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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
Por sus buenas formas y comportamiento en general, el joven médico de cabellera azabache fue recompensado con un trato digno de un shinobi por parte de una joven que parecía apreciar de igual manera el arte de la etiqueta. Podrían ser de diferentes origenes y sus objetivos posiblemente eran muy distintos, pero en aquel instante coincidían en eso.

Escuchó atentamente todo lo que la joven tenía para decir, volteó ligeramente su mirada hacía el artefacto cuando este salió volando y Keisuke se apresuró a atraparlo, de igual manera se quedó mirándolo un momento pues la niña se había volteado dejandoles la espalda en primer plano, no tenía nada que ver ahí.

Recibió los artefactos, el silbato y el mapa, dando una reverencia en devolución. No había que perder nunca las formas, como diría su abuelo. Parecía que tenían todo lo necesario para completar la misión en el siguiente paso, solo necesitaban tomar la decisión adecuada.

La joven no paraba de hablar, incluso mientras los despachaba de la tienda para que se pusieran manos a la obra. Como último comentario destaco la apariencia del gato, recordando su henge.

Una mirada tan intensa no es fácil de olvidar, Nekomaru Kaede-dono. Le estoy agradecido por la información que nos ha facilitado.

Aquellas palabras salieron con toda naturalidad de sus labios, acompañadas de una reverencia que ya parecía ser su verdadero estado natural mas que estar erguido como una persona normal.

Una vez fuera, Keisuke señalaría la cantidad de información con la que contaban y como debían proceder. Mogura no podría evitar estar de acuerdo con él. Aquella otra tienda sonaba la opción más tentadora.

—El problema que me viene a la mente es que sí él está ahí como haremos para sacarlo…—

Su colega no dudaría en poner la duda sobre la mesa, había que tener un plan de acción en caso de que tuviesen que sacar al gato de las garras de la competencia.

Creo que se me ocurre algo, avancemos mientras planteo lo que tengo en mente, por favor.

Se llevó la mano al cabello y se arregló el peinado, peinado que no tenía nada fuera de lugar pero que debía arreglar de todas maneras. Abriría su paraguas y refugiándose de las gotas de lluvia comenzaría a avanzar en dirección a la tienda.

—¿Te parece bien que me quede con la bomba de humo? —

En lo absoluto, Inoue-san.

Contestaría Mogura, observando una vez más la herramienta.

Mi plan, escuchalo atentamente, por favor. Necesitamos ingresar en la tienda y confirmar la presencia del gato ahí, en el mejor de los casos la situación será tan sencilla como ir y comprarlo.

Sin duda alguna ese era, para Mogura, el mejor de los casos. Un gato en una jaula especial, con un precio y un plato con comida genérica y un poco de agua, dejas unos ryos sobre el mostrador y todos contentos.

Lo primero es lo más importante, si dos shinobi ingresan a un local, la persona a cargo podría sospechar. Sería conveniente ingresar de a uno, personificar a un comprador casual o algo por el estilo.

Ahora solo había que plantear que podría suceder si todo se iba al caño.

En el peor de los casos, la bomba de humo será una herramienta muy útil para repeler toda resistencia humana. El silbato por otro lado alborotará a los demás animales pero a Ryu lo dejará dormido, solo será preciso extraerlo del lugar y llevarlo a su propietario.

En ese punto, Mogura no podía evitar pensar en el ataque terrorista que tendrían que hacer para sacar a un gato secuestrado del lugar.

¿Qué piensas de mi plan, Inoue Keisuke?
Hablo - Pienso

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#47
Sigue lloviendo.




Nada más que añadir.
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#48
Ambos avanzamos, mi paso fue lento dando chance a que Manase explicase su plan y poder aclarar todo tipo de inconvenientes que allí pudieran ocurrir. Él iba protegido por su paraguas y yo simplemente me coloqué la capucha del suéter y caminé sin temor al agua.

Afortunadamente Mogura aceptó que yo me quedase con el otro instrumento, ahora me sentía un poco más equipado y más seguro por si me topaba con Ryu y me encontraba sólo.

