Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Esperaba sentado, mientras la lluvia caía sobre él y empapaba su pelo, su ropa, resbalaba sobre sus hombros y acababa en el suelo, sobre la resbaladiza plataforma en medio del Lago de Amegakure. Sí, como cada mañana, aquél hombre esperaba, pero no lo hacía en el mismo sitio, ni de la misma forma. No esperaba bebiéndose un café bien cargado, sin azúcar, como a él le gustaba. Ni leyendo el periódico, ni preparándose para ir a trabajar al hospital, u observando desde las sombras cuando tenía un día libre. Preguntándose, en su fuero interno, cuando llegaría el día en el que se cumpliría por fin la promesa. Esperaba sin decir ni una palabra, pero tampoco completamente en silencio, como lo había hecho todos estos meses. Esperaba cabizbajo, pero no con la guardia baja, como un auténtico shinobi cuando se preparaba. Esperaba algo, o a alguien, al fin y al cabo, y no esperaba, simplemente. Acuclillado, parecía tranquilo, pero estaba expectante.
Aotsuki Zetsuo esperaba porque se había cansado de esperar.
Aquella mañana, Aotsuki Ayame volvía a despertar, quizás ignorando lo que le depararía el día, como cualquier otro día normal. No esperaba nada, como aquél hombre que era su padre sí lo hacía. Pero la casa estaba inusualmente vacía, el silencio era denso y el olor que tanto odiaba a café hacía tiempo que ya no pululaba por la cocina. Sin embargo, una nota escrita con letra pulcra la aguardó junto a su propia placa de jōnin. Aotsuki Zetsuo era un hombre de justas y certeras palabras. Pocas veces se andaba con rodeos hacia los suyos. Y así, le hizo saber:
En el sitio de siempre.
No, Zetsuo no se andaba con rodeos. Pero tampoco empleaba más palabras de las que eran necesarias. Con la placa de su hija había bastado. Ella ya sabía lo que significaba.
Aquellas cinco palabras escritas bastaron para ponerle la carne de gallina. Conocía aquella letra pulcra y firme. Como también conocía el significado que escondían tras aquel escueto mensaje. Su propia placa de jōnin lanzaba reflejos dorados a la luz. Su padre la estaba esperando.
Esperando a que cumpliera el reto que tiempo atrás le había lanzado.
—Maldita sea... —Ayame apretó las mandíbulas. Apretó la placa entre sus dedos. Cerró los ojos con rabia.
Su hermano tenía razón. Daruu tenía razón. Había esperado demasiado tiempo. Se suponía que debía ser ella quien le lanzara el desafío cuando obtuvo su placa de chūnin. Pero había sido una absoluta cobarde. Y al final había sido él quien había venido a buscarla a ella. No se le ocurría una peor manera de comenzar a cumplir su reto.
Ayame suspiró con resignación y se dio la vuelta. No podía dar marcha atrás en el tiempo, por lo que sólo podía tratar de caminar hacia delante y enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Aquella vez no había sitio para el miedo.
Por eso, tomó todas sus armas, su equipamiento de kunoichi y salió al exterior como si fuera a enfrentarse a la misión más difícil de su vida.
En cierta manera, lo era.
Y aún así, cuando llegó al punto de encuentro, un escalofrío la recorrió de arriba a abajo. Ayame había pisado aquellas plataformas que se alzaban sobre las aguas del Lago de Amegakure en más de una ocasión. En ellas, Aotsuki Zetsuo había golpeado su voluntad una y otra vez, con la fuerza de un martillo sobre un yunque, para fortalecerla mentalmente. No había sido agradable. Nada agradable. En ocasiones llegó a pensar que aquellas sesiones de entrenamiento eran sesiones de tortura. Pero las cicatrices en su mente habían terminado por convertirla en lo que era en aquellos momentos. Ahora, en aquellas plataformas, Aotsuki Zetsuo encontraría lo que tanto tiempo llevaba esperando:
Que Ayame le platara cara y le demostrara de lo que era capaz.
