Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
A medida que Karamaru hablaba, la vena que surcaba la frente del sacerdote se iba hinchando más y más. No parecía intimidado, sino más bien furioso. Furioso porque un niño de doce años se permitiese el lujo de hablarle así, en su propia casa.
Con las últimas palabras del calvo, el anciano terminó por estallar, rojo por la ira.
—¡Me cago en los Dioses! —maldijo, fuera de sí—. Que venga un niño a decirme cómo hacer las cosas… ¡En mi propia casa! ¡Habrase visto semejante desfachatez! —el anciano no se arrugó, todo lo contrario, redujo todavía más la distancia que los separaba, obligando a Karamaru a torcer el cuello hacia arriba si quería seguir manteniéndole la mirada—. Mira, niño —dijo, clavando un dedo sobre el pecho del calvo—, cuando tú mamabas de la teta de tu madre, yo ya era viejo. No pretendas darme lecciones de nada.
»¿Quieres que señale con el dedo a mis vecinos, a mis amigos? —prosiguió, gesticulando con las manos—. ¿Quieres que el sacerdote del pueblo, en quienes todos confían, rompa el secreto de confesión y saque a relucir todas sus miserias? ¿Es eso lo que quieres? ¿Es esa tu manera correcta de hacer las cosas?
Hiromi ni siquiera le dio tiempo a contestar.
—¡FUERA DE AQUÍ! —rugió, señalando la puerta—. ¡FUERA DE AQUÍ, HE DICHO!
*** *** ***
Datsue absorbió toda la información que le brindó Noemi. Así que en calzoncillos sobre su cama... Varias puñaladas, y la puerta forzada a golpes. El Uchiha frunció el ceño. Algo no cuadraba.
Seguidamente, Noemi reveló que era Hiromi a quien debía dar las gracias por dormir gratis aquella noche, aunque su confianza por la gente del pueblo pudiese terminar en sospecha por ellos dos. Realmente, teniendo en cuenta que acababan de llegar y el descubrimiento del cadáver se había realizado aquella misma noche, no era una idea tan descabellada.
¿Debería añadirme a la lista de sospechosos? Esbozó una sonrisa, divertido, aunque pronto se le borró al oír que había otro shinobi en aquel pueblo: era el otro hombre que había acompañado a Noemi al escenario del crimen.
Eso significaba más competencia. Y menos poder para negociar un precio por mis servicios. Es decir, una reverenda mierda.
—Mi idea es ir mañana a buscar al borracho y a su mujer, a ver que pasa. Aunque… Le dije al sacerdote que se encargue de que todos se enteren de que yo estoy investigando el caso, a ver si el asesino muerde el anzuelo o se pone más torpe por ello.
—Me parece bien —respondió el Uchiha—. Te acompañaré. O mejor, nos dividimos e interrogamos cada uno a uno. ¿A quién prefieres tú? ¿Al borracho o a la infiel? Aunque antes de eso… —añadió, acordándose de algo de vital importancia. No sabía como lo había pasado por alto siendo lo más importante del caso—. ¿Es cierto que vas a intentar resolver el crimen gratis?
Por favor, dime que no. Por favor,por favor,por favor.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
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Tras brindarle toda la información que tenía, el Uchiha respondió con lo justo y necesario dando a entender que estaba de acuerdo con el plan de acción que ella misma había ideado, a saber como le iría al calvo pero suponiendo que el sacerdote mantuviese el silencio posiblemente estaría bastante atrasado en comparación a los dos de Takigakure, aún así no tenían mucho más de donde agarrarse además de la infidelidad entre esos tres personajes. ~Como no sea uno de ellos… ~Las ideas apuntarían automáticamente al sacerdote y nada aseguraba que realmente fuese él, tal vez solo era un cómplice o un hombre parado en el lugar equivocado en el momento menos conveniente y ya.
