Datsue se medio encogió de hombros. Quizá se había pasado un poco, sí, pero se ponía de muy mala leche cuando le golpeaban la cara. Además, era por la propia seguridad de la muchacha. Las cosas podían ponerse feas allá afuera, y era mejor para su integridad física que ni se le ocurriese salir a la calle por el resto del día.

—Nah, una tontería —dijo, sin querer ahondar en su apodo. En aquellos momentos, tenían cosas más importantes de las que ocuparse. Como del hombre que encontraron a los pocos minutos.

Tras unos instantes de duda, el Uchiha se llevó un dedo a los labios, lanzando una mirada elocuente a Nao. Luego se acercó a la figura con el máximo sigilo posible, teniendo cuidado de no hacer ruido. Le colocó una mano en el hombro.

—¿Me buscabas, viejo amigo?


–

Nao se quedó en alerta, a la expectativa de qué haría el Uchiha mientras se acercaban en sigilo. «Esto parece ser prometedor~» Nao disfrutaba de ser un espectador del mundo, aunque igualmente tenía la guardia en alto en caso de que su compañero necesitase asistencia; aunque lo dudaba, considerando que sí se había acercado tanto al otro es porque ya tenía contemplada alguna contingencia.

Datsue posó su mano en su hombro y de pronto

—¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHH!— El tuerto pegó un brinco y se dió la vuelta para encarar al que le había sorprendido por la espalda.

El sujeto parpadeó con su único ojo, mirando de arriba a abajo al Uchiha.

—Ah, eres tú... ¡Oye! No soy viejo, y menos tu amigo — Frunció el ceño y retrocedió un paso. —¿Buscarte a ti? ¡No tengo tiempo para perder en eso! ¿Y para qué iba yo a buscarte en primer lugar? Aunque...— Se irguió. —¿No habrás visto por aquí a algún ninja que parezca fuerte? Sentí que por aquí hay uno rondando, o al menos un buen chakra si que tiene----. Se rascó la nuca. —Meh, igual dudo que me ayudes, eres un tipo malo, no sé para qué me molesto.— Puso los labios como pico de pato.

Nao lazó una ceja ante la actitud del sujeto. «¿Qué este tipo es muy peligroso? Bueno, en aspecto si que luce como un ninja descarriado, pero su actitud... Igual, nos puede dar la vuelta a la tortilla, mejor cuidarme y evitar subestimarlo.» Aunque de igual forma le daba curiosidad la forma en la que el tuerto reaccionaba ante Datsue. «Parece que se traen una historia muy buena detrás.»

Datsue veía obvio —aunque igual estaba confundido— que el chakra tan grande y poderoso que había sentido el tuerto era el suyo. Haciendo uso de su poder, dejó que el chakra calentase el ambiente en una demostración de poderío.

—¿No sería el mío, Shunsuke? ¿Cuántos años hace que no nos vemos? He mejorado un poco desde entonces.

Ahora podía invocar al Dios Susano’o al completo, era capaz de revertir la mismísima muerte y contaba con mil trucos más de fūinjutsu. Sí, desde luego que había mejorado un poco.

—¿Qué te traes entre manos, hmm? ¿Otra arma legendaria que robar? ¿Para eso quieres mi ayuda?

Shunsuke, tardó en procesar la situación. De hecho parpadeó un poco al darse cuenta del aura de Datsue.

—¿Eh? ¿EHHHHHHHHHH? — Pegó otro brinco. —Ahhh, eras tú...— Su cara y su voz, denotaban bastante decepción.

Nao por su lado sintió que el pecho se le hizo de piedra. «Vaya chakra que tiene este... Si es que es, pesado. Joder, que bien que presume el rico con el pobre.» Se llevó una mano al esternón ante la dura presencia. Aunque igual luego se sorprendía de la actitud de zopenco del otro mentado ninja.

—¡Ha! Pues mira, si me hubieras hecho esa propuesta hace algún tiempo, me hubiera venido de perlas. Pero no, mira, que las armas que había, ya se consiguieron dueño, y es demasiado problemático intentar arrebatárselas ahora — Resopló. —¡Y no sé si confiar en primer lugar en que me puedas ayudar! Tú y ese enano de pelo tricolor sepultaron bajo tierra la última esperanza que tenía, así que esa se perdió para siempre. ¡Toda la vida se me ha complicado! — Alzó ambos brazos, aleteando como pájaro.