—Siento haberte hecho esperar... papá —dijo, sus palabras acompañadas del chapoteo de sus botas sobre el agua.
Ayame se plantó en la misma plataforma que su padre, tras su espalda. Su padre estaba acuclillado frente a ella, cabizbajo, pero ella sabía bien que no había bajado la guardia en ningún momento. Jamás lo hacía. Como el águila que era, esperaba en su percha a que sus presas salieran a la luz.
1/03/2020, 23:53 (Última modificación: 1/03/2020, 23:54 por Amedama Daruu.)
Zetsuo escuchó los pasos de su hija por encima del estruendo de la lluvia, que arreciaba a cada minuto. El hombre se levantó con un gruñido cansado y se dio la vuelta, clavando en ella esos ojos aguamarina suyos, escrutándola detenidamente.
—Me cago en la puta, Ayame —blasfemó nada más contestar, como venía siendo habitual—. ¿"Siento haberte hecho esperar"? Ha pasado mucho tiempo desde que conseguiste esa placa. Y ahora, otra placa más. "Tú y yo ajustaremos cuentas", dijiste. Y sin embargo, sí, aquí me tenías, esperando.
»Y aún así, he tenido que hacerte venir yo. ¿Cuándo pensabas medirte con tu viejo padre? ¿Cuando el sombrero de Kage reposara sobre tu impresentable y cobarde cabezota?
Él no tardó un instante en reparar en su presencia, como siempre. Se levantó con un ronco gruñido y se volvió hacia ella, atravesándola con sus iris aguamarina.
—Me cago en la puta, Ayame —blasfemó—. "¿Siento haberte hecho esperar?" Ha pasado mucho tiempo desde que conseguiste esa placa —Un año, aproximadamente—. Y ahora, otra placa más. "Tú y yo ajustaremos cuentas", dijiste. Y sin embargo, sí, aquí me tenías, esperando. Y aún así, he tenido que hacerte venir yo. ¿Cuándo pensabas medirte con tu viejo padre? ¿Cuando el sombrero de Kage reposara sobre tu impresentable y cobarde cabezota?
Ayame agachó la mirada, con las mandíbulas apretadas y los puños cerrados a ambos lados de su cuerpo.
—No tengo excusa... —Tuvo que admitir, temblando ligeramente. Cuando había formulado en voz alta su reto le había parecido la mejor idea del mundo. Pero cuando se había visto con la placa plateada entre las manos se sintió al borde de un abismo. ¿Y si se enfrentaba a él y no conseguía alcanzar sus expectativas? ¿Y si le acababa decepcionando? El terror la invadió. Y el "mañana se lo diré" se fue postergando hasta que recibió la segunda placa, la que aquel día lucía dorada en su hombro—. Entenderé que no quieras darme otra oportunidad...
Ayame respiró hondo por la nariz y volvió a alzar la mirada. Sus ojos castaños chocaron violentamente con los aguamarina de su padre.
—Pero si me la das, no te defraudaré. Te mostraré de lo que soy capaz.
—Todavía tienes que aprender muchas lecciones básicas, niña —espetó, y cerró el puño con fuerza delante del pecho—. Un shinobi no necesita excusa alguna, sólo debe responsabilizarse de sus actos y aceptar las consecuencias —dijo, y dio un paso adelante—. Un shinobi no pide oportunidades, ni las otorga. —Zetsuo respiró hondo y se cruzó de brazos—. ¡Un shinobi crea sus propias oportunidades, y reduce las de sus adversarios!
El hombre, sin dejar de cruzar los brazos, giró la muñeca derecha y levantó los dedos índice y corazón de la mano.
Pero su padre chasqueó la lengua con molestia. Y Ayame se temió lo peor.
«Demasiado tarde.»