Cuando mi homologo empezó a dar los detalles en su plan me detuve, quería prestar la suficiente atención para no perder nada.

— Necesitamos ingresar en la tienda y confirmar la presencia del gato ahí, en el mejor de los casos la situación será tan sencilla como ir y comprarlo.—

Negué con la cabeza ante la primera explicación—¿Realmente crees que sí el gato está secuestrado esté a la venta en una simple jaula a que todos lo vieran?, sería muy evidente— Hice una breve pausa. —Además Ryu ha de tener algo especial para que se lo hayan llevado, no tiene mucho sentido que se roben un gato porque sí— Manifesté usando un poco de lógica. —Por no decir que seguro ha de costar mucho más que los gatos comunes… O por el contrario podrían regalarlo, ya no sé qué pensar— Me estaba enredando con mis propios pensamientos, las posibilidades eran incontables.

— Lo primero es lo más importante, si dos shinobi ingresan a un local, la persona a cargo podría sospechar. Sería conveniente ingresar de a uno, personificar a un comprador casual o algo por el estilo.—

En eso podía tener o no razón, era una villa ¿Cuál era el inconveniente que dos ninjas entrasen juntos? Aunque para ser más precavido desanudé mi bandana y la guardé en mi porta objetos. —Problema resuelto, te daré mi porta-objetos para que no me delate— Así lo hice, pero antes de él extraje mi bomba de humo y un kunai. —Quédate tú con esta no quiero confundirla y nos puede ser útil igual— Dije pasándole la otra bomba, yo me quedaría con la que Kaede nos proporcionó y guardé la cuchilla en uno de los bolsillos de mi suéter.

—Ahora no parezco un ninja, yo entraré primero y luego tú, sí no está a simple vista será difícil ubicarlo, quizá lo tengan encerrado y todo—

— ¿Qué piensas de mi plan, Inoue Keisuke?—

—En teoría suena bien, deberemos adaptarnos a medida que se desarrolle el ambiente. Estamos listos,¿no?— Esperé a que respondiera afirmativamente. —En marcha.— Y entonces ya con un plan en mente me pondría dirigiría a la otra tienda de mascotas.
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#49
Keisuke no era un ente ni un bot, tenía su propia opinión sobre la situación. Durante el trayecto que recorrían bajo la lluvia de Amegakure, el pelirrojo fue explayándose. En un momento incluso se quitaría la bandana y el portaobjetos para dejárselos al joven.

Ajustó el portaobjetos del otro lado de su cintura, en su interior colocó la bandana del médico. Seguidamente el plan de acción se terminaría de definir, Keisuke ingresaría como un civil al negocio y trataría de conseguir un gato con las características de Ryu.

Con un poco de suerte las cosas iban a ser fáciles. Nadie tendría que llenar la tienda de nadie con veneno ni nada por el estilo.

Mogura asintió ligeramente con la cabeza con intención de confirmarle a su compañero de que todo estaba en orden y podían actuar. De esa manera marcharían a la par hasta la tienda, él ingresaría primero y después de un momento el muchacho de cabello azabache
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#50
Tras trazar el plan, mientras caminaban lentamente, como si fueran una pareja de recien enamorados en el florecer de los cerezos de Uzushiogakure, atravesando el distrito comercial como si no estuvieran en una misión oficial, llegaron al lugar marcado en el mapa. Era díficil distinguir si ahí vendían animales o los prostituian. El cartel luminiscente que se encontraba encima de la puerta era un dibujo de un gato y un perro, cada uno tumbado a un lado, moviendo sus patas traseras al unísono hecho con neones parpadeantes de colores calidos.

La tienda en sí daba mala espina. Estaba en el distrito comercial pero era enana en comparación a las tiendas que tenía a los lados. A uno tenía una peluqueria que era una de las top 3 de Amegakure, no solo te hacen la manicura y pedicura mientras te cortan el pelo sino que además te dan un vale para que propaguen el cotilleo que quieras si coges un bono de 10 sesiones. La cantidad de mujeres de mediana edad haciendo cola era incontable, inmensa, habría siete o seis sin exagerar y por lo que se escuchaba estaba lleno por dentro.

