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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#76
Todo ocurrió como Mitsuki se había imaginado desde el principio, su oponente había dejado a Tatsuya en paz y se había centrado en ella.

Una vez más, aquel henge no jutsu, demostró ser mucho mejor en todos los aspectos a ella. La reacción fue perfecta, con una ágil pirueta logró situarse detrás de la Hyuga situación que aprovechó para lanzarle un tajo por la espalda

—¡Ahhggg!— trató de reprimir el grito de dolor al sentir como la hoja rebanaba ropa y carne de lado a lado de su espalda, aunque no fue lo único que sintió pues justo después de aquello recibió un fuerte golpe con el extremo del mango del arma en toda la nuca. El impacto la mareo, haciendo que su Byakugan se desactivase antes de que aterrizase prácticamente de cara contra el tronco del árbol. La Hyuga había quedado prácticamente al borde la inconsciencia, todo le daba vueltas y un color rojizo se apoderaba de su vista nublada

"Esto es todo lo que he podido hacer... menuda inútil estoy hecha"

—Aki tendrá tres nuevos amigos—

Tras aquello escuchó un grito de Tatsuya, lo que la hizo reaccionar. Torpemente trataba de levantarse, su cuerpo parecía pesar toneladas, la sangre que emanaba de una herida en la frente casi que no le dejaba ver, casi no podía alzar la cabeza para ver que había ocurrido cuando un nuevo golpe la alanzó de improvisto. Lo que parecía una patada la hizo caer de espaldas sobre su herida

—Arghhh...— no tenía casi fuerzas para gritar, volvía a estar mareada pero esta vez lo que daba vueltas era el cielo nocturno

—Es triste que esta cadena de odio los haya arrastrado hasta aquí— —Pero Aki no perdonará a nadie, y yo tampoco—

"Así que la niña se llamaba Aki..."

La voz de la niña se había convertido en la de un hombre, el Henge no jutsu debía de haberse cancelado mostrando su verdadera forma

"Esa voz... es de hombre... supongo que debe de ser el hermano de Aki... el que se fue para convertirse en shinobi..."

—He de admitir que no esperaba que tuvieran los cojones de enfrentarse al youkai... Pero eso sólo me obliga a matarlos en este lugar—

—¿Cojones?...— dijo la Hyuga con notable dificultad, le costaba incluso respirar —¿Crees que... es lo único que se necesita... para luchar?— la peliblanca esbozó una leve sonrisa —que triste... vivir pensando así...— la peliblanca seguía mirando hacia el cielo nocturno, que poco a poco comenzaba a dejar ver el brillo de las estrellas

"Lo único que puedo hacer es distraerlo, por favor Tatusya.... escapa, salva a esa niña..."
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#77
El hombre frunció el ceño y escupió en la cara de la kunoichi al escuchar sus palabras, clavó su arma en el suelo y tomó de los cabellos a la kunoichi para levantarla, caminó hacia el espadachín y también hizo lo mismo con él. Ahora ambos se encontraban alzados en el aire mientras el tipo los sujetaba a cada uno con las manos.

—Niña, en esta vida si no tienes cojones para afrontar las cosas es mejor no seguir viviendo— En ese momento escupió al suelo. —¿Tú querías saber porque hago esto no? Pues será tu regalo antes de que te raje el cuello—

Tras eso los arrojó a ambos hacia el tronco.

—Mi padre era un shinobi de Uzushiogakure, que tras casarse decidió retirarse y vivir en el pueblo de Nakisakebi,de donde era oriunda mi madre. Sin embargo en ese pueblito tan alejado lo único que lograron fue pasar penas, y cuando yo nací las cosas se complicaron. Al final mi padre decidió volver aa dedicarse a la vida ninja y nos dejó acá sólos, mandándonos dijero de vez en cuando y visitándonos cada cierto tiempo.— Hizo una pausa para volver a escupir.

—En una de sus visitas mi madre terminó embarazada de nuevo, naciendo así Aki, mi pequeña hermana. Con una boca más que alimentar, llegó un punto en que padre ya no volvía a vernos, sólo sabíamos de él por el dinero que mandaba. Un día llegó otro sobre, pero esta vez no era remesa, era una carta para avisarnos que padre había muerto en una misión. Desesperada, mi madre se hundió en la locura, suicidándose al colgarse de un árbol, dejándonos a mi y a mi hermana sólos al cuidado de nuestra tía.—

El viento sopló y el hombre se dió la vuelta para ir por su naginata, para luego caminar hacia los shinobis que yacían tumbados.

—En momentos como ese, fueron los cojones los que me hicieron salir adelante, pero para Aki aquello la derrumbó. Empezó a decirme que hablaba con una amiga que conoció en el lago, pero nunca me dijo su nombre. Empezé a creer que sólo se trataba de una amiga imaginaria que ella había creado para no tener que lidiar con la realidad, pero eso no ayudaba en nada a a la economía de la casa. Al final, decidí seguir los pasos de mi padre y me fui a Uzushio para mantener así a mi hermana, hasta el día de hoy, me arrepiento de ello—

—Entonces... Ocurrió el incidente del lago ¿no?— Preguntó el espadachín.

