Hana puso el oído intentando seguir con su tarea sin que fuese terriblemente evidente que estaba escuchando la conversación ajena. No parecía nada fuera de lo común, estaba explicandole lo sucedido con su hermana y ya.

Finalmente, el cliente se llevó lo suyo y Ai lo despidió alegremente.

— Bueeeeno... Otra estantería menos, ya solo quedan dos más.

Antes de que pudiese contestarle, Ai se iría a la trastienda para volver con más cajas con libros que colocar. Volvió a la carga sin dejar de quitarse de la cabeza el tema que habían abierto antes de que el cliente les cortara pero sin querer airearlo. Si le contaba lo de Ren, seguro que lo relacionaba con Blooming Lotuses, y Hana no estaba segura de si estaba preparada para eso.

Comenzarían de nuevo por la estantería más llena de las dos, terminando en relativamente poco tiempo. Y dejando un par de cajas abiertas a las que le quedaban todavía copias de diversos libros; Ai pondría una dentro de la otra, para devolverlas ahora al interior del almacén. Pasarían las horas, pero conseguirían terminar de rellenar las estanterías mientras seguían conversando banalmente.

— Fuaaaa... Que paliza de mover cajas... — diría sentándose en el mismo descansillo en el que horas atrás estaban. — Mira que lo único que hemos hecho ha sido mover cajas de un lado a otro y colocar libros; pero como acaba cansando esto, de verdad...

—Va, va. Lleváis mucho rato sin parar, y ya habéis terminado de colocarlo todo ¿No queréis algo de picotear? — añadiría la ancianía, asomándose entre las cortinas después de que estuviera ya un rato sentadas.

— Oh, yo quiero un batido de fresa; y cualquier cosa estará bien — añadió encorvándose hacia atrás suspirando de nuevo.

— Fuaaaa... Que paliza de mover cajas... Mira que lo único que hemos hecho ha sido mover cajas de un lado a otro y colocar libros; pero como acaba cansando esto, de verdad...

— Al menos ha sido entretenido. Si esto ha sido un día de reponer, ¿qué sueles hacer un día normal? — suponía la respuesta, pero la verdad es que le interesaba la vida tranquila, después de todo, no se puede ser kunoichi hasta los cien años ¿no?

—Va, va. Lleváis mucho rato sin parar, y ya habéis terminado de colocarlo todo ¿No queréis algo de picotear?

— Oh, yo quiero un batido de fresa; y cualquier cosa estará bien

Ambas la mirarían a ella, sentada en el otro lado del descansillo, pero Hana negaría con la mano y con la cabeza al mismo tiempo.

— Yo estoy bien, si eso un vaso de agua fresquita y ya.

No quería abusar de la hospitalidad de las Ais. Era una ninja de misión, no podía ir por ahí pidiendo comida y bebida como si fuese una niña que viene a casa a merendar después de jugar en el parque. La educación es lo primero en Uzushiogakure.

— Yo estoy bien, si eso un vaso de agua fresquita y ya.

—Como gustes pequeña — le acarició la cabeza con gentileza y se marchó; para volver poco después con un brick de fresa, un vaso de agua, y un surtido de galletas de distintas formas de animalitos.

— V-Vaya; eres tan educada como esperaba — dijo cogiendo una galleta. — Mis padres me suelen decir que yo antes era más educada y respetuosa, pero que desde que... Bueno, que se me ha pegado un poco — añadió con otra risotada.

—Ayyy... No les hagas ni caso tonta; sigues siendo una niña encantadora, ella solo te hace bien

—Vaaaaaa... Abuelaaaaaa... Que me sacas los colores delante de ella — y como ella misma dijo, estaba ligeramente ruborizada. — Ah, contestando a lo de antes; poca cosa, reponer y hacer inventario, apuntar reposiciones, y vender libros como viste antes. No es nada extraordinario como estaréis acostumbrados vosotros los ninjas, pero es un trabajo honrado y agradable

Ai parecía evitar algunas galletas al tomarlas; claramente eran las que no tenían relleno, o algún toping en ellas. Pero todas tenían diversas formas de animalitos.

— V-Vaya; eres tan educada como esperaba Mis padres me suelen decir que yo antes era más educada y respetuosa, pero que desde que... Bueno, que se me ha pegado un poco

Hana ladeó la cabeza, totalmente perdida en lo que acababa de soltar su jefa. ¿Qué se le había pegado? ¿Desde qué?

