Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
— Si puedo ayudarte en algo, Eri-chan, puedes decírmelo, tú ya has hecho muchísimas cosas por mí, así que puedo devolverte el favor cuando necesites.
Eri asintió con la sonrisa aun dibujada en su rostro, separándose de ella para volver a apoyarse en el respaldo del sillón donde estaban ambas sentadas. El fuego iluminaba sus rostros y calentaba sus mejillas, y aquello la Uzumaki lo encontró agradable. Parecía el remedio perfecto para sus pequeñas rumiaciones nocturnas, esperando, poco a poco, a que se fueran y volviera una Eri optimista capaz de superar incluso los peores momentos.
«Un momento, ¿me ha llamado Eri-chan?»
Bueno, era extraño, pero no le disgustaba.
—Y dime, Hana, ¿qué tienes planeado hacer en el Torneo? —preguntó, intentando cambiar de tema de conversación—. A mí al final me convocaron para ser representante de Uzushiogakure en los Rangos más Altos, por lo cual tengo que contenerme para no mostrarles todo lo que tengo o podrían usarlo en mi contra si se diera la ocasión, pero, ¿y tú? ¿Qué tienes pensado?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Y dime, Hana, ¿qué tienes planeado hacer en el Torneo? A mí al final me convocaron para ser representante de Uzushiogakure en los Rangos más Altos, por lo cual tengo que contenerme para no mostrarles todo lo que tengo o podrían usarlo en mi contra si se diera la ocasión, pero, ¿y tú? ¿Qué tienes pensado?
Esa pregunta la pilló desprevenida. Eri le había dado vueltas, sin duda, pero Hana no tenía ni contemplado el contenerse. ¿Hasta qué punto tenía que prevenirse de las técnicas que usase en el torneo? No es como que fuese a explotar una guerra intervillal... ¿no?
— Pues no había pensado en contenerme para nada, es decir, ¿no debería intentar dar lo mejor de mí? No puedo hacer ambas cosas al mismo tiempo. Tampoco es que tenga mucho que esconder... solo soy una genin con un kekkei genkai a niveles bastante bajos. Podría no usarlo y tampoco me afectaría demasiado, sin embargo, ¿no debería intentar llamar la atención? ¿Tú qué opinas, Eri-sensei?
La miró dubitativa. Ahora ya sí que no sabía qué hacer.
22/03/2020, 13:03 (Última modificación: 22/03/2020, 13:04 por Uzumaki Eri.)
— Pues no había pensado en contenerme para nada, es decir, ¿no debería intentar dar lo mejor de mí? No puedo hacer ambas cosas al mismo tiempo.
Y continuó hablando. Cada vez le resultaba más complicado pensar que Hana sería capaz de morderse la lengua en un interrogatorio. Sin duda, que fuera tan charlatana la alegraba porque sabía que así no tendría problema en relacionarse, pero a veces una tenía que saber cuando callar y escuchar.
—Oh, no, no —corrió a corregirse la Uzumaki—. Lo normal es que tú, como recién graduada; demuestres lo que vales —explicó rápidamente—. Yo ya demostré lo que valía hace un par de años, pero ahora tengo que saber qué enseñar y qué no —prosiguió—. Pero tú no tienes porqué contenerte, además, seguro que así llamas más la atención.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Oh, no, no. Lo normal es que tú, como recién graduada; demuestres lo que vales. Yo ya demostré lo que valía hace un par de años, pero ahora tengo que saber qué enseñar y qué no. Pero tú no tienes porqué contenerte, además, seguro que así llamas más la atención.
Hana aún no estaba muy convencida, pero sabiendo que no tenía mucho que esconder y habiendo mencionado Eri algo de mucho más interés que cualquier cosa que pudiese hacer la rubia, se decantó por cambiar de tema.
— Y... ¿tú qué tienes que ocultar, Eri-sensei? ¿Alguna técnica super poderosa de Uzumaki? ¿Algún sello secreto capaz de convertir a la gente en rana? Cuentamelo. — pidió su alumna demasiado cansada para combatir su propia curiosidad, que afloraba en su estado más puro, mirando a su sensei con ojos brillantes y miles de ideas en la cabeza.
— Y... ¿tú qué tienes que ocultar, Eri-sensei? ¿Alguna técnica super poderosa de Uzumaki? ¿Algún sello secreto capaz de convertir a la gente en rana? Cuéntamelo.
