— ¿Sí? ¡Bien! Haré un trabajo perfecto, Ai-chan. ¡No te arrepentiras!

Ai suspiró aliviada; ya lidiaría con ello como pudiera. Siempre podía darle un manga de alguna colección que tuviera, o un libro de aventuras y mentirle diciendo que ocurría casi al final; sería una mentira piadosa así que ¿qué más daba? Volviendo a excusarse, ya lucharía con ello al final del trabajo. Con un pequeño cuchillo, abrió la parte superior de la caja y tras separar las solapas, dejaría a la vista su contenido; mangas de todos y cada uno de los tipos. Cada muy poco tenía que renovarlos, es cierto que algunos eran más populares que otros, pero siempre alguien se acababa llevando la primera edición por curiosidad, y volvía para continuarla.

—Bueno; todos estos van en la estantería de la izquierda, pero los ponemos por orden alfabético de los títulos — dijo señalando la estantería que estaba contra la pared, sin perder ese extraño aura de felicidad y la sonrisa; cogió unos cuantos, para ponerlos en la parte más alta, así Hana no tendría que volver a por su apoyo. — Dime Hana ¿Qué libros prefieres? ¿Te gustan los mangas? — giró para leer el nombre del autor de uno que no reconocía; y lo dejó en una de las repisas, pues iría más abajo, pero hasta que todas las demás no estuvieran colocadas, no sabría donde sería su lugar.

—Bueno; todos estos van en la estantería de la izquierda, pero los ponemos por orden alfabético de los títulos

Hana asintió y empezó a colocar los libros tal y como Ai le había mandado, motivada a más no poder con la idea del libro secreto que le había prometido.

— Dime Hana ¿Qué libros prefieres? ¿Te gustan los mangas?

— Bueno, cuando leo me suelen gustar los de fantasia y que tengan algo de romance. Sobre todo si acaban bien, es decir, la heroina y el principe se casan y tienen muchos niños y todos son felices. Y de mangas, mi padre seguía una serie sobre un samurai, pero es muy poco conocida, pedía los volumenes especificamente para él. Dudo que nadie en toda Uzushiogakure conozca ese manga.

Solo otra loca de los samurais como Ren podía conocer tal manga.

— Bueno, cuando leo me suelen gustar los de fantasia y que tengan algo de romance. Sobre todo si acaban bien, es decir, la heroína y el príncipe se casan y tienen muchos niños y todos son felices. Y de mangas, mi padre seguía una serie sobre un samurai, pero es muy poco conocida, pedía los volúmenes específicamente para él. Dudo que nadie en toda Uzushiogakure conozca ese manga.

— De samurais... Tenemos bastantes; así que a saber a cual te refieres... — dijo mirando el primer estante ya completo; ninguna de ellas trataba sobre espadachines ni nada por el estilo, es cierto que había algún personaje que tal vez portaba una espada, pero si el tema principal eran samurais; ninguno de estos sería el indicado. — Mangas sobre romances tenemos varios, este de aquí no es muy popular, pero a mí me gusta mucho; se llama Blooming Lotuses. Trata sobre el amor entre dos hermanastras, aunque bueno; se que hay gente que ese tipo de cosas no les hace gracia, o que no les gustan las parejas del mismo sexo — añadió esta vez con gran pena en su voz; mientras rellenaba el siguiente estante, colocando los últimos tomos de esa misma serie, pues la primera ya estaba llena; mientras Hana seguía ayudándola pasándoselos.

— Mangas sobre romances tenemos varios, este de aquí no es muy popular, pero a mí me gusta mucho; se llama Blooming Lotuses. Trata sobre el amor entre dos hermanastras, aunque bueno; se que hay gente que ese tipo de cosas no les hace gracia, o que no les gustan las parejas del mismo sexo

¿Hermanastras? ¿Amor? Eran dos conceptos que Hana no habría juntado ni por casualidad, pero que ahora que podía juntarlos... no veía como separarlos. Siguió ayudando a Ai mientras su sonrojo y su cabeza no hacían más que enrojecer más y más.

