Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Eri estaba de mal humor, aquella mañana calurosa de verano, lo único que buscó fue dormir y recuperarse para la siguiente ronda. No estaba molesta por el combate, sino porque al final había recibido palos por todos lados y había acabado siendo revisada por médicos para recuperarse. Bufó al destaparse de la sábana que cubría la mitad de su cuerpo y se levantó, frotándose los ojos con desgana.
No tardó mucho en vestirse de forma cómoda y bajar a la cocina a buscar algo de sustento para comenzar el día y seguir entrenando, pasando por delante de la puerta de Hana —quien todavía no la había ido a ver pese a que ella salió victoriosa de su combate— y cerca de los concursantes masculinos. «Reiji, Datsue... Ellos también ganaron el encuentro, pero... ¿Takumi? ¿Cómo estará?» Sus años en Uzushiogakure habían hecho que Eri conociera a la mayoría de la gente que vivía allí, pero Takumi se le resistía, y a veces sentía el impulso de dejarse caer para presentarse y poder hablar entre ellos.
Pero no sabía nada de él, solo que se llamaba Takumi y era marionetista.
—Algún día —murmuró para sí, bajando por la escalera para desayunar algo.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Takumi se levantó poco después del amanecer, aun había partes de su cuerpo que le dolían tras el combate con Ranko, pero nada que le impidiera seguir con su entrenamiento. Si hacía todas las tablas por la mañana por la tarde podría dedicarse a continuar reparando a Mono, lo necesitaba para la siguiente ronda y el trabajo de reparación que esta vez necesitaba era mucho más exhaustivo.
Después de un ligero entrenamiento y unos estiramientos nada más empezar el día se dirigió a la cocina. Ya había té preparado, parecía que Reiji seguía ganándole en lo de levantarse temprano, por lo que agarró una taza y sacó de su petate unos dátiles para llenar el estómago antes de continuar con sus entrenamientos.
Y mientras estaba desayunando apoyado en la encimera escuchó unos pasos, alguien bajaba parecía. «¿Quién será? Reiji seguro que está entrenando y... ¿Hana?» Tampoco es que hubiera mucha más gente ahí, estaban Uchiha Datsue y Uzumaki Eri. Del primero había oído hablar de él a Hana y Reiji, por lo visto era el jinchūriki de la Aldea y era muy poderoso, pero ni idea de nada más. Luego estaba la segunda, por lo visto era la sensei de Hana y una Uzumaki, igual que la maestra del kazejin. «A ver si con suerte es uno de los dos que me quedan por conocer... No puedo perder la oportunidad de conocer a cuantos más compañeros mejor ahora que estamos en medio del Torneo.» Y se quedó esperando, mirando hacia la puerta de la cocina a ver quien era el shinobi o la kunoichi que se dirigía hacia allí.
Los últimos escalones los bajó a toda prisa como acostumbraba a hacer. Pronto, cruzó sus ojos con la cocina que había en su residencia hasta que dio con un joven de tez morena y cabellos oscuros apoyado sobre la encimera del lugar. Se quedó en la puerta, bajo la mirada que no pudo evitar del chico.
«Me han mentido, no puede ser, ¡me ha leído el pensamiento! ¿Y si es Yamanaka y nos ha mentido a todos? No, no, Eri, no puede ser, ¡venga!»
—Buenos días —murmuró, acercándose al sitio mientras intentaba mantener la vista en la búsqueda de un desayuno para poder comenzar su entrenamiento—. Esto... Eres... ¿Tsukisame Takumi, no? —preguntó la Uzumaki, acercándose al té que parecía estar preparado ya.
«¡Santo Reiji!»
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Y apareció una kunoichi de largos cabellos carmesíes recogidos en dos coletas y unos grandes ojos de un intenso azul claro. Por sus rasgos no cabía duda de que era Uzumaki Eri, no la había visto nunca pero aquellos rasgos que presentaba de la misma manera Uzumaki Junko, su sensei, dejaron claro al kazejin que se trataba de ella. «Es igual a Junko... La genética de ese clan es impresionante.» La pelirroja se quedó un momento en la puerta, parecía sorprendida de encontrarse a alguien así de sopetón.
—H-hola. —Dijo con una pequeña sonrisa y levantando su diestra.
—Buenos días. —Dijo en un tono leve mientras se adentraba en la sala. —Eres... ¿Tsukisame Takumi, no? —Preguntó mientras se acercaba al té preparado por Reiji.
—Si. ¿Y usted debe de ser Uzumaki Eri no? —Dijo respetuosamente junto a una leve inclinación de cabeza. —Es un placer conocerla.