Eri quiso comentarle acerca de la Yoroi y del Rasengan, pero se contuvo. Le picaban los ojos y a veces guardaba sus bostezos haciendo que hinchase los carrillos a contra de su voluntad. Así que, por desgracia, tuvo que cortar la conversación.
—Tengo sueño y creo que las dos deberíamos descansar —propuso la Uzumaki, frotándose el ojo izquierdo con pesadez—. Nos queda poco de viaje, así que, si quieres, la noche de vuelta volvemos a vernos en mi habitación y te hablo de mis técnicas, ¿te parece? —ofreció la chica, tendiéndole la mano.
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—Tengo sueño y creo que las dos deberíamos descansar
"Pues claro que te da largas, Hana, idiota. ¡¿Como se te ocurre preguntarle por sus técnicas secretas?!" pensó la genin ante la respuesta de su sensei. No podía ir preguntando esas cosas, de curiosa, la mayor parte del tiempo, parecía tonta.
— Nos queda poco de viaje, así que, si quieres, la noche de vuelta volvemos a vernos en mi habitación y te hablo de mis técnicas, ¿te parece?
La rubia recuperó la sonrisa de forma inmediata.
— Claro, por supuesto, Eri-sensei. Ahí estaré, a primera hora, a primera hora de la noche, claro, jeje. — se río nerviosamente para volver a cerrar la boca, algo que debía empezar a poner en práctica.
Ambas se fueron a dormir, aunque Hana se pasó un par de horas dando vueltas en la cama, nerviosa y, ahora además, intrigada por lo que le iba a confesar su sensei. Por suerte, el día siguiente tenía tanto sueño que pasó casi toda la mañana sin siquiera acordarse de lo que había planeado para esa noche.
Una vez en Nantonoya, la comisión se disolvió tan rápido como se había creado, yendo cada uno a su rollo, Eri ya sabía donde iban a dormir, así que Hana la siguió como había hecho todo el viaje. La pelirroja le recordó lo de esa noche justo cuando la rubia abría la puerta a su habitación, pensando únicamente en dormir y en dejar sus cosas, sin embargo, el recordatorio le quitó todo el sueño de golpe.
Como había prometido el día anterior, a primera hora de la noche, en cuanto el Sol hubo desaparecido del horizonte, Hana se plantó ante la puerta de Eri, sin cenar ni nada. ¿Qué clase de magia iría a obrar su sensei? Seguramente algo que solo los locos y los niños podían imaginar. Se debatió un par de minutos si era demasiado pronto, seguramente Eri ni hubiese cenado, hacía apenas unas horas que habían llegado.
Al igual que el día del festival, decidió golpear la puerta antes de mentalizarse, así ya no había vuelta atrás.
—Claro, por supuesto, Eri-sensei. Ahí estaré, a primera hora, a primera hora de la noche, claro, jeje.
Eri asintió y se estiró para levantarse después, dispuesta a coger el sueño tapada con las sábanas de su cama. No durmió mucho aquella noche, pero sí lo necesario para tener fuerzas en las piernas y proseguir con su viaje al Valle de los Dojos. Junto con su pupila, nerviosa e intrigada por lo que allí la esperaba, no tardaron en llegar.
Aquella misma noche, cuando ya se habían instalado y poco les faltaba para poder dormir y estar preparadas para el día siguiente, donde comenzaría por fin su estancia prolongada en los Dojos hasta que concluyera el torneo, Hana se acercó a su habitación tal y como habían acordado, aquella noche hablarían de lo que ella había prometido.
— ¿Eri-sensei?
—Pasa, pasa —indicó cuando reconoció la voz de su pupila—. ¿Cómo estás, Hana? ¿Cansada del viaje? —preguntó, interesándose por el estado de la rubia.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Pasa, pasa. ¿Cómo estás, Hana? ¿Cansada del viaje?
Hana iba con su vestimenta habitual, se había planteado ponerse el pijama, pero recordando la mirada que le había echado su sensei la noche anterior al verla con el aspecto más infantil del mundo tomó la decisión de no arriesgar e ir con indumentaria normal.
