Y él tampoco. Él tampoco sabía qué decirle, pero si podía hacer algo es presentarse como un apoyo. Ganarse su confianza. Y así, intentar que el chico remontase un poco. Lo suficiente para que se arrepintiese de su decisión de abandonar su bandana.

—Mmh —caviló—. ¿Sabes? Con todo esto de la Alianza, vamos a necesitar mano de obra para construir los enlaces entre las líneas telefónicas y las vías de ese... cacharro mecánico que quieren montar los amejin. Quizás podrías empezar trabajando por ahí.

»En realidad, las tareas de genin son, muchas veces, poco especializadas. Entre eso y cualquier otro oficio, cambiaría bastante poco. Si dejas la bandana, a algo tendrás que dedicar. Y te aseguro que es una tarea que necesitamos ahora mismo. ¿Por qué no ayudas con las obras?

—Mmh

El Uzukage parecia pensar sus siguientes oalabras con cuidado. Podia entenderle, o mas bien, me imaginaba lo que pasaba por su cabeza. Yo en su lugar me hubiese rendido y hubiese dejado que alguien como yo renunciara. Pero él no. Quizas más por eso, que por el hecho de que fuese una orden quería escuchar sus palabras.

—. ¿Sabes? Con todo esto de la Alianza, vamos a necesitar mano de obra para construir los enlaces entre las líneas telefónicas y las vías de ese... cacharro mecánico que quieren montar los amejin. Quizás podrías empezar trabajando por ahí.

A ver, mala idea no era, pero eso lo podia hacer siendo gennin o un obrero de la calle. Por que si mandaban genin para poder defenderlo en caso de un ataque, entonces tampoco era una trabajo que yo pudiese hacer. Al final y al cabo, si habían podido matar a Akame, yo no les iba a durar ni una mirada...

»En realidad, las tareas de genin son, muchas veces, poco especializadas. Entre eso y cualquier otro oficio, cambiaría bastante poco. Si dejas la bandana, a algo tendrás que dedicar. Y te aseguro que es una tarea que necesitamos ahora mismo. ¿Por qué no ayudas con las obras?

—Antes que nada, me gustaria disculparme por mi comportamiento, mi confusión no deberia ser una excusa para haberle hanlado de esa manera...

Mi madre no había criado a un chico maleducado e irrespetuoso, aunque a veces no lo pareciera. Y aunque lo que mas me avergonzaba realmente era haber llorado allí y no haber podido contenerme.

—Aunque crea que no, agradezo su esfuerzo, ¿Pero de verdad quiere confiarle una tarea así a alguien como yo? Mire, no soy muy listo, pero si envia shinobis en lugar de civiles normales, es por que quizas espere que, si ataca el enemigo, podamos luchar. En cuyo caso, nada me diferencia de un civil salvo una bandana a la que no haria mas que deshonrar.

»Es cierto que las tareas de un genin no son muy diferentes a las de un civil, pero los genin evolucionan, mejoran, y acaban por hacer tareas mucho mas importantes poco a poco. Pero yo... Yo he alcanzado mi limite. Yo no puedo mejorar mas. Y si no puedo hacer más de lo que puede hacer un civil ¿Por que ser algo mas que eso?

Era cierto, por muy bueno que pudiera volverme con la espada ¿De que iba a servir? Era como jugar a piedra,papel, tijera. El ninjutsu ganaba al Kenjutsu. Para mi eso era un absoluto, para mí no había manera de superar esa barrera, ni ahora, ni en un futuro lejano.

—De verdad que no quiero que crea que no apreció su esfuerzo por buscarme un lugar, pero creo que quizás estaré mejor heredando la forja de mi padre. Quizas no me haga mas feliz, pero desde luego evitara que rían de mi o de esta de villa por darle una bandana a alguien como yo.

Iba a ser muy difícil convencer a un corazón como el mio, en el estado en el que se encontraba en esos momentos, de que cambiara de opinion.

—Pero si es una orden, la aceptare. No tengo claro lo que soy o lo que quiero ser, quizas ni siquiera tenga claro quien soy. Pero sé sin duda que pertenezco a Uzushiogakure.

Hanabi sonrió.

—Si perteneces a Uzushiogakure, estoy orgulloso de ti —aseguró—. Seas ninja o no, tú tampoco tienes que avergonzarte de nada. —Hanabi se encogió de hombros y suspiró—. Mira... Puedes seguir mi consejo, que en absoluto es una orden, o puedes probar a trabajar en la forja con tu padre. Eres muy joven, y tienes toda la vida por delante.

»Pero si aceptas quedarte con tu bandana, no tendré problemas en que te des un viajecito por ahí... Tú verás. Igual... se te despejan las ideas.

Mis ultimas palabras parecieron causar una buena reacción en el uzukage. Al menos eso era lo que creia que indicaba su sonrisa.