—Iré por la infiel, tú habla con el borracho. —Respondió seca y con el ceño fruncido, a Noemi no le seducía para nada la idea de dejar a "su Uchiha" a solas con una mujer con fama de ser infiel. Aunque esa mirada casi amenazante se le borró cuando el chico lanzó una segunda pregunta que le hizo arquear una ceja. —¿Dinero? —Le miraba totalmente extrañada, en un principio podría ser cuestionable, pero tras ver el plano que tenía Datsue estaba más que claro que el dinero que pudiesen llegar a sacar de este trabajo no superaría nunca el dinero que suelen dejarle a la rubia en casa.
De cualquier manera, entendía que algunos de sus compañeros podrían no tener los mismos ingresos suyos y por ende tendrían incluso que suplicar por un ryo adicional en su paga final así que sin tomarse demasiado tiempo sacó de su portaobjetos un pequeño saco el cual comenzó a urgar con una mano. —Es mejor hacer buena fama a la aldea primero… —Dijo sacando un puñado de monedas. —Mientras mejor fama tengamos mejores trabajos tendremos y también mejores pagas así que confórmate con esto. —Extendió su mano ofreciéndole una buena cantidad de monedas, posiblemente la suma con la que cubriría los gastos de la noche en la posada además de la comida. —Piénsalo así, unos shinobis de Takigakure solucionaron un crimen de manera desinteresada en un pueblo muy pequeño. Mientras más se hable más pueblos irán a solicitar la ayuda de Takigakure y podremos cobrar cada vez más y más. —Finalizada esa frase Noemi hizo una leve pausa para inclinarse hacia adelante acortando peligrosamente la distancia entre el rostro del Uchiha y el propio. —¿No crees...? —Agregó aprovechando la corta distancia para rozarle la punta de la nariz con la suya, en un intento por volver a embobarlo como bien le gustaba hacerlo.
Se notaba que la personalidad del calvo no era la de un intimidador. Sus intentos de persuadir a través de las palabras bruscas y amenazas de poco habían servido, solo consiguió el enojo y rechazo del mandamás de la aldea. Es que Karamaru sabía que él sabía, Hiromi podría ayudar pero simplemente no quería. En cierto modo el cenobita lo entendía, revelar confesiones podría perturbar su paz mental y bien sabía que eso era un bien invaluable.
¡Me cago en los Dioses! Que venga un niño a decirme cómo hacer las cosas… ¡En mi propia casa! ¡Habrase visto semejante desfachatez!
Mira, niño, cuando tú mamabas de la teta de tu madre, yo ya era viejo. No pretendas darme lecciones de nada.
¿Quieres que señale con el dedo a mis vecinos, a mis amigos? ¿Quieres que el sacerdote del pueblo, en quienes todos confían, rompa el secreto de confesión y saque a relucir todas sus miserias? ¿Es eso lo que quieres? ¿Es esa tu manera correcta de hacer las cosas?
No, no lo era, y Karamaru solo podía responder con una cabeza agachada y una mirada clavada en el suelo y llena de arrepentimiento. ¿Qué se le había cruzado por la cabeza para intentar algo así con un simple anciano? Dio un paso atrás alejándose del anciano tratando de no mirarle la cara que seguramente estaría roja como un tomate de la furia que podría estar albergando en ese momento.
Perdón, no fue mi intención. No sé por qué habré hecho tal cosa. Pero hay algo que si sé...
Usted sabe cosas que yo no, así que usted esta en mejor posición de investigar este caso que yo. No pediré que rompa el silencio, quedará en su consciencia saber que mientras dos shinobis tratan de encontrar una respuesta usted estará aquí con toda la información que necesitamos y seguramente más.
Ya encontraremos otra forma de hacer las cosas.
Si se iba a arrepentir por lo menos tenía que tratar de hacer sentir al anciano culpable. Era un viejo que tampoco se merecía eso, pero el cenobita si se desviaba de su camino lo hacía de groso modo y no se guardaba nada. En el momento en que cruzara la puerta y la caiga el primer copo de nieve en su calva volvería a su forma de ser habitual, a la que le enseñaron toda su vida.