—Todavía tienes que aprender muchas lecciones básicas, niña —le espetó, cerrando el puño delante del pecho—. Un shinobi no necesita excusa alguna, sólo debe responsabilizarse de sus actos y aceptar las consecuencias —dijo, dando un paso al frente. Ayame no retrocedió ni se movió, se mantuvo firme en su posición—. Un shinobi no pide oportunidades, ni las otorga —Zetsuo respiró hondo, cruzándose de brazos—. ¡Un shinobi crea sus propias oportunidades, y reduce las de sus adversarios!
Entonces lo vio. Su padre giró la muñeca, levantando los dedos índice y corazón en un gesto ya muy familiar: Era el sello de la confrontación.
—¿Quién eres? ¿Qué eres?
El corazón de Ayame comenzó a aletear con fuerza en su pecho. Había oído esas dos preguntas decenas de veces, con cada golpe de martillo contra su alma. Temblorosa de expectación, la kunoichi alzó su mano diestra, con los dedos índice y corazón también alzados en el mismo gesto que esgrimía su padre.
—Soy Aotsuki Ayame, del clan Hōzuki, descendiente de la familia Aotsuki y jōnin de Amegakure.
—Bien —dijo Zetsuo, simplemente. No hubo felicitaciones, ni un correctivo por no haberse llamado a sí misma guardiana, pese a que no lo había pasado por alto. Para el padre de Ayame, bastaba el orgullo, la frente alta y una voluntad de hierro. Bastaba que no hubiera quiebros en la voz. Una leve sonrisa frugal casi pasó desapercibida—. Entonces, basta de cháchara. —El hombre se llevó una mano al portaobjetos y sacó de él el mismo extraño aparato que Ayame había visto llevar puesto a Hōzuki Shanise toda su vida. Zetsuo se ajustó bien el respirador y formuló un sencillo sello especial que hizo aparecer frente a sí mismo un Kage Bunshin. Hubo un instante de incógnita. Ni el clon ni el original, detrás de él, parecieron querer realizar ningún movimiento. Pero luego, tan pronto como quien pestañea, el clon salió corriendo hacia Ayame.
Quizás para otro ninja médico como él era, el Kage Bunshin hubiera parecido rápido. Pero a los ojos de Ayame, una kunoichi reactiva con una gran sensibilidad a su entorno, casi pareciera que estaba combatiendo contra un novato. Pero no se había de subestimar a Zetsuo, quien, a lo lejos, se mantenía expectante y con los brazos cruzados, mientras su clon arriesgaba la vida por él enarbolando un Fūma Shuriken que ahora hacía girar hacia la muchacha cuerpo a cuerpo, utilizándolo a modo de espada. Quizás no era tan ducho en peleas directas como lo podría ser Daruu, pero guardaba demasiados ases bajo la manga.
Shuriken x5 (8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo)
· Portaobjetos avanzado (Cadera izquierda) (1/10)
B-ranku no Kibaku Fuda
C-ranku no Kibaku Fuda
Dulces sueños
Gas lacrimógeno
Mordisco de serpiente
Picadura de mosquito
Respirador
Veneno común mejorado (6 PV, 6 turnos)
Veneno extra fuerte (10 PV, 6 turnos)
¤ Kage Bunshin no Jutsu ¤ Técnica del Clon de Sombras - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos:Ninjutsu 70 - Gastos: 30 CK por clon, el chakra restante se divide entre el número total de clones al final de cada turno (la regeneración de chakra se divide entre el número de clones) - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: Sello de clonación especial - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: -
Similar a la técnica de clonación estándar, esta técnica crea clones del usuario. Sin embargo, estos clones son copias idénticas, no ilusiones ni imágenes. El chakra del usuario se distribuye equitativamente entre todos los clones creados por este método, dándole a cada copia una fracción equivalente del poder total del usuario. Los clones son capaces de realizar técnicas por sí mismo, de cualquier tipo, y pueden incluso sangrar, aunque se dispersarán ante tres golpes físicos cualesquiera o un ataque lo suficientemente fuerte (30 PV o más). Los clones también pueden dispersarse a la orden del usuario.