—Si perteneces a Uzushiogakure, estoy orgulloso de ti.Seas ninja o no, tú tampoco tienes que avergonzarte de nada.

Daba igual que lo dijera el mismisimo uzukage. Daba igual si se me aparecia el mismisimo Izanagi a decirme esas mismas palabras. Tenia mucho, mucho de lo que avergonzarme. Una muy muy muy larga lista.

—. Mira... Puedes seguir mi consejo, que en absoluto es una orden, o puedes probar a trabajar en la forja con tu padre. Eres muy joven, y tienes toda la vida por delante.

No es que mi cabezoneria fuese legenderia, que quizas lo fuera, pero aquel suspiro de Hanabi parecia indicar que era demasiado dificil convencer de algo a alguien que estaba encabezonado en todo lo contrario. Y ese alguien era yo.

»Pero si aceptas quedarte con tu bandana, no tendré problemas en que te des un viajecito por ahí... Tú verás. Igual... se te despejan las ideas.

Si claro... Aquello era justo lo que me había llevado a ese desapcho, pero aquello sonaba a chantaje. O vas con la banda a o no vas. También él era el uzukage, claro, y era él quien tomaba las decisiones. Aquella frase tan famosa de los padres podia aplicarse a esta situación: Cuando seas Kage comeras huevos. Pero eso si que era algo con lo que yo no podia ni siquiera llegar a soñar.

—He venido justo a pedirle eso, pero creo que dejarme viajar con la bandana puesta es un error. Soy débil, soy bueno para nada, peor que el joven mas novato de la academia que aun esta a un par de años de graduarse. Si me atacan shinobis renegados o enemigos soy el blanco más fácil. Quizas me equivoque, últimamente parece algo comun en mí, pero creo que excepto bandidos de poca categoria atacarian a un civil cuya procedencia es desconocia. Y ademas hay menos posibilidades de dejar en ridiculo el nombre de esta de villa...

Desgraciadamente, tampoco tenia el poder de meterme en su cabeza para saber en que estaba pensado exactamente cuando decia que me dejeria salir de viaje. Quizas no era la libertad que yo me esperaba, quizas ese viaje tenia limitaciones y restricciones...

—De verdad que quiero hacer ese viaje, pero sigo creyendo que no soy digno de llevar esa bandana...

—No irás a ningún sitio si eres un civil, son las normas, chico —dijo Hanabi, rindiéndose al fin. La conversación con el muchacho parecía un bucle, además cada vez que le intentaba decir algo que le levantara el ánimo parecía rebuscar entre el cajón de las excusas, y era un cajón muy hondo, porque le cabían monólogos.

»En fin, tengo mucho trabajo que hacer. Esta bandana estará aquí para cuando quieras recuperarla. Ten un buen día, y si me permites el consejo, será mejor que busques un buen psicólogo, chico. Seguramente sabrá ayudarte mucho mejor que yo.

El Uzukage se centró de nuevo en sus papeles. Esperaba que fuese una indirecta lo bastante clara.

—No irás a ningún sitio si eres un civil, son las normas, chico

—Lo entiendo...

Aunque no me gustara, pero así estaban echas las normas y ¿Quien era yo para decidir si esas normas estaban bien o mal? Nadie. Pero viajar como Ninja no iba a despejarme las dudas. Quería viajar sin dedicarme a nada para averiguar a que quería dedicarme realmente. Si lo hacia como ninja... Bueno, quizás yo estaba equivocado, pero en ese momento, no era lo que yo había venido buscando, ademas de que su oferta sonaba mas a chantaje...

»En fin, tengo mucho trabajo que hacer. Esta bandana estará aquí para cuando quieras recuperarla. Ten un buen día, y si me permites el consejo, será mejor que busques un buen psicólogo, chico. Seguramente sabrá ayudarte mucho mejor que yo.

—Si, será mejor que me marche, disculpe las molestias.

No había ido allí a buscar su ayuda, solo a realizar una petición. Había sido él quien me había obligado a sentarme y escucharle. Pero esta vez no iba a replicarle, ya le había faltado demasiado al respeto con mis palabras y mi tono de voz la anterior vez. Por otra parte, tampoco creía necesitar un psicólogo, ni estaba loco, ni tenia ningún problema mental. Mi cabeza estaba llena con un remolino de dudas, pero eso no lo arreglaría ninguna persona. Pero el tema ya estaba zanjado.

Miré la bandana antes de levantarme, por un momento dudé si estaba haciendo lo correcto, por un segundo quise volver a coger esa bandana. Sin embargo, no lo hice. Me levanté de la silla, y me dispuse a marcharme del lugar, dándole la espalda a mi bandana.

Y si nada me lo impedía, me marcharía de allí para dedicarme a algo que quizás no se esperaría de alguien como yo: Encerrarme en una habitación a dejar salir todos aquellos sentimientos.