¡FUERA DE AQUÍ! ¡FUERA DE AQUÍ, HE DICHO!
Esas palabras se podían predecir con facilidad, y el calvo ya se dirigía a la puerta antes de siquiera escucharlas. Escuchó un portazo a sus espaldas y se encontraba nuevamente sobre el frío suelo cubierto de nieve. Se tendría que reencontrar con Noemi y para eso se tenía que dirigir a la posada. Era un camino corto y más pronto que tarde estaba abriendo la puerta y recibiendo el calor del interior del edificio sin saber que se encontraría dentro.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
En la posada ya no quedaba nadie a excepción del tabernero. Yoshi había colocado todas las sillas encima de las mesas, y ahora pasaba la fregona al suelo con esmero. Sin embargo, se detuvo al oír la puerta abrirse. Cuando vio que era Karamaru, sonrió.
—¿Qué tal, chico? Me tenías preocupado —dijo, ante su tardanza—. ¿Quieres que te prepare algo antes de irte a dormir? —le ofreció.
*** *** ***
—Claro, claro —respondió el Uchiha, nervioso ante la repentina proximidad de Noemi. Se apartó hacia atrás, con la excusa de guardar el dinero que recién le había dado Noemi en un bolsillo interior de su yukata.
Aquella kunoichi iba terminar por volverle loco. Aparte de guapa, con dinero. ¿Qué más se podía pedir?
Así que me toca con el borracho. Lo bueno del mapa es que podía ir directamente hasta él sin perderse preguntando a los vecinos. Además, lo más probable era que mañana el hombre estuviese de resaca. Eso quería decir que no madrugaría y, por muy tarde que Datsue fuese, seguiría estando en casa.
—Bueno, pues… Creo que ya hemos decidido todo. Mejor será que me vaya a dormir…
¿No?
Porque si Noemi le pedía que se quedase… Demonios, ¡se quedaría!
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Parecía ser que ya habían terminado con el intercambio de información y ya no había ninguna excusa para que se mantuviesen despiertos, después de todo la posada posiblemente ya habría cerrado sus puertas y los dueños de la misma seguramente estarían por ir a dormir.
A final de cuentas Datsue no tuvo una de esas reacciones que le encantan a la rubia, por el contrario se echó hacia atrás sacándole una leve mueca de desaprobación a la joven pero esta duró menos de un segundo ya que una nueva oportunidad de molestarle aunque sea un poco se hizo presente. —¿Irte...? —Soltó con un tonito algo tembloroso como si acabasen de decirle algo horrible. —¿Seguro...? Quiero decir… En medio de la noche posiblemente se apague el fuego de la chimenea y el frío lo vamos a padecer… —Decía la chica evitando el contacto visual y con un tonito con los que simulaba estar algo nerviosa aunque si algo no sabía hacer era manipular el color de su rostro o ya estaría algo ruborizada, aunque si podía acompañar sus palabras y su tono con la mano izquierda la cual utilizó para tomar un mechón de su cabello y ponerse a jugar con este.
~¿Irá a intentar algo...? ~Fue una duda que zurcó la mente de la chica pero no la expresaría o se le terminaría la diversión antes de tiempo. —No me molestaría compartir cama contigo… —Y a decir verdad… Era bastante espaciosa aunque no lo suficiente como lo sería una cama de matrimonio pero por el volumen de aquellos dos shinobis podrían dormir perfectamente. A no ser que el Uchiha se inquieto, en ese caso posiblemente Noemi termine en el piso o atorada entre el colchón y la pared.
La puerta de madera rechinó un poco por la humedad al abrirse y luego cerrarse. Para sorpresa del calvo ese era el único ruido en esa posada. No había gente, no había voces, no había ruidos de vasos de vidrios chocando contra la mesa. Karamaru miró para todos lados recorriendo mesa por mesa la posada pero era en vano, solo estaba el barbudo en el medio del edificio que no tardó en darle una bienvenida.
