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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
No podía creerse la suerte que tenía. ¿Desde cuando un plan de Zaide salía como lo esperado? Allí, bajando por las escaleras hacia enfermería —vacías pues todo el mundo corría por caminos que llevaban al exterior y no a las entrañas del estadio—, se encontró con su objetivo. A su objetivo y a ningún otro más. Suerte que tenía la máscara puesta, o le habría enseñado la boca abierta de par en par.

Algo no va bien. —dijo ella, cuando consiguió reaccionar.

¡Espere! ¿Qué ha pasado?

Todavía no lo sabemos con exactitud —respondió mientras bajaba las escaleras que les separaban—. Pero, Guardiana —la llamó, tal y como Kaido le había aconsejado—, debe dirigirse con urgencia del punto A al punto B.

El punto A era el dedo índice que acababa de levantar a la altura de la cabeza, y el punto B el dedo de la otra mano a la misma altura. Había practicado aquel movimiento decenas de veces, sino más. No era más que un truco de magia barato. Hacías que el espectador desviase la vista hacia un sitio, y desde el otro lado llegaba la sorpresa.

Llegaba la…

El punto A son estas escaleras, y el punto B…

… la patada lateral que le lanzó a la cadera. Potenciada con una pequeña dosis de chakra, para que doliese un poco.

¡…el calabozo! ¡De donde no deberías haber salido nunca, MONSTRUO!



- PV:

200/200


- CK:

270/330

-60


1 AO


Nivel 24:
Fuerza 30 · Resistencia 40 · Aguante 40 · Agilidad 60 · Destreza 80
Poder 40 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 60 · Percepción 60

- Técnicas: Ōkashō x5
- Daños: 16PV (Patada) + 100 PV (Ōkashō)



  • Portaobjetos básico (¿?/10) [costado izquierdo]
[Imagen: MsR3sea.png]

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#2
Un Kage Bunshin de Kintsugi corría entre la marabunta de gente que se acumulaba por los pasillos de salida. Reinaba el caos más absoluto, y el desalojamiento del estadio estaba siendo, cuanto menos, descontrolado. Las personas se empujaban unas a otras. Pobre aquel que cayese con tantos pies pisándose unos a otros.

Pero la Morikage logró sortearlos a todos, grácil como una mariposa. Se coló por la entrada que llevaba a la enfermería y, a medio camino de bajar por las escaleras. Lo vio. Allá abajo, la figura de una mujer enmascarada atacaba a otra con una patada cargada de chakra.

Esa otra persona era Aotsuki Ayame. La Jinchūriki.
[Imagen: MsR3sea.png]

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#3
Todavía no lo sabemos con exactitud —respondió la voz de una mujer tras la máscara, mientras terminaba de bajar las escaleras que las separaban—. Pero, Guardiana...

Ayame —la corrigió la de Amegakure, de forma casi automática. Hacía mucho que había abandonado el título de Guardiana, y le producía repelús el solo escucharlo.

Pero no fue aquel tipo de repelús lo que sintió de repente entre los omóplatos. Aquella sensación electrizante, cosquilleante e inquietante a partes iguales que la congeló momentáneamente en el sitio, pálida como la cera. Y parecía que no era la única que lo había sentido.

«Señorita...»

Debe dirigirse con urgencia del punto A al punto B.

Q... ¿Qué? —Ayame sacudió la cabeza, volviendo al mundo real. ¿A qué se refería con los puntos A y B? ¿Era algún tipo de código que se había perdido?

Pero la misteriosa mujer levantó sendos dedos índice a la altura de la cabeza.

El punto A son estas escaleras —comenzó a explicar—, y el punto B…

Pudo verlo, pero el movimiento fue tan rápido que a Ayame no le dio tiempo a reaccionar para evitarlo. Una pierna envuelta en chakra se dirigió contra su cadera a toda velocidad y la atravesó limpiamente. Como quien asesta una patada al reflejo de la luna en el agua, el cuerpo de Ayame estalló súbitamente en una enorme masa de agua.

¡…el calabozo! ¡De donde no deberías haber salido nunca, MONSTRUO!


Fuerza de Kunoichi misteriosa < Poder de Ayame


Pero el agua había rodeado la pierna con la que había entrado en contacto, y se había vuelto tan viscosa como la mermelada. Aprovechando el momentáneo segundo de parálisis, Ayame reconstituyó su torso y entrelazó las manos en un único sello: Pájaro.

Cargó su voz con su propio chakra, y el chillido que emitió reverberó en todos y cada uno de los ladrillos y los escalones de piedra para taladrar los oídos de su agresora y rechazarla hacia atrás. Pero Ayame no perdió la ocasión, saltó sobre ella y la inmovilizó contra el suelo agarrando sus muñecas y apoyando las rodillas sobre sus piernas para evitar cualquier movimiento indeseado.

¡¿Quién eres?! ¡¿Por qué me has atacado?! ¡¿Qué está pasando ahí fuera?!

Ayame estaba acostumbrada a que desearan su encierro y a que la llamaran monstruo. No era eso lo que le importaba, sino el hecho de que la hubiese atacado de aquella forma tan gratuita. ¿Sería alguien de Kusagakure? Era lo único que se le ocurría para un odio tan visceral.

Pero entonces una sombra pasó junto a ellas. Una sombra de blanco, con un sombrero verde sobre la cabeza que no pareció prestarles ni un mínimo de atención. Ayame palideció momentáneamente, presa de la sorpresa. Pero si no había reaccionado a la presencia de la enmascarada ni a su ataque, eso quería decir que no debía ser un miembro de su aldea...

¿No?

¡MORIKAGE-DONO...! —gritó, a sabiendas de que no la escucharía.

Pero tenía que enviar el mensaje. ¡Era de vital importancia para todos!