— P-pero... ¿no es raro? Quiero decir, t-todas las historias que he leído... N-nunca he... — no sabía qué le pasaba ni qué estaba pensando.

Era como si un cable pelado hubiese empezado a chisporrotearle por dentro. Había una idea, sabía que había algo que había descubierto pero no sabía el qué exactamente. Por algún motivo, aquel manga sobre hermanastras le había tocado la fibra.

— Y-y.... ¿tienes el primer tomo, Ai-chan? — necesitaba descubrir qué le pasaba con ese tema.

— Y-y.... ¿tienes el primer tomo, Ai-chan?

— Si claro, aparta uno de la caja y ya esta. Los primeros siempre suelen ser muy baratos, así intentan engancharte. En la mayoría tienes que avanzar un par de libros para que te acabe interesando algo, pero yo... — río con un suave rubor. — A mi este tipo de tonterías me acaban conquistando, y siempre me los acabo leyendo enteros — y ahora sí que rio claramente avergonzada; para ciertos temas le daba igual como de malo fuera la trama y el desarrollo; se los acababa zampando en media tarde sin importarle nada más. Ya habían terminado con otro par de repisas; para otras personas sería distinto, pero estaba más que claro que Ai trabajaba mejor en compañía.

Y aunque era una serie que estaba en plena publicación; debido a sus obligaciones, Ai no había podido leer más haya de las primeras copias. Cuando volviera a retomar la serie, se arrepentiría de haberle dado un libro que en principio parecía tan inocente.

— Si claro, aparta uno de la caja y ya esta. Los primeros siempre suelen ser muy baratos, así intentan engancharte. En la mayoría tienes que avanzar un par de libros para que te acabe interesando algo, pero yo... A mi este tipo de tonterías me acaban conquistando, y siempre me los acabo leyendo enteros

— V-vale, gracias, Ai-chan. — dijo Hana apartando la mirada mientras seguía manos a la obra.

En cuanto viese el primer tomo, lo apartaría tal y como le había dicho Ai que hiciera. Seguramente lo devoraría solo llegar a casa, porque tampoco tenía mucho más que hacer. Aparte de la colada, la comida, limpiar y ordenar. Pero todo eso no le duraba ni una hora, total, no había casi nada que limpiar y comía como un conejito.

— Entonces, ¿a ti te gustan los mangas de romance? ¿Cual me recomiendas?

— Entonces, ¿a ti te gustan los mangas de romance? ¿Cual me recomiendas?

— Ese sin ir más lejos a mí me estaba gustando bastante; luego hay un par de novelas como; Magic Words, La princesa y la Herrera y... — y todo giraba entorno a lo mismo siempre. Dos chicas que se enamoraban apasionadamente por una razón u otra. — E-E-El primero olvídalo, n-n-no te va a gustar — y aceleró el ritmo, cogiendo ella también de dos en dos, e incuso cuando no eran muy voluminosos de tres en tres; poco a poco se fue ruborizando, y no precisamente por el esfuerzo que estaba haciendo, si no porque desde luego había metido la pata.

—E-E-Es que se acaban peleando y-y... S-Se separan de una forma muy violenta... E-Es un final muy feo — claro, se peleaban de hecho casi en cada capítulo, pero luego tenían una reconciliación fogosa. Y eso cuando era una pelea, porque cuanto más recordaba de la novela, más erótica se volvía. Solo esperaba haber conseguido disuadir a Hana, pero parecía demasiado curiosa por la lectura, así que tarde o temprano si se hacía eco de ella, la acabaría leyendo. Aunque las madres que las compraban para sus hijas, que seguro eran estas las que se lo pedían, no tenían ni idea de lo que se llevaban entre las manos.

— Ese sin ir más lejos a mí me estaba gustando bastante; luego hay un par de novelas como; Magic Words, La princesa y la Herrera y... E-E-El primero olvídalo, n-n-no te va a gustar

La curiosidad de Hana se empezó a disparar cuando le desrecomendó el primero, claramente algo le estaba ocultando.

