Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Datsue asintió, en un mudo agradecimiento, cuando Nabi y Eri dijeron que se alegraba por él. Acto seguido, negó con la cabeza ante la pregunta del Inuzuka.
—Ni idea. A decir verdad, nuestro sistema de seguridad deja bastante que desear. —Allí se colaba hasta un kusareño—. Tendríamos que pensar en mejorarlo. Hacer algo como el Gofū Kekkai —Nabi seguramente no tendría ni idea de a lo que se estaba refiriendo. No así Eri, de sobras familiarizada con la Barrera de Cinco Sellos—, pero a lo grande.
»Lo único que sé es que se colaron dos. Uno tuvo que ser uno de esos Generales, porque quiso dejarme un recado de parte de Kurama. Simplemente… —apretó los puños de manera inconsciente—, que Kurama me mandaba recuerdos. Y el otro… el otro fue Yubiwa.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
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»Lo único que sé es que se colaron dos. Uno tuvo que ser uno de esos Generales, porque quiso dejarme un recado de parte de Kurama. Simplemente…, que Kurama me mandaba recuerdos. Y el otro… el otro fue Yubiwa.
Me llevé una mano a los ojos, para frotármelos de pura exasperación. Sonreí, me hacía bastante gracia como iba el tema, básicamente sin ningún sentido ni control. Ahora se colaba Yubiwa, el segundo al mando de Kusagakure, junto con un general. Si esto no era una fiesta, empezaba a dudar de que supiese el significado de la palabra.
— Yubiwa, el que nos tiró encima a todos los kuseños en el examen. Ya veo, todo muy dentro de los estándares. Y supongo que podemos sentarnos a esperar una disculpa por parte de Kusagakure sobre lo sucedido. —
Seguí sonriendo, esta vez más ampliamente.
— Al menos no nos aburrimos. Siempre hay alguien nuevo en la villa. ¿Yubiwa iba con los generales entonces? ¿Y por qué viene aquí a matar a uno de nuestros jinchurikis si tenía uno a mano? Dios me libre de acusar a alguien, pero parece que toda la mierda nos cae a nosotros, macho, y tiene tela que yo diga esto.
—Tendríamos que pensar en mejorarlo. Hacer algo como el Gofū Kekkai, pero a lo grande.
Ella había sopesado aquello como una buena idea, pero desechándola, pues por mucho que quisieran hacer una técnica así, se requeriría más de una mano y mucha concentración y chakra, además de que no se sabría nunca cuando atacarían y cuando no. Era muy frustrante.
—Lo único que sé es que se colaron dos. Uno tuvo que ser uno de esos Generales, porque quiso dejarme un recado de parte de Kurama. Simplemente que Kurama me mandaba recuerdos. Y el otro… el otro fue Yubiwa.
—Es una suerte que solo te mandase recuerdos... —murmuró.
—Yubiwa, el que nos tiró encima a todos los kuseños en el examen. Ya veo, todo muy dentro de los estándares. Y supongo que podemos sentarnos a esperar una disculpa por parte de Kusagakure sobre lo sucedido
Eri hizo caso omiso a Nabi de nuevo.
—¿Qué... quería decirte? —preguntó, terriblemente preocupada. ¿Qué quería el segundo al mano de Kusagakure de Datsue? ¿Y si ya no estaba con Kusagakure? ¿Y si formaba parte de los Generales?
— Al menos no nos aburrimos. Siempre hay alguien nuevo en la villa. ¿Yubiwa iba con los generales entonces? ¿Y por qué viene aquí a matar a uno de nuestros jinchurikis si tenía uno a mano? Dios me libre de acusar a alguien, pero parece que toda la mierda nos cae a nosotros, macho, y tiene tela que yo diga esto.
Bueno, no hizo tanto caso omiso a Nabi en ese caso, pues sus deducciones iban por el mismo camino que las suyas, pero también era cierto que accedía antes a Juro que a Datsue. ¿Él también sabía que Juro era un jinchuuriki? Oh, claro, Datsue y él hablaban...