PV:

118/260

-70 PV

CK:

157/330

-73 CK


Fuerza 30 Resistencia 40 Aguante 40 Agilidad 100 Destreza 60
Poder 60 Inteligencia 70 Carisma 50 Voluntad 40 Percepción 100


·Hitai-ate [Hombro derecha, manga]
·Carcaj con 15 flechas restantes [Espalda]
·Portaobjetos básico [Pierna derecha]
·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]


¤ Suika no Jutsu (Clan Hōzuki)
¤ Suika no Jutsu: Henkō Nendo (Primer alterador)
¤ Seidō: Ningyo no Umeki (Segunda evolutiva)




[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#4
Una de las réplicas de Kintsugi se dirigió a toda prisa hacia uno de los extremos del estadio. El pánico cundía a su alrededor mientras los shinobi hacían todo lo posible por desalojar el lugar, pero la gente se agolpaba aterrorizada y los gritos y los llantos inundaban sus oídos, taladrándolos. Ella no les prestó demasiada atención, su cometido era otro bien diferente. Esquivó a la gente como buenamente pudo e ingresó por uno de los accesos al interior del edificio.

Y allí, abajo en las escaleras, las vio a ambas. La jinchūriki de Amegakure se estaba enfrentando a una figura enmascarada; una mujer, a juzgar por el tono de su voz. Kintsugi se detuvo momentáneamente, observando el panorama. La enmascarada no portaba ningún tipo de bandana que delatara su procedencia, pero no creía que ningún shinobi de Uzushiogakure o de Amegakure atacaría a Ayame sin ton ni son. De eso se trataba la Alianza, después de todo. Pero tampoco la reconocía como una kunoichi propia, así que eso sólo les dejaba una opción posible.

«¿Una de los Dragones?» Meditó en silencio.

Fuera como fuese, no era de su incumbencia. Lo último que le importaba en aquellos momentos era el bienestar de la Guardiana. No le importaba si vivía o si moría, ni el por qué, ni a manos de quién. Aotsuki Ayame no era más que un monstruoso insecto que debía ser aniquilado. Pero no sería ella quien le pusiera la mano encima. No era tan estúpida como para provocar de esa manera a la Alianza. Por eso, simplemente, se limitó a pasar junto a ellas sin ninguna intención de intervenir. Pero entonces...

¡MORIKAGE-DONO...!

Escuchó una voz tras su espalda y Kintsugi se detuvo momentáneamente. Giró la cabeza lo justo para comprobar que, la persona que la estaba llamando, era precisamente la última persona que tenía el derecho a dirigirse hacia ella. Se volvió en silencio, y continuó su camino.

Pero Aotsuki Ayame podía llegar a ser tan obstinada como una molesta mosquita.

¡¡MORIKAGE-DONO!! ¡¡NO SÉ DÓNDE ESTÁ, PERO ESTÁ AQUÍ!! ¡¡KURAMA ESTÁ AQUÍ!!

Kintsugi no llegó a detener sus pasos, pero aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría para ella. El sudor resbaló por su mejilla, y la Morikage tuvo que contener la rabia que había empezado a borbotar en su pecho, pugnando por estallar.

Ahora tenía aún más razones para encontrar a sus shinobi.





- PV:

30/30


- CK Clon:

136/156

(Regeneración dividida por dos)
1 AO


- Daños: -
- Técnicas: -


- Fuerza: 70
- Resistencia: 60
- Aguante: 70
- Agilidad: 90
- Destreza: 100
- Poder: 90
- Inteligencia: 80
- Carisma: 40
- Voluntad: 100
- Percepción: 70


Portaobjetos avanzado:
-Esposas supresoras de chakra

Mecanismo oculto de kunai: (x2)
-Kunai (x2)

Lado izquierdo de la cadera:
-Uchigatana

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#5
Con la marcha de la Morikage, quien dejó abandonada a Ayame a su suerte, llegó el silencio. Y tras el silencio, el eco de unos pasos medidos, delicados. Quizás fuese porque la recién llegada compartía técnicas con su hermano Kōri, o quizás era ese sexto sentido que compartía ella con Kokuō: hacía un poco más de frío. Ayame lo supo cuando la vio; aunque vestía diferente, jamás se le podría haber olvidado ese rostro de ojos negros y tez pálida. Esas marcas redondas bajo los ojos. Ese pelo liso, cuidado, que descendía ordenado por debajo de sus hombros.

Kuroyuki se quitó la capucha.

Aotsuki Ayame —dijo. Luego, su voz moduló a un tono más grave, más potente, más terrorífico—. Hermana. ¿Qué significa esto? —Los ojos de Kuroyuki cambiaban de negro a un rojo profundo a medida que su voz volvía a la normalidad y se volvía a romper—. Revirtieron de nuevo el sello...

No. No hay sello. Puedo sentirlo.

Mmh. —Kuroyuki dio un paso adelante. Se fijó en la ANBU enmascarada con la que luchaba Ayame—. ¿Tú también eres de Dragón Rojo?

Mandé un mensaje a través del Uchiha. Simple, directo. Y aquí estáis, jugando... ¿a qué?

»Y lo mismo digo por ti, Hermana. ¿A qué juegas?

«Kurama. ¿Debería...?»

«Espera. Necesitamos respuestas.»
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#6
La respuesta a tantas preguntas no tardó en llegar.

Quizá no la que Kuroyuki suponía.

Seguramente tampoco como Kurama se lo esperaba.

Desde luego no la que Kokuō creía.

Definitivamente no como Ayame pensaba.

Y, más todavía, no la que la kunoichi misteriosa hubiese dado.

Verán, la respuesta llegó en forma de trébol de cuatro hojas, dibujado en el ojo izquierdo de Ayame, ahora tan rojo como el corazón de Uzushiogakure no Sato. La respuesta llegó en forma de agua. La respuesta llegó desde otro mundo.