La del lado contrario era un Todo a 100 ryos, el tipo de tienda que te atrapa antes de que te des cuenta. Pasas, tienes 100 ryos y piensas, vaya, si yo necesitaba una esponja nueva y ya te han pescado. La gente entraba y salía del local tranquilamente, no había mucha, pero siempre había alguien.

Ambas eran grandes y cálidas, con carteles que te invitaban al calor de su interior, y entre ellas, una especie de caja de cartón con un cartel de neon semi erotico de gatos y perros.

La única puerta frontal que daba acceso al lugar era de doble sentido, es decir, empujando o tirando la puerta se abriria igual. Al abrirla, Keisuke podría ver el interior y oir el repiqueteo de una campanas que anunciaban que alguien habia entrado a la tienda.

El interior de la tienda era mucho más normal. Las paredes estaban pintadas de un naranja palido que daba cierta calidez, a diferencia del exterior, que estaba tan apagado que ni se distinguia el color.

A la izquierda de nuestro gennin protagonista se encontraba la zona de los gatos, un enorme mueble cuadrado de medio metro de altura donde se reunían más de una docena de gatos rodeados por un cristal de medio metro de altura. Ese mueble y las paredes estaban separados por otro medio metro permitiendo el paso a quien quisiera echar un vistazo. El aparato en sí no es que fuera una gran jaula, de hecho, si cualquiera de esos animales quería salir de ahí, no le iba a costar nada en absoluto, pero la mayoria eran crias que no sabían ni comer por si solas. Y por la parte central una gata adulta que debía de ser la madre de aquellos bichos.

Pero nuestro pobre protagonista no era el centro de atención. Incluso con el sonido de la campana, la gata mantenía su mirada en el hombre conocido para Keisuke que parecía estar teniendo una conversación tensa con el señor tras el mostrador. Eso seria muy probablemente lo primero que viera el shinobi al entrar, ya que estaban justo enfrente de donde estaba la puerta, a apenas unos metros.

Aquel hombre era con el que se encontró momentos antes en la otra tienda.

Tsk, me voy. No quiero saber nada de este lio.

Tras decir eso se aproximó a la puerta, si Keisuke le dejaba, el hombre saldría antes de que entrara Mogura. Y si eso pasaba, entonces su compañero tendría la oportunidad de detener al sospechoso hombre de los gatos.

Bienvenido, muchachito. ¿Buscando una nueva mascota? Llegas en el momento idoneo, tengo una nueva generación lista para independizarse de su mami. Y si quieres un perro, en dos días me traen unos cachorros de Shinogi-To. Tú diras.

Desde detrás del mostrador el vendedor ya estaba encendido, ignorando totalmente al hombre que se disponía a irse. Su concentración sobre Keisuke era del 200%, una cara nueva significaba beneficios a tutiplen.

Y aquí encontraras todo lo necesario de juguetes y equipamiento, huesos de goma, collares de pinchos, palos de rascar, incluso bolsos para llevarte a tu gatito o perrito donde quieras.

Mientras hablaba iba señalando las cosas en los estantes que el shinobi tenía a su derecha.

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#51
Tras caminar unos cuantos metros más las calles de las zona sí que las conocía, había pasado por allí unas cuantas veces, incluso estaba seguro que más de una vez había entrado a la tienda ganga, sí todo a 100 ryos era una ganga en realidad. Me vi tentado a entrar ahí a echar un ojo rápido pero lo dejaría para más tarde, con el dinero de la misión seguro podría comprar algunas cosas que ahora no recordaba.

Lo otro que llamó mi atención, por no decir el cartel de neón de la tienda de mascotas, fue la cantidad de mujeres que hacían la cola para entrar a aquella peluquería, sí que se veían animadas. El verdadero motivo por el cual no había querido admitir que ese era el local al cual debía entrar era prácticamente por la fachada. —Imagino que es ahí.— Le comenté con un tono de resignación por la mala presentación del lugar, ¿realmente esa era la competencia de la otra tienda?