No.... No.... Gracias, pero no deseo tomar nada ahora mismo.- el cenobita todavía se rascaba la cabeza y achinaba un poco los ojos para tratar de pensar que había pasado que nadie se encontraba en el lugar-¿Acaso sabes donde esta esa chica rubia? La kunoichi que nos acompañaba antes.
«Realmente siguió por su cuenta, no me esperaba esto. Supongo que mi actitud no fue la mejor de todas supongo, no se que me pasó estas últimas horas. Debería disculparme si es que la veo.
El arrepentimiento del calvo era el suficiente como para no irse del pueblo sin reencontrarse con Noemi pero también estaba en la responsabilidad de encontrar al asesino que inicialmente buscaba. Aunque tal vez la mujer de Taki ya lo había encontrado e ido y él se había peleado con el anciano sin motivo alguno. Solo tomó una silla y se sentó esperando la respuesta del tabernero. Sus dedos golpeaban a ritmo la mesa mostrando algo de nerviosismo.
Perdón por el mini-post, pero no tenía mucho para contestarle a Yoshi
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—No.... No.... Gracias, pero no deseo tomar nada ahora mismo.
—Como quieras —respondió el tabernero—. Pero un buen tazón de leche humeante después de pasar semejante tormenta es mano de santo, te lo digo yo.
Yoshi volvió a su tarea de dejar el suelo como nuevo mientras que Karamaru tomaba una de las sillas que estaban sobre la mesa, sentándose en ella. Parecía pensativo, incluso preocupado. Pocos instantes después, habló:
—¿Acaso sabes donde esta esa chica rubia? La kunoichi que nos acompañaba antes.
El posadero dejó de fregar en ese instante.
—Oh, te refieres a Noemi, ¿verdad? —dijo Yoshi, esbozando una sonrisa—. Se fue a la habitación, al igual que su compañero de aldea, Datsue. Al parecer llegó mientras estábamos fuera —le informó.
*** *** ***
—¿Irte...?
Datsue casi se derrite al oírlo. Eso de mostrarse duro le estaba resultando mucho más difícil de lo que hubiese creído.
—¿Seguro...? Quiero decir… En medio de la noche posiblemente se apague el fuego de la chimenea y el frío lo vamos a padecer…
Datsue asintió, como si no hubiese caído en la cuenta. Como si eso del frío le molestase en aquellos instantes.
—Pues tienes razón… No lo había pensado… De hecho, sólo quedaban las brasas cuando subí —mintió de forma descarada. O quizá no. En aquel instante no lo recordaba.
—No me molestaría compartir cama contigo…
¡Ni a mí!, quiso gritarle. Pero no lo hizo, pues creía que de abrir la boca en aquel momento se le saldría el corazón fuera. Nervioso, pero tratando de disimularlo, el Uchiha fingió meditar la respuesta. Como si necesitase meditar algo así.
—Pues siendo compañeros como somos… y con el frío que va a hacer… Sería una tontería arriesgarnos a pillar un resfriado, ¿no? Por mi encantado, vaya. Que además soy bastante friolero —terminó diciendo, rizando el rizo. Si algo era Datsue, eso era caluroso.
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Con todo dicho y siendo que la posada a estas alturas de la noche ya estaría totalmente cerrada y con sus encargados ya dormidos, Noemi tuvo que echarse para atrás para pasar una pierna por encima del Uchiha y así poder levantarse. —Todo dicho entonces. —Dijo con tonada alegre mientras se acercaba al interruptor que estaba a un lado de la puerta y apagar la luz.
~Espero que no sea de los que temen a la oscuridad… ~Pensó luego de haber realizado aquella acción con un poco de suerte el chico se mantendría tranquilo. De cualquier manera, ya a oscuras la kunoichi se devolvió hasta la cama y se sentó justo en un borde para comenzar a quitarse cosas de encima, como el portaobjetos, la katana que traía en la espalda y el calzado.