—E-E-Es que se acaban peleando y-y... S-Se separan de una forma muy violenta... E-Es un final muy feo

Y todo su interes se apagó de golpe. No le gustaban nada los finales malos, nada de nada. Pero había otra cosa que le resultaba curiosa. Había ido atando cabos con cada vez que Ai-chan le decía una cosa u otra, todo llevaba a lo mismo.

— Ai-chan... No sé si es correcto preguntarte esto, igual es muy personal. No debería, pero... ¿a ti te gustan las chicas? En plan... gustarte. — bajó la voz al decirlo, como si fuese un secreto prohibido o algo así.

Por lo que sabía, de esos temas siempre se hablaba así, sin que se enterase nadie. Mientras, seguían haciendo faena por supuesto, pero ahora la mente de Hana estaba completamente inmersa en la conversación. Estaba descubriendo cosas, cosas curiosas, sus favoritas.

— Ai-chan... No sé si es correcto preguntarte esto, igual es muy personal. No debería, pero... ¿a ti te gustan las chicas? En plan... gustarte.

—¿T-Tanto se me nota? — esta vez río tontamente, mientras se acariciaba la nuca muerta de la vergüenza. Hana había dado justo en el centro de la diana; igual que aquella cazadora fuerte y de piel oscura de los relatos de suspense que solía leer. — T-Tampoco es algo que intente ocultar pero... Mis padres lo aceptaron sin más; mi abuela sí que montó un espectáculo, pero de la alegría y el júbilo — y poco a poco, una cálida sonrisa fue esbozándose en sus labios, mientras por sus manos seguía pasando un mar de hojas.

Suspiró intentando centrarse; ya solo les faltaba las dos última de aquella inmensa estantería que llegaba hasta el suelo, por lo que estaba tirada en el suelo con los pies de lado, cuando comenzó a quedarse sin libros.

— Oh. ¿Puedes traer otra caja? Debería de ser una de las que no fueran muy pequeñas; en el lateral debe de estar marcado. Por lo que no tiene ninguna perdida

—¿T-Tanto se me nota?

— Bueno, no, creo. Pero por las recomendaciones...

No dijo nada más. No había mucho más que decir. Hizo algo de introspección, para saber como se sentía al respecto. No era la primera mujer que veía atraida a otras mujeres. De hecho, era la segunda, si es que podía contar a Shizuka. La peliazul parecía más atraída al espectaculo y todo lo que sirviera a ello. Ai parecía más... sería al respecto.

— Oh. ¿Puedes traer otra caja? Debería de ser una de las que no fueran muy pequeñas; en el lateral debe de estar marcado. Por lo que no tiene ninguna perdida

— ¡Claro! — contestó sonriente volviendo al mundo real.

Tenía que centrarse, aún quería aquel libro prohibido y necesitaba hacer bien la misión para conseguirlo. Fue a por la caja tal y como le pidió Ai, mirando los laterales, cuando la encontrase, se la llevaría a su jefa, preparada para seguir colocando libros.

— ¡Claro!

—Y hablando de gustos y amor... — dijo con una sonrisa picará, solo deteniéndose un momento para ver su reacción. — Si tan segura estas de que aquella chica no te gusta ¿Quién te hace entonces tilín, eh? ¿Hana-chan? — rio de forma divertida, deleitándose por no ser ahora la objetivo.

—Y hablando de gustos y amor... Si tan segura estas de que aquella chica no te gusta ¿Quién te hace entonces tilín, eh? ¿Hana-chan?

Pensó automaticamente en Ren pero negó con la cabeza, repetidamente.

— No tengo a nadie que me haga "tilin". — se rió al repetir la expresión que había usado Ai, era tan raro que una adulta dijese expresiones tan adorables... — Bueno, tengo a alguien especial, pero es como una hermana.

Se sonrojó, no por lo que acababa de decir, sino por el contexto. Hacía dos minutos estaban hablando de una historia de dos hermanastras que acababan enamorandose. ¿Cuan diferente podía ser su historia con Ren? No demasiado. Técnicamente serían hermanastras, se llamaban hermanas porque hermanastra suena a hermana malvada. No, no, ¿en qué estaba pensando? No. Eran hermanas, Ren era su hermana, ¿no? ¿Qué pensaba Ren de ella?