—Lo que necesitaba era tal vez, un buen ninja que supiera de técnicas de sellado y que no tuviera miedo de enfrentarse a Konda, pero de paso, necesito que proteja a Konda de Kid. ¡Es algo que no entenderías! Y ya no sé ni para qué lo intento...— Se cruzó de brazos.

Nao, quién se había mantenido a raya hasta el momento, sintió mucha curiosidad, y se acercó hasta dónde ambos. «Datsue trata de sonsacarle cosas con preguntas simples, pero este tipo habla mucho sin aclarar nada.» Nao además, estaba interesado en una cosa: No en el qué, sino en el porqué. Simplemente se puso a la par del Uchiha, tanto para entrar en la conversación como por seguridad.

—¿Por qué quieres atacar a Konda mientras alejas a Kid? — Le interrogó sin más.

—Konda ha obligado a mi familia a trabajar para él y quiero librarme de eso de una vez por todas.

«Así que ya han encontrado todas las armas legendarias, ¿eh? Jo-der, porque no tengo tiempo para buscar dónde están y quién las tiene, que sino…» Sino, hubiese sido tentador tratar de sonsacarle la información. Pero en aquellos momentos tenían cosas más importantes de las que ocuparse. Había una niña secuestrada, después de todo.

—Eso no suena mucho a Konda. Un tipo que abre orfanatos para cuidar de los más débiles no parece la clase de persona que obligaría a nadie a trabajar para él. ¿Cómo les está obligando, exactamente?

No es que no le creyese. De hecho, él mismo había tenido sus dudas con Konda desde el principio. Los ángeles solo existían en los cuentos. Cuando alguien en Ōnindo era tan buena persona y tan altruista, normalmente era porque ocultaba algo. Nadie era perfecto.

Aún así, hizo uso de la ayuda que le brindaba su Sharingan para asegurarse de que no le estaba mintiendo.

Lo que Datsue no sabía, es que aunque quisiera, el tipo no podía callarse la boca. Más honesto, no se podía ser en esta vida. De hecho, so se conociera más a fondo a Shunsuke, se podría decir que lo único que tenía de ninja eran las técnicas, porque su actitud y comportamiento distaban mucho del ideal mínimo de lo que debía ser un shinobi.

—Ay, que es historia larga... — Shunsuke miró a varios lados. —Tiene secuestrada a la esposa de mi tío... Vengan por aquí, no es seguro hablar aquí — Intentaría tomar a las muñecas a los muchachos y llevarlos al callejón que estaba cerca. —Verán, nuestro clan, estaba en la ruina monetaria. Éramos, herreros y tal. Pero hoy en día no podemos competir contra las producciones industriales y tal. Antes de que preguntes porqué no nos dedicamos a otra cosa, bueno, es orgullo. No podemos abandonar la tradición familiar así como así. Bueno, aquí entra Konda — Puso cara de asco. —Nos ofreció materia prima a bajo precio, que el tipo en cuestión es dueño de varios minas, pero hizo más que hacer que nos endeudáramos con él. Secuestró a mi tía, y nos empezó a extorsionar exigiéndonos la localización de una de cuatro armas legendarias... Resulta que fue por nosotros, porque habían sido nuestros ancestros quienes las forjaron y sabíamos su paradero. ¿Qué paso? Bueno, tú sabes lo del desierto...— Frunció el ceño.

—Oye, pero yo no — Se quejó el amejin mientras pasaba de lado a lado el pincel de su boca.

—En resumen, fallamos al llevarle el arma. Y ahora nos tiene a mí y a mi tío trabajando de guardaespaldas para él hasta que le paguemos por la perdida. Rescatar a mi tía no es opción. El cabrón ha usado alguna clase de técnica de sellado que los vincula de que lo que le pase a Konda, le pasa a ella y viceversa. Mi tío odia a morir a Konda a estas alturas, pero está obligado a cuidarlo porque la vida de Konda es la de ella — Suspiraría y dejaría sus brazos colgando.

—Hay algo que no me cuadra. ¿Cómo un tipo que está tan a la vista en el ojo público puede cometer esas cosas con libertad? — Se llevó la mano al mentón. —¿Y de qué necesita él que lo protejan exactamente?

