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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ranko se incorporó con cuidado, asomándose para ver si Meme dormía. Al ver que era así, se levantó con sumo cuidado y se recostó al lado de Lyndis.

Hey —susurró, sonrojada , aunque sería difícil de ver en la oscuridad —. Aaw... Nunca me reiría de eso, Waai-chan. Es tierno y... Lo agradezco. No tienes que regalarme nada para recordar hoy. Creo que está de más decir que...

Ranko alzó una tímida mano y la colocó en la mejilla de Waai.

N-nunca olvidaré este día — cerró el pequeño espacio entre ambas para darle un beso sencillo cerca de los labios —. A-aunque si q-quisieras buscar algo... M-me fascinan las gargantillas.

Terminó con una risita queda.
Pensamientos (Plum) Diálogos (PaleVioletRed)

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Después de un largo vistazo a los alrededores, Chika pudo determinar que era de noche. Perfecto. La medianoche era de noche también, ergo ahora podía ser perfectamente medianoche. La peliazul se limitó a asentir sobre el comentario de su hermana, no entendía muy bien cómo funcionaba eso del amor, ni tenía curiosidad alguna. Pero si Kimi decía que de hallarse en tal situación, ella se comportaría parecido, Chika se lo creía hasta el final.

¿Gustarme? Sí, claro. Me gustas tú, Ranko-chan, Jun-chan, la chica esta que viene a entrenar y siempre huele a pan recien horneado, pero creo que es más por el olor, aunque es simpatica. Meme y Lyndis me dan miedo y no creo que les guste mucho que esté con ellas. Jun-chan también dice cosas así, aunque en el fondo sé que le gusta. Pero entiendo que me preguntas, de la forma de gustar que tienen Ranko y Lyndis. — ladeó la cabeza un segundo, pensandoselo. — No lo entiendo muy bien así que diré que ¿no? ¿Y tú, Mi-chan?

Esperaría a que estuviesen a punto de volver para decirselo, para asegurar que había pasado la medianoche.
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— Pues... no. No había pensado en eso hasta ahora, la verdad. —Comentó—. Bueno, sí que lo había pensado. Pensaba que era una pérdida de tiempo, especialmente con todo lo que está sucediendo.

— Oh, no sé si te lo llegué a comentar, pero también conocí a...

¡Chas! Kimi fue interrumpida por un kunai que fue lanzado desde los árboles, impactando entre las dos hermanas, a sus pies.

— ¿Eh? —Tardó un segundo en procesarlo, antes de cogerle la mano a su hermana para resguardarse tras un árbol—. No te ha dado ¿verdad?

No. No le había dado, y quienquiera que les había atacado pareció decidir no atacarles más. De hecho, parecía haberse marchado ya.

Si Chika miraba, lo único que encontraría a su alrededor eran su hermana, los árboles y el arma que, ahora que se fijaba, estaba clavada en un sobre de papel.
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— Oh, no sé si te lo llegué a comentar, pero también conocí a...

Ya está. Estaba pasando. Estaban hablando de amor y ahora de repente le sale con que conoció a alguien. Había llegado el momento para el que no se había preparado lo suficiente y, oh sorpresa, no estaba preparada para ello. ¡Kimi estaba dando los primeros pasos en el tema amoroso! ¡No estaba preparada para ello! Si ella ni siquiera sabía qué era eso.

Por suerte, un kunai interrumpió sus preocupaciones y Kimi y ella prácticamente saltaron al unisono a cubierto.

— ¿Eh? No te ha dado ¿verdad?

No, ¿tú estás bien?

Esperaría a que su hermana le contestase para saltar directa a ver el kunai, que al parecer traia una especie de papel en la punta.

Parece que era un mensaje.

Cogería el papel y lo desplegaría, viendo que el ataque no era más que para entregar ese mensaje. Ya podía ser algo importante.
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—Sí. Estoy bien. —Le dijo a su hermana, justo antes de que esta saltase a por la carta—. ¿Qué dice?