Kuroyuki, para oírla, tuvo que sumergirse en dicho mundo. Era uno curioso. El tiempo parecía pasar más lento, y solo había agua. Mucha. Un océano interminable, como el que las leyendas contaban era el mundo al principio de los tiempos, antes de la llegada de Izanami e Izanagi. Cabe detallar, por minúsculo que sea el detalle, que ella se encontraba bajo dicho océano. En el fondo de todo, bajo el peso y la presión de miles y miles de toneladas de agua.

Se ahogaba. Por puro instinto, su cuerpo buscaba la manera de encontrar oxígeno. Trataba de nadar hacia la superficie, de revolverse, de escapar. Nada funcionaba. Pasaba el tiempo. El corazón retumbaba en su cabeza como las campanadas de un templo. Tenía la cabeza a punto de estallar. La angustia era terrible. Al final, su cuerpo no aguantó más y buscó, desesperado, la única alternativa: abrir la boca, en un inútil intento por encontrar una gota de aire.

Las cosas se pusieron más interesantes a partir de ese punto. El agua entró por la garganta y le llenó los pulmones. Sufrió de espasmos. De una larga y lenta agonía.

Dicen que ahogarse es de las peores muertes que alguien puede tener.

Kuroyuki murió mil veces. Y, después, otras mil más.

No era para tanto. Tan solo duró semanas. Una tal Aiko tuvo que aguantar meses.



¤ Amatsu-Mikaboshi
¤ Dios de la Maldad y las Estrellas
- Tipo: Ofensivo (Genjutsu visual)
- Rango: S
- Requisitos: Uchiha 80, Hidari no Mangekyō
- Gastos: 96 CK (impide regen. de chakra)
- Daños: 160 PVVoluntad adversario
- Efectos adicionales: (ver descripción)
- Carga: 4
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: Contacto visual
Dicen que el Mangekyō Sharingan no solo se despierta por un momento verdaderamente traumático, sino que se alimenta de él para dar forma a su poder. En el caso de Uchiha Datsue, parece ser cierto.

Y es que la habilidad despertada en su Hidari no Mangekyō está íntimamente relacionada a la desgracia acontecida a su amante. Con ella, es capaz de introducir a su oponente en un potente Genjutsu con el mero contacto visual, sumergiéndolo en las profundidades de un océano. Dentro de la ilusión, la víctima morirá de una de las peores formas posibles: ahogándose. De manera lenta, agónica y dolorosa. Solo para entonces revivir y ahogarse de nuevo, así una y otra vez, en un bucle que dura semanas, pese a que en la realidad solo habrá pasado segundos.

Al salir de la ilusión, el afectado sufrirá de un fuerte dolor en la cabeza y en el pecho del inmenso daño psicosomático recibido, y le costará respirar por unos instantes. Solo puede ser usado 1 vez por trama y oponente.

Además, producirá en la víctima el defecto Fobia agudizada a grandes acumulaciones de agua (mares, ríos, lagos…), y No sé nadar (por dicha fobia).

La duración de los defectos depende de la Voluntad del rival:
  • 1-9: Los defectos son permanentes.
  • 10-19: Los defectos duran 1 año.
  • 20-49: Los defectos duran 3 estaciones.
  • 50-79: Los defectos duran 2 estaciones.
  • 80-119: Los defectos duran 1 estación.
  • +120: Los defectos duran hasta el final de trama.
[Imagen: MsR3sea.png]

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#7
No tan lejos de allí, en el Lago Partido, una lágrima de sangre caía del ojo izquierdo de Uchiha Datsue.

«Ooooohhh»

«¡¡OOOOHHHH!! »

«¡JIAJIAJIAJIA!»

«¡JIAJIAJIAJIAJIA!»

Datsue apenas pudo llevarse una mano al rostro. Sangre fresca. ¿Una herida abierta, o…?

«¡Datsue! ¡¡Datsue, levanta!! ¡¡¡LEVÁNTANTE, HIJO!!! ¡¡¡TENEMOS TRABAJO QUE HACER!!!»

Pero el Uchiha estaba demasiado débil como para levantarse. Demasiado incluso como para que las pocas neuronas que le quedaban despiertas entendiesen lo que estaba pasando.

«¡Vamos hostia! ¡Deja de hacer el vago y levanta de una vez! ¡¡Tú venganza y la mía nos espera en el jodido ring!!»

Ghh… —apenas pudo farfullar.

«¡Serás debulucho!¡Ya me levanto yo por ti, joder!»

Impaciente, Shukaku tomó el control del cuerpo de Datsue. Se levantó como un rayo, furioso, contento, excitado e impaciente. Las cuatro cosas al mismo tiempo.

¡¡¡JAAAAAJIAJIAJIAJIAJIAJIA!!! ¡¡¡HA LLEGADO MI TUUUURNOOOO!!! ¡JIAAAAJIAJIAJIAJIAJIA!

¿Saben lo que es una bajada de tensión? Shukaku desde luego que no. Era algo demasiado humano, demasiado mortal. Por eso le pilló tan de sorpresa.

Quemierrrrdddaa…

Es lo que pasaba con los cuerpos humanos. Que cuando te levantabas demasiado de golpe después de perder un porrón de sangre, te desmayabas.


CC: 6 + 1 = 7
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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#8
La kunoichi casi se muerde la lengua cuando cayó de espaldas contra el suelo, con las muñecas apresadas y con parte del peso de Ayame en sus piernas. Le habían dicho que era condenadamente rápida, pero no se imaginaba que tanto. Si a eso se le sumaba que previamente había sido aturdida por una de sus técnicas sonoras, el resultado era inevitable.

Pero ni de coña iba a responder a aquella pregunta. ¿Quién era? ¿Por qué la había atacado? Respuestas que todavía no podía dar.