El rostro de Shunsuke, de pronto se puso sombrío. En su único ojo se notaba que miraba a algo que no estaba ahí, y torció la mueca con asco.

—Porque habrá más de alguno que quiera rajarle el cuello. El orfanato es una fachada. En realidad lo hace, para, no sé... Tiene, una obsesión rara, con coleccionar chicas con Kekkei Gen Kai... O sea, sólo las tiene ahí, escondidas, como trofeos. Si le son leales, las deja servirle. A nosotros no nos meternos en eso ni acercarnos a las niñas, tiene a más ninjas que le manejan ese asunto, normalmente son las mismas kunoichis que él entrenó.

Nao no podía creer lo que estaba oyendo. No podía creer que semejante persona, con semejante alcance, estuviera a plena luz del día operando. ¿Quizá ese era su truco? ¿Ser de buen vestir ante los ojos de los demás? Claro, uno espera que un criminal sea de todo: Feo, amenazante, duro. Pero Konda se mostraba totalmente en lo opuesto: Galante, caballeroso, amable. ¿De quién se sospecharía si tienes a ambos estereotipos enfrente? Nao miró a Datsue esperando su reacción, quería una confirmación de qué planeaban hacer.

Shunsuke apretó los puños.

—Les juro que intentaría yo mismo ponerle un freno a esto. Pero creo que no soy ni siquiera lo suficientemente fuerte para intentar plantarle cara a mi tío...— Sus hombros parecían temblar. —Es muy vergonzoso lo que he hecho, es muy terrible en verdad....

—Y aún así no puedes decir que no es tu culpa.

Datsue se cruzó de brazos y escuchó la larga historia de Shunsuke. Antaño, había luchado con uñas y dientes contra aquel hombre. Ya por entonces sabía que trabajaba para alguien. Resultaba que ese alguien era Konda, y que lo tenía amarrado por donde más dolía.

—Así que Konda secuestró a tu tía… de igual modo que Kid secuestró a esa niña —dijo, pensando en que eran tal para cual. Sus ojos no solían dejarse engañar: Shunsuke decía la verdad. Además, aún sin ellos, aquella historia era demasiado elaborada y larga como para habérsela inventado en el momento—. He visto fūinjutsus parecidos al que me comentas. En una ocasión estuve con Uchiha Zaide, de Dragón Rojo —dijo, recordando el momento en que él y Koko fueron secuestrados por su anterior grupo. Jamás se llegó a imaginar en lo que se convertiría aquel hombre—, y tenía un sello con los suyos que hacía que si uno asesinaba a alguien del grupo, moría. También Uzumaki Zoku me puso un sello similar, en el que si le traicionaba provocaría mi muerte.

»Lo rompí.

»Y le maté.

Ante las historias que estaba contando Datsue, incluso alguien como Nao estaba impresionado. «¿Zoku...? ¿No era ese el tipo que causó un incidente en Uzushio años atrás? Y Dragón Rojo... los que asesinaron a los feudales en el torneo...» Ciertamente le intrigaba todo lo que Datsue acababa de decir, pero no sabía si lo que comentaba era por presumir o por intentar realmente aportar algo útil sobre las técnicas de sellado mencionadas. Nao sabía de ese tema, pero estaba claro que no al mismo nivel que el jōnin en lo absoluto.

—Creo que luego me gustaría oír una recapitulación al respecto para entender mejor sobre estos fūinjutsu que mencionas — Soltó a la ligera.

Sin embargo, Shunsuke no parecía estar realmente interesado en el contexto. Su ojo brilló, lleno de esperanza y puso ambas manos en los hombros de Datsue.

—¿Lo rompiste? ¿De verdad puedes romperlo...? — Lo sacudió un poco. —Yo lo más que logro es meter unas cuantas shuriken en un pergamino — Agachó la cara y se mordió el labio. —¡Pero antes debemos ocuparnos de Kid también! — Recalcó.

Nao le miró y movió de lado el pincel en su boca.

—El tipo que atacó a Konda hoy, ¿cierto? Por lo que dices parece ser uno de los tantos interesados en contarle la cabeza a Konda, por lo que tu tío va a pelear sí o sí contra Kid para protegerlo. ¿Tú sabes porqué está tan interesado en ello? — Se llevó las manos a la cintura.