— ¿Qué pasó? ¿Desde qué? — intentó reprimir sus ganas de preguntarlo, pero para entonces ya lo había preguntado.

—Ayyy... No les hagas ni caso tonta; sigues siendo una niña encantadora, ella solo te hace bien

—Vaaaaaa... Abuelaaaaaa... Que me sacas los colores delante de ella

Hana se metió un panda de galleta en la boca y apretó los dientes con fuerza mientras los ojos le brillaban. ¿Qué estaba pasando? ¡Tenía que enterarse! ¡Pero también tenía que contenerse para no reventar!

— Ah, contestando a lo de antes; poca cosa, reponer y hacer inventario, apuntar reposiciones, y vender libros como viste antes. No es nada extraordinario como estaréis acostumbrados vosotros los ninjas, pero es un trabajo honrado y agradable

En cuanto Ai empezóa explicar, Hana entró en modo escucha y anota mentalmente. Pero en cuanto acabó volvió al tema principal.

— ¿Quien solo te hace bien? ¿Qué está pasando?

Y tan pronto como quería evitar ser otra vez el objetivo, lo fué; y encima ahora había captado, de nuevo, la atención de la genin.

— ¿Quien solo te hace bien? ¿Qué está pasando?

— Es una chica muy guapa; viene muy a menudo y... — pero la abuela enmudeció, y se volvió al interior de su hogar; como si algo la hubiera espantado, pero es que en su lugar, lo que quería era dar intimidad.

—¡Eso, tu suelta la bomba y ahora encima vete! ¡No tenias que...! — dijo gritando colorada al interior de su casa.

—¿No tendría que qué, princesa? Que es tu abuela, háblale con un poco de educación —Una nueva voz, llamaría la atención de las dos chicas, dirigiendo su mirada en busca del origen.

Una chica alta y morena se apoyaba en una de las estanterías con una actitud algo chulesca. Vestía con unos pantalones oscuros y una chaqueta abierta con una tonalidad similar; bajo esta, portaba una camisa blanca. Sus ojos eran azulados, y tenía el pelo corto.

—¿Y esta chica? Oh, no me digas que tenías una hija secreta y lo has mantenido en silencio durante todo este tiempo. — añadió acercándose a ellas, y poniéndose de cuclillas cerca de ambas.

—¡D-D-Deja de decir tonterías, Tsuki!

Hana estaba en modo recabar información, es decir, callada y con las orejas bien abiertas. Cada grano de información que entraba en su cabeza podría conducir a algo y era su obligación oírlo y guardarlo como Dios manda. Era una chica muy guapa. Es decir, que Ai sí tiene pareja ahora mismo. Pero ¿quien? ¿cómo? ¿donde?

Habían muchas preguntas y parte de ellas quedaron contestadas cuando una voz las llamó a su espalda, de dentro de la libreria. Hana se giró lentamente, algo en la voz le dio un escalofrio. Y entonces la vio.

Pelo negro corto, ojos azulados, alta, vistiendo de la forma más oscura posible. Si no fuera porque era más alta y más mayor que Ren, posiblemente las hubiese confundido. Además, en cuanto se fijó, sus ojos no eran tan brillantes como los de Ren, ni era tan palida, ni su pelo era tan bonito. Aún así, era como ver una versión de su hermana de dentro de cinco años. Más alta, más madura y más... chula.

Por un momento a Hana se le olvidó como se hablaba.

— N-n-no... H-Himura Hana. S-soy una genin.

Miró a Ai, algo ruborizada, era extraño hablar con la Ren del futuro que se pensaba que era su hija. Muy raro.

— Encantada, Tsuki-san — consiguió decir tras recomponerse un poco.

— Encantada, Tsuki-san

—Tsuki, Tsuki Tanaka. Es un placer. Espero que esta tonta no te haya dado muchos problemas — le devolvió la mirada a una ruborizada Ai.

— ¿Ooooh? ¿Ahora vas de niña buena con modales?