Lo que jamás se hubiese esperado era que, de pronto, apareciese la Morikage. Eso sí que no entraba dentro del plan. Aquello era un problema. Un problema…

…que se solucionó él solo. Casi estaba celebrándolo cuando de pronto vino otro. Una mujer cuya voz y ojos mutaban a medida que hablaba. La voz de ella era escalofriante. La que hablaba cuando se le ponían los ojos rojos…

… le hicieron ganas de vomitar. No del asco, sino de un pavor tan profundo que provocó que se le revolvieran las tripas. ¿Qué coño estaba pasando? ¿Quiénes eran? Ayame había mencionado antes a Kurama. Zaide le había hablado de él. Bueno, Akame lo había hecho, entre comillas. Pero no era posible que aquella fuese…

No puede ser… —farfulló, paralizada.



- PV:

200/200


- CK:

290/330

+20


1 AO mantenida


Nivel 24:
Fuerza 30 · Resistencia 40 · Aguante 40 · Agilidad 60 · Destreza 80
Poder 40 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 60 · Percepción 60

- Técnicas:
- Daños:



  • Portaobjetos básico (¿?/10) [costado izquierdo]
[Imagen: MsR3sea.png]

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#9
Kuroyuki vio a través de aquél trébol de color carmesí, y más allá, sumergiéndose en la acogedora oscuridad que evocaban. Pronto, todo su mundo se vino abajo y se encontró en un espacio oscuro, diáfano, en silencio. Sin nada. Cuando trató de respirar y dio una bocanada de aire, lo comprendió: estaba bajo el océano. Manteniendo una aparente calma, trató de recordarse a sí misma que sólo se trataba de un Genjutsu. Una ilusión. Si cerraba los ojos y esperaba...

...y esperaba...

...y esperaba...

...a Kuroyuki le faltaba el aire. Abrió los ojos y no vio nada. Trató de nadar hacia arriba, aunque allá arriba sólo le esperaba oscuridad. Trató de deshacer la ilusión de forma desesperada, trató de pedir ayuda a Kurama, pero Kurama no estaba allí. Kurama, allí, no podía oírle. Kurama, en realidad, no podía hacer nada por ella.

Kuroyuki aguantó hasta que no pudo más. Su boca se abrió por puro reflejo, y respiró agua. Se sintió como una puñalada en los pulmones. Tosía y volvía a respirar agua, y había otra puñalada. Se agarraba el cuello, en un intento desesperado por salir de aquella prisión infernal. Casi rogando que la ilusión terminase antes que su vida.

Pero no lo consiguió.

Kuroyuki despertó. Estaba viva. ¡Todavía estaba viva! ¡Todavía tenía energías! Trató de subir a la superficie. ¿No podía estar tan lejos, verdad? No, no podía estar tan lejos. Pataleó, desesperada, temiendo ese horrible momento. El terrible momento en el que volvería a perder el aliento definitivamente y su cuerpo le obligaría a respirar agua salada. ¿Era eso una luz, o solo su vana esperanza? No, definitivamente era una luz.

«Definitivamente es una luz...»

Podría haber sido el breve reflejo de una superficie muy lejana en las escamas de un pez. Podría, pero en aquél océano sólo había negrura y muerte. No había vida. Y así, Kuroyuki perdió toda la fe, y volvió a respirar agua. ¡Zas! Otra puñalada. ¡Zas! Un dolor insufrible. ¡Zas! La impotencia de no poder respirar.

Kuroyuki despertó. Como si acabase de sumergirse en aquél océano por primera vez en su vida, trató de descifrar el secreto de la ilusión. No podía ser perfecta, ¿verdad? ¡Debía de haber alguna manera de salir! ¡Debía de haberla! Trató de concentrar el chakra a su alrededor, creando una cúpula estanca de viento en la que no entrase el agua. Luego, con su chakra Hyōton, moldeó una esfera en la que, al fin, pudo respirar. «Al fin... sólo tengo que...»

No funcionó. La presión del agua rompió las paredes de su iglú de la salvación y pronto volvió a apresarla de nuevo. ¡Bam! La presión de las profundidades destrozó su oído, haciéndole sangrar. Abrió la boca y de nuevo, una bocanada de agua entró dentro de ella, destruyéndola por dentro. Otra. Y otra. Hasta que murió...

...y despertó de nuevo. Lloró. Kuroyuki lloró, pero al tratar de gritar volvió a tragar agua. Y fue perdiendo la consciencia, poco a poco, bocanada a bocanada, puñalada a puñalada...

Kuroyuki despertó. Buscó rápidamente en su portaobjetos y utilizó un kunai para rajarse el cuello. Sintió que su vida se desvanecía, pero tal vez quitándosela ella misma se libraría de volver a desper

Kuroyuki despertó. Se pegó un sello explosivo en el pecho y tiró de él con fuerza. La mujer reventó en mil pedazos en medio de un mar de oscuridad.

Kuroyuki despertó. Rendida a una realidad de pesadilla, abatió los brazos hacia el fondo y respiró ella misma el agua que acabaría causándole un tormento sin final.

Kuroyuki despertó.

Kuroyuki se ahogó.

Despertó.

Se ahogó.

Despertó.

Se ahogó.

Despertó.

Se ahogó.

Despertó.

Se ahogó.

Despertó.

Despertó.

...despertó.

Le dolía la cabeza. El pecho. Los pulmones. Estuvo a punto de caer de rodillas. Sus ojos, inertes, tenían los párpados medio cerrados hasta que una energía sobrenatural y muy, muy enfadada poseyó su cuerpo. Entonces se irguió, con toda una regia entereza, y extendió la mano hacia las dos kunoichi.

Hijos de puta... Hijos de puta, ¿qué le habéis hecho a...? Así que es eso, ¿verdad? ¡Estáis juntos en esto!