Cuando estos clones son creados, replican todas las armas no consumibles, pero sólo quitarán la mitad de daño. Es posible "pasarle armas" al clon al crearlo, en este caso el usuario pierde dichas armas de su repertorio y las posee su clon. Si el usuario tiene alguna técnica activa mantenida en el tiempo, deberá pagar de nuevo el coste de activación si desea que su clon también tenga dicha técnica activa. Además la regeneración del chakra se divide como corresponde.
Los clones de sombra no pueden ser diferenciados del original, ni siquiera con el Byakugan, ya que todas las réplicas y el original tienen exactamente la misma cantidad de chakra y no están hechas de ninguna otra sustancia. Los clones devuelven al original las experiencias recibidas al dispersarse, siendo útiles para entrenamientos que requieran mucho tiempo, y para enviarlos a misiones de espionaje o recogida de información. Sin embargo, también devuelven al original el shock emocional del recuerdo de un ataque recibido, aunque en menor medida. Los efectos negativos, como el del cansancio, o cualquier otra penalización a los atributos, pasan al original si el clon desaparece.
Debido a la forma en la que los clones son creados, el usuario debe dividir su chakra por igual entre él y sus copias, posible usando todo el chakra del que disponen rápidamente si hace demasiados clones. Además, se requiere bastante cantidad de chakra para poder hacer muchos clones. Si el usuario original queda con menos de 25 CK, todos los clones se deshacen. Para que los clones se coordinen entre sí y puedan realizar acciones combinadas, el usuario tiene que tener al menos 20 puntos de Inteligencia por cada clon creado. Todos los clones pueden usar hasta -25 CK, pero si alguno de ellos lo hace, la cantidad negativa de ese chakra también pasa al usuario, con lo que podría quedar inconsciente.
Los jinchuuriki son capaces de usar esta técnica hasta el extremo, ya que cuando se crea un clon se divide tanto el chakra del usuario como el chakra del bijuu disponible (y si en total el original tiene más de 25 CK, la técnica permanecerá activa). Sin embargo, no pueden utilizarse si se activan las capas de chakra de bijuu y no se controla a la criatura, pues la presencia del bijuu podría desestabilizar a los clones o tomar posesión del usuario. Incluso si el bijuu está controlado y dominado, si el usuario no tiene su favor podría aprovechar una fragmentación de más de un clon utilizando su chakra para tomar posesión de su cuerpo y liberarse.
Al contrario de lo que ocurre en el resto de las técnicas de clonación, los Kage Bunshin pueden pensar por sí mismos y, a pesar de estar separados, pueden sentir en cierto grado el dolor que sufra el original, ya que en el fondo siempre están conectados por un enlace microscópico de chakra. Si el usuario sufre un daño único de más de 50 PV, todos los clones desaparecen.
4/03/2020, 21:18 (Última modificación: 4/03/2020, 21:47 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—Bien —respondió Zetsuo, con una fugaz sonrisa en la comisura de sus labios—.Entonces, basta de cháchara.
Y Ayame no pudo evitar sentir cierta sorpresa al no verle protestar por la omisión a la parte de la Guardiana a la que ya había renunciado tiempo atrás. Si se le había pasado por alto o había dejado de importarle, era algo que sólo el veterano shinobi sabía. Fuera como fuese, Kokuō quedaba completamente al margen de todo aquello, era entre Ayame y su padre.
Y, fuera como fuese, no era momento para pensar en ello. La kunoichi tensó todos los músculos del cuerpo al verle rebuscar en su portaobjetos. De él sacó un respirador, que se ajustó al rostro.