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—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Datsue suspiró. Entendía a Nabi, lo entendía. Él estaría igual —o probablemente peor—, si le dijesen que uno de los altos mandos de Kusa se había colado en su Villa al mismo tiempo que uno de esos Generales.
—Todavía no sabemos si estaban compinchados, aunque mucha casualidad es que se cuelen el mismo día —aseveró—. Pero Yubiwa ya no pertenecía a Kusa. Era y es un criminal de rango S que renegó de su Villa.
—¿Qué... quería decirte?
Datsue se removió, incómodo, en el sofá. ¿Había dicho que Yubiwa había venido a hablar con él? ¿O es que Eri simplemente lo habría asumido? ¿O se lo había contado Hanabi, quizá? Dudó. No era una parte de la historia de la que se sintiese orgulloso, precisamente. Hubiese preferido pasarla por alto. Pero, después de la pérdida de su Hermano, ellos eran los últimos amigos que le quedaban, ¿no?
Si no confiaba en ellos… entonces, ¿en quién?
—Yubiwa vino a verme para… Para intentar convencerme de unirme a él. Trató de engañarme para que pensase que Hanabi había… —su voz se negó a pronunciarlo—. Me contó una historia interesante. Según él, Kenzou arrasó con su antigua Villa, Takigakure. Con todos sus shinobi, sus habitantes… y borró su existencia de las memorias de todos aquellos que la conocían. Kenzou, por otra parte, asegura que simplemente se volvió loco.
»El caso es que quiere refundar Takigakure, y me quería a mí entre sus filas para ayudarle.
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—Yubiwa vino a verme para… Para intentar convencerme de unirme a él. Trató de engañarme para que pensase que Hanabi había... Me contó una historia interesante. Según él, Kenzou arrasó con su antigua Villa, Takigakure. Con todos sus shinobi, sus habitantes… y borró su existencia de las memorias de todos aquellos que la conocían. Kenzou, por otra parte, asegura que simplemente se volvió loco.
»El caso es que quiere refundar Takigakure, y me quería a mí entre sus filas para ayudarle.
— ¿Qué mejor forma de refundar una villa que ocupando el territorio de otra? ¿Crees que va a intentar destruir Uzushiogakure con los Kuramales para fundar su propia villa? ¿Por qué sino iba a colarse aquí a liarla parda? Aunque tampoco hay que darlo por loco. Kenzou ha vivido mucho como para que todo hayan sido cuentos de hadas y pacifismo.
¿Confiar en un kusareño exiliado o en el rey de los kusareños? En ninguno de los dos, claramente. Si se puede desconfiar de todo, mejor, así no te comes sorpresas.
— Lo raro es que le dijeras que no y sigas de una pieza.
Habría que tener cuidado con Yubiwa a partir de ahora, o eso se recordó mentalmente, pues nunca había visto a Yubiwa en persona.
Luego vino su pregunta, y parecía que a Datsue no le hacía mucha gracia hablar de ese tema, ¿quizá había preguntado de más? ¿Debería haberlo dejado para otro momento? ¿Y si se equivocaba? Frunció los labios, temiendo su respuesta.
—Yubiwa vino a verme para… Para intentar convencerme de unirme a él. Trató de engañarme para que pensase que Hanabi había…—pero se negó a continuar por ahí—. Me contó una historia interesante. Según él, Kenzou arrasó con su antigua Villa, Takigakure. Con todos sus shinobi, sus habitantes… y borró su existencia de las memorias de todos aquellos que la conocían. Kenzou, por otra parte, asegura que simplemente se volvió loco. El caso es que quiere refundar Takigakure, y me quería a mí entre sus filas para ayudarle.
Quería reclutarle para formar una nueva villa, ese fue un buen resumen de todo su discurso. Eri alzó las cejas, asimilando toda aquella información, y luego puso las manos sobre la mesa, mirando a Datsue firmemente.
—Sabe donde apuntar —musitó, sin saber muy bien qué decir.
Pero no hubo problema ante eso, pues Nabi siempre tenía palabras que añadir en todo momento.