»No sabéis... con quién os estáis enfrentando... os doy una última oportunidad de que recapacitéis. ¡¡VAMOS, KOKUŌ!! ¡TÚ NO ESTÁS TAN LOCA COMO ESE MAPACHE CABRÓN! ¡Tú eres sensata! ¡Deja ya a esa humana con la que te has encaprichado y GOBIERNA!

»Y tú, enmascarada. Habla. Habla ahora o muere.


- PV:

170/270

(-100)
- CK:

500/500


- CK de Kurama:

200/200



Nivel 40
Fuerza 40 · Resistencia 60 · Aguante 100 · Agilidad 120 · Destreza 100
Poder 70 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción 120


Para el uso con Hyōbuki no Jutsu:
- x10 Uchigatana
- x20 Shuriken
- x20 Senbon
- x5 Kunai

Portaobjetos, muslo derecho:
- x2 Kemuridama
- x2 Hikaridama
- x2 Antídoto
- x1 Juego de ganzúas
- x1 Esposas supresoras de chakra
- x1 Píldora estimuladora de sangre superior
- x1 Sello explosivo de rango A


¤ Generosidad de Kurama
- Requisitos: Pertenencia a los Ocho Generales de Kurama
El usuario dispone de 200 CK adicionales manteniendo un vínculo directo y perpetuo con Kurama a través de un sello. Además, será capaz de activar hasta la primera capa (con una cola) y utilizar todas las técnicas disponibles para dicha forma. El usuario obtiene la habilidad de lanzar bijuudamas desde la palma de las manos o desde la boca, incluso si no tiene activada la capa de bijuu. Gracias al vínculo con Kurama, el bijuu puede poseer momentáneamente al usuario y controlarlo como desee (sólo podrá resistirse si su Voluntad supera los 100 puntos). Kurama puede disponer del chakra adicional otorgado por esta habilidad con libertad, y retirarlo si lo ve conveniente. En momentos puntuales, Kurama puede otorgar hasta 400 puntos de CK voluntariamente, añadiéndolos de sus propias reservas.

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#10
Recibido el mensaje, la Morikage terminó por desaparecer de su rango de visión. A aquel momento le siguieron varios largos y tensos segundos en los que la enmascarada se negaba a responder sus preguntas y Ayame resollaba, tratando de recuperar el aliento. Un estremecimiento la recorrió de arriba a abajo cuando sintió que la temperatura descendía de golpe, y Ayame levantó la cabeza con el corazón galopando en su pecho.

¡Her...! —fue a exclamar. Pero no era Kōri el que estaba allí.

Ayame se quedó pálida como la cera, temblando como un cervatillo asustado. Era como si sus gritos la hubiesen invocado hasta ella. Incluso antes de que se apartara la capucha de su rostro, ella ya la había reconocido. No podría haber olvidado jamás aquel rostro níveo, aquellos ojos negros como el ébano, aquellas marcas con forma de círculo bajo estos. Sus pesadillas se la mostraban, una y otra vez, obligándola a rememorar la traumática experiencia en el Valle del Fin y su posterior cautiverio. Sus pesadillas no la dejaban olvidar. Y ahora volvía a plantarse frente a ella, y no era ningún sueño. Kuroyuki había vuelto a buscarla.

Aotsuki Ayame —la llamó, y Ayame volvió a estremecerse bajo la gélida oscuridad de su voz. Y entonces sus ojos cambiaron al carmesí, y su voz se volvió más grave, más escalofriante si cabía. Una voz que se agarró a sus entrañas y las retorció con sádica malicia—. Hermana. ¿Qué significa esto? —Sus ojos volvieron al negro—. Revirtieron de nuevo el sello...

«Cambia entre Kurama y ella misma...» Comprendió. Después de todo, era algo muy similar a lo que ella misma hacía con Kokuō.

No. No hay sello. Puedo sentirlo —respondió el Zorro—. Mmh. ¿Tú también eres de Dragón Rojo? —Kuroyuki dio un paso al frente, con la mirada clavada en la presa de Ayame, quien tuvo que hacer un soberano esfuerzo por no soltarla y retroceder, huir todo lo que le permitiesen sus piernas. Pero hacía tiempo había descubierto que de nada servía intentar huir de aquella mujer. Tal era el terror que sentía, que ni siquiera escuchó las tres palabras de la encapuchada, tan aterrorizada como ella misma—. Mandé un mensaje a través del Uchiha. Simple, directo. Y aquí estáis, jugando... ¿a qué?

«El Uchiha... ¿Se refiere a Akame? ¿Akame ha hablado con Kurama?» Ayame palideció aún más. No era posible que Dragón Rojo se hubiese aliado con los Generales de Kurama... ¿No?

Y lo mismo digo por ti, Hermana. ¿A qué juegas?

Pero la respuesta a aquella pregunta no llegó. Al menos, no de la manera que ninguno de los presentes habría esperado.

Las palabras murieron en la garganta de la aterrorizada Ayame, y antes de que pudiera siquiera encontrar las palabras adecuadas, la mirada de Kuroyuki se perdió en algún punto en el infinito, su cuerpo estuvo a punto de caer como el de una marioneta al que le hubiesen cortado los hilos y Ayame sintió algo caliente escurriéndose por su mejilla.

¿Qué...? —extrañada, bajó la mirada cuando goteó desde su barbilla y, estupefacta, encontró una mancha de sangre en la máscara de la encapuchada.

«¿Sangre? ¿Pero cómo? ¿Qué está...?»

Hijos de puta... —bramó la escalofriante voz de Kurama, obligándola a levantar de nuevo la cabeza de golpe. Kuroyuki, poseía por el Kyūbi, volvía a erguirse con toda su entereza, y sus ojos ardían como el fuego del infierno. Estaba enfadado. Muy enfadado, y entonces extendió una mano hacia ellas, mostrándole la palma—. Hijos de puta, ¿qué le habéis hecho a...? Así que es eso, ¿verdad? ¡Estáis juntos en esto!