Si fuese por ella dormiría completamente vestida, pero tenía un par de problemas con el asunto de la playera por los aros metálicos que le había adherido para mantener la katana así que muchas opciones no tenía. —Espero que no seas muy inquieto. —Comentó con una leve risa a la vez que se quitaba la prenda, al menos tenía la descencia de vestir ropa interior, aunque la idea de que un chico claramente menor de edad la viese de esa manera le perturbaba un poco.
—¿Qué lado prefieres? ¿La pared o el borde? —Consultó mientras revisaba se quitaba los diversos brazaletes que traía encima que tampoco eran demasiado cómodos para dormir. ~Como me tire mientras duerme lo castro. ~
¿Datsue? ¿Compañero de aldea? ¿Acaso esos dos de Taki estaban tramando algo? Karamaru se llenó de preguntas al escuchar las palabras del barbudo. Era de noche y estaban en la habitación, eso quería decir que iban a dormir y la darían más tiempo al asesino de escapar. O tal vez yo lo habían atrapado y el cenobita ni se enteraba.
«Tendré que ir preguntarle sin más...»
Este como este la situación sabía que debía pasar la noche en esa posada, así que se levanto de la mesa y se dirigió a las escaleras no sin antes hacer una aclaración.
Gracias Yoshi, si puedes prepárame las llaves de alguna habitación. Supongo que pasare la noche aquí, le iré a preguntar algo a Noemi y vuelvo.
«Si es que no se ha dormido ya»
Dejó al posadero fregando el piso e hizo crujir las tablas de madera del suelo mientras se dirigía a las habitaciones. Pero como no podía ser de otra manera, tenía un problema. Vio unas cuantas puertas en un pasillo y no había preguntado en que habitación se hospedaba. Realmente no tenía ganas de ir a preguntar y volver y toda la ida y vuelta y simplemente se acercó a la primer puerta y golpeó.
¿Noemi?- preguntó acercando la boca a la puerta.
Si no recibía respuesta tocaba la siguiente puerta y si lo hacía pero no era la voz que esperaba escuchar también. En alguna de todas las que tocaba tendría que estar junto a ese misterioso amigo. ¿Por qué se reunirían dos compañeros de aldea tan lejos de su hogar justo en una situación como la que estaban viviendo?
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6/04/2016, 01:30 (Última modificación: 6/04/2016, 01:32 por Uchiha Datsue.)
—Todo dicho entonces —dijo Noemi, con tono alegre. No tan alegre como el corazón del Uchiha, eso sí, que brincaba de puro éxtasis.
Las lámparas de la habitación se apagaron, dándoles la intimidad que necesitaban, mientras que la débil luz de la luna seguía acariciando cada curva de la kunoichi, para gozo del Uchiha. Entonces, Noemi se sentó de espaldas a él y…
… Un chorro de sangre salió disparado por la nariz de Datsue. ¡La madre que me…! ¡Se está desnudando! A dos palmos de él. Sin preliminares, ni tonterías, ni historias. Casi se cae de la cama por la impresión.
Sin poder contenerse, Datsue se restregó el antebrazo por la nariz para limpiarse la hemorragia y procedió a imitarla: la yukata salió disparada contra una pared; la camisa voló por los aires; las sandalias rebotaron contra el suelo… Estaba a punto de echarle mano a los calzoncillos cuando de pronto...
¡Toc, toc, toc!
¡¿PERO QUIÉN COJONES ES AHORA?!
El Uchiha tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no estampar un Gōkakyū en plena puerta.
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~¿Castrarlo? Mejor no… ~Sin decir nada la chica se replanteó la idea inicial por cuestiones pura y exclusivamente suyas que nadie necesitaba saber.