—Entro, atento a lo que pueda ocurrir.— Advertí para caminar los metros restantes e ingresar al local.

Me recibieron los alaridos de las campanas detrás del pomo, las cuales anunciaron mi entrada, el interior no era tan malo, y por lo menos no había un mal olor. Pude visualizar rápidamente la jaula de los gatos, sí es que a eso podía llamársele jaula, no sería dificultad para ellos huir de ahí sí estuvieran más grande claro, destacaba la figura de una felina adulta quizás madre o alguna gata que aún no se habían llevado y creció ahí.

A todas estas aquella gata me dio una señal, estaba viendo algo muy atentamente y fue cuando mis ojos se centraron en lo mismo que ella veía. ”Ese sujeto… ¿Qué hace aquí?” No obstante no duraría mucho en la tienda, dijo unas palabras bastante claras y se marchó, y yo tampoco iba a detenerle, incluso me aparte y traté de que ni me detallase mucho, no quería que fuera a comentar algo demás y arruinara nuestros planes.

Ahora tenía la atención del encargado toda para mí y lo peor del caso es que a simple vista no se veía a Ryu en aquella jaula de cristal.—Buenas, sí, Bachan quiere una mascota que le haga compañía.— Expresé mientras me acercaba al mostrador. —No le gustan para nada los perros— Negué con la cabeza. —Supongo que será un lindo gatito.— Miré al cristal de los mininos. —¿Esos son todos ?— Pregunté mientras caminaba para ver a cada uno de ellos detalladamente y cerciorarme de que Ryu no estuviese escondido ahí, cosa que dudaba mucho.

—Estos gatos están muy pequeños y no quiero que Bachan se llene de mininos sí le llevo esa gata, ¿no tiene un gato un poco más grande?— Pregunté mientras me dirigía a él nuevamente. —Sí tiene un gato más grande podría comprarle sus juguetes, cadenas y comida de una vez.— Expresé para engancharle y tratar de motivarlo a que buscara a otro felino.
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#52
Al llegar al lugar donde se ubicaba el negocio, el joven médico de cabello azabache no tardó en darse cuenta de por qué eran la competencia de la familia Nekomura y no al revés. El local por fuera parecía un prostíbulo antes que cualquier cosa y eso sin duda alguna daba una pésima imagen, ningún padre pasaría por un lugar así con sus crías para comprarle una mascota.

Keisuke, tras un par de palabras, se adentraría en la tienda. Mogura en cambió se limitó a asentir ligeramente con la mirada y no avanzó mucho más hasta que el pelirrojo se encontrase a una distancia sensata, se suponía que no lo conocía.

Justo cuando iba a efectuar su movimiento y adentrarse al interior de la tienda, una figura se manifestó en el arco de la puerta pero con sentido contrario a su compañero. Era ese sujeto grosero que lo había tocado momentos atrás, pero sospechosamente no parecía molesto como cuando había salido por la puerta del anterior negocio.

Deténgase, por favor.

Llamaría la atención del tenso hombre para luego avanzar desde un lado hasta ponerse delante de él, claramente bloqueándole el paso parándose en su camino.

¿Sería tan amable de comentarme qué ha sucedido en el interior de ese negocio? Es importante.

No estaba del todo dispuesto a acatar las normas de etiqueta con ese sujeto, sentía que él le debía una disculpa por el trato que había tenido con su persona.
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#53
Las palabras de Keisuke pusieron en modo pensativo al vendedor, paso de cara de intentar colarle cualquier cosa a un adolescente a cara de "A ver como consigo lo que se me pide". Se llevó la mano a la barbilla y tras unos segundos le contestó:

Podría conseguirte un gato criado y crecido en el País de la Lluvia, con lo cual no deberia de tener demasiados problemas para acostumbrarse a nuestra metereologia tan peculiar. Como muy pronto, lo podría tener para mañana a última hora de la tarde, pero eso conllevaría unos extras de transporte y tendrías que pagarlo ya al contado. En tienda lo que ves es todo lo que te puedo ofrecer.