Q... ¿Qué? —Ayame no entendía absolutamente nada.

Pero entonces los engranajes de su cerebro comenzaron a funcionar. Y recordó...



«Me has dado un bonito regalo, kunoichi. A mí, el Gran Shukaku. Padre del Desierto. Dios del Fūinjutsu. ¡Que no se diga que no devuelvo los favores! ¡Acércate, y toma tu recompensa!»

«¿¡Qué me ha hecho!? Me... ¡Me ha sellado algo, verdad!? ¿Qué me ha sellado? ¿Una técnica? ¡Datsue, no puedes convertirme en una bomba de relojería humana!»



Shukaku le había sellado una técnica tiempo atrás y, de alguna manera, parecía haberse desatado contra Kuroyuki. A juzgar por su reacción, y por la falta de ningún efecto visible, algún tipo de Genjutsu o similar. Esa había sido su forma de darle las gracias, intentar protegerla de Kurama. Pero ahora se encontraba en una posición de lo más delicada, Ayame estaba, literalmente, haciendo equilibrios sobre un fino hilo que la separaba de la muerte.

No sabéis... con quién os estáis enfrentando... os doy una última oportunidad de que recapacitéis. ¡¡VAMOS, KOKUŌ!! ¡TÚ NO ESTÁS TAN LOCA COMO ESE MAPACHE CABRÓN! ¡Tú eres sensata! ¡Deja ya a esa humana con la que te has encaprichado y GOBIERNA! Y tú, enmascarada. Habla. Habla ahora o muere.

Ayame sintió un fuerte tirón en la base del estómago, y su mundo se dio la vuelta. Exteriormente, todo su cuerpo se llenó de una energía inmensa, como nunca antes había sentido aquel cuerpo humano; sus cabellos se volvieron albos como la nieve con las puntas coloreadas de color crema, sus ojos se aclararon hasta volverse aguamarinas y bajo sus párpados apareció una sombra de sangre. Kokuō había hecho a un lado a su jinchūriki para enfrentarse personalmente a su hermano. Dio un fuerte tirón para alzar y juntar las muñecas de la enmascarada y poder tomarlas con una mano sobre su cabeza y alzó la libre contra Kurama, palma con palma, a unos metros de distancia.

Yo sólo gobierno mi vida. Esta humana rompió mis cadenas libremente, incluso después de lo que le hicimos —incluso su voz había cambiado. Era mucho más calma, menos dulce, pero no le faltaba ni un ápice de decisión—. Se prestó a escuchar nuestra historia. Jamás ha usado mi poder en contra de mi voluntad. Y ha ido aún más allá por conseguir que me sintiera más libre. Esta humana no es como los demás, y he decidido hacer lo que nos encomendó Padre: Colaborar con ella, mano a mano. No como esos títeres a los que llamas Generales, no. Juntas. No es ningún capricho.

»¿Vas a matarme por no pensar como tú, Hermano? ¡¿Vas a matarme igual que mataste a Gyūki?!

Y entonces lo sintió. La energía de Gyūki, en alguna parte del estadio.

«Oh, no... ¡Reiji!»






PV:

118/260


CK:

177/330

+20 CK

CK de Kokuō:

1000/1000



Fuerza 30 Resistencia 40 Aguante 40 Agilidad 100 Destreza 60
Poder 60 Inteligencia 70 Carisma 50 Voluntad 40 Percepción 100


·Hitai-ate [Hombro derecha, manga]
·Carcaj con 15 flechas restantes [Espalda]
·Portaobjetos básico [Pierna derecha]
·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]






[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#11
Fue vapuleada como un trapo sucio. Le tomaron de las muñecas y se las alzaron como si no fuese más que una presa, una triste criminal. Recordó que, en alguna ocasión, ella había estado al otro lado, mirando desde arriba.

La vida siempre da la vuelta. Como aquel plan. Aquel maldito plan no había contado con aquella contingencia. Ni por asomo. ¿Qué debía hacer? El corazón le iba a mil por hora y sudaba como si estuviese en una sauna.

«He de seguir el plan. No hay alternativa».

Pero necesitaba esperar el momento adecuado. Ahora que Ayame —¿o era su jodido bijū, que de alguna manera había tomado control de ella? — le había tomado de ambas muñecas con una sola mano, tenía una oportunidad. Aquel era un punto débil. Se necesitaba de bastante más fuerza que el contrario para mantener una presa así, y notaba por la fuerza de su agarre que no iba a ser el caso.

Pero tenía que esperar. Al momento más cumbre. Al momento de mayor enfado, donde la emoción nublaba la vista.

A…

A…

¿Vas a matarme por no pensar como tú, Hermano? ¡¿Vas a matarme igual que mataste a Gyūki?!

«¡Ahora!»

Dio un repentino tirón con las manos en direcciones opuestas para liberarse con al menos una y estampar dicha palma en el antebrazo de ella. Cargado de chakra y cierta sorpresa.

Acto seguido, cargó chakra en las piernas y trató de dar un fuerte empujón con ellas en el suelo, con la idea de salir propulsada y chocar contra la pared contraria, liberándose.

¡¡¡VAIS A MORIR LOS DOS PEDAZO DE MONSTRUOS!!!


- PV:

200/200


- CK:

190/330

-100


1 AO mantenida


Nivel 24:
Fuerza 30 · Resistencia 40 · Aguante 40 · Agilidad 60 · Destreza 80
Poder 40 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 60 · Percepción 60

- Técnicas: Ranshinshō
- Daños:



  • Portaobjetos básico (¿?/10) [costado izquierdo]
[Imagen: MsR3sea.png]

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#12
Con la llegada de Kuroyuki y la intervención de Kurama, se había olvidado de lo delicada que era ya su situación. Se había olvidado de lo que tenía entre manos, y aquel fue un error que pagaría muy caro.