Lo importante ahora era asegurarse de que el chico no tuviese un paro cardíaco y aceptase de una buena vez formar parte de su propiedad lo quiera o no. Aunque luego de sacarse la playera y estar a segundos de quitarse el pantalón alguien llamó a la puerta interrumpiendo totalmente lo que se planeaba hacer en aquella habitación a oscuras. ~Puta madre… ~
Sin más opciones, la kunoichi tomó nuevamente la playera mientras se acercaba a la puerta, no sin antes revolverse un poco el cabello con las manos, la prenda la usaría para cubrir sus atributos únicamente pero la luz la dejaría apagada, de esa forma posiblemente el que haya llamado a la puerta no vería a Datsue que se encontraba en ropa interior allí en la cama. —¿Qué pa...? —La mueca de horror de Noemi al encontrarse cara a cara con ese calvo de Amegakure lo decía todo. —¿Qué carajo haces aquí...? —
Aquella era la peor sorpresa que se podría haber llevado y más que seguro que le había arruinado totalmente la noche. —¿No dijiste que harías las cosas a tu manera? ¿O pretendes que te ayude luego de como te portaste de camino a casa de Ryoma? —Decía una kunoichi histérica que no levantó del cuello de la camisa al calvo solamente porque tenía que mantener la playera sobre su busto.
~¿Será que Yoshi lo mandó aquí por falta de habitaciones...? ~De ser el caso, no le hacía ninguna gracia, no quería compartir cama con un segundo hombre que encima de todo le había caído bastante mal, de por si no le gustaba nada el tener que presentarse de esa manera ante nadie aunque nadie la obligaba a abrir la puerta sin antes ponerse la playera. ~Cómo sea una gracia del posadero… ~La sangre correría y no por obra del asesino al que estaban buscando.
Finalmente, tras una pequeña conversación con una señora en la habitación de al lado, había dado con la puerta que abriría la rubia de Takigakure. Vio la madera moverse levemente y tras ella apareció una cabellera dorada y una cara que no denotaba mucha emoción. Por unos segundos el calvo comenzó a asustarse por la reacción que podría tener la mujer pero el ambiente parecía calmo y ningún acto de agresión hacia su persona hizo presencia.
A pesar de la poca luz del interior Karamaru pudo ver a la kunoichi con una simple playera y entre eso y la oscuridad se podía deducir que estaba durmiendo o estaba a punto de hacerlo. Por sus reflejos y su forma de actuar el cenobita se quedo con la segunda opción. Pero rompiendo los pocos segundos de silencio Noemi se dispuso a preguntar lo obvio y previsible.
¿Qué carajo haces aquí...?
Quería venir a...
Pero las palabras de lo que parecían una enojada y molesta kunoichi interrumpieron las suyas ignorando la respuesta a su pregunta inicial. El pelado sabía que no era correcto ni educado ir a esa hora a despertar a una mujer pero no podría seguir sin saber sus resultados. No tendría caso seguir buscando a un criminal si otra persona ya lo había encontrado.
¿No dijiste que harías las cosas a tu manera? ¿O pretendes que te ayude luego de como te portaste de camino a casa de Ryoma?
Arigato...- empezó Karamaru con una reverencia- Mi encuentro con el anciano me hizo darme cuenta que no era la forma correcta de actuar. A veces me cuesta seguir mis enseñanzas y no irme a rasgos de mi personalidad que trató de tapar por ser, como ya te habrás dado cuenta, poco educadas.
Así que me quería disculpar, corregir mi error o mejor dicho errores, y saber que resultados has tenido de tu trabajo o si puedo descansar tranquilo sabiendo que resolveremos el tema del asesinato mañana por la mañana. Suponiendo que puedas perdonar mi falta de buen trato.
Con cara de arrepentido esperaba la respuesta de Noemi después de la confesión. Esperaba poder llegar a buen puerto, si no, no sabría como proseguir al día siguiente y poco podría hacer para ayudar con el caso de Ryoma. Sin embargo, Karamaru se preparaba para un portazo en la cara cuanto antes.
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-Maestro Yoda.
12/04/2016, 22:32 (Última modificación: 12/04/2016, 22:33 por Uchiha Datsue.)
No me lo puedo creer. Era el shinobi calvo del que le había hablado Noemi. ¿Se podía ser más inoportuno? ¿Es que no podía preguntarle eso mismo a la mañana siguiente?