Parecía sincero, aunque tambien parecía el tipo de persona que es capaz de inventarse cualquier cosa con tal de sacarle unos ryos de más a un cliente. Antes de que Keisuke pudiera dudar, el hombre volvió a encenderse en su modo vender todo lo posible.

Aunque por supuesto te puedo hacer un gran descuento si te llevas más de 1000 ryos en juguetes y accesorios. Ayer me llegó un cargamento que trae una nueva comida diseñada especialmente para animales en un ambiente tan humedo como el de la gran Amegakure. Y unos chubasqueros para gatos que son lo último en Yachi. Los tengo hasta en cuatro colores diferentes. Porque tu mascota vale todo eso y más.

La labia del vendedor empezaba a hacer dudar al shinobi de si comprarse un gato o no, y eso que estaba ahí para llevar a cabo su misión. Entre la capacidad de engatusar del dueño y la voluntad de Keisuke iba a estar reñido ese interrogatorio.
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La tensión del hombre creció enormemente cuando Mogura se le plantó delante, clavó su mirada en el genin como quien mira una cucaracha que no para de aparecer y desaparecer y nunca le da tiempo a pisarla.

Ya le conté a tu amiguito todo lo que tenía que decir, así que dejadme en paz.

Se dió media vuelta y se fue en dirección contraria dandole la espalda a Mogura. Su voz y su rostro mostraban una irritación que no tenía al salir del local, así que era la intervención del genin la que lo había provocado.
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#54
Sí de regateo se trataba la situación estaba dispuesto a lograr un buen trato, y en ello incluía que me demostrase, o no, que Ryu estuviese en ese local. Con atención escuché la propuesta del vendedor y cada palabra que decía la repetí mentalmente, debía responderle de una forma adecuada e inducir un buen interrogatorio.

—Un gato adaptado a la lluvia sería fenomenal, no sabía que podía encontrar ese tipo de mascotas aquí, ¿De qué parte del país viene?— Pregunté curioso. —Aunque Bachan cumpleaños hoy, sí, ya está en sus 87 años…— Expresé con naturalidad tratando de meter la coba.

—Soy capaz de ir a buscarlo sí no es muy lejos, pero ahora que lo pienso debería ser un gato grande y gordo, más o menos así.— Separé mis manos al tamaño similar al henge que vi en la otra tienda. —Tantos años ya… Ha perdido un poco la visión por eso sí, mientras más grande mejor.— Expliqué el motivo tratando de sonar lo más convincente posible.

—Oh vamos no puedo llegar con las manos vacías— Supliqué. Me acerqué y baje la voz susurrando, aunque en la tienda no había nadie, era para ambientar un poco más mis acciones, incluso puse mi diestra cubriendo mis labios. —No tendrá un gato en el almacén así con esas características que le dije, no se preocupe por el dinero cargo lo suficiente — Me separé un poco y saqué mi billetera de mis pantalones y mostré los billetes que tenía, sí era un incentivo, así mismo lo volví a guardar. —Ayudeme y le ayudo, me llevo los accesorios y todos felices. Dígame que sí, por favor — Ya mi voz empezaba a sonar como si fuese una necesidad de verdad.

”¿Será que Ryu no está aquí?” Estaba empezando a dudar, pero debía seguir con la actuación.

Sí el vendedor no me hacía una propuesta acorde a lo que pedí utilizaría mi última carta. —Es una lástima… Supongo que tendré que ir a la otra tienda de mascotas— Comenté un poco más fuerte, quizá sí le presionaba de otra forma y pensaba que iba a perder la clientela actuaba de otra manera.
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#55
Ya le conté a tu amiguito todo lo que tenía que decir, así que dejadme en paz.

Fue la respuesta del sujeto a la interrogante que le había hecho Mogura. Sin duda alguna tendría que ir a algún sitio y romper todo con su fuerza sobrehumana cuando terminase aquella misión, pero en aquel momento tenía que comportarse y resolver las cosas como una persona de bien.