Para Minami Kimi

Buenas, Minami Mika está viva y tengo información de dónde se podría encontrar. Necesitaré una semana para acabar de confirmar esta información. Si estás interesada, ven a la posada de las shuriken de plata en una semana.

Atentamente, un amigo.

Ahora que se fijaba más de cerca, al coger el papel, Chika pudo ver que la guardia del kunai estaba desgastada y tenía un lazo rojo atado, con el kanji de Sur (南).
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—Sí. Estoy bien. ¿Qué dice?

Y Chika leyó el contenido de la carta en voz alta.

Ni sabía ni tenía en consideración que pudiese mentirle a su hermana. Como si la carta era una retahila de insultos, lo leería sin un segundo pensamiento. No era cuestión de lo que ponía sino que sencillamente no iba a mentirle a su hermana. Apenas podía hacerlo para hacerle una fiesta sorpresa no iba a ponerse a ocultarle el mensaje de una carta sorpresa.

Pasó la mano por la guardia del kunai con un lazo rojo atado, mirandolo extrañada. ¿No era como demasiado detalle para un kunai que malgastas para dar un mensaje?
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— ¿Mi madre? —Respondió Kimi, más confundida que otra cosa.

¿Cómo iba a saber alguien dónde estaba su madre? ¡Si estaba muerta! Puede que no hubiese visto su cuerpo, pero no había manera de que estuviese con vida y no la hubiese visitado al menos una vez en todo este tiempo ¿verdad? Pero ¿y si se equivocaba? ¿Y si ignoraba el mensaje, pero resultaba que su madre seguía por allí fuera, en algún lado?

Kimi se acercó a su hermana, notando cómo observaba el kunai.

— Se parece al que ella tenía... y ese es nuestro sello familiar... —Comentó, mientras cogía el kunai con cuidado—. Deberíamos llevarle la carta a papá. Él sabrá qué hacer... ¿Volvemos a casa?

Le ofreció la mano a su hermana, para regresar. Chika pudo notar que no parecía extremadamente preocupada por la carta, sino más bien confundida.
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— Se parece al que ella tenía... y ese es nuestro sello familiar... Deberíamos llevarle la carta a papá. Él sabrá qué hacer... ¿Volvemos a casa?

Chika pudo ver la reacción de Kimi a la perfección, pues no se estaba fijando en nada más. Había preocupación pero sobre todo confusión en ella. ¿Quien podía haber mandado ese mensaje? Su madre no, desde luego. Pero si el kunai había pertenecido a ella, ¿cómo lo tenía el hombre desconocido? Era normal que Kimi estuviese confusa, todo eso era extremadamente extraño.

Sí, volvamos. Mañana después de... — tosió violentamente para cortarse a sí misma — del entrenamiento matutino... podemos volver a la villa si quieres.
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Ya bueno, pero aún asi... — Respondió ante la negativa de que no hacia falta que le hubiera comprado algo.

Acto seguido, notó la gentileza con la que acariciaba su rostro, y aquello la sonrojó violentamente. Sabía lo que se venía, pero todavía no se había acostumbrado.

N-nunca olvidaré este día. A-aunque si q-quisieras buscar algo... M-me fascinan las gargantillas.

La calidez de sus labios rozó los suyos, y acompaño su beso con delicadeza posando una mano sobre la que Ranko tenía sobre su rostro. Deslizó la otra mano hasta la parte baja de la espalda, acariciandola un poco.

De acuerdo, lo tendré en cuenta — dijo con una pequeña y baja carcajada, para después retomar el beso entre risas.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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La poca luz que había le daba a Lyndis un aire místico. Ranko no pudo ahogar un suspiro cuando sintió la mano de la peliplateada a su espalda, e instintivamente se acercó incluso más a ella.

Wa-Waai... —susurró, también con una levísima risilla, y se dejó llevar por el beso de Lyndis. —¿Recuerdas cuando... Cuando fingiste ser mi... Esposa? —Si Lyndis tocaba el rostro de Ranko, sentiría sus mejillas hervir —. Y-y... Henos aquí. J-juntas...

