Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ranko tardó en responder a las palabras iniciales de Lyndis, más que con un sonrojo continuo.
—L-la pasaremos muy bien, ya verás. Oh, y... Bueno... Me siento bien, de maravilla. N-no tardé tanto en recuperarme, p-pero los doctores querían asegurarse, y...
Ranko perdió el habla momentáneamente cuando la peliplateada mencionó su preocupación. Luego susurró para su amiga.
—Y-yo... Yo e-escuché que estuviste e-en la refriega y... Ta-también me alegra que estés bien.
La mirada de Ranko se apartó de Lyndis, como si fuese a quedar ciega al verla tan solo de reojo. ¿Por qué le regresaba el tartamudeo después de tanto tiempo? La pregunta de Kimi le sacó de su ensimismamiento.
—¿Eh? ¡Ah! N-no, para nada, Kimi-san. Di-digo... Hubo una... Situación en la Aldea, y resulté herida. ¡Pero me recuperé! ¡Y heme aquí al cien por ciento! —Ranko soltó una risita mientras alzaba un brazo y se palpaba el músculo en señal de triunfo.
Mientras tanto, Meme había asentido a su confirmación sobre la hermosura de su brazo.
—Es solo que se me hace de preciosa hechura. Te queda bastante bien. —Meme seguía adulando el brazo, pues le atraía conocer a una "muñeca" similar a ella, aunque no sabía si estana siendo insensible o no.
No obstante, Ranko sí lo consideraba.
—L-lo siento si Meme-chan te incomoda, Kimi-san. Puedes decirle que pare si te incomodan sus comentarios, ella entenderá —Meme asintió al escuchar su nombre. Ranko se dirigió luego a Chika —. S-sí, eh... Pensé que nos vendrían de ayuda... ¿Les molesta? ¡No se preocupen! Una barbacoa estaría bien para cerrar el día, si les apetece. —Ranko le regalaría una enorme y brillante sonrisa a la peliazul.
Minutos después, llegarían al caserón. Una mujer de mediana edad y lacios cabellos rubios les saludaría a la entrada.
—Bienvenida, Ranko-sama y compañía. Espero hayan tenido un viaje placentero.
—Así fue, gracias. Chicas, ella es Goromise-san. Si necesitan cualquier cosa ella les ayudará.
La mujer asintió y les indicó que entrasen. La estructura era bastante grande. Pasado el muro exterior, el jardín frontal parecía una evolución del bosque que les rodeaba, pues estaba una docena de veces más precioso que la vegetación invernal de fuera, aunque no tanto como debería estarlo en primavera. Dentro, en la amplia sala de estar, se estaba cálido, entre tapices de aspecto refinado y jarrones caros en estantes caros. La estancia estaba adornada también por un cuadro familiar que mostraba a una Ranko de unos seis años; una niña pelirroja de facciones muy similares a Ranko, pero más chaparrita y de expresión más asertiva; un hombre de barba y cabellos cortos del mismo color del cabello de Ranko, y una preciosa mujer pelirroja manca, del tono exacto de piel de la de la trenza.
—A Ranko-sama no le gusta que lleve su equipaje, pero podemos llevar el del resto si gustan. —dijo Goromise, acercándose junto con otros empleados. Meme asintió al instante y le dio su mochila. El personal esperaría a que las chicas les dieran sus bolsas, o bien les dijeran que no era necesario, en cuyo caso les indicarían el camino a las habitaciones en el piso superior.
—Y... ¿Q-qué les parece? —La Kusajin se notaba apenada por mostrar su casa, pero contenta de tener compañía de amigas.
Se supone que era una casa de verano, la embergadura de la muralla para separar el exterior de los extensos jardines, el gran tamaño de la casa principal, asi como una más modesta para invitados y algunos dojos interiores, impactaba demasiado.