Le hervía la sangre, pero optó por el camino prudente: no decir nada. En su lugar, tiró de las mantas hacia atrás y se acostó, echándose contra la pared. Luego, se apresuró en taparse, pues las sábanas estaban frías y la corriente de aire que pasaba a través de la puerta abierta no ayudaba con la temperatura.
Venga, terminad de una vez…
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Todo lo que había planeado se fue al caño y la voluntad incluída. Todo culpa de un calvo que llegó para pedir disculpas a cualquier hora de la noche, cuando una persona normal debería de estar durmiendo incluso si se trataba de shinobis. ~Que linda paliza que le daría… ~Pero tenía que controlarse por varios motivos, entre los cuales se encontraba que ahora mismo estaba prácticamente desnuda de la cintura para arriba.
—Mira hombre, entiendo lo que quieres hacer pero déjalo para mañana, ahora por si no te diste cuenta quiero dormir. —Dijo señalándose vagamente el hombro que se podría apreciar que estaba casi totalmente expuesto a excepción de la miserable tira del sostén. —Pero si, cuando te quieras acordar el asesino estará con la cara aplastada en la nieve así que no le des más vueltas al asunto. —Dicho esto, la kunoichi simplemente cerró la puerta esperando que el calvo no interrumpiese ni insistiese porque realmente, lo que menos quería era pasar frío por estar semi desnuda delante de una persona que para colmo le caía mal.
Si nada más pasaba, la rubia ni bien cerró la puerta le echaría el seguro y se devolvería a la cama donde debería de estar Datsue metido ya que poco se veía en la oscuridad. —Ese es el de Amegakure que te dije… —Dijo bastante desanimada mientras se escabullía debajo de las sábanas dejando la playera en el camino, luego haría lo mismo con su pantalón y estaría lista para dormir no sin antes… Atrapar al menor entre sus brazos y atraerlo contra si, daba lo mismo si este le daba la espalda o estaba mirándole, lo importante era pegarse lo más posible ya que estaba helando fuera y estarse parada sin abrigo frente a la puerta abierta no había sido nada agradable.
—Molesto es poco… ¿Verdad...? —Si nada pasaba podrían conciliar el sueño en poco… Tal vez...
Mira hombre, entiendo lo que quieres hacer pero déjalo para mañana, ahora por si no te diste cuenta quiero dormir.
Pero si, cuando te quieras acordar el asesino estará con la cara aplastada en la nieve así que no le des más vueltas al asunto.
Y un portazo justo donde más duele, justo frente al rostro.
El calvo estaba arrepentido y le dolía que una persona de misma profesión le tratase de esa manera. Dónde quedaba ahora la idea de conseguir amigos, de hacer del mundo exterior un ambiente tan divertido y entretenido como lo era el templo. Eran esos momentos en los que recordaba a esos amigos que tal vez nunca más en su vida podría volver a ver.
Perdón....- dijo hablando solo frente al pedazo de madera como si sus palabras pudieran llegar a oídos de quién estuviese del otro lado.
Por lo menos tenía una buena noticia. No se había perdido de la acción y la caza continuaba al alba con los dos trabajando juntos, justo como Noemi probablemente quería al principio de todo.
El cenobita volvió a bajar las escaleras para encontrarse una llaves encima de la mesada principal de la posada. Las tomó, dejó unas monedas y subió nuevamente. Guiado por el número en la llave entró rápida y fácilmente a la habitación. Se sacó su cinturón azul, luego su túnica dorada. Dobló ambos y los dejo sobre una repisa, luego se sacó sus alpargatas marrones y se recostó tapado por la frazada que estaba sobre la cama.
Un desafío más. No te llevarás una mala impresión mía, no lo harás.- con la calva sobre la almohada y la mirada fija en el oscuro techo se proponía a descansar y esperar que el día siguiente pudiese ser exitoso en la busqueda de su redención.
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