—Se me ha pegado de estar tanto tiempo contigo; doña me-como-una-hamburguesa-con-tenedor-y-cuchillo

—¡Agh! ¿¡Es que piensas recordarmelo hasta la saciedad!? — replicó echandola hacia atrás, sin darse cuenta ninguna de ellas; Tsuki estaba casi encima de Ai. Después se reincorporaría, acariciándose la falda para quitar un polvo inexistente. — Hana me esta ayudando; es una genin que pedí para que me ayudara el día de hoy. Para mover las cajas y demás.

—¿Ya me estás metiendo otra excusa para volver a verme sudar? — río sin ningún pudor, ni pelos en la lengua.

—¡Que noooooo! ¡Para ya! — forcejearon sin aplicar fuerza ninguna de las dos. Ai se dío cuenta poco después del espectáculo que estaba dando ante Hana; soltando las muñecas de la morena para después carrapear. — E-Es mi novia ¡Pero eso se cree que le da derecho a venir a molestarme durante cualquier hora laboral!

—¡Hey! ¡Que hoy si tengo un motivo bueno para venir! No como los veinte anteriores... B-Bueno el caso es que tu abuela me había invitado a que comiéramos; vino el otro día a comprar a la frutería y me lo ofreció

—¡¿PERO BUENO ABUELA, SE PUEDE SABER PORQUE NO ME CONSULTAS ESAS COSAS?! — se marchó histérica al interior de la casa, buscando una buena respuesta.

La cara de Hana fue evolucionando a medida que las dos mujeres danzaban delante suyo. Al principio solo tenía una sonrisa algo avergonzada por el parecido de Tsuki con Ren, pero conforme Tsuki y Ai fueron hablando y acercandose el sonrojo de Hana aumentó.

Ya no por ella, sino por la naturaleza de la escena que estaba viviendo. Parecían... bueno, lo que eran, ¿no? N-novias. Hasta pensar esa palabra le causaba atropellamiento cerebral a la pobre Hana. Se quedó sentada en el descansillo, con cuidado de que no se notase demasiado su presencia mientras Ai y Tsuki tenían una especie de discusión demasiado adorable.

¿Así se veía ella con Ren? No. Claramente no. Ellas apenas se conocían, no tenían esa... naturalidad. Aún era raro estar a su alrededor, en cambio, Ai y Tsuki... Bueno, en cinco años podrían. Durante un momento se imaginó a ella y Ren compartiendo ese momento, en una libreria dentro de cinco años. Sonrió.

Pero no, no, eran kunoichis. En cinco años alguna de las dos podía estar muerta y la otra de kage. O ambas de kage, o ambas muertas. Notó una punzada en el corazón y decidió que era el momento de dejar de mirar al futuro y centrarse en el presente.

—¡¿PERO BUENO ABUELA, SE PUEDE SABER PORQUE NO ME CONSULTAS ESAS COSAS?!

Ai se marchó, dejando a Hana y Tsuki solas. Parecía que la chica calcada a Ren era más propensa a soltar información, cosa que la rubia no pensaba desaprovechar.

— ¿Y... cómo os conocisteis?

Pero tampoco se sentía en tanta confianza como para avasallarla a preguntas.

— ¿Y... cómo os conocisteis?

— ¿Conocernos? Uuhm... — Se llevó una mano al mentón, y alzó la vista al techo, intentando hacer memoria sobre la primera vez que la vió, poco después, aparecería Ai para escucharlas. — La verdad es que no estoy segura... Nos conocemos de toda la vida...

— Creo que nuestros padres eran amigos; o algo así — añadió dubitativa, intentando apoyarla.

— Puede ser; prácticamente desde la infancia éramos conocidas. Tuvimos nuestros más y nuestros menos como amigas; y entre una cosa y otra, pues bueno. Acabamos saliendo. Es curioso, no tengo recuerdos sin ti en mi vida, y ahora tampoco concibo el futuro sin ti en ella. Eh, pequeña florecilla — añadió con una suave risa y una mira entrecerrada a Ai.

— ¡Q-Que pares de una vez te digo! — esta simplemente se limitó a esconderse tras la caja registradora; mientras Tsuki seguía riéndose.

Finalmente se acercó para darle un beso en los labios, y marcharse después al interior, despidiéndose con una mano de ambas.

—En fin, cuidamela ¿Quieres? Es propensa a hacerse daño en los pies como su hermana — Y se desvaneció tras la cortinilla.

Ai estaba frita de la vergüenza, tirada encima del mostrador tras semejante espectáculo. Tsuki siempre era así con ella.