— U-Un placer, Goromise. Yo soy Lyndis — dijo con una suave reverencia. — No hace falta, llevaré mi equipaje yo misma. Tan solo dime cual será mi habitación
Daría un suave tirón para recolocarse la mochila a la espalda, antes de que Goromise les indicara a cada una donde debían ir. La seguiría sin rechistar, pero no dejaría de mirar el interior de la gran mansión bastante asombrada, como si fuera la primera vez que andaba por esos pasillos. Tanto lujo le parecía de lo más sorprendente.
¿Una situación en Kusagakure? Kimi prefirió no preguntar, pues era información que probablemente no debería tener y no quería abusar de la confianza que le estaban brindando.
Mientras tanto, Meme continuaba elogiando el brazo de Kimi, cosa que parecía incomodar algo a Ranko.
— No te preocupes. No me molesta. —Respondió Kimi, sonriéndole.
Minutos más tarde, llegaron a la casa. Un lugar enorme con su muro y su jardín que estaba preciosamente adornado. Sin duda se notaba que provenían de una buena familia.
Una sirvienta las saludó, ofreciéndose a llevar sus maletas, a lo que Kimi agradeció mientras permitía que un miembro del personal se encargase de su equipaje.
— Es preciosa, Sagisō-san. —Le dijo a Ranko, con una sonrisa, antes de tomarse la libertad de acercarse al cuadro familiar—. ¿Es esta tu familia?
—. S-sí, eh... Pensé que nos vendrían de ayuda... ¿Les molesta? ¡No se preocupen! Una barbacoa estaría bien para cerrar el día, si les apetece.
A Chika se le iluminó la mirada como a un perrito que ve volver a su dueña a casa, pero no dijo nada más. Asintió ligeramente a Ranko esperando pasar tan disimulada como fuera posible para que Kimi no interviniese.
—Bienvenida, Ranko-sama y compañía. Espero hayan tenido un viaje placentero.
—Así fue, gracias. Chicas, ella es Goromise-san. Si necesitan cualquier cosa ella les ayudará.
Hizo una leve reverencia a la sirvienta.
— Encantada, Goromise-san. No... — agarró el equipaje de su hermana cuando ésta intentó dárselo a la sirvienta. — No se preocupe, yo llevaré el de mi hermana y el mio. ¡Hemos venido a entrenar así que será como un entrenamiento!
Le sonrió alegremente y se cargó las mochilas de su hermana a la espalda. Ya se había ofrecido en su momento, pero ahora Kimi no podría rechazarla. Al fin y al cabo, era mucho más fuerte que su hermana. Era su deber como hermana mayor cargar con el equipaje y lo hizo sin problemas.
—Y... ¿Q-qué les parece?
Habiendose criado en Amegakure, para Chika, toda esa casa era algo completamente nuevo y espectacular. El jardín antes de la casa era impresionante, casi parecía que no fuese invierno y no estuviese todo al borde de la congelación.
— Es completamente impresionante. El jardín está muy cuidado para ser invierno y la casa es hermosa. Y, bueno, mira qué Ranko más adorable hay aquí. — dijo señalando el enorme cuadro donde aparecía una niña de seis años con una sonrisa afable. — Y ésta debe de ser Kuumi ¿no? ¿Está aquí también? — preguntó señalando a la otra niña del cuadro, claramente emocionada por conocer a la otra hermana de Ranko.
Al final, ninguna de las chicas necesitó que le llevaran el equipaje. Goromise sólo sonrió, entendiendo que eran amigas de Ranko, y hasta en eso coincidían.
—G-Gracias, Chika-san, Kimi-san. Mi madre le tiene mucho cariño a las flores, por eso se esmera en que siempre estén bien cuidadas, tanto en Kusagakure como aquí. Nos hizo aprender el Hanakotoba de niñas —Ranko respondió a las hermnas. Luego se sonrojó un poco ante el comentario de la peliazul, y sonrió—. Ah, gracias. E-es... Sí, es mi familia, Kimi-san. Mi padre, Kizaemon, y mi madre, Komachi. Y sí, ella es Kuu-chan, Chika-san. No e-ella se ha enfocado más en el negocio familiar, a-así que no entrena tan duro como antes. Está en casa ahora. Solía derrotarme una y otra ve dez de pequeñas...