«¿Va a utilizar venenos?» Dedujo, entrecerrando ligeramente los ojos, al recordar como Hōzuki Shanise siempre lo llevaba precisamente para evitar un ataque así. La otra opción es que pretendía meterse en las aguas del lago que les rodeaban; pero... dada la afinidad de Ayame con el agua, lo dudaba seriamente. Debía estar preparada para lo que pudiera ocurrir.
Pero Zetsuo no la atacó directamente. En su lugar, creó junto a él un clon de sombras; y, tras un breve instante de incógnita y una pequeña nube de humo, la réplica del médico liberó un Fūma Shuriken desde uno de los antebrazos donde lo llevaba sellado y se lanzó a la carrera contra su propia hija. Los ojos de Ayame siguieron su movimiento sin ningún tipo de problema, y la kunoichi flexionó las rodillas y saltó hacia arriba en el momento en el que el metal iba a desgarrar su cuerpo. Un aleteo de las alas de agua que habían surgido tras su espalda la impulsaron lo suficiente para quedar por encima de él mientras entrelazaba las manos en un tres sellos: Dragón, Tigre, Liebre.
«¡Suiton: Mizurappa!»
Ayame inspiró hondo y, al soltar el aire, liberó a su vez un torrente de agua a presión que dirigió hacia abajo, buscando disolver el clon de Zetsuo.
·Hitai-ate [Hombro derecha, manga] ·Carcaj con 15 flechas [Espalda] ·Portaobjetos básico [Pierna derecha] ·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]
¤ Hikōgo no Jutsu ¤ Técnica del Pez Volador - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos:
Hōzuki 60
Suika no Jutsu
- Gastos: 30 CK (impide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:
Permite al usuario volar
Las alas tienen una resistencia de 20 PV
- Sellos: Pájaro - Velocidad: Muy rápida (formación) - Alcance y dimensiones: Las alas tienen una envergadura total de cuatro metros
Usando la técnica del Suika no Jutsu como base, el usuario multiplica el agua del interior de su cuerpo con ayuda del chakra y la expulsa a través del centro de su espalda. El agua no llega a desprenderse de su cuerpo, sino que se divide y toma direcciones opuestas, formando tras la kunoichi dos alas constituidas enteramente por este líquido que parecen brillar con cristales de lapislázuli y que le permite volar con total libertad.
La velocidad de desplazamiento y los movimientos que pueda realizar en el aire dependerán del Poder y la Inteligencia del usuario (que sustituirán a los correspondientes atributos de Agilidad yDestreza para cuestiones como acrobacias). Sin embargo, dado que el usuario está utilizando la técnica de la hidratación como base, las alas se desharían de inmediato si llegase a recibir un ataque que le obligara a convertir todo su cuerpo en su forma líquida o si fueran estas las que sufrieran un daño superior a 20 PV, de manera que el usuario debería volver a pagar el coste energético si deseara volver a formarlas.
«Las aves no son las únicas que son capaces de surcar los cielos. ¿Acaso no has oído hablar de los peces voladores?» —Aotsuki Ayame.
¤ Suiton: Mizurappa ¤ Elemento Agua: Ola de Agua Salvaje - Tipo: Ofensivo (contundente) - Rango: C - Requisitos:Suiton 10 - Gastos:
12 CK
(Suiton 20) (multiplicable x2)
(Suiton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV - Efectos adicionales:(Suiton 80) El chorro de agua puede ser lanzado de forma parabólica, aunque no alcanza el ancho de la técnica hasta que no está a 3 metros del objetivo - Sellos: Dragón → Tigre → Liebre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
La técnica avanza 8 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
La técnica avanza 10 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, el usuario expele agua desde su boca, como se tratase de una cascada con forma de trompeta, que arrasa con el adversario y lo derriba. El ejecutor de la técnica puede controlar su poder libremente administrando la cantidad de chakra que libera al utilizarla. Es una técnica básica de elemento agua.