Con Hana y con Reiji no había estado tan formal, pero al tratarse Eri de una jōnin Takumi actuó muy respetuosamente, como siempre hacía con sus superiores.
El chico sonrió y saludó a la Uzumaki que pronto preguntó por su nombre, y su contestación fue demasiado formal para su gusto.
—Si. ¿Y usted debe de ser Uzumaki Eri no? —e hizo una breve reverencia—Es un placer conocerla.
—Oh, vaya, no sabía que me conocías —alegó, sorprendida—. Y no hace falta ser tan formal, somos compañeros —tomó una taza y se sirvió té. Luego tomó asiento a su lado—. ¿Qué tal la primera ronda?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Oh, vaya, no sabía que me conocías. Y no hace falta ser tan formal, somos compañeros. —Cogió un poco de té y se sentó a su lado. —¿Qué tal la primera ronda?
—Perdona, la costumbre de tratar así a los superiores. —Takumi siempre intentaba ser muy formal con sus superiores, pero aquellos que eran más cercanos le agradaban, se sentía con menos presión. —Hana me habló de ust... De tí y mi sensei me visitó en el hospital tras el combate y me habló de los demás combates. Así que por tu pelo y tus ojos me imaginé que eras Eri, vamos, la otra opción es que fueras Datsue así que por descarte lo supe. —Se rió. —La primera ronda pues... No muy bien, me tocó contra Sagiso Ranko y no pude hacer casi nada, está a otro nivel... —Su mirada se perdió en el fondo de la taza de té.
No le había desagradado su combate, la kusajin lo trató como un oponente digno pese a la diferencia de nivel, pero sentía en lo más profundo de su ser que tal vez no era bueno para esto. Vale que llevaba poco más de medio año siendo shinobi, pero esto había sido un buen jarro de agua fría. No se podía permitir el decepcionar a Itona y a Junko, tenía que demostrarles que esforzarse en entrenarle iba a dar sus frutos.
—Ay, disculpa mis formas, no te he preguntado si querías alguno. —Le señaló los dátiles. —Son de las mejores plantaciones datileras de todo Kaze no Kuni, no vas a conseguir nada igual ni con las exportaciones que nos llegan a la Aldea. —Siempre le había gustado defender el producto patrio y, allí por donde pisara, siempre promocionaba los productos del Viento.
Eri asintió. En Uzushiogakure normalmente eran muy formales a la hora de hablar con sus superiores, pero tampoco quería que a ella le hicieran eso, o al menos, no entre camaradas. Sonrió mientras rodeaba la taza donde estaba su té al escuchar como el mismo chico bromeaba acerca de si era ella o Datsue quien bajaba.
Y luego... Luego llegó el momento de la verdad.
—La primera ronda pues... No muy bien, me tocó contra Sagiso Ranko y no pude hacer casi nada, está a otro nivel...
«Contra Ranko... Huh... Y está a otro nivel...»
—Venga, que seguro que en la siguiente lo harás muy bien, ¡ten confianza! —alentó la Uzumaki mientras daba un sorbo a su té, que rápidamente la teletransportó a Uzushiogakure, más concretamente, a la casa de Reiji.
Takumi le ofreció un dátil, y ella lo miró, algo extrañada. El chico afirmaba que eran de las mejores plantaciones del sitio donde él había nacido, y por curiosidad y cortesía, no tardó en coger uno y probarlo.
—¡Vaya! Gracias, qué rico —dijo la chica, antes de dar otro bocado—. ¿Cómo hacéis para que os lo traigan? ¿O vais vosotros?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Venga, que seguro que en la siguiente lo harás muy bien, ¡ten confianza! —Dijo alegremente.
Le recordó ligeramente a su sensei, siempre parecía alegre y le buscaba el lado bueno a las cosas, ¿sería algo común del clan Uzumaki?
—Ya bueno, a ver también contra quien me toca. Por lo que me dijo Junko-sensei de los combates me tocaría enfrentarme contra una Himura Ren de Amegakure o contra Natsume Tsubaki de Kusagakure, no tengo ni idea de quienes son ni su forma de luchar. —Dio su último trago al té. —¿Y tu que tal? Perdona que no te he preguntado, me dijeron que fue un combate muy ajustado el tuyo.
La pelirroja cogió uno de los dátiles de buen grado, parecía que le había gustado.
—¡Vaya! Gracias, qué rico. ¿Cómo hacéis para que os lo traigan? ¿O vais vosotros?