—Sólo falto yo. —dijo Meme, sin cuidado alguno.
—¡Ah! S-sí, bueno... Es una pintura vieja ya... E-es cierto que deberíamos actualizarla contigo, Meme-chan. —Ranko le dio unas palmaditas a la coronilla de la pelirroja, quien sonrió como cachorrito.
Goromise guió a Lyndis primero, pues iba al frente del grupo. Ranko y Meme le siguieron, aunque la de la trenza no dejaría atrás a las Kaminari, y les instaría a seguir con una sonrisa. La mujer les llevaría a una habitación muy amplia, limpia, con un gran armario y una gran ventana que daba al lado este de la casa, con una preciosa vista al bosque, y a parte del jardín. Un enorme kotatsu adornaba el centro de la estancia.
—Le pedí a Goromise-san q-que preparara la recámara grande. Y-ya saben, para que se sienta más como... Como una pijamada.
La aludida asintió.
—Así es. Los futones están acomodados en el armario, pero hay espacio suficiente para el equipaje de todas las señoritas. Estamos a sus órdenes. —Si ninguna le indicaba nada a Goromise, ella se retiraría.
—¿Le-les parece bien?
—Creo que hay poco espacio. Pido dormir cerca de la pared. —dijo Meme, caminando hacia la ventana.
—Ah... Claro, Meme-chan. Bueno... Podemos acomodar nuestras cosas y comenzar la jornada, s-si gustan. —Ranko le sonreiría a todas, deteniéndose brevemente en cada una, antes de quitarse su mochila (y la de Meme) de los hombros.
Poco después de entrar, se quedaron un rato contemplando un gran cuadro que representaba a la familia de Ranko, o bueno, parte de ella, pues Meme no estaba en el cuadro. Lyndis ya casi había olvidado que le habían comentado que era adoptada, hasta que esta protesto al ver el cuadro, cosa que le hizo redirigir su mirada, para posteriormente volver al cuadro.
Lyndis bufó, esbozando una sonrisa al fijarse en el cuadro, en concreto sobre la pequeña usagi. No terminaba de envidiarla, estaba bastante agusto con lo poco que tenía aunque solo fuera su madre, era dulce y cariñosa, y ahora que no les faltaba de nada, siempre le regalaba alguna que otra cosa cada cierto tiempo. No era una vida de lujos como la de su amiga, pero era afable y modesta.
La idea de hacer algo de comer no le disgustaba, sobre todo si había buenas piezas de carne de por medio y el calor del fuego sería más que agradable con la temperatura exterior. ¿Tendrian algo de alcohol? La última vez, había un sake bastante sabroso, pero tampoco queria abusar de la confianza de Ranko, asi que se lo preguntaria en otro momento.
Finalmente llegaron a una amplia sala que estaba acomodada para ellas, con un gran kotatsu. La utilizarían de habitación común todas las presentes, y Meme hizo el primer movimiento casi de forma instintiva.
— Ooooooooooooooh, un kotatsuuu — dijo dejando la mochila al lado de la entrada, y corriendo a meterse debajo de las mantas. — Aaaaaaaaaaaaaah~ que bien que estaba encendido ya — dijo pegando la cabeza sobre la tabla, casi derritiendose sobre ella.
Sin problemas, Kimi le permitió a su hermana que cogiese su equipaje para llevarlo a la habitación de arriba. La pequeña caminaba con calma detrás del todo, con ambas manos entrelazadas tras la espalda y apreciando la decoración mientras pasaba.
Llegaron todas a una enorme habitación, limpia y con un kotatsu para todas.
Una habitación.
Para todas...