—¿Qué mejor forma de refundar una villa que ocupando el territorio de otra? ¿Crees que va a intentar destruir Uzushiogakure con los Kuramales para fundar su propia villa? ¿Por qué sino iba a colarse aquí a liarla parda? Aunque tampoco hay que darlo por loco. Kenzou ha vivido mucho como para que todo hayan sido cuentos de hadas y pacifismo.
O a lo mejor quería refundar la villa en su anterior lugar.
— Lo raro es que le dijeras que no y sigas de una pieza.
«¿O...?»
—Porque le dijiste que no, ¿no? —inquirió, con la voz más baja de lo normal, mirándole por el rabillo del ojo.
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Datsue esbozó una sonrisa triste, casi permitiendo que el silencio respondiese por él.
—Estoy aquí, ¿no? —replicó, pensándoselo mejor—. Con una reluciente placa dorada tras lo sucedido. ¡Ueee! —jaleó en un susurro para nada alegre—. ¡Jonin de nuevooo! —exclamó en susurros, y más bien parecía un amejin celebrando la victoria de Uchiha Akame cuando se proclamó campeón del Torneo de los Dojos.
»Mirad —continuó, recobrando la compostura—. No me importa si es Kenzou o Yubiwa quien tiene la razón. Me la suda, eso y el resto. Lo único que quiero es acabar con Kurama y sus secuaces. Y con Yubiwa, si tuvo algo que ver con el ataque. Cualquier otra cosa, ya me da igual.
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—Estoy aquí, ¿no? Con una reluciente placa dorada tras lo sucedido. ¡Ueee! —
Datsue podía cambiarle de tema a Eri, podía cambiarle de tema a Hanabi, podía cambiarse de tema a sí mismo, pero no a mí.
— Porque le dijiste que no, ¿verdad?
Claro que que me contestase o no, era otro tema. Pero esa pregunta quedaría grabada a fuego en mi cerebro hasta que al día siguiente no me acuerde ni de qué he desayunado. Hasta ese momento, no me olvidaré de esa pregunta sin contestar.
—. No me importa si es Kenzou o Yubiwa quien tiene la razón. Me la suda, eso y el resto. Lo único que quiero es acabar con Kurama y sus secuaces. Y con Yubiwa, si tuvo algo que ver con el ataque. Cualquier otra cosa, ya me da igual.
— Y eso está muy bien, pero sabes que eres su objetivo. ¿Crees que eres el más indicado para lanzarte a por ellos a bocajarro sin pensar y dejandote expuesto para su magia saca bijuus?
—Estoy aquí, ¿no? Con una reluciente placa dorada tras lo sucedido. ¡Ueee!—aquello era lo menos real que había visto salir de Datsue—. ¡Jonin de nuevooo!
— Porque le dijiste que no, ¿verdad?
Sin embargo, ella negó con la cabeza, sonriendo ante todo, lo que le hubiera dicho a Yubiwa le daba igual siempre y cuando no se pusiese en su contra. Se alegraba porque Datsue volviese a ser Jonin, sin embargo, no le gustaba del todo aquello. ¿Sabía que no tenía que salir de la villa, verdad?
Aunque sus sospechas fueron acalladas por lo siguiente que diría:
—Mirad, no me importa si es Kenzou o Yubiwa quien tiene la razón. Me la suda, eso y el resto. Lo único que quiero es acabar con Kurama y sus secuaces. Y con Yubiwa, si tuvo algo que ver con el ataque. Cualquier otra cosa, ya me da igual.
— Y eso está muy bien, pero sabes que eres su objetivo. ¿Crees que eres el más indicado para lanzarte a por ellos a bocajarro sin pensar y dejándote expuesto para su magia saca bijuus?
—Ahí tengo que dar la razón a Nabi —alegó, no muy contenta—. Lo único que se me ocurriría para que tu fueses en primera fila a por ellos sería utilizándote de carnada, y como que no...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
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—No le dije que sí —replicó, arisco. ¿Contento? Pues que se diese por satisfecho, si no lo estaba, pues era lo único que iba a decir al respecto.
Y, en cuanto a lanzarse a bocajarro a por ellos, lo sabía. Sabía que no era el mejor de los planes.
