, que le costaba defenderse; pero después de la soberana paliza que le había metido, desde luego no era así. Ella podría dar esa impresión, pero Ren siempre intentaba hacerse la dura para luego no ser capaz de dar pie con bola.

Ren; sere sincero contigo — se levantó encaminandose hacia la puerta. — Quieres ser una espadachina, estas todo el rato hablando de samurais, katanas, blablabla. Y viendo esto es más que obvio que ni te enteras del mundo que te rodea, sigues con tus cuentos de espadas. Juegas a ser un samurai, eso es todo. Da igual que es lo que te enseñe y te ayude, solo te lo tomas a broma.

¿Y ahora a que venia eso? Bastante echa polvo se había quedado después de las palabras de Oda, que ahora era su propio maestro la que la tachaba de tomárselo todo como un juego. Enmudeció, sin tener capacidad de mediar palabra, pues ahora se veía todo tan claro y directo. Nanashi abrió la puerta, y le hizo un suave gesto al hombre mayor.

Vamos a por un café; dejemoslas un rato a solas

Me parece bien, este té no esta lo suficientemente amargo — miró a su té y luego a la joven de Uzu, marchandose tras asentir suavemente con la cabeza. — Un placer, pequeña.
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#12
Ren; sere sincero contigo. Quieres ser una espadachina, estas todo el rato hablando de samurais, katanas, blablabla. Y viendo esto es más que obvio que ni te enteras del mundo que te rodea, sigues con tus cuentos de espadas. Juegas a ser un samurai, eso es todo. Da igual que es lo que te enseñe y te ayude, solo te lo tomas a broma.

El enfado de Hana se evaporó ante tal somanta de palos que el acababa de soltar su sensei y su ejemplo a seguir, así, a quemarropa. Lo único que sentía la uzujin ahora mismo eran ganas de consolar a Ren que si no se echaba a llorar sería de milagro. Ella misma ya llevaría medio discurso llorando. Acababa de llamarla infantil, credula e incompetente a grandes rasgos.

¡Y lo peor es que ahora ambos hombres de marchaban y la dejaban a ella con Ren!

¿E-estás bien? — preguntó desde el sitio, preocupada.


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#13
¿E-estás bien? — preguntó desde el sitio, preocupada.

Si... Yo... — cogió un trozo de manzana, para llevárselo a la boca, tal vez la dulzura de las manzanas le quitase ese amargo sabor que sentía ahora en la boca, o el nudo que subía por su garganta. Pero a mitad del camino, este se le escurrió de las manos, y cayó al suelo, Ren lo siguió con su vista y aquellos instantes parecieron hacerse eternos, sentía que caía a cámara lenta, hasta que cayó contra el suelo, devolviéndola a la realidad. Poco a poco, las lagrimas comenzaron a recorrer sus pálidas mejillas. — ¿T-T-Tan mala soy?...

Alzó la mirada buscando a Hana, con los ojos llorosos y sus labios temblorosos; la luz que entraba por la ventana se reflejaban tanto por las rosadas mejillas como por las gotas. La princesa indefensa no era Hana, era ella.
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#14
¿T-T-Tan mala soy?...

¡No! No. — en el breve tiempo entre que habló Ren y le contestó Hana, ya estaba a su lado, recogiendo el trozo de manzana que se le había caído y consolandola como la gilipollas que era. — Creo que solo estabas... demasiado involucrada en nuestro combate. Como... como yo... ¡P-pero seguro que ganas el siguiente!

Le cogió la mano al momento, sujetandola entre las dos suyas.

Ya verás, confía en tus capacidades. Yo confio en ti — dejó de banda sus sentimientos para centrarse en consolar a su "hermana" — Tienes que convertirte en la mejor espadachín de Onindo, ¿recuerdas?

Le sonrió con dulzura, acariciando su mano mientras levantaba su diestra para limpiarle las lágrimas a Ren.


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#15
¡No! No. Creo que solo estabas... Demasiado involucrada en nuestro combate. Como... Como yo... ¡P-pero seguro que ganas el siguiente! Ya verás, confía en tus capacidades. Yo confio en ti. Tienes que convertirte en la mejor espadachín de Onindo, ¿recuerdas?
Le sonrió con dulzura, acariciando su mano mientras levantaba su diestra para limpiarle las lágrimas a Ren.


P-Pero es cierto... Me lo tomo a broma... Como si no fuera a resultar herida de gravedad... Me da igual todo lo del torneo... — correspondió posando con suavidad una de sus manos sobre la muñeca de Hana, llorando sin cesar.

Había sido un choque de realidad demasiado duro para ella; pero sabía que era verdad. Era como si se tratase de un capricho para Ren ¿cómo pensaba seguir blandiendo una espada si tenía miedo de hacer daño incluso a su oponente? El combate fue una excepción llevada por los sentimientos ¿pero qué sería de ella si su vida corriera peligro?
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