¿Para que se sintiera más como una pijamada?
Kimi miró a su hermana un segundo. La menor de las Kaminari nunca había estado en nada parecido a una pijamada y aquello no era lo que le había prometido su hermana.
Aún así, no dijo nada al respecto. Sabía bastante bien la ilusión que le hacía a Chika.
—Me parece una buena idea. Estoy ansiosa por empezar. —Dijo, antes de volver a mirar a su hermana—. ¿Te ayudo?
17/08/2021, 15:44 (Última modificación: 17/08/2021, 15:47 por Kaminari Chika. Editado 1 vez en total.)
Chika asintió tantas veces como le pareció apropiado mientras Ranko hablaba para confirmar que la estaba escuchando. Probablemente no se acordase de todo lo que decía la anfitriona a la larga, pero por el momento tendría todo reciente. Ranko y Meme tuvieron un momento de hermana mayor, hermana menor, precioso y adorable, mientras Chika solo observaba en silencio lo hermosa que era su relación y lo adorables que eran ambas.
Después siguieron a Ranko hasta la sala donde dormirían, todas juntas. Al oírlo, a Chika se le iluminaron los ojos. Casi parecía que tuviesen amigas de verdad. La peliazul no había tenido muchas amigas de pequeña, casi ninguna, a decir verdad. Los niños no se tomaban a bien lo rara que era. Su mejor amiga era su hermana, pero ella no era precisamente la fiesta.
—¿Le-les parece bien?
— Sí, sí, está bien, está perfecto. No te preocupes, Ranko-chan, se siente como una pijamada, ¡porque es una pijamada!
Viendo que Lyndis ya había hecho lo propio y se había tirado al kotatsu sin perder un segundo, Chika la siguió. No sin antes dejar las bolsas al lado del armario con cuidado. Se metió bajo el kotatsu y se extendió sobre el mismo, imitando a Lyndis vigilando de no molestarla ni golpearla.
— ¿Eh? ¿Qué jornada? ¿Ayudarme con qué? — preguntó a Ranko primero y entonces a su hermana.
Sí, Chika ya se había olvidado de lo que iban a hacer allí. Ya estaba haciendo palomitas y hablando de cosas intranscendentales en su cabeza.
Ranko soltó un risita cuando Lyndis se lanzó al kotatsu. Se le hacía un tanto tierno ver a una chica más alta que ella actuar así. Notó la mirada fija de Meme, y cómo inclinaba la cabeza con curiosidad ante la reacción de su hermana. Ranko rápidamente se giró para ocultar su rubor y desempacar y guardar las cosas de ambas en el gran armario.
Kimi se notaba algo tímida, o tal vez le costaba aclimatarse a estar con otras personas. Ranko lo entendía, y no quería presionarla. Chika, por otro lado, parecía bastante emocionada.
—M-me alegra que les guste la habitación, Chika-san, Lyndis —dijo, volteando para ver al par sentadas al kotatsu. Parecía que querían dejarse llevar por la comodidad de la casa —. Ahm... Sí, ahm... Íbamos a entrenar, ¿No? —Ranko preguntaría sin perder la sonrisa.
—Tal vez quieren descansar del viaje, Hermana. Estaría bien disfrutar el lugar un momento. —sugirió Meme mientras se asomaba por la ventana. No la abriría del todo para evitar que el viento frío entrara demasiado.
Ranko torció los labios, indecisa, pero su sonrisa leve volvió al segundo.
—Ustedes son las invitadas, lo que quieran hacer e-está bien.
—Eso, eso, descansar — respondió en el momento cuando escucho a Meme, bastante satisfecha con su idea e hizo un gesto invitando a Kimi, que todavía estaba de pie en la entrada. — Todas estamos cansadas del viaje ¿no? Y para el máximo en un combate hay que estar descansadas. Así que luego más tarde lo haremos. O mañana — añadió finalmente con un tono de voz más bajo, que solo Chika podría escuchar al estar al lado de ella.