—Lo sé, y Hanabi está con vosotros —dijo, recordando cómo le había impedido acudir a la cita de Yubiwa—. Así que no, tranquilos, no me pegaré los meses buscándoles para ir de cabeza hasta ellos. Eso se lo dejo al resto. Aunque, ¿no os dais cuenta?
Esbozó una sonrisa zorruna.
—Yo no necesito ir a por ellos. Mirad a Ayame, mirad a mi Hermano, que estaba aquí, dentro de nuestro jodido edificio de Uzukage. Kurama dispone de más medios para encontrarnos de los que tenemos nosotros para escondernos. —Sonrió con malicia, como relamiéndose en el futuro dolor ajeno—. Eso es lo más maravilloso de todo. Por una vez, no necesito mover un dedo. Solo tengo que esperar pacientemente… hasta que ellos vengan a mí. Y estar preparado para darles la bienvenida que se merecen.
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—Yo no necesito ir a por ellos. Mirad a Ayame, mirad a mi Hermano, que estaba aquí, dentro de nuestro jodido edificio de Uzukage. Kurama dispone de más medios para encontrarnos de los que tenemos nosotros para escondernos. Eso es lo más maravilloso de todo. Por una vez, no necesito mover un dedo. Solo tengo que esperar pacientemente… hasta que ellos vengan a mí. Y estar preparado para darles la bienvenida que se merecen.
Suspiré aliviado, para soltar una breve risa después.
— ¡Jajaja! Ahí está el Datsue de siempre, joder. Un cabrón astuto siempre pensando en reventar a alguien. Me estabas preocupando, tio. Dicho lo cual, espero que tengas un plan de verdad, si se está colando aquí hasta el tato tendrás que plantar una buena trampa porque igual viene uno o vienen todos, ya puestos. Y por lo que veo, todos los cerrojos de la puerta no fueron suficientes, eh.
Siempre me había hecho gracia la paranoia de Datsue, pero es que encima justo cuando esa paranoia hubiese jugado a su favor, le sirvió de mierdas.
— ¿No tienes un sello de que si entra un malo se teleporte a Amegakure? Porque nos vendría de perlas, a Ame o a cualquier otro sitio lleno de gente sanguinaria, eh, que no es porque odie a los amenios, ahora estamos a punto de convertirnos en mejores amigos para siempre, no se me ocurriría faltarles al honor. Ah, calla, si de eso no tienen, pues al ego. Que de eso van sobrados.
Eri suspiró, claramente no muy de acuerdo con el pensamiento de Datsue al comienzo, pero a medida que iba hablando, la pelirroja se daba más cuenta de lo necesario que era reforzar sus defensas e intentar que nada ni nadie traspasase las paredes de Uzushiogakure, por muy preparados que estuvieran.
No se podía permitir permitir a nadie más.
—Eso es lo más maravilloso de todo. Por una vez, no necesito mover un dedo. Solo tengo que esperar pacientemente… hasta que ellos vengan a mí. Y estar preparado para darles la bienvenida que se merecen.
—¿No tienes un sello de que si entra un malo se teleporte a Amegakure? Porque nos vendría de perlas, a Ame o a cualquier otro sitio lleno de gente sanguinaria, eh, que no es porque odie a los amenios, ahora estamos a punto de convertirnos en mejores amigos para siempre, no se me ocurriría faltarles al honor. Ah, calla, si de eso no tienen, pues al ego. Que de eso van sobrados.
—Lo mejor sería evitar que nadie entrase en ninguna villa —dijo ella, cruzándose de brazos. No iba a entrar a reprocharle, pero no se quedaría sin decir nada—. Así que ahora lo que nos toca es entrenar duro y estar preparados.
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Nabi tenía razón, el Uchiha solía tener colocadas muchas trampas en su casa para evitar que nadie entrase. Hubo una época en la que los Sakamoto se la tenían jurada, que, incluso, sellaba su vivienda con el Gofū Kekkai. Pero al final había acabado bajando la guardia. Le había entrado pereza, tener que andar poniendo y quitando sellos cada vez que bajaba a dar un paseo —que eran mínimo tres veces al día desde que tenía a Datsuse—.