5/03/2020, 20:40 (Última modificación: 5/03/2020, 20:41 por Amedama Daruu.)
El Kage Bunshin rasgó el aire. La kunoichi había dado un ágil salto, y había desplegado sendas alas de agua que le habían elevado lo suficiente como para quedar encima de él. Lejos de amedrentarse, el clon, como un suicida loco, dio un bote hacia arriba mientras la muchacha juntaba las manos. Entonces, el original chasqueó los dedos.
Del cogote del clon surgió una nube de humo espeso de color morado que se proyectó hacia Ayame y la envolvió en sombras, cegándola. La ponzoña pasó a través de su boca y su nariz hacia los pulmones y envenenó a la kunoichi, quien sintió una punzada de dolor en el pecho. Su técnica acuática alcanzó al clon, por lo que pudo deducir del tintineo metálico del Fūma Shuriken.
- PV:
220/220
–
- CK:
305/400
– (-5) (-10)(-60)
- Daño provocado: 10 PV durante 10 turnos
- Acciones ocultas: 1 revelada: sello con Tensha Fūin en la nuca del Kage Bunshin: técnica Dokugiri, liberación al chasquear los dedos
Shuriken x5 (8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo)
· Portaobjetos avanzado (Cadera izquierda) (1/10)
B-ranku no Kibaku Fuda
C-ranku no Kibaku Fuda
Dulces sueños
Gas lacrimógeno
Mordisco de serpiente
Picadura de mosquito
Respirador
Veneno común mejorado (6 PV, 6 turnos)
Veneno extra fuerte (10 PV, 6 turnos)
¤ Tensha Fūin ¤ Sello de Transcripción - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos:Fūinjutsu 45 - Gastos: X + 10 CK, X: gasto de la técnica a sellar - Daños: - - Efectos adicionales: Sella los efectos de una técnica en un pergamino, o sobre el cuerpo de un objetivo, con condiciones impuestas por el ejecutor (ver descripción) - Sellos: (Sellos de la técnica a sellar) → Palmada - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Mediante esta técnica, el usuario puede sellar los efectos de cualquier técnica que conozca (pregunta a un administrador o a un master oficial si no estás seguro de poder hacerlo con determinada habilidad), normalmente Ninjutsu, con el simple contacto sobre la superficie de un pergamino o sobre el cuerpo de otro usuario.
Usada sobre un pergamino, la única condición aceptable es que la técnica se libere cuando alguien abra el pergamino.
Usada sobre el cuerpo de otro usuario, se permiten diferentes tipos de condiciones, pero la técnica nunca hará daño a un portador sino que será lanzada desde el sello o permitirá al usuario lanzarla si éste la tiene en la mano. No se pueden llevar preparadas, a no ser que se especifique en una trama o post anterior. En todo caso, el usuario no podrá sellar más de una técnica en cada objetivo por trama o por día on-rol, y como gasto máximo deberá tener 100 CK.
En cualquiera de los casos, las condiciones de liberación no deberán ser ambiguas.
- Efectos adicionales: Depende del veneno utilizado - Sellos: Carnero - Velocidad: Muy lenta - Alcance y dimensiones: 6 metros de largo y 3 de ancho
El usuario moldea chakra en el interior de su cuerpo y lo transforma en sustancias químicas especiales que expulsa a través de su boca. En cuanto estas sustancias entran en contacto con el aire cambian instantáneamente y se transforman en una niebla tóxica de color morado que se extiende en el espacio y que envenena al oponente en caso de inhalarla, por muy poco que sea.
Ya que esta técnica combina Ninjutsu, conocimientos médicos y químicos, requiere de un exacto control del chakra.
Esta técnica puede utilizarse con los venenos que posea el usuario, tras colocárselos en la boca sin llegar a ingerirlos, de manera que los efectos serán diferentes según la toxina utilizada.