La mirada de Hana pasaba de la una a la otra conforme hablaban. Le sorprendió la naturalidad con la que Tsuki le contaba que acabaron saliendo. Así sin más. "Entre una cosa y otra". Sin más. Sin una puesta de sol antes de los fuegos artificiales del festival de los cerezos ni una declaración romantica de las que te ponen el vello de punta cuando las lees. Nada. Simplemente, entre una cosa y la otra.

¿Podría ser tan sencillo? Simplemente, coger lo que es tuyo, lo que deseas. ¿Y si se pasaba demasiado tiempo esperando el momento perfecto y la vida le daba una hostia que la arreglaba? ¿¡PERO QUÉ ESTABA PENSANDO!? Si ella ni siquiera estaba enamorada. ¿O sí? Negó mentalmente para volver a Tsuki y Ai.

—En fin, cuidamela ¿Quieres? Es propensa a hacerse daño en los pies como su hermana

Hana asintió energeticamente con un sonrojo de tres pares encima. Una vez Tsuki se fue se acercó a Ai para consolarla.

— Es muy... enérgica. Y vivaz. Y locuaz. Teneis suerte ambas de teneros. — concluyó finalmente con una sonrisa honesta.

— Es muy... enérgica. Y vivaz. Y locuaz. Teneis suerte ambas de teneros.— concluyó finalmente con una sonrisa honesta.

—Sigh... Sí; supongo que tienes razón. Agh... Odio que la tengas — río con sinceridad, con alguna lágrima por el jubilo entre sus ojos. Se dio un par de suaves golpes en las mejillas, intentando espabilarse y centrarse; ya había tenido suficiente por una buena temporada... En verdad no, volvería a caer en todas sus provocaciones, y la otra en los suyos, esa misma tarde. — En fín. Quedan todavía un par de horas hasta medio día ¿Quieres quedarte, y hacer de tendera un rato? Así podría aprovechar para terminar de hacer inventario y ordenar un poco el almacén

Señalo con el pulgar la otra entrada, sin perder la sonrisa, mientras todavía estaba apoyada con sus brazos sobre la mesa que usaba como mostrador.

Supuso que eso era estar en pareja, un vaiven continuo de emociones. Desde luego, Ai por poco explota de tanto vaiven que le había dado Tsuki en apenas el minuto que había estado presente. Se preguntó si algún día ella se sentiría así.

— En fín. Quedan todavía un par de horas hasta medio día ¿Quieres quedarte, y hacer de tendera un rato? Así podría aprovechar para terminar de hacer inventario y ordenar un poco el almacén

Hana le sonrió con confianza.

— Por supuesto, yo me encargo.

Al fin y al cabo, de eso iba su misión, ayudar en la tienda en todo lo posible. Aliciente de libro prohibido o no, ese era su deber como ninja aquel día e iba a cumplirlo a rajatabla. Tampoco era para tanto, esperar a que viniese gente y darle lo que quisieran.

— Por supuesto, yo me encargo.

— Bien; para la caja registradora tienes que darle aquí — dijo apretando un boton que destacaba más que el resto. — Y por aquí abajo tengo una libreta y una pequeña calculadora por si la necesitas. Apunta los libros que se vayan llevando para luego hacer yo inventario. ¿De acuerdo? Cualquier cosa estoy aquí al lado

Sonrió desde el marco de la puerta, con otra libreta ella en mano, dispuesta a pelearse con todas las cajas y estantes que tenía en su interior. Cualquier cosa que acabara necesitando Hana, Ai acudiría de inmediato.

— Bien; para la caja registradora tienes que darle aquíY por aquí abajo tengo una libreta y una pequeña calculadora por si la necesitas. Apunta los libros que se vayan llevando para luego hacer yo inventario. ¿De acuerdo? Cualquier cosa estoy aquí al lado

Asintió conforme Ai le listaba todo lo que iba a necesitas. Boton para abrir la caja, libreta para apuntar qué libros se llevaban y calculadora por si era una cifra demasiado compleja, o si no, también la usaría. No se fiaba ni de su propia sombra para las matematicas. Mejor cerciorarse siempre.

— Muy bien, no te preocupes. — intentó tranquilizar a Ai mientras se ponía seria tras el mostrador.