No llegó a recibir una respuesta de Kurama. Antes de poder hacerlo, sintió un fuerte tirón en la mano con la que sostenía las muñecas de la enmascarada, que se revolvió al verse libre de su atadura y le asestó un fuerte golpe en el antebrazo. Había estado demasiado concentrada en Kurama, de ninguna manera podría haber previsto algo así. Kokuō cayó de costado sobre los escalones con un ronco gruñido, y tanto sus cabellos como sus ojos retornaron a la normalidad de golpe. Ayame había vuelto.

¡¡¡VAIS A MORIR LOS DOS PEDAZO DE MONSTRUOS!!!

Ayame quiso levantarse, pero cuando fue a mover el brazo para apoyarse en el suelo, fue su pierna derecha la que reaccionó. Intentó hablar, pero fue uno de sus dedos el que se movió.

Nnngh...

«¿Qué está pasando?» Se preguntó, al borde de las lágrimas. La había pifiado. La había pifiado de una forma estúpida, y ahora no estaba a merced de un enemigo, sino de dos. Dos enemigos con planes y ambiciones muy diferentes. ¿Podía ir a peor su situación? Obstinada como sólo ella podía ser, volvió a intentarlo, intentó mover la pierna pero fue su brazo el que se sacudió de forma ridícula. «Lo siento... Lo siento, Kokuō... No soy lo suficientemente fuerte para enfrentarme a dos oponentes así...»

Y ahora... ¿ahora qué le quedaba esperar? ¿,Qué iban a hacer con ella? ¿Y quién de las dos sería la que se saliera con la suya? ¿La enmascarada? ¿Kuroyuki? ¿O quizás ambas?

Al menos ahora no había ningún sello que revertir. Aunque no estaba segura de si esa idea la consolaba.






PV:

118/260


CK:

197/330

+20 CK


Sincronización motora alterada. 3 turnos restantes


Fuerza 30 Resistencia 40 Aguante 40 Agilidad 100 Destreza 60
Poder 60 Inteligencia 70 Carisma 50 Voluntad 40 Percepción 100


·Hitai-ate [Hombro derecha, manga]
·Carcaj con 15 flechas restantes [Espalda]
·Portaobjetos básico [Pierna derecha]
·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]






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—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#13
Kurama no se pudo creer lo que le estaba diciendo Kokuō. Kurama no pudo creérselo. El germen de Gyūki había llegado a ella, y eso sólo podía significar...

¡BAM! Un vuelco al estómago, claro, inequívoco. Una explosión, un temblor.

Gyūki. Habéis hablado. Está aquí. Estáis conspirando contra mí. En ese caso, Hermana, lamento decirte que... —siseó peligrosamente.

Kurama no llegó a terminar su frase. Porque el comodín, aquella extraña que le había desobedecido, se había revuelto en el último momento, lanzándole una extraña técnica a su hermana. La enmascarada se impulsó para liberarse...

¡¡¡VAIS A MORIR LOS DOS PEDAZO DE MONS...!!!

...pero la mujer de cabello negro y ojos inquietantes, rojos, iracundos, ya estaba allí. La cogió de la cara, sin miramientos, y expandió su chakra por todo su cuerpo. La enmascarada palidecería, su piel se recubriría de una fría capa de escarcha. Y con un ademán, el bijū la apartó, golpeando con ella el suelo. Un golpe cristalino, seco.

Si no vas a hablar de lo que quiero, al menos ten la decencia de dejar de chillar, verdulera patética.

Y Kurama caminó lentamente hacia Ayame. El agua en suspensión en el aire en torno a su mano derecha se condensó en una katana de hielo negro, con destellos purpúreos.

»¿De tanto estar con esa humana, te crees como ella, Kokuō? Por favor. Matarte. No podemos morir. ¿Recuerdas? —se burló—. No obstante, ella sí lo hará. —Apuntó con la punta de la espada hacia adelante, a una distancia de dos metros.


- PV:

170/270


- CK:

376/500

(-14) (-100) (-10)
- CK de Kurama:

200/200



Nivel 40
Fuerza 40 · Resistencia 60 · Aguante 100 · Agilidad 120 · Destreza 100
Poder 70 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción 120


Para el uso con Hyōbuki no Jutsu:
- x9 Uchigatana
- x20 Shuriken
- x20 Senbon
- x5 Kunai

Portaobjetos, muslo derecho:
- x2 Kemuridama
- x2 Hikaridama
- x2 Antídoto
- x1 Juego de ganzúas
- x1 Esposas supresoras de chakra
- x1 Píldora estimuladora de sangre superior
- x1 Sello explosivo de rango A


El buen Shunshin, lo conocéis todos, no hace falta que liste el link.

Y esto, multiplicado por 2:

¤ Hyōbuki no Jutsu
¤ Técnica de las Armas de Hielo
- Tipo: Apoyo
- Rango: B
- Requisitos: Yuki 70
- Gastos: 2 CK por armas pequeñas, 10 CK por armas grandes
- Daños: -
- Efectos adicionales: Crea armas de hielo duraderas desde el inventario (ver descripción)
- Sellos: Uno, específico, de una mano, por cada arma a crear
- Velocidad: Muy rápida (objetos pequeños), Moderada (objetos grandes)
- Alcance y dimensiones: -
El usuario dispone de una sección en el inventario reservada para esta técnica. Mediante el uso del Hyōton, es capaz de crear dichas armas (el número desde el inventario disminuye) desde las manos o desde los antebrazos, en pleno lanzamiento, únicamente en el caso de las armas de tamaño pequeño. Esta técnica puede ser utilizada tanto por clones de sombra como por clones de hielo, que sustraerán las armas también del inventario reservado para la misma.