Creo que iré a pasear. Chaíto, Onee-sama, Lyndis. —dijo Meme de la nada, levantándose y saliendo de la habitación sin más.

Ranko quedó paralizada. ¿Cuánto llevaba despierta Meme? Había visto que estaba bien dormida. ¿Fingía?

Oh —soltó la castaña con voz queda, pero el corazón acelerado. Junta con la chica que le gusta. A solas con la chica que le gusta.

¿Y si...?
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Las fuertes manos de Lyndis se deslizarían hasta las mejillas de Ranko, sosteniéndola con delicadeza. Bufó divertida al recordar aquel incidente, donde se hicieron pasar por un matrimonio. Se sintió mal por haber mentido a aquella mujer, pero resulto que ella lo sabía desde un principio. Poco después, la voz de Meme las interrumpió, saliendo de la sala. Aquello alertó a ambas, quienes se giraron buscando la procedencia del ruido, con los ojos abiertos como platos y el rubor más allá de las nubes.

Ara~ ara~. Si nos hemos quedado a solas, conejita — dijo acompañandolo de una carcajada, y apretando con una de sus manos la parte baja de la espalda de Ranko.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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Casi instintivamente, Ranko se apretó contra Lyndis. Estaba tan sonrojada que parecía comenzaría a brillar como un hierro al rojo vivo. Sentirla tan cerca era casi demasiado para la castaña.

¡Wa-Waai-chan! —chilló Ranko con una vocecita tímida. El vago reflejo en los ojos de Lyndis era suficiente para hipnotizarla —. E-e-eso... Eso parece...

No sabía qué hacer con las manos, más que acariciar el rostro de su novia. Su novia. Seguía teniendo cosquillas en el estómago sólo de pensarlo.

N-no sé por qué e-estoy tan nerviosa... N-no es como que estemos haciendo algo... Malo... —soltó una risita tímida, con los ojos eternamente fijos en los de Lyndis.
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Lyndis simplemente respondió dándole un beso en la mejilla entre risas. Posteriormente, seguiría tonteando presionando sus labios contra su mejilla entre esas risas, después le lamería una mejilla mientras seguía tonteando como una enamorada. La forzaría a moverse cuando intentara evitar que esta respondiera de alguna forma similar; seguramente Ranko le pondría las manos sobre la cara para alejarla o similar, a lo que le respondería lamiéndole los dedos para seguir con la broma.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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Ranko soltaría risitas ante los besos de Lyndis.

¡Waai-chan, no! Jajaja~ —reiría ante las lamidas, pero en realidad no le molestaba. Intentaría apartar el rostro, aunque parecía más que ponía la otra mejilla. Al intentar detener el ataque de la peliplateada con la mano, acabaría con los dedos babeados —. ¡Iiugh Lyndis! —reiría, dejándose llevar por los jugueteos de su novia. —. ¡Si quieres lengua, toma!

Ranko desistiría de detener su rostro y la tomaría de la pechera para tirar y cerrar los pocos centímetros que las separaban para besarla. Si Lyndis quería bromear con su lengua, que lo hiciera contra la suya. La coneja la besaría por largo tiempo, tanto como ambas pudiesen resistir antes de recuperar el aliento.
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La respuesta fue la esperada, pero Ranko se abalanzó más de lo que pudo suponer. Intercambiaría así un par de besos más hasta separarse por la falta de aire momentáneamente.

Vale, vale, me rindo. Tú ganas — dijo con otra carcajada, suspirando posteriormente sin perder la sonrisa.

Deslizó sus manos sobre su espalda, abrazándola solo con el peso de sus propios brazos. Era mejor detenerse allí, las paredes tenían orejas y los techos ojos. Además, había más de una invitada, y eso sin contar su hermana; podía ponerse la situación más violenta de lo necesario y había sido un día memorable. No quería que acabara con un sabor amargo por culpa de su valentía transformándose en estupidez.

¿Y si nos vamos mejor a tu habitación?

O podía ser una valiente estúpida.
¡Gracias a Ranko por el avatar!
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