—Sí yo hubiera estado aquí, no le habría pasado lo que le pasó a Aki, lo que le hicieron esos malditos no tiene perdón de nadie— Una lagrimá rodó por sus mejillas —Esos cobardes, aislados, ignorantes, no hay justicia que me haga sentir en paz, así que decidí tomar venganza en nombre del espíritú de este bosque, renegué de la Espiral y juré arrebatarles a todos y cada uno de sus queridos hijos para que paguen por su crimen—
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#78
Las palabras de la Hyuga parecieron no sentarle muy bien al barbudo que de forma despectiva escupió en la cara de la kunoichi. El sonido de la naginata clavándose en la madera cercana, casi ni la sobresalto, ya no tenía fuerzas ni siquiera para ello. Notó como la inmensa mano de su contrincante la agarraba por el cabello para finalmente elevarla en el aire, ni siquiera pudo revolverse un poco para tratar de evitar lo inevitable

—Niña, en esta vida si no tienes cojones para afrontar las cosas es mejor no seguir viviendo ¿Tú querías saber porque hago esto no? Pues será tu regalo antes de que te raje el cuello—

Tras aquellas palabras, el gigantón los lanzó contra el tronco del árbol. El dolor inundo de nuevo su cuerpo, ya no era solo por la herida de la espalda, era todo su ser el que le dolía. Cayó prácticamente como una muñeca de trapo vieja, incapaz de moverse, tan sólo respirar con dificultad.

Después procedió a relatar su historia, sus palabras estaban llenas de ira, odio y tristeza... no había más que resentimiento en aquel hombre.

Mitsuki no pudo evitar sentir lástima por él, estaba apunto de matarla pero no podía evitarlo. Conforme avanzaba su relato una silenciosas lágrimas caían desde sus blanquecinos ojos lentamente. El mundo podía llegar a ser tan sórdido, tan falto de humanidad

—Es cierto que... lo que... hicieron es imperdonable...— dijo la peliblanca mientras hacía un esfuerzo titánico por conseguir sentarse, le dolía todo el cuerpo cada vez que trataba de moverse un poco y más aún cuando hacia fuerza para enderezarse un poco —Ni siquiera... yo puedo perdónales— consiguió sobre sus rodillas tras mucho esfuerzo —Lo que le ocurrió a Aki... no tiene perdón posible...— alzó el rostro con dificultad —pero... lo que tú estás haciendo... es igual de imperdonable— la joven no podía evitar derramar lágrimas ante aquel sin sentido, tanta muerte por nada —¡Esos niños... esa niña... son igual de inocentes que lo fue tu hermana!— golpeo el suelo con el puño con furia pero sin fuerza —¿De qué te sirve tanta muerte?— clavó sus ojos en los de su oponente que sostenía en sus manos la naginata —¡¿De verdad crees que eso es justicia?!— Mitsuki comenzó a levantarse temblorosamente, le dolía cada centímetro de su cuerpo —La venganza no es justicia, lo único que trae es dolor...— se irguió lánguidamente, casi estaba apunto de volver a caerse si no fuese por la intensidad de las emociones que convergían en ella en aquel momento —¡¿Qué crees que pensaría Aki si viese en lo que te has convertido?! ¡No eres mejor que nadie en ese pueblo! ¡No eres diferente a ninguno de esos que desprecias!— Mitsuki caminó hacia delante tambaleándose, no sabía por qué, pero lo hacia —¡No eres más que un sucio asesino de niños! ¡Críos que no tienen culpa de nada! ¡Si no puedes soportar el dolor suicidate, pero no hagas daño a los que no tienen culpa!— la peliblanca tropezó y cayó sobre sus rodillas a tan sólo un par de metros del barbudo, ahora podía verle bien pues su vista estaba bastante nublada —¡No tienes ningún derecho!— sollozó la de Kusabi, la cual ya no podía siquiera moverse —Si crees que te sentirás mejor... mátame a mí, descarga todo tu odio contra mí... pero deja a los niños en paz...— Mitsuki elevó la cabeza hasta poder clavar su mirada en la de su adversario, tenía la sensación de que todo había acabado... pero no sentía miedo, sentía tristeza por no haber podido salvar a la niña, a Tatsuya, a los aldeanos o a aquel hombre de su dolor.

"Lo siento Hisami-sama, no he sido lo suficientemente fuerte para ayudar a los demás... lo siento de verdad" la Hyuga echó una fugaz mirada a su espalda, donde yacía su compañero

—Lo siento— dijo con suavidad antes de volver la mirada hacia su futuro verdugo
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#79
—Mitsuki... chan...— Pudo decir apenas.

La Hyuga estaba en igual o peor estado que el Takanashi, pero aún así ella se levantó mientras su compañero yacía tendido lleno de dolor físico y emocional. Tatsuya se apoyó con sus manos y trató de recostarse en el tronco mientras llevaba su mano hacia su la herida en su pecho. Hasta ahora el hombre sólo había jugado con ellos, pero eso se había acabado.

—¡NO ME COMPARES CON ESOS COBARDES!— Gritó furioso el hombre mientras apretaba con más fuerza la gran naginata.

—Ya basta, por favor...— Rogó el espadachín, pero sus palabras cayeron en oídos sordos.

—¡Todos ellos son unos ciegos! ¡Unos ciegos que no valen nada! Son unos seres insignificantes que viven en la miseria, ¡yo no soy como ellos!— Más lágrimas cayeron de sus ojos —¡Yo morí el mismo día que murió mi hermana, ella se llevó mi vida al fondo de ese lago! ¿¡No lo entiendes!? No, tú no puedes entenderlo— Dijo con una media sonrisa desfigurada —No gano nada, pero esos niños que maté ya no sufren, ya no crecerán para volverse igual de ciegos que sus padres, los únicos que sufren somos aquellos que aún estamos en este mundo—

—¡No hagas una locura!— Gritó a la kunoichi que acababa de ofrecer su vida.

—¿Crees acaso que tú vida vale lo mismo que la de Aki? ¡Ella era todo para mí!— Agitó violentamente su arma en el aire —¡NADA TRAERÁ DE VUELTA A AKI!— Alzó la gran naginata dispuesto a acuchillar a la Hyuga.

—¡NOOOOOO!— El Takanashi hizo lo posible para intentar ponerse en la trayectoria del arma pero le seria imposible.

Ese hombre ya no buscaba justicia, ni venganza, ni nada. Ya no era nadie, estaba desesperado y se había hundido en la más profundas de las locuras. Iba a seguir matando sin razón y los dos shinobis serían presas de su furia. El filo de arma estaba por acuchillar a ambos, cuando una voz se escuchó en medio de la nada.

Un segundo de ira puede llevar a la ruina

El nukenin se turbó durante unos instantes mientras una sombra salida de la nada se interpuso entre el shinobi renegado y los dos genins, el filo titubeante de la alabarda se frenó en seco cuando una mano sujetó la muñeca derecha del hombre que la esgrimía. El sujeto barbudo reaccionó y se liberó apartando la mano que le apresaba para poder girar su ōnaginata y atravesar en el estómago al intruso, pero este último hechó mano a su espalda y en cuestión de segundos el filo de una guadaña se había chocado contra la cuchilla de la gran naginata.

—Nadie ha logrado nunca apuñalarme de frente— Dijo el invitado mientras la ōgama chisporroteaba —Y tú no vas a ser el primero que lo haga— Giró su hoz y el arma de su oponente fue cortada en dos.

El renegado de Uzushio por acto de reflejo intentó darle una patada al que portaba la guadaña pero este se agachó y giró sobre sí para intentar cortarle las piernas a su rival, pero este saltó varias veces hacia atrás para alejarse de su atacante y tratar de entender que era lo que estaba pasando. Miró su arma que ahora estaba partida en dos y luego se le quedó viendo al intruso, hombre de cabellos negros, con chaleco militar del cual surgía una capa negra desde las hombreras. Pero él no era el único de los presentes que estaba confundido.

"¿Otōsama?"

El de ojos dispares se había quedado boquiabierto sin saber que hacer ante lo que veían sus ojos, se encontraba de rodillas viéndole la espalda al jounin que les acababa de salvar el pellejo. Tenía mil y un cosas que preguntarle a su padre, pero estaba pasmado sin poder decir nada. Todo demasiado rápido y no entendía lo que acababa de ocurrir.
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#80
Mitsuki no podía creer lo profundo que aquel hombre había caído, apenas podía imaginar que alguien llegase hasta tal límite. La forma de hablar, sus palabras... no había vuelta atrás para aquel hombre, no al menos de manos de aquellos dos jóvenes cuyas fuerzas ya habían llegado a su limite.

Alzó la mirada y la mantuvo clavada en los ojos del hombre que cargaba su naginata para poner fin a su vida, no le miraba con odio, ni siquiera con dureza, lo que albergaba su mirada era lástima por el pasado, el presente y el futuro que aguardaba al barbudo. Una vida llena de sufrimiento que no aportaría otra cosa que más dolor a todo el que tuviese la desgracia de cruzarse con él.

"Sólo me arrepiento de no haber podido salvar a esa niña" pensó la joven mientras el filo del arma se aproximaba hacia ella.

El grito de Tatsuya rompió el silencio, Mitsuki cerró sus ojos para esperar el desenlace lo más serena posible.

"¿Qué será de Kusabi?" la imagen del pueblo apareció en su mente, después de eso una voz que no había escuchado hasta entonces

—Un segundo de ira puede llevar a la ruina—

La kunoichi abrió sus ojos y contemplo ante sí una nueva escena, justo entre ella y el barbudo había un hombre bastante alto, ataviado con ropas oscuras, una capa y una enorme guadaña. Jamás el había visto antes, pero allí estaba salvándole la vida. No supo bien por qué, pero aquello le proporcionó un alivio como nunca antes había sentido. Fue tal la relajación, que la joven cayó de morros contra el suelo, la vista se le nubló casi completamente. Ahora tan sólo podía escuchar como aquellos hombres estaban intercambiando golpes en su combate.

"¿Quién será...?" sus pensamientos se volvían lentos, tenía la sensación de que su mente se apagaba. Estaba al borde de caer inconsciente, debía de haber gastado todas sus fuerzas en moverse antes.
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#81
—¿Pero que mierda?— Miraba con furia a su nuevo rival —¿Y tú quien coño eres? ¿de donde saliste— Exigió saber.

—Pues, me encontré un moku bunshin muy abusivo por ahí, me puse a buscar al ejecutante original y me vengo a encontrar a un nukenin traumado a punto de asesinar a dos genin— Por extrañas que sonaran sus palabras su rostro estaba serio, muy serio.

—¿Y las trampas?—

—Por favor, sólo un civil o un par de ninjas muy ineptos caerían en eso— No le importó recalcar eso enfrente de los genins —Por cierto, felicitaciones con los genjutsus intercalados, eso me tuvo mareado un rato— Esbozó una sonrisa fingida a propósito.

Entre tanto el de ojos dispares pudo ver como la peliblanca parecía desvanecerse ante sus ojos. "No, no, no" Se lanzó como pudo y tomó a la Hyuga entre sus brazos, levantando con delicadeza su cabeza con una de sus manos y sujetándola por la cintura con la otra.

—Mitsuki-chan ¡Mitsuki-chan! ¿¡estás despierta!? Reacciona, reacciona por favor— Le suplicaba con voz quebrada.

El jounin de la capa negra estaba escuchando cada palabra de lo que se decía atrás de él y aprovechó para apoyar el arma en el suelo y sacar rápidamente de uno de los bolsillos de su chaleco un papelito que lanzó hacia atrás donde estaba Tatsuya.

—Una para ella y una para tí, dejen de actuar como retrasados y lárguense de mi vista— Les ordenó firmemente sin siquiera voltear a ver.

El Takanashi tomó el papelito y al abrirlo se percató que se trataban de píldoras estimuladoras de sangre, después de las cortadas que habían recibido aquellas píldoras serían útiles para recuperarse. Tomo una y rápidamente se la llevó a la boca para masticarla.

—Tóma, vamos, esto te ayudará— Le ofreció a la peliblanca la otra.

El jounin no perdió el tiempo y tomó rápidamente su arma de nuevo para lanzarse contra el renegado que se había alejado unos cuantos metros, este último tiró su arma rota y en medio de una nube de humo hizo aparecer un kane sasumata como repuesto en vez de su alabarda rota. No se iba a dejar intimidar por el invitado, cargó rápidamente y ambos se enzarzaron en una danza de giros y acrobacias con sus armas, siendo estos tan gráciles y veloces que el par de adolescentes ni siquiera podrían seguir sus movimientos con la mirada.

—Lamento informar que no planeo dejarlos ir con vida sabiendo mi identidad— Amenazó mientras trataba de enganchar el brazo del hombre de capa negra.

—Pues yo lamento informarte que no voy a dejar que hagas eso— Respondió en el momento que giró la hoz para trabar el filo en medio de la punta del kane sasumata.

—Parece que eres un tío de cuidado— Dijo el hombre mientras alejaba su arma para evitar que fuese cortada como la otra.

Debía serlo para haber llegado hasta ahí en total silencio, no cayó con ninguna de las ramas ni con su estrategia de amedrentar a los que se internaban en el bosque mezclando genjutsus para cambiar los alrededores y de hacerlos dar vueltas en círculos, intercalándos por momentos mostrando el verdadero camino y así asegurarse que iban por donde quería, sin contar sus propios jutsus sonoros para confundirlos más.

—Un instante de enojo fue todo lo que necesité para que no me vieras venir— Dijo mientras su rostro parecía ponerse aún mas serio de lo ya estaba.
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#82
Todo a su alrededor parecía empezar a alejarse, incluso los sonidos, mientras su vista se iba nublando poco a poco. El recién llegado y el barbudo apenas eran un par de sombras a pesar de la proximidad, sus voces le llegaban como si estuviesen metros de distancia detrás de una pared.

—Mitsuki-chan ¡Mitsuki-chan! ¿¡estás despierta!? Reacciona, reacciona por favor—

Mitsuki notó como Tatsuya la cogía en brazos, su voz reflejaba preocupación pero parecía estar bien lo que le quitó un peso de encima a la peliblanca. A pesar de que luchaba por mantenerse consciente, se permitió esbozar una leve sonrisa aunque la situación no estaba para tomársela con demasiada calma

Parece que esta bien... menos mal"

La voz del recién llegado volvió a escucharse antes de que les lanzase un pequeño paquete que recogió el de Takigakure.

—Toma, vamos, esto te ayudará—

La kunochi buscó con su mano la de su compañero, apenas podía enfocar correctamente pero tras unos instantes de dudas la encontró para recoger la píldora que le ofrecía y llevársela a la boca, masticó con dificultad antes de tragar. No sabía muy bien que era lo que estaba tomando pero confiaba en el chico.

——————————

Mientras los chicos esperaban a que las píldoras les hiciesen efecto, los dos contendientes no se daban ni un segundo de tregua.

Tras esquivar el último envite del tipo de la guañada, el barbudo tomó un poco de distancia para analizar la situación. Sin lugar a dudas la situación ya no le era tan favorable como le había sido hasta aquel momento, debía de haber matado a aquellos críos cuando tuvo la oportunidad y no haberse dedicado a jugar. Ahora estaba frente a alguien fuerte, casi tan fuerte como él, y no sólo eso. Él había gastado gran parte de su chakra entre genjutsus y técnicas diversas.

"Tengo que acabar con esto rápidamente... y sé como hacerlo"

De repente, el barbudo cogió su lanza y la lanzó en dirección a los dos shinobis heridos. Si el tipo de la guadaña quería protegerles, lo mejor que podía hacer era obligarle a hacerlo y aprovechar el hueco para acabar el combate con su próximo movimiento.

Mientras la lanza volaba hacia los jóvenes, el gigantón realizó una serie de sellos y dijo

—Mokuton: Mori no Batsu—

De nuevo, las estacas surgieron desde la rama que estaban utilizando como apoyo. La madera se lanzaría tratando de alcanzar al hombre de la guadaña. Quería acabar con aquello rápido, no podía permitirse dilatar el combate por más tiempo y que mejor manera de acabar que empalando a sus adversarios
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#83
—Resiste, por favor.

Tatsuya se sentía acongojado por su compañera, pero estaba seguro de que con la píldora podrían reponerse de las cortadas que les propinó el renegado. Sin embargo aún no estaban fuera de peligro, aún seguían montados encima de una árbol andante controlado por el enemigo y no había garantía de que pudieran escapar. También le entraba la duda de que había pasado con la niña, temía lo peor ya.

"Tenemos que encontrar una forma de huir"

No pudo seguir pensando con tranquilidad cuando vió al barbudo lanzarles su alabarda. El pelinegro se petrificó ante el ataque, no podía moverse a ningún lado con la Hyuga en sus brazos y no planeaba dejarla sóla. Cerró los ojos por reflejo al ver la amenaza acercarse...

—Tsk, odio que hagan eso— Pensó en voz alta el jounin.

El de la capa negra se había dado cuenta de lo que pretendía su rival, pero no le quedaba otra opción que proteger a los genins. Corrió lo más rápido que pudo y logró ponerse enfrente de los novatos para interceptar con su guadaña el ataque, sólo para ver luego cómo varias estacas se aproximaban hacia ellos. No podía quitarse del camino o los dos jóvenes pagarían las consecuencias.

—Que pesado.

La guadaña chisporroteó con mayor intensidad y con un rápido giro cortó la rama sobre la cual estaban apoyados, interrumpiendo el ataque del mokutonero mientras ellos ahora caían una vez más al vacio. El jounin arrojó su arma a lo alto estando en pleno vuelo y realizó el sello de carnero con su diestra; antes de que pudieran verlo el ya se encontraba de nuevo en la parte alta quedando a la par de donde caería su guadaña un par de segundos después, nomás llegar un rayo se extendió desde su mano izquierda, tomando forma de lince y corriendo entre las estacas en dirección al maderero.

—Raiju Hashiri no Jutsu

Entre tanto los dos novatos se las tendrían que arreglar para evitar estrellarse, Tatsuya ya empezaba a hartarse de estar cayéndose a cada rato. Hizo lo que pudo para abrazar a la kunoichi y darse la vuelta, así él serviría de cojín para la Hyuga, pero no contaba con que la rama en la que cayó no soportase el peso de ambos y se rompiese. No pudo evitar soltarla después de ese golpetazo, cayendo nuevamente en un lecho de ramas y hojas mas abajo.

—¡Ahhhhhhggg!
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#84
—Resiste, por favor—

Ahora podía escuchar con mayor claridad las palabras de su compañero, la vista comenzaba a recuperarse poco a poco y el frío que agarrotaba a su cuerpo se disipaba poco a poco. No sabía muy bien que era lo que le había dado, pero estaba claro que era muy efectiva.

—No te preocupes— fue lo único que alcanzó a decir antes de que la rama sobre la que estaban desapareciera de nuevo, una vez más se veían precipitados al vacío y esta vez parecía que no había manera de remediarlo.

Mitsuki sintió un impacto amortiguado, Tatsuya la había protegido en la caída. Sin embargo, no hubo tiempo de agradecimientos pues la rama se partió de nuevo. Esta vez los jóvenes cayeron al suelo, por suerte la cama de hojas que cubría el lugar amortiguo la caída aunque el impacto fue suficiente como para dejarlos aún más magullados.

—¡Ahhhhhhggg!—

—Umhggg— ahogó el grito de dolor con todas sus fuerzas, no tenía tiempo para lamentarse por sus heridas. Tatsuya se había hecho daño protegiéndola —¡¿Te encuentras bien Tatsuya?!— Mitsuki se sorprendió así misma incorporándose sobre su rodillas hasta quedar sentada sobre ellas para buscar con la mirada a su compañero que yacía en el suelo a unos metros de ella.

Sobre los gennins, los dos shinobis continuaban el combate, el sonido les llegaba amortiguado pero la intensidad del mismo era palpable incluso desde la lejanía. Al menos, por ahora, habían quedado lo suficientemente lejos como para no estorbar al extraño shinobi de la guadaña.


Pues con una genialidad me he librado de narrar a esos dos XD que combatan fuera de pantalla, chupemos cámara nosotros :3
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#85
—Ahggg, creo que me lastimé un poco la espalda, pero por lo demás estoy bien— Respondió mientras trataba de sentarse.

Se llevó la mano a la columna para verificar que todo estaba en su sitio, podía moverse por lo que al parecer no se había roto nada. Entre tanto el árbol viviente se sacudía por momentos mientras los dos adultos luchaban en la parte alta, fueron salvados de milagro pero ahora debían decidir que hacer.

—¿Ya te encuentras mejor?— Preguntó preocupado.

Tenía el corazón a mil por hora, casi son empalados vivos y aunque estaban ahora lejos del combate le angustiaba en demasía la seguridad de su padre, volteó la mirada a lo alto mientras pensaba que podría hacer. Quería ayudar de alguna forma, pero sabía que si se lanzaba de nuevo al peligro no lograría otra cosa que no fuese estorbar. Su padre era el jounin experto y él sólo un mugroso genin. Una lágrima de frustración se dejó ver en su rostro, pero se restregó rápidamente los ojos, no quería que la Hyuga viera lo patético que era.

—¿Qué haremos ahora?— Preguntó con tono de voz acongojado. —Mi, padre...— Golpeó la rama con su puño.

Estaba molesto consigo mismo, pensaba que todo era su culpa por ser tan débil e inútil como para necesitar ser salvado de esa manera, si tan sólo hubiese sido más fuerte...

—...La niña... LA NIÑA ¿que pasó con la niña?— Se había concentrado tanto en salvar su vida y la de Mitsuki que había olvidado que habían ido a rescatar a la niña.
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#86
La respuesta del pelinegro le quitó un peso de encima, una vez más la suerte estaba de parte de ambos gennins. Seguían vivos contra todo pronóstico y eso era de agradecer a pesar de que le doliese cada centímetro de su cuerpo, le ardían zonas de su anatomía que jamás pensó que podían hacerlo de aquella forma.

—¿Ya te encuentras mejor?—

—Si...— asintió la joven todo lo rotunda que pudo, no quería seguir preocupando a su compañero a pesar de que lo que sentía ahora mismo no se podía calificar como "estar bien", aún así debía de reconocer que aquella extraña pastilla que el extraño les había dado era muy efectiva, hasta hace unos instantes estaba apunto de perder la consciencia y, sin embargo, ahora podía desenvolverse mínimamente.

Tatsuya parecía estar más afectado anímicamente que por cuestiones físicas, el chico se secó los ojos rehuyendo la mirada de la joven.

"Entiendo perfectamente como se siente... pero no sé que decirle" la joven se incorporó lentamente, apoyándose sobre sus rodillas para recuperar la compostura

—¿Qué haremos ahora? Mi, padre...—

Aquella revelación la dejó clavada totalmente en el lugar, aquel hombre misterioso resultaba ser el padre de Tatsuya...

—¿Ese hombre era tu padre?— no podía dar crédito a lo que el chico le acababa de decir, aunque era bastante lógico quién si no se involucraría en un combate para defenderlos de manera altruista. Sabía por experiencia que pocas personas lo harían, así que que fuese el padre del chico de ojos bicolores no debía de parecerle extraño y aún así...

—...La niña... LA NIÑA ¿que pasó con la niña?—

—¡Es verdad!— con todo el ajetreo del combate casi la había dado por perdida —¡No lo sé!— la peliblanca no pudo evitar sentirse culpable por casi haber olvidado a la chiquilla —¡Debe de haberla llevado a algún punto del lago!— Mitsuki elevó la mirada tratando de encontrar un punto de referencia —Creo que el clon se fue por allí, con un poco de suerte aún debe de seguir viva...— la de Kusabi le tendió la mano a su compañero para ayudarle a ponerse en pie —Salvemos a esa niña, es lo único que podemos hacer ahora... o al menos intentarlo—

"Si tratásemos de ayudar al padre de Tasuya no seríamos más que una carga para él... la diferencia entre ellos y nosotros es abismal... espero que Kamikaze-sama cuide de él..."
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#87
—Sí, aunque no entiendo porqué está aquí-- Respondió a la primera incógnita

De entrada no comprendía porque le había dicho que fueran a ese pueblo, luego resultó que él no estaba ahí y ahora de la nada aparecía para enfrentarse al ninja renegado de la espiral. Toda esa situación lo había dejado confundido, sólo le faltaba golpearse a sí mismo para ver si no estaba soñando. Quería explicaciones pero no era el momento para dudar, no si querían rescatar a la niña, había una ínfima oportunidad para ayudarla, pero mientras tuvieran una oportunidad debían intentarlo.

—Tienes razón, tendremos que ponernos en marcha cuanto antes— Tomó con su diestra la mano de la Hyuga y con la zurda se apoyó con su ninjato para ponerse en pie, para luego mirar en dirección a lo profundo —Creo que yo puedo alcanzar al bunshin, puedo moverme con mayor facilidad entre las ramas, pero aunque logre llegar a tiempo dudo que pueda hacer algo contra el clon de ese tipo— Tomó un poco de aliento antes de saltar a lo alto.

—Al final, no importa si soy débil o no, lo que importa es que pueda colaborar en lo que se pueda, es mejor que no hacer nada— Se ajustó la espada al cinturon y luego tronó los dedos de sus manos —¿Puedes seguirme el paso?— Dijo volteándo a ver a la peliblanca.

Era probable que tuviera que dejarla atrás si quería darle caza al clon fugitivo, que con el peso de la niña y tan campante cómo se fue no debería haber ido demasiado lejos, pero aún así el Takanashi tendría que ir a toda velocidad para siquiera querer oportunidad. Separarse tampoco era una buena idea, pero entre eso y retrasarse no tenía muchas opciones.

"No quiero más muerte"

El árbol en el que estaban parados seguía sacudiéndose de vez en cuando, mientras el sonido de ramas retorciéndose, rayos fluyendo y acero chocando llegaba desde la lejanía. No tenía forma de saber quién de los dos ganaría, quería confiar que su padre ganaría pero aún así no podía evitar el sentir miedo. Sí su padre perdía ellos serían los siguientes en ser asesinados, no quería pensar en ello, pero era una posibilidad.
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#88
—Sí, aunque no entiendo porqué está aquí--

Su compañero parecía bastante contrariado ante la situación y no era para menos, su padre luchaba ahora contra el oponente que casi había acabado con los gennins sin demasiado esfuerzo... aunque, no sabía muy bien por qué, pero le daba la sensación de que más que preocupación por su progenitor lo que sentía el de Taki era algo más cercano a la verguenza. Quizás se culpaba por no haber sido lo suficientemente fuerte como para plantar batalla al shinobi renegado

Fuera por lo que fuese, no tenía tiempo de indagar, la niña estaba en peligro como bien había dicho su compañero.

Ayudo a levantarse a Tatsuya

—Solo tenemos que evitar que la ahogue, cuando tu padre derrote al renegado la técnica debería deshacerse— apuntó la peliblanca

—Al final, no importa si soy débil o no, lo que importa es que pueda colaborar en lo que se pueda, es mejor que no hacer nada ¿Puedes seguirme el paso?—

Por las palabras del pelinegro, Mitsuki pudo comprobar que sus suposiciones no estaban muy erradas. Tatsuya se sentía culpable y ella no podía hacer nada para remediarlo.

—No te preocupes, creo que puedo moverme bien— se retiró el cabello que caía sobre su rostro —¡vamos!— apremió la Hyuga antes de comenzar a correr en la dirección por la que creía que se había escapado el clon
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#89



Tenía sus dudas respecto a luchar con el clon, aunque sólo tuviera una mínima parte del poder del original seguíría siendo demasiado para ellos, pero si lo lograban entretener lo suficiente podrían lograrlo. Aún se encontraba algo fatigado, las píldoras no son milagrosas y tenían sus limitantes. Aún así la Hyuga se acomodó el cabello y apremió al Takanashi para que emprendieran la marcha.

—Sí— Asintió con seguridad.

Tomó impulso y empezó a saltar entre las ramas con una velocidad un tanto mayor a la que se podría esperar de alguien de su complexión, esto debido a que está familiarizado con ese tipo de terrenos. Agarró carrera tratando de ir lo más rápido que sus piernas le permitían, aunque esto significase distanciarse de la Hyuga.

—¡Mitsuki-chan!— Volteó a verla —¡Me adelantaré, alcánzame en cuanto puedas!— Exclamó antes de dar un gran salto para llegar a una rama lejana.

Le dolía dejarla atrás, pero recordó que ella había terminado en peor estado que él durante la pelea y probablemente ella aún no se recuperaba del todo como le intentaba hacer creer, además al menos uno de los dos debía llegar para evitar la tragedia y esperaba que ella comprendiera eso. El terreno era un tanto resbaloso por el musgo en la corteza pero eso no le impedía seguir adelante. Habia un olor a humedad en al aire provocado por la reciente lluvia y las sombras danzaban mientras avanzaba bajo la tenue luz de la luna.

Sin el genjutsu en el ambiente ya no se sentirían desorientados ni cansados al avanzar, y el camino estaría más que claro. Las gotas se resbalaban por las hojas y al caer acariciaban el rostro de ambos, unos pájaros en la lejanía salieron volando en pardada graznando horriblemente en medio de la madrugada, como sí de un mal presagio se tratase. El espadachín sintió una puñalada en el corazón, pero decidió avanzar sin importar lo que pasara.

En realidad el lago no estaba tan lejos, fueron los trucos e ilusiones del renegado los que les hicieron dar vueltas en círculos creyendo que iban caminando por un eterno sendero. El Takanashi pensaba en su padre, quería que su padre saliese victorioso, pero aún así la incertidumbre le carcomía por dentro.

Mientras tanto...

—¡Muérete de una puta vez!— Gritó colérico el barbudo.

El árbol gigantesco movió uno de sus "brazos" para intentar aplastar al hombre de la capa negra, pero este logró evitarlo saltando en el último segundo, ahora usaba al propio árbol para correr alrededor de la rama mientras esquivaba las estacas que brotaban de esta trazando una espiral en la madera. Se avalanzó sobre su rival guadaña en mano con la gracia de un guepardo al cazar a su presa, pero su oponente en ese momento se fue fundiendo con la madera, desapareciendo de la vista de su adversario. Su técnica le permitía modificar sus células y mezclarse con las plantas al igual que los Moku bunshins, pero con la ventaja de poder movilizarse a grandes velocidades.

—¿Dónde estás, bastardito?— Músito el de la guadaña.

Rápidamente clavó la guadaña en el suelo y con su mano derecha realizó el sello de carnero mientras cerraba los ojos. Estaba intentando perseguir a los genins, esa era su prioridad aunque no se le iba a resultar nada fácil.

—¿Qué mierda?

Estando aún detro de la madera pudo percatarse de cómo el jounin de Takigakure realizó el sello de carnero de nuevo pero esta vez lo hizo para posicionarse en uno de los árboles, en el árbol donde se encontraba. La mano del hombre se llenó de chakra, y este resonaba con un sonido especial que era cómo el del trino de mil aves.

—¡Chidori!— Clamó a todo pulmón el de la capa negra.

La rama se resquebrajó ante el poder de la técnica y el renegado no tuvo más opción que salir de su escondite, se encontraba ante un ninja sensor por lo que su técnica de ocultarse en los árboles de poco le iba a servir ya. Sin embargo notó que su rival no había mostrado ninguna técnica de un potencial abrumador hasta ahora, por lo que dedujo que no se trataba de alguien acostumbrado a combate directo. En efecto, la capacidad destructiva del renegado de la Espiral lo sobrepasaba por mucho.

—Te he pillado, puedo ver que eres más débil de lo que le haces creer a los demás.— Le amenazó riéndose con seguridad.

—Y tú eres más tonto de lo que pareces, deberías dejar de contarle tus estrategias a la gente— Se burló de regreso.

—No eres un guerrero.

—Tienes razón, no soy un guerrero...
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

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~Ausente los fines de semana~
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#90
—¡Mitsuki-chan! ¡Me adelantaré, alcánzame en cuanto puedas!—

La peliblanca trataba de seguir el ritmo de su compañero, pero este poco a poco se fue alejando, era inevitable. La herida de su espalda, sumada a las del resto de su cuerpo, la estaban lastrando considerablemente. Cada movimiento que realizaba le provocaba un dolor como pocas veces había sentido.

Aún le costaba respirar por el golpe en su bajo vientre, por lo que un ritmo tan alto como el que estaba imprimiendo Tatsuya era imposible de seguir.

"Lo estoy perdiendo" se lamentaba la peliblanca que apenas podía moverse correctamente "No puedo dejar que haga esto solo"

Mitsuki trató de forzar la máquina, aumentando el ritmo pero lo único que consiguió fue resbalar y caer de bruces al suelo.

—Maldición...— apoyó las manos en el suelo para volver a ponerse en pie con cierta dificultad y reanudar la marcha

"Siento que estoy en mi limite... pero por aún no puedo detenerme, solo un poco más"

Se decía mientras volvía a avanzar en la dirección por la que su compañero había desaparecido hacia ya unos minutos
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