¤ Hijutsu: Fukai Tōketsu
¤ Técnica Secreta: Congelación Profunda
- Tipo: Apoyo
- Rango: B
- Requisitos: Yuki 70
- Gastos: 50 CK (multiplicable x2)
- Daños: 10 PV por turno de la víctima hasta los 70 PV (ver descripción)
- Efectos adicionales: Congela a un usuario hasta que la técnica ha causado su daño completo (ver descripción)
- Sellos: Cinco sellos específicos de la técnica, con una mano
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Tras realizar los sellos de la técnica y entrar en contacto con el cuerpo del oponente, éste queda congelado por completo, totalmente rígido. Durante este estado será prácticamente invulnerable, pero el hielo le causará daños por abrasión cada turno. Si cuando la técnica acabe los PV del usuario han descendido por debajo de los 0 puntos, éste se rompe como si hubiera estado hecho de cristal.

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#14
Fue en un abrir y cerrar de ojos. Cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde. Frío, frío, demasiado frío. Aquella mujer de cabellos negros no había necesitado más que tocarla para sentir todo el cuerpo enmudecer, como si estuviese al borde de la muerte por hipotermia. Ni siquiera fue capaz de abrir la boca para gritar.

La habían convertido en una estatua de hielo.



Continúen sin mí a partir de ahora
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#15
Si no vas a hablar de lo que quiero, al menos ten la decencia de dejar de chillar, verdulera patética.

La mujer de la máscara había quedado congelada de los pies a la cabeza ante el mero roce de la piel de Kuroyuki. Reducida a una muda estatua de hielo, que sacudió sin ningún tipo de delicadeza contra el suelo como si no fuera más que una muñeca a desechar. Y Ayame había contemplado toda aquella escena entre sudores fríos, aterrorizada, incapaz de moverse por sí misma, incapaz de defenderse. ¿Pero acaso habría alguna diferencia de poder hacerlo? No, comprendió, muy a su pesar. Ya lo había experimentado antes, en el Valle del Fin. Intentó defenderse, pero no había sido más que un triste lirio frente a la crueldad del invierno; intentó huir, pero el pajarillo vio sus alas congeladas antes de migrar. ¿Qué le quedaba, entonces? ¿Aguardar a su final?

Kurama caminó lentamente hacia Ayame, y ella intentó volver a revolverse. Pero cuando intentó flexionar la rodilla, volvió a flexionar el codo; y cuando quiso alzar la cabeza fue su torso lo que se dobló.

Y entonces una espada de filo negro como el carbón se materializó en la mano del Kyūbi y la apuntó directamente. Y la jinchūriki lloró en silencio, no pudo evitarlo. Como tampoco pudo pedir clemencia, con sus músculos fuera de control. De todas maneras, ¿de qué habría servido? Kurama no presentaba clemencia ante nadie, nunca lo había hecho con nadie. Y mucho menos lo haría con una simple humana como ella. Y de repente se sintió tan pequeña e insignificante como una hormiga frente a una montaña.

¿De tanto estar con esa humana, te crees como ella, Kokuō? Por favor. Matarte. No podemos morir. ¿Recuerdas? —Dijo, burlón, justo antes de apuntarla directamente con aquella katana—. No obstante, ella sí lo hará.

«Se acabó...»

«¡JAMÁS!» Bramó la voz de Kokuō en su mente. «¡Señorita, no puede rendirse sin luchar! ¡No puede hacerlo! ¡Use mi poder!»

«¡No! ¡Prometí no hacerlo! ¡Prometí no usarte, y mucho menos para enfrentarte con tus hermanos! ¡No eres ninguna herramienta!»

«¡Si mi hermano desea matarla, antes deberá pasar por encima de mí!» Rugió, llena de una determinación y un dolor interno que Ayame jamás había escuchado en ella. «¡Maldita sea! ¿Qué mejor excusa que esta necesita para usarme? ¡Ya lo ha dicho antes! ¡ESTAMOS JUNTAS!»

El pasillo tembló. El aire a su alrededor se calentó súbitamente. Y los escalones bajo su cuerpo se hundieron como si hubiesen recibido el golpe de una apisonadora. Y entonces un chakra de color blanquecino explotó en su pecho y se extendió por el resto de su cuerpo como tantas veces había hecho, cuando perdía el control sobre el bijū: Estallando en las fisuras de su resistencia, sin su consentimiento, inundándola de golpe. Ayame gimió, asustada, cuando el manto de energía la abrazó y la recubrió como una manta. Pero pronto se dio cuenta de que no era lo mismo que había ocurrido en otras ocasiones. Aquella vez no perdió la consciencia. Aquella vez el manto de chakra no la quemaba, sólo la abrazaba de forma protectora. Aquella vez, sólo la llenaba de fuerza.

«¡¡JUNTAS!!»

El chakra alteró su silueta, formando cinco colas que ondeaban al final de su espalda y cuatro cuernos sobre su frente. Ayame adquirió un aspecto feral, irreconocible, pero seguía siendo ella misma. E igual de inmovilizada de antes. Pero Kokuō le había proporcionado una manera de defenderse sin depender de sus músculos: súbitamente, desde su espalda surgieron hasta cuatro brazos de energía que se abalanzaron sobre Kurama sin ningún tipo de temor.

Pero entonces... todo se vino abajo.






PV:

118/260


CK:

197/330


CK de Kokuō:

420/500

-80 CK


Sincronización motora alterada. 2 turnos restantes

Defensa de 20 PV


Fuerza 50 Resistencia 60 Aguante 60 Agilidad 120 Destreza 60
Poder 80 Inteligencia 70 Carisma 50 Voluntad 40 Percepción 100


·Hitai-ate [Hombro derecha, manga]
·Carcaj con 15 flechas restantes [Espalda]
·Portaobjetos básico [Pierna derecha]
·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]


¤ Capa de Chakra (Versión 2), ¤ Chakura no Ude (x4)


¤ Chakura no Ude 12 PV por contacto, 25 PV por golpe (x4)


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—Habitación de Ayame: Link

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