Entró en la habitación de Eri y vio exactamente lo mismo que tenía ella en la suya, a excepción de la mochila y seguramente la ropa dentro del armario y la cómoda, y que ella en su cuarto tenía dos peluches, pero pequeños, porque ya era una kunoichi hecha y derecha. La pelirroja parecía incluso contenta de haber vuelto a los Dojos. Al menos parecía más contenta que de costumbre.
— Estoy bien, supongo, ayer no dormí mucho al final. Pero nada que no pueda recuperar hoy. Bueno, cuéntame, Eri-sensei. — sin duda, la experimentada jounin podría darse cuenta que a Hana le importaba una mierda la charla banal de antes de empezar a contemplar la grandeza de la Uzumaki.
Sus mejores técnicas de Fuinjutsu, explicadas por su creadora, la rubia no podía estar más nerviosa. No sabía si sentarse o quedarse de pie, así que miraba la cama y el resto de asientos disponibles mientras se tocaba el pelo, que llevaba suelto, sin recoger ni mierdas. Daba pequeños pasos hacia un lado y otro sin saber donde colocarse y no apartaba la mirada de su sensei.
— Estoy bien, supongo, ayer no dormí mucho al final. Pero nada que no pueda recuperar hoy. Bueno, cuéntame, Eri-sensei.
Hana fue directamente a lo que le interesaba: las técnicas que conocía su sensei. Eri sonrió ante la curiosa forma de demandar conocimiento, así que se sentó en la cama y palpó la zona delante de ella para que tomase asiento frente a la pelirroja.
—Bien, ¿por dónde quieres empezar? ¿Fuuinjutsu, Ninjutsu, Raiton...? Te dejo elegir siempre y cuando me enseñes algo de Yoton a cambio —pidió ella de vuelta.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Bien, ¿por dónde quieres empezar? ¿Fuuinjutsu, Ninjutsu, Raiton...? Te dejo elegir siempre y cuando me enseñes algo de Yoton a cambio
Hana abrió la boca y la cerró un par de veces hasta que se decidió. Todo era muy tentador pero lo que a ella le interesaba más, obviamente, era el Fuinjutsu. El Raiton estaba bien, sin embargo, no poseía tal elemento ni tenía ninguna garantía de tenerlo en un futuro. Lo mejor era ir a lo seguro.
— El Fuinjutsu primero y si quieres te enseño lo único que sé de Yoton, pero mejor en exterior, no quiero desgraciarte la habitación.
— El Fuinjutsu primero y si quieres te enseño lo único que sé de Yoton, pero mejor en exterior, no quiero desgraciarte la habitación.
—Genial —musitó ella, sonriente. Luego sopesó qué técnica enseñarle a su pupila—. Aunque sea Uzumaki y puede que creas que tengo un graaaan conocimiento en Fuuinjutsu, solo he podido crear dos técnicas a lo largo de toda mi vida de ninja, y son el Sellado del Espía y el Sellado de la Verdad —comenzó—. Por su nombre entenderás de qué va cada una, pero empecemos primero por el Sellado de la Verdad, ¿vale?
Eri se acercó a Hana y, si su pupila le daba vía libre, posaría sus dedos índice y corazón sobre su garganta para crear el sello en ella, obligándola a hablar de un tema que ella misma sacaría posteriormente. No quería ser cruel con Hana ni mucho menos, solo que ella sabía lo que podía hacer esa técnica y no quería probarlo sobre ella sin saber qué podría preguntarle o qué no la rubia.
—Bien, ahora te vas a ver obligada a decir siempre la verdad, ¿comprendes? —esperó a que asintiera—. Bien, ahora dime, ¿por qué has traído peluches al Torneo?
Quizá ella se había pasado.
¤ Shinjitsu no Shirushi ¤ Sellado de la Verdad - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos:Fūinjutsu 50 - Gastos: 40 CK (poner sello), 20 CK (quitar sello) - Daños: - - Efectos adicionales: Obliga al afectado a decir siempre la verdad - Sellos: - - Carga: 3 - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Sello pasivo utilizado principalmente para sonsacar información.
El usuario utiliza sus dedos índice y corazón sobre la garganta de su objetivo y crea un sello sobre la misma ("真", verdad). A partir de aquí, el afectado solo podrá decir la verdad del tema a tratar. El afectado podrá no decir nada o resistirse si su Voluntad es mayor a la Inteligencia del usuario, o bien si se