Ayame saltó justo en el momento en el que el Fūma Shuriken rasgaba el aire, en el espacio exacto donde la kunoichi había estado hasta hacía unas milésimas de segundo. Se alzó en vuelo, y la réplica de Zetsuo la siguió con un salto. Estaba dispuesta a elevarse todo lo que hiciera falta para evitar ser atacada al mismo tiempo que desataba su propia técnica acuática, pero entonces escuchó un chasqueo de dedos, y antes de que pudiera entender qué era lo que estaba ocurriendo se vio envuelta por una densa nube de humo violeta. Un humo amargo que se coló por su nariz y por su boca sin poder evitarlo, y en cuestión de segundos sintió una punzada de dolor en el pecho y un profundo vértigo que la hizo caer al suelo.
«¡No, no, no! ¡Maldita sea!» Blasfemó para sí, con una rodillas postrada en tierra. ¿Pero qué gusto tenía la gente por envenenarla de aquella manera?
Ayame aguantó la respiración como pudo, aunque ya era del todo inútil. Lo había respirado, y el veneno ya había pasado a su torrente sanguíneo. El problema era que Ayame sólo tenía un antídoto... y si su padre decidía utilizar más venenos contra ella, o alguno aún peor, podría significar su final. Tendría que aguantar... por el momento.
El Fūma Shuriken surgió de entre la nube de veneno silbando de forma mortífera, girando a toda velocidad de vuelta contra su legítimo dueño en forma de parábola. Por detrás de él, Ayame salió a la carrera también, siempre por detrás del arma, y con los ojos fijos en su padre.
7/03/2020, 12:44 (Última modificación: 19/03/2020, 00:00 por Amedama Daruu. Editado 3 veces en total.)
Zetsuo sonrió cuando la nube de veneno envolvió a Ayame. Otra estratagema que daba en el blanco. El médico no estaba acostumbrado a pelear al máximo de sus capacidades, y por eso, por primera vez en mucho tiempo, se sentía vivo. Tenía la oportunidad de estirar un poco al fin. Tenía la oportunidad de dejar de dirigir un hospital por un día.
Pero esperaba que ninguno de los dos acabase en una camilla.
Su fūma shuriken le fue devuelto a través de la nube de humo, con una Ayame a la carrera que casi alcanzaba la velocidad del arma por detrás. Cualquier shinobi que no estuviera ciego o fuera un auténtico gilipollas habría previsto que allí había plantada algún tipo de trampa. Aotsuki respiró hondo, tratando de mantener la serenidad, y llegó a una conclusión rápida. Dio un salto hacia atrás y se sumergió bajo las aguas del lago.
Pero el Fūma Shuriken nunca llegó a acertar en su objetivo. Aotsuki Zetsuo, con un simple salto hacia atrás, se había sumergido en las aguas del lago y el arma, sin un objetivo claro, siguió volando y girando a toda velocidad en línea recta hasta que terminó por hundirse también con un sonoro chapoteo.
«¿Te has atrevido a sumergirte en mis dominios?» Se preguntó Ayame, extrañada ante aquella decisión. Zetsuo sabía mejor que nadie cómo se las gastaba en el agua, su medio natural. Sólo podía esperar una extraña estratagema por su parte.
Y, por esa misma razón, aceleró aún más su carrera y le siguió. Su elemento la recibió con los brazos abiertos cuando se lanzó al agua, con las manos muy juntas entre sí, y sus ojos le buscaron con desesperación contenida.
7/03/2020, 19:11 (Última modificación: 19/03/2020, 00:00 por Amedama Daruu. Editado 2 veces en total.)
Ayame se sumergió en las heladas aguas del lago de Amegakure, algo a lo que sólo estarían acostumbrados los Hōzuki más duros o los Hijos de la tormenta. El viento y el torrente de agua que caía por encima de la superficie eran suficientes para crear algo de oleaje, y el agua estaba turbia y revuelta. A izquierda y a derecha sólo había lugar para el vacío, pues Aotsuki Zetsuo parecía haberse escabullido antes de que su hija pudiera verle. Con el respirador, el hombre era capaz de respirar bajo el agua. Si bien no podía ser uno con ella, como Ayame, era muy consciente de la ventaja que supondría para su hija combatir bajo el agua.