¡Solo un momento, por favor!

Llamó nuevamente la atención de aquel hombre, esta vez el tono de voz del joven médico sonaba un poco más calmada, más complaciente. Quizá con ganas de golpearlo, o con ganas de gritarle un poco, pero esperaba que se girase.

Le ruego me disculpe por las molestias que le estamos causando.

Si el tipo se volviese hacía el chico de cabello azabache, podría verlo realizando una muy respetuosa reverencia, inclinando bastante su cuerpo. Posiblemente sería la primera vez que alguien hiciese algo así por él.

Solo somos humildes genin, su ayuda puede cambiar nuestras vidas el día de hoy. ¿Sabe donde se encuentra el gato perdido?

Continuó diciendo el chico si es que la persona aún seguía ahí. Lanzando la pregunta finalmente con la esperanza de que aquel hombre hubiese estado un paso por delante de los chicos todo ese tiempo.
Hablo - Pienso

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#56
El hombre se quedó pensativo durante un momento, haciendo calculos mentales de posibles sitios cercanos en los que encontrar un gato de esas caracteristicas, pero la verdad es que como no encontrara a otro cliente buscando vender su gato... ¡Eso era!

Si quieres un gato así tendrías que hablar con el hombre que se acaba de ir, ha venido a pedirme que le buscase un comprador para el gato de su difunta madre ya que él no puede cuidarlo. Yo no puedo hacerme cargo de esa transacción, así que tendreis que hablarlo entre vosotros, pero para objetos de primera necesidad, ¡aquí estoy!

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El hombre parecía bastante hostil e indispuesto a pararse, pero las continuas suplicas de Mogura le dibujaron una sonrisa en el rostro y finalmente, se giró.

Vaya, así que finalmente no os ha dicho nada la vieja estirada esa. Y ahora venis a un pobre ciudadano de bien a pedirle ayuda, otra vez. No sé donde está el gato perdido.

Se volvió a dar la vuelta, con la sonrisa más ancha que nunca. Incluso estuvo a punto de echar una risotada de la gracia que le hacía todo eso y lo incompetentes que eran ese par.
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#57
Esperé con ansias su respuesta, más en mi mente ya iba trazando otro método, sí la violencia era una opción, quizá la intimidación en primer lugar o incluso la tortura podría ayudar, mis pensamientos más oscuros espesaban a fluir y cada uno se veía más retorcido que el otro, pero mi imaginación se vio cortada en el momento en que el encargado se manifestó.

—¿Qué?— Pregunté incrédulo. ¿Él? ¿Él tiene el gato? Me dije en medio de la confusión del momento, ¿Cuál era su motivo? —Debo ir a ver si lo alcanzo, Bachan se va a alegrar mucho, muchas gracias.— Expresé a la par con una gran sonrisa de agradecimiento y me dirigí velozmente a la puerta, sí Mogura era inteligente lo habría retenido un poco o incluso intercambiado algunas palabras.

Al salir me encontré nuevamente con la lluvia, que no cesaba, y visualicé a mi compañero con el sospechoso, dudé un segundo ”¿Seguirlo y agarrarlo con las manos en la masa o enfrentarlo sin ningún tipo de evidencia justo ahora?” La primera opción era la más prudente, pero siempre estaba la posibilidad en que aquel sujeto me hubiera mentido, a ciencia cierta no había 100% de seguridad.

—No está aquí, vamos— Dije con un tono de insistencia bastante evidente y antes de que pudiera responderme salté hacia el tejado más cercano y de ahí al techo de una de las tiendas, buscando el lugar perfecto para seguir de cerca y que no se percatara de nuestra presencia a aquel sujeto.
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#58
Nuevamente su forma de actuar le había hecho ganarse un intercambio de palabras con un desconocido, pero no fue exactamente lo que esperaba escuchar. Esperaba escuchar las amables palabras de un civil dispuesto a contribuir en la causa de un joven shinobi en su primer misión.