—No tengo la menor idea. Se llevó a la niña, y regresó de pronto a querer pelear... Konda no está muy complacido porque hace poco más de un año se le escapó una nueva "presea" y dos de sus kunoichis favoritas terminaron muertas también. Sin embargo, en este caso supimos que fue un ninja con la cara vendada y que tenía esos mismos ojos rojos — Levantó el dedo y apuntó al sharingan de Datsue. —Y también un niño de pelo tricolor. Ah, ¿te imaginas que haya sido ese mismo Rōga? Sería demasiada casualidad — Movió la mano restándole importancia. —Konda está a la alerta de que no quiere perder más chicas de su colección, así que seguramente desea de regreso a la niña que se llevó Kid.

—De hecho, Konda aparentemente nos quería para que nosotros le llevásemos a la niña.

—Ah, así, típico de él.

Las revelaciones fueron sucediéndose una tras otra. El secuestro de la niña parecía más un rescate que otra cosa, viendo los gustos de aquel gusano. Kid, Konda, Rōga… Todos aquellos nombres sonaron huecos, vacíos en su mente. Ninguno importaba. Ninguno importaba desde que Shunsuke había mencionado que…

—Un tipo con la cara vendada, ¿dices? —Le agarró por el cuello de la camisa y le zarandeó—. Con el Sharingan, ¿dices? —Su corazón empezó a latir violentamente. Tenía los labios secos, la cara pálida y los nudillos blancos de tanto apretar su ropa—. ¿Quién cojones era? ¿¡Cuál era su nombre!? ¡DIME SU NOMBRE! —exigió a gritos, totalmente fuera de sí.

Nao notó que la reacción del Uchiha fue extremadamente exagerada, abriendo los ojos y alzando ambas manos en gesto conciliador.

—Oeh, ¿te encuentras bien?

El tuerto por su lado fue zarandeado de adelante para atrás. Datsue tenía bastante fuerza, siendo que Shunsuke, un peleador a distancia en su totalidad, era un palillo. Era como si un gran ventarrón hubiese sacudido a un pobre árbol tierno.

—¡No-no tengo ni la más remota idea!— Exclamó a medias. —Ya te dije que Konda no nos deja meternos en esa clase de asuntos. Si tanto quieres saberlo, ve a preguntarle a Shokaku, es la guardaespaldas de Konda que se topó con el tipo de los vendajes — Esperó a que le soltara. —¿Y porqué te interesa tanto? — Parpadeó.

Nao, sonrió.

—Parece que una de las subordinadas de Konda tiene una información que quieres, y viendo la situación, podrías sacar algo de ventaja de esto — Jugueteó con el pincel en su boca. —Teóricamente, Konda te había pedido ayuda con la chica, así que podemos jugar a dos bandos. Ir contra Kid, mientras de alguna manera nos acercamos a esa chica guardaespaldas para encontrar la información que buscas. Aunque como él no está enterado de la información que tenemos, tendremos que ingeniárnoslas para sacarle la información de ese sujeto —. Se cruzó de brazos.

—Oye oye, ¿y ahora a ti porqué te también te interesa? — Frunció el ceño.

Nao sólo alzó los hombros.

Frustrado, soltó a Shunsuke de malas maneras. Al hacerlo, fue como si se le escapase la fuerza entre los dedos. El mundo a su alrededor se balanceó y notó un dolor punzante en el pecho que le dificultaba respirar.

«¿Qué cojones…?» Sus piernas le fallaron y tuvo que hincar una rodilla al suelo para no caerse. Se había llevado una mano al pecho y trataba de tomar largas bocanadas de aire. Trató de serenarse. Trató de calmarse. No sabía qué demonios le estaba pasando. Pero, por primera vez en mucho tiempo…

… volvió a sentirse débil y vulnerable.

—Tengo… Tengo que saberlo. —Su voz sonó frágil, casi implorante—. Tengo que saber quién era ese Uchiha. ¿Me ayudaréis?

—¿¡Uchiha-san!?— Nao de inmediato se agachó para ver como se encontraba al verlo caer. Lo que sea que hubiese sucedido, dejó mal al jōnin. Algo que realmente mermaba en su estado mental. —Hombre, tranquilo — Le colocó ambas manos en los hombres.
Casi se sentía mal por haberse tomado ese asunto como un juego momentos antes.