Estiró los brazos y luego su espalda, seguido finalmente de sus pies para soltar un dulce quejido de satisfacción. Después, se tiraría hacia atrás, tumbándose en el suelo mientras se acariciaba el cuello.
— Como me molesta, la próxima vez debería comprarme un cojín de esos para los viajes — dijo maldiciendo lo mal que le había sentado el dormir en el tren, aunque una de las parejas de hermanas, sabia que había dormido casi a pierna suelta.
Kimi abrió la boca un segundo sin saber bien qué decir. Por un lado entendía que estuvieran cansadas o emocionadas por pasar el rato y relajarse, pero a ella le sonaba más a que Lyndis ya había venido preparada para hacer el vago. Aún así, no podía culparla. Estaba claro que descansar siempre era mucho más placentero que entrenar.
Esta vez no esperó a escuchar la respuesta de su hermana, ni la miró, ni nada. No quería que se sintiese obligada a hacer lo que Kimi quería. A quien sí miró, en cambio, fue Ranko.
— Si quieres podemos adelantarnos a entrenar, Sagisō-san. —Le ofreció, con una sonrisa—. Y dejamos a Zhaoren-san y a Chika-chan descansar tranquilas.
—Tal vez quieren descansar del viaje, Hermana. Estaría bien disfrutar el lugar un momento.
— Todas estamos cansadas del viaje ¿no? Y para el máximo en un combate hay que estar descansadas. Así que luego más tarde lo haremos. O mañana
Y Chika, simplemente, asintió. Con la cabeza contra la mesa, dejandose llevar por la calidez que el amado mueble le proporcionaba, sencillamente, asentía. Cuanta razón tenían todas. Habían venido a entrenar, pero ¿qué era entrenar sin estar al cien por cien? Una tonteria. Y claro, estaban cansadisimas del viaje. Cuanta razón tenía Lyndis. Lo importante era relajarse y descansar y que nadie explotase a su hermana.
— Si quieres podemos adelantarnos a entrenar, Sagisō-san.Y dejamos a Zhaoren-san y a Chika-chan descansar tranquilas.
La peliazul se levantó de golpe, con cuidado de no lanzar la mesa por los aires.
Dio un par de palmadas con las manos para levantar los animos, sobre todo a la mayor que parecía completamente agotada. Quería entrenar, claro, pero no quería que Kimi sufriera daño ni tener que pegarle a Meme ni a Kimi. Al menos su hermana podría entrenar con Ranko mientras ella se peleaba con Lyndis y después ya rotarían. Que Meme se pegase con Lyndis mientras ella vigilaba a Ranko y Kimi eso también era una opción. La mejor opción de hecho.
—No te quejabas cuando dormías en el tren —comentó Meme a Lyndis, cruzándose de brazos y sonriendo pícaramente —. Tal vez mi Hermana te pueda dar un masaje...
Ranko cerró el armario de un sonoro portazo.
—Ah... Eh... L-lo siento —Ranko se volteó hacia Kimi, aunque su rostro mostraba una sonrisa nerviosa y unas mejillas ardientes —. ¡S-s-sí! ¡Va-vamos a entrenar!
La de la trenza se puso en pie, intentando ignorar el comentario de Meme con toda el alma, aunque la pelirroja se reía por lo bajo. Chika, sin embargo, cambió de parecer casi al instante al escuchar a su hermana querer pelear, y se levantó como Ranko. Esto alivió un poco a la Kusajin, quien trataba de eliminar la palabra "masaje" de su vocabulario.
Meme se encogió de hombros y suspiró.
—Supongo que descansaremos después.
Ranko esperaría a que Lyndis confirmase o dijese algo, antes de asentir y salir de la habitación. Les guiaría de vuelta a abajo, a la parte trasera de la casa. Entrarían a una habitación muy amplia que daba al patio, de suelo adecuado para prácticas de artes marciales.