¿Otra vez?

Se preguntó a si mismo cuando el sujeto le dio la espalda por segunda vez. Había dicho anteriormente que había hablado con su compañero, seguramente se refería a Keisuke.

Ya veo... Inoue-san debió haberse quedado hablando con él...

Había algo en aquella persona que no podía dejar pasar, quizás eran sus modales pésimos o su actitud poco colaborativa pero no estaba del todo seguro de si podía lanzarle un frasco de veneno a la cara y extorsionarlo con darle la medicina a cambio de información verdaderamente útil.

El compañero que hacía de civil saldría de la tienda y se aproximaría a él para hacerle un comentario, seguidamente realizaría un salto a uno de los edificios más cercanos. ¿Por qué quería Inoue Keisuke seguir a un sujeto con el que había hablado momentos antes? ¿Ese sujeto le estaba mintiendo a Mogura sobre el paradero del gato perdido?

Inoue Keisuke, me estas haciendo improvisar...

Meditó para sus interiores, improvisar era algo que no le gustaba del todo, hubiese preferido tener un momento para pensar en como encarar aquel momento. Espero un par de segundos para ver si el tipo no se deba vuelta, sería sospechoso que un mocoso preguntón se desvaneciese de un momento a otro.

Si el hombre no se giraba Mogura saltaría de la misma manera que hizo Keisuke y con un tono de voz bastante bajo casi susurrando preguntaría.

¿Qué se supone que significa esto, Inoue Keisuke?
Hablo - Pienso

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#59
Los dos shinobis empezaron a hacer cosas ninja como subirse a los tejados, desde donde verían a su sospechoso doblar la esquina y entonces empezar a correr a toda prisa en dirección a donde estaban los otros dos lugares del mapa. Sin embargo, para cuando eso pasó, Mogura aún estaba llegando al tejado, su agilidad no era algo realmente destacable.

Y aquel hombre parecía destacar justo en eso, en su velocidad, tal vez Keisuke fuera capaz de no perderle la pista si decidía seguirle, Mogura se quedaría atrás. No tenían tiempo de valorar la situación, si se paraban a charlar lo habrían perdido.

Esos milisegundos en los que su cuerpo tendría que tomar la decisión iba a ser una de tantas veces que tendría que hacerlo, las misiones no salen siempre como se espera y debes decidir in situ sin mostrar un apice de duda. Si iba tras el sospechoso dudando o intentando reducir su marcha para que Mogura no le perdiese, igual perdía su pista y encima a su compañero, y si simplemente se quedaba parado dudando no tendría elección posible.

¿Qué hará Keisuke?
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#60
Sin dificultad alguna llegué al tejado y miraba como el sujeto caminó ignorando la presencia de mi compañero, como sí no le fuera a decir más nada, y me pareció percibir que mi homólogo tardaba unos segundos en tomar la decisión sí seguirme o no, ¿por qué tardaba tanto Mogura?

Caminé por el techo de los locales hasta llegar a la esquina donde lo vi cruzar, mi compañero apenas estaba terminando de subir al techo de los local donde hace unos escasos segundos me encontraba, mi ojo tenía en la mira al sospechoso y la información que dio el responsable de la tienda de mascotas parecía ser acertada. ¿Por qué empezaría a correr nada más al cruzar la esquina?

Volteé a ver a mi compañero, estaba rezagado, ¿debía esperarle o seguirle sin saber sí me seguiría el ojicafé?—Él lo tiene!— Vociferé cubriendo mi boca con ambas manos para que la emisión llegase más lejos y se escuchase más fuerte; lo más importante estaba dicho y explicaba resumidamente porque había tomado esa actitud.

No había tiempo para perder, no dejaría que aquel hombre se escapase, por lo menos sin una buena explicación. Corrí tras él por los tejados y tratando de hacerlo de la forma más disimulada posible, no quería que se diera cuenta que lo seguía, por lo menos de una forma tan descarada. ¿Sería capaz de llevarme hasta donde tenía al gato escondido?
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