Pero sus ojos no le encontraron en las profundidades del lago. Sobre ella sólo vio la luz ambiental que le proporcionaba el cielo nublado y las gotas que caían sobre la superficie del lago, a los lados el azul de las aguas, abajo... una terrible oscuridad. No bajó la guardia, pero entrelazó las manos en el sello del Pájaro y entonó una melodía. Su voz se extendió a su alrededor hasta unos diez metros a la redonda. Estando en aquel vacío, Ayame sólo esperaba un único eco. El único que debía regresar a ella.
Si no calculaba mal, sólo habían pasado unos pocos segundos entre el hundimiento de su padre y el suyo propio. Y Zetsuo no era tan rápido como ella. No podía haber ido muy lejos, tendría que poder alcanzarle con su ecolocalización.
·Hitai-ate [Hombro derecha, manga] ·Carcaj con 15 flechas [Espalda] ·Portaobjetos básico [Pierna derecha] ·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]
¤ Seidō: Hankyōteī ¤ Camino de la Voz: Ecolocalización - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos:Ninjutsu 40 - Gastos:
12 CK
(Ninjutsu 60) 18 CK (divide regeneración de chakra)
- Daños: - - Efectos adicionales:
Permite percibir la presencia y ubicación de cualquier objeto sólido en el momento actual
(Ninjutsu 60) Permite mantener la técnica en el tiempo
- Sellos: Pájaro (activar) - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: 1 metro a la redonda por cada 10 puntos en Percepción
La tercera de las técnicas de voz de Ayame.
Como si de un sónar se tratara, la ecolocalización consiste en la interpretación del eco recibido a partir del rebote del sonido emitido contra cualquier objeto sólido. Conociendo este fundamento, Ayame ha sido capaz de desarrollar una técnica que le permite emular este fenómeno. Mediante la emisión de chasquidos o sonidos vocales de diferente frecuencia, aplica su propio chakra a las ondas sonoras que se extienden a su alrededor y es capaz de interpretar el eco recibido e identificar cualquier objeto sólido que se encuentre en el radio de acción de la técnica y su ubicación.
En el nivel más básico de la técnica sólo es capaz de tomar una instantánea del momento en el que la realiza, de modo que los movimientos podrían pasar desapercibidos si no es capaz de interpretarlos. Sin embargo, con algo más de maestría, Ayame puede mantener la técnica en el tiempo y utilizar la ecolocalización como si de sus propios ojos se tratara durante el tiempo que se mantiene activa.
«Cuando me fallan mis ojos, confío en mi oído.» — Aotsuki Ayame.
7/03/2020, 19:50 (Última modificación: 19/03/2020, 00:01 por Amedama Daruu. Editado 2 veces en total.)
Y como Zetsuo no era imbécil, no iba a arriesgarse. Por ello, había rodeado la plataforma de combate por la derecha con un rápido buceo, manteniéndose cerca de la esquina, y cuando había escuchado a Ayame caer, había salido a la superficie y de nuevo subido a la plataforma, alejándose inmediatamente de la orilla y tratando de discernir, si la nube de veneno se había disipado, si la que había corrido hacia él era un clon y la Ayame real estaba oculta esperando su momento. Se mantuvo en todo momento en guardia, con el oído alerta y las piernas flexionadas. Fuera real o no la Ayame que había saltado al agua, no podía dejar que le cogiese por sorpresa.
Ayame, con su técnica de ecolocación, detectó a Zetsuo tras la esquina de la plataforma. El hombre subía hacia la superficie e instantes después ponía un pie de nuevo en el cemento.