—A-aunque es una casa de vacaciones, mi madre insistió en que hubiese un dojo. Usamos el patio trasero para prácticas más... Destructivas, como jutsus —Ranko suspiró. Su sonrisa tonta no se iba de su rostro, y le costaba mirar en serio a Lyndis —. ¿Cómo...? Ahm... ¿Cómo les gustaría comenzar?
Y antes de poder si quiera que pasaran más minutos, parte de ellas parecieron cambiar de opinión. O más bien solo lo hizo Chika. Acto seguido, Meme le recriminó el hecho de que se había tirado casi todo el viaje durmiendo, y Lyndis solo pudo responder a eso con un gruñido sin despejar la cara de la mesa, en su defecto, la giró para seguir gruñiendo.
Chika fue la primera de las que se había acomodado, en levantarse y dirigirse a la entrada. Después la seguiria Meme. Y finalmente tras un largo esfuerzo, tirarse sobre el suelo con el ceño fruncido y extendiendo los brazos, lo haría Lyndis.
Se dirigirían entonces a uno de los dojos interiores de la casa, que incluso conectaba con el exterior.
— Con rondas de dos estaría bien, pero una se quedaría fuera así que... Me pido ser la última — dijo sentándose en el descansillo de madera, que hacía de intermediario con el exterior. — Así puedo... ¿Recuperar más energías? ¿Estudiar a mis adversarios? Alguna de esas cosas — y acto seguido se tumbó dando un largo suspiro, creyendo satisfecha que era una buena excusa.
Kimi asintió, preparada para ir a entrenar junto a Ranko, cuando Chika se levantó de golpe. Parecía haberse acordado de para qué habían venido, aunque a Kimi le daba algo de pena. Sabía que realmente preferiría descansar y relajarse.
Las chicas siguieron a la anfitriona hacia un dojo que estaba en la parte trasera de la casa. Ese sería su lugar de entrenamiento.
— Con rondas de dos estaría bien, pero una se quedaría fuera así que... Me pido ser la última. —Dijo Lyndis entonces, sentándose—. Así puedo... ¿Recuperar más energías? ¿Estudiar a mis adversarios? Alguna de esas cosas.
— De acuerdo. —Contestó Kimi. Realmente estaba contenta mientras ella pudiese pelear primero—. ¿Te gustaría empezar conmigo, Sagisō-san?
Entonces, de pronto, todo el cuerpo de Kimi se vio envuelto por una chisporroteante electricidad. Desde los pies hasta la punta de sus erizados cabellos que ahora apuntaban todos hacia arriba por la estática, montones de pequeños rayos empezaron a surgir de ella, formándose a su alrededor a pocos centímetros de distancia de su piel.
— Estoy ansiosa por empezar. —Añadió, sonriendo emocionada.
54/60
–
-6
–
¤ Raiton: Lightning Mōdo ¤ Elemento Rayo: Modo Relámpago - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos:Yotsuki 30 - Gastos:
3 CK (divide regeneración de chakra)
(multiplicable x2)
20 CK para echar a perder objetos medianos y pequeños
(Yotsuki 50) 40 CK para echar a perder objetos más grandes que una persona
- Daños: Daño de Taijutsu + 5 PV - Efectos adicionales: Permite recargar objetos electrónicos o echarlos a perder con el contacto. - Carga: 2 - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Utilizando los mismos principios con los que sobrecarga su propia batería hidroeléctrica, Kimi es capaz de sobrecargar su cuerpo entero de electricidad para potenciar el daño de sus golpes físicos.
Durante el uso de esta técnica, varios rayos y chispas empezarán a crearse a su alrededor y su pelo se erizará, dejando claro a cualquier observador lo que está sucediendo.
Con un contacto prolongado, esta técnica es capaz de poner en funcionamiento objetos electrónicos o estropearlos.
Para mantener la técnica, se deberá volver a pagar el coste por golpe.