Pero era cierto, más le valía volver a coger la costumbre.
—El plan es aplastarles las cabezas con mis propias manos, Nabi. —Le parecía un plan sencillo pero tremendamente eficaz. Sin embargo, hubo algo dicho por Eri que le llamó poderosísimamente la atención: entrenar duro y estar preparados—. ¿Cuánto hace que no luchamos entre nosotros? ¿Desde la Academia? —preguntó—. ¿Qué me decís si hacemos un pequeño combate de entrenamiento? —Entrenar solo estaba bien, pero si la experiencia le había enseñado algo, es que uno mejoraba verdaderamente cuando luchaba contra otros. No era casualidad que su tremenda mejora se diese justo cuando se empezó a llevar y a practicar con Akame—. Y así me bajáis un poco los humos, ¿eh? Que últimamente escucho a todo uzujin diciendo que soy el ninja más fuerte de la Villa, y me viene bien una lección.
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Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
— ¿Cuánto hace que no luchamos entre nosotros? ¿Desde la Academia? ¿Qué me decís si hacemos un pequeño combate de entrenamiento? —
Gota de sudor frio cayéndome por la espalda, esa fue la respuesta física y tangible que dio mi cuerpo a la petición de Datsue. Sí, a veces yo mismo me vanagloriaba de lo fuerte y guapo que soy, pero de ahí a pelear con Datsue, bueno, no es que hubiese un trecho, es que había un par de Onindos.
—. Y así me bajáis un poco los humos, ¿eh? Que últimamente escucho a todo uzujin diciendo que soy el ninja más fuerte de la Villa, y me viene bien una lección.
¿Acaso quería un dos contra uno?
— Creo que no estoy a la altura de Datsue-sama y Eri-sama, al fin y al cabo, yo solo soy un pobre genin y tengo un perro tuerto. ¿Qué podría hacer yo contra vosotros? Que sois practicamente semidioses, sobre todo Eri. Pero si me lo pides dos veces, no te diré que no.
Sí, pelearse con Datsue era el suicidio. Despues de lo visto en el examen, el cual fue hace eones, no quería saber nada de ir en contra de él en combate, ir con él ya era suficientemente peligroso. Sin embargo, el espiritu animal que habita en mí no es tan comprensible. Sí, puede que Datsue fuera mucho más poderoso, indestructible, invencible, intocable, inamovible, pero yo tenía algo más poderoso, una cabezonería que no se la salta un kage.
Datsue quería guerra, eso estaba más que claro, aunque no parecía llegar al nivel de venganza por la muerte de su Hermano. A raíz de todo aquello y de sus propias palabras, ofreció la posibilidad de...
—¿Cuánto hace que no luchamos entre nosotros? ¿Desde la Academia?
Efectivamente, pegarse entre ellos.
—¿Qué me decís si hacemos un pequeño combate de entrenamiento? Y así me bajáis un poco los humos, ¿eh? Que últimamente escucho a todo uzujin diciendo que soy el ninja más fuerte de la Villa, y me viene bien una lección.
— Creo que no estoy a la altura de Datsue-sama y Eri-sama, al fin y al cabo, yo solo soy un pobre genin y tengo un perro tuerto. ¿Qué podría hacer yo contra vosotros? Que sois practicamente semidioses, sobre todo Eri. Pero si me lo pides dos veces, no te diré que no.
Pues ella no estaba del todo de acuerdo.
—¿Sería un todos contra todos o... Un dos contra uno? La verdad es que si te tenemos que bajar los humos entre dos, quiere decir que sí que eres uno de los más fuertes de la villa —pero no se comparaba con Hanabi, claro, ese hombre era una bestia—. Pero la verdad es que me apetece mucho— aquello lo dijo a la vez que formaba una sonrisa —algo siniestra— en sus labios. Le apetecía combatir contra ellos, quería saber cuanto habían mejorado desde sus propias carnes, y, qué narices, un poco de competitividad nunca venía mal—. Podríamos ir al campo de entrenamiento y hacer una batalla campal, el último en pie gana.
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