Shunsuke había fruncido el ceño cuando Datsue lo tiró lejos con desdén, pero viéndolo así como estaba, se le hizo imposible no suavizar la mirada de su único ojo. En realidad el tuerto era una persona excesivamente sensible también. Vaya, podrías decir que tenía la peor combinación de personalidad para ser un shinobi. Se agachó a su altura de forma condescendiente.

—No sé nada de ese sujeto, pero lo único que puedo ver es que el asunto es algo importante para ti. Así que trataré de ayudarte — Sonrió.

Nao alzó la ceja y miró al tipo de la shuriken.

—Oye, ¿no se suponía que eras tú el que había pedido ayuda en primer lugar?

Sunsuke parpadeó.

—Ah, bueno, sí. Pero no soy la única persona que tiene problemas en el mundo. Además, supongo que es una buena forma de pagarle ya que me planean ayudarme.

Nao suspiró y cerró los ojos.

—Supongo que mi premio será tener una buena historia para contar... — Negó con la cabeza.

Nao no era alguien que ayudase por caridad, sino que en algunos casos dependía de su curiosidad. Eso sí, sentía que en este caso la satisfacción obtenida no iba a ser equivalente al premio de los demás. Por ahora, necesitaban trazar bien un plan si querían conseguir todos sus objetivos.

Datsue asintió con la cabeza.

—Gracias —dijo, a los dos, antes de volver a erguirse. Ya había recuperado algo de color en las mejillas. Trató de recomponerse mentalmente también. ¿Cuál era el siguiente paso que debían dar? Desde luego, la idea de jugar a dos bandos, como había sugerido Shunsuke, era la que más le seducía—. ¿Alguna idea para encontrar a Kid?

Aunque, si no la tenían, siempre podían volver tras sus pasos. Quizá no supiesen dónde estaba, pero sí dónde iba a estar eventualmente. Después de todo, aquel hombre seguía teniendo un objetivo entre ceja y ceja: Konda.

Nao se puso a reflexionar un poco. Uno de sus ratones había sido interceptado, además de que aparentemente, el chakra de Datsue y el del mismo Shunsuke podían ser rastreados por los ninjas sensores. Nao cotejó la posibilidad, de que de quizás el mentado Kid se sabía perseguido y se estaba resguardando de ellos. Los esperaba, claramente.

—La verdad, es que mi tío debería ser capaz de rastrearlo sin mayor problema... Pero como se la mantiene pegado a Konda las veinticuatro horas del día y los cinco días a la semana, por eso no lo ha perseguido — Se rascó la nuca. —Yo no soy tan buen rastreador, pero aún así se me hace raro que un sujeto tan estrafalario sea tan esquivo. ¡Ya ni me molesto en usar a mis guacamayas! Es inútil.

El amejin se cruzó de brazos. «Claro, sólo Kid luce estrafalario aquí...»

—¿Hay posibilidades de que tenga más secuaces? — Miró al tuerto. —Mientras lo buscábamos por esta zona, parte de mi técnica fue interceptada. Lo que me hace pensar de que es plenamente consciente de que es perseguido — Observó a sus alrededores.

El tuerto cerró el ojo y se llevó los dedos al mentón.

—Mi tío por eso no me deja participar en esta clase de cosas. Dice que mi chakra es muy obvio y que se me va mucho la boca...

Nao trató de aguantar la risa. No podía negar lo segundo al menos.

—¿Ustedes dos podían sentir su chakra mutuamente verdad? — Intercaló miradas entre Datsue y Shunsuke. —¿Y si Kid o alguien más está previniéndose usando esta misma clase de trucos de ninjas sensores?— Planteó la posibilidad.

A Datsue no le quedó más remedio que asentir. Lo que Nao sugería podía ser factible.

—Si Kid está haciendo lo que dices, entonces nosotros dos no tenemos ninguna oportunidad de acercarnos a él sin ser descubiertos —dijo, refiriéndose a él y a Shunsuke—. Nuestros chakras brillan como el sol a media tarde en un cielo despejado para quien sepa mirar. En cambio, el tuyo, Nao…

Mejor se ahorraba la metáfora. No quería herir sentimientos.

—Aunque si incluso pudieron interceptar tus ratas… ¿Quizá cuenten con un Hyūga? Esos cabrones lo pueden ver todo con el Byakugan.

Si de verdad contaban con un Ojitos Blancos entre sus filas, estaban jodidos.