—Tengo que acercarme yo a Inaka y los compro en grandes cantidades para que luego me los envíen a la Aldea, sale un pelín más caro que si lo comprara ahí mismo pero me aseguro de que es de buena calidad. Además si me ven la cara no me timan, porque sé de algunos extranjeros que les han cobrado medio riñón por llevarlos hasta otros países. —Se rió. —La buena picaresca kazejin, cuando los tiempos aprietan se recurren a esas cosas. —Se quedó con una leve sonrisa, recordar su hogar le ponía muy nostálgico.
Takumi le explicó que, como había perdido, le tocaría o bien contra Himura Ren «La contrincante de Hana... Interesante», o un chico de Kusagakure llamado Tsubaki. No los conocía, y tampoco había tenido la oportunidad, además; sabía que de la segunda división un participante de Kusagakure había terminado fuera del Torneo por una grave herida en la cabeza.
«Y yo inconsciente...»
—A mí me tocaría o con... Tsukiyama Daigo de Kusagakure, o con Aotsuki Ayame, de Amegakure. La verdad es que necesito más entrenamiento, ¡tengo que darlo todo! —afirmó, levantando la mano cerrada en un puño—. Porque, ganemos o perdamos, tenemos que darlo todo.
Asintió, contenta.
El Kazejin le explicó cómo conseguía aquellos dátiles de sus tierras de origen, y aunque salían un tanto caras, no era timado por nadie gracias a saber quién era el que lo compraba. Eri sonrió ante la explicación del chico, claramente algo nostálgico por recordar sus tierras.
—¿Echas mucho de menos vivir allí? —preguntó, curiosa.
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—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—A mí me tocaría o con... Tsukiyama Daigo de Kusagakure, o con Aotsuki Ayame, de Amegakure. —«ni idea de quienes son tampoco... Pero si están en la primera división deben de ser muy buenos...» —La verdad es que necesito más entrenamiento, ¡tengo que darlo todo! —Levantó su puño. —Porque, ganemos o perdamos, tenemos que darlo todo.
Ahora tenía curiosidad de conocer a más Uzumakis, pensaba que aquella actitud positiva era cosa de su maestra, pero la de Eri le dejó con la duda de si sería cosa de todo el clan. Estaba claro que aún le quedaba mucho para acostumbrarse a las gentes del Remolino.
—¡Esa es la actitud! —Respondió con una sonrisa. —Seguro que en el siguiente combate dejas a todos los Kages y a los Daimyōs con la boca abierta.
—¿Echas mucho de menos vivir allí? —Le preguntó cuando el genin habló de su país natal.
—Bueno... No sabría decirte, es complicado. —Parecía irónico que él, defensor de la cultura kazejin y sus tradiciones, fuera a decir esto. —A ver echo de menos mi tierra y su gente, pero se vive mejor en Uzushiogakure. En la Aldea no hay sucesivos golpes de Estado, la riqueza está mejor repartida, hay mucho menos crimen derivado de la pobreza... No sé, se vive más tranquilo; pero con todo esto sigo yendo de visita periódicamente, no hay que olvidar de donde vienes.
Takumi, o bien contagiado por ella o bien porque parecía ser un chico optimista, optó por animarla como ella había hecho con él. Sonrió, alegre, mientras asentía decidida. ¡Eso era lo que iba a hacer! Aunque todavía no estaba segura de como.
Miró su muñeca. Debería sellarse algo en el pergamino que acababa de comprar.
—Bueno... No sabría decirte, es complicado. —Comenzó el chico, y ella siguió su hilo sobre su tierra natal —A ver echo de menos mi tierra y su gente, pero se vive mejor en Uzushiogakure. En la Aldea no hay sucesivos golpes de Estado, la riqueza está mejor repartida, hay mucho menos crimen derivado de la pobreza... No sé, se vive más tranquilo; pero con todo esto sigo yendo de visita periódicamente, no hay que olvidar de donde vienes.
—Vaya... —murmuró la Uzumaki—. ¿Desde cuándo vives en Uzushiogakure? —nuevamente, Eri atacó con otra pregunta. Sin duda, Hana y ella eran curiosas, demasiado curiosas, y no podía negar que aquella curiosidad un día la metería en problemas.
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—Vaya... ¿Desde cuándo vives en Uzushiogakure? —Preguntó, curiosa.
Takumi se iba a costumbrando con el tiempo a que le gente sintiese curiosidad por él, no era muy común que alguien del País del Viento acabase siendo shinobi de una de las Aldeas. Y mientras la gente no intentara indagar mucho no le importaba hablar de su tierra, es más, le encantaba. De lo malo malo, que recordara a bote pronto, no mucha gente intentaba indagar sobre su familia, ese era un tema del que si le costaba hablar.