— No tengo a nadie que me haga "tilin". — se rió al repetir la expresión que había usado Ai, era tan raro que una adulta dijese expresiones tan adorables... — Bueno, tengo a alguien especial, pero es como una hermana.

—Oooooooh, que interesante. ¿Y como se llama? ¿Como-? — dejó los libros para centrar toda su atención en su ayudante; pero antes de que pudiera seguir acosándola a preguntas, el primer cliente del día hizo aparición.

— Buenos dias. Vayya ¿He venido demasiado pronto? — se trataba de un hombre ligeramente alto, ancho pero no tenía sensación de tener mucha grasa en el cuerpo. Vestía de forma muy elegante con una gabardina marrón oscura y un sombrero del mismo color que alzó cuando busco a la dueña.

— Oh, buenos dias. No no. No te preocupes. Estamos todavía terminando de reponer, pero si vienes por algo en concreto, no dudes en preguntarme. Si vienes a echar un vistazo... Pues todavía no hay mucho — volvió a reir con naturalidad.

— No no. Vengo a recoger unos libros sobre plantas. A nombre de Yoshi, Yoshi Yamamoto

—Ah, de acuerdo. ¿Hana te puedes terminar de ocupar de esto? Voy a atender a este cliente — tanto Ai como aquel hombre avanzarón hasta la caja; la joven kunoichi podría ver y escuchar todo sin mucho problema desde donde estaba.

Ai se escondió por un momento bajo el mostrador de madera mientras aquel hombre esperaba delante; enseñaría entonces un sobre que aquel hombre abriría para comprobar el contenido.

—Si, son estos — afirmaría moviendo la cabeza con suavidad; y Ai paso entonces a cobrarle. — ¿Cómo es que no esta tu hermana ayudándote? ¿Ya se ha vuelto a escaquear diciendo que necesita practicar lanzamientos? — añadió con una risotada, sin malicia alguna.

—Oooooooh, que interesante. ¿Y como se llama? ¿Como-?

Hana podía apreciar que se venía una tanda de preguntas y tendría que contar una historia que no había contado tantas veces como le gustaría. Su historia con Ren, que bueno, no tenía muchos capitulos, pero ella los recordaba con cariño.

Pero un hombre entró en escena, Ai no tardó en entrar en modo cliente a la vista y hablar con él acerca de su motivo para visitar la tienda. Al parecer venia a por un encargo. Ai no tardó en dejar a Hana reponiendo y ponerse con él.

—Ah, de acuerdo. ¿Hana te puedes terminar de ocupar de esto? Voy a atender a este cliente —

— Claro, sin problema. — asintió con una sonrisa a Ai.

Se puso con los libros a reponer mientras tenía un ojo puesto en Ai atendiendo para ver como tendría que hacerlo ella más adelante, si es que llegaba dihco momento.

— La muy tonta se ha roto una pierna mientras prácticaba; al principio fue un susto bastante grande para todos, pero esta fuera de peligro — dijo divertida.

—¡Cielos! ¡Aun así debió de ser terrible! — respondió claramente consternado.

—Está bien, está bien. Además necesitará recuperarse para cuando vuelva aguantar la bronca de la abuela — terminó de darle el cambio y lo acompañó hasta la entrada. — Vera como de aquí a unas semanas, esta de nuevo haciendo el ganso por las calles

—Supongo que si... — respondió esbozando bajo su denso bigote, una sonrisa contagiada por el optimismo de la tendera. — En fin; que paséis un buen día — volvió a alzarse el sombrero para despedir tanto a Ai como a la joven que la estaba ayudando con sus tareas.

—¡No dude en volver para cualquier otra cosa! — le despidió con suavidad; era un viejo conocido para ella, asi que tenía cierta confianza con él. Después, volvería con Hana. — Bueeeeno... Otra estantería menos, ya solo quedan dos más.

Y se marchó a por un par más de cajas, al interior del local; para al volver, dejarlas entre las otras dos estanterías como hizo antes.