—Pues... —Se mordió el pulgar y dirigió sus ojos al techo, pensativo. —Llegué en Entretiempo del 218, así que llevo casi dos años ya... Dos años ya, joder que rápido pasa el tiempo, si parece que fue ayer cuando me inscribí en la Academia...
Parecía mentira, ya casi dos años viviendo en aquel lugar dónde le habían acogido sin muchas dificultades. En un parpadeo había estado un año en la Academia, que gracias al entrenamiento previo de Itona había sido muy sencillo, y hacía ya medio año que le habían dado su bandana... Si le llegan a haber dicho hace unos años que iba a ser un shinobi marionetista igual que los que salían en las historias sobre Sunagakure de su hermano mayor jamás se lo hubiera creído.
—Pues... —pegó otro bocado a la comida que le había ofrecido mientras él se mantenía pensativo —Llegué en Entretiempo del 218, así que llevo casi dos años ya... Dos años ya, joder que rápido pasa el tiempo, si parece que fue ayer cuando me inscribí en la Academia...
—¡Dos años! —exclamó Eri—. Y no nos hemos conocido hasta ahora, ¡vaya! —no solía saber quién se graduaba hasta que, efectivamente, salía de la academia, pero siempre se había llevado bien con sus profesores —a excepción de aquellos que no querían ver a Datsue ni en pintura— y nunca había desechado la idea de hacerse profesora de academia.
«Quizá... Algún día...»
Tomó un sorbo de su té y se terminó el dátil que le había dado el kazejin, saboreando el último bocado que le supo demasiado bueno para ser real. Seguramente en el próximo cargamento le pediría unos cuantos.
—¿Y ya has hecho alguna misión? —De nuevo, Eri atacó con otra pregunta.
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—¡Dos años! —Exclamó. —Y no nos hemos conocido hasta ahora, ¡vaya!
—Bueno... La verdad es que no soy muy dado a pasar tiempo por la aldea. —El ser extranjero le llevaba a no relacionarse mucho, con el tiempo había ido tomando más confianza, pero siempre le quedaba el miedo de que los habitantes de la Aldea le vieran con malos ojos... Como un criminal. Y eso que en ningún momento había tenido encontronazo alguno con los uzujins, pero el miedo ahí seguía. —Soy más de quedarme en casa estudiando planos y tratados sobre marionetas para mejorar las mías. Y si no estoy en casa estoy en el "Titiritero Rojo" ayudando a la dueña en lo que pueda... —Era una de las pocas cosas que Airi le había permitido hacer como pago por dejarle la antigua casa de sus padres y encima a regañadientes. — Así que con todo eso no he conocido aún a mucha gente de la Villa.
Que aún no conociera a muchos compañeros o habitantes de Uzushiogakure es uno de los puntos que le había llevado a apuntarse al Torneo, era una oportunidad de oro para abrirse de una vez por todas.
—¿Y ya has hecho alguna misión?
—De momento he realizado una nada más... —Dijo con algo de vergüenza. —¡Pero fue genial! Otro chico y yo tuvimos que rescatar a un gatito, —Esbozó una sonrisa. — era algo revoltoso pero luego se calmó y se dejaba acariciar. —Se dio cuenta de que estaba enrollándose demasiado. —Perdón, me he emocionado. Pero hablando en serio cuando acabe el Torneo me tengo que poner las pilas con las misiones, no puedo quedarme rezagado, a este paso acabaré siendo un genin eterno...
Takumi confesó que, aunque llevase unos dos años en la aldea, no solía salir y, cuando lo hacía, era para ir al Titiritero Rojo o perfeccionando sus marionetas. Ella asintió mientras lo escuchaba, aunque no parecía tan reacio a conocer gente, pero imaginaba que, al ser de fuera, era más reservado con ese tema.
—Entonces el Torneo ha sido una gran oportunidad para conocernos —afirmó tras dar él fin a su pequeño discurso.
Y luego pasaron a hablar sobre sus misiones, al parecer, había realizado una salvando un gato. «Hiroki tenía razón, fue con él... Solo espero que se les diera bien», supo que habían pasado con éxito, así que esperó que las siguientes también lo hicieran.
—Perdón, me he emocionado. Pero hablando en serio cuando acabe el Torneo me tengo que poner las pilas con las misiones, no puedo quedarme rezagado, a este paso acabaré siendo un genin eterno...
—Yo conozco a un genin de mi nivel que decidió seguir siendo genin hasta que entregó la placa —confesó la kunoichi—. Tu no te preocupes, solo haz lo que puedas y siempre da lo mejor de ti, seguro que con eso, te reconocen pronto como un gran eslabón de Uzushiogakure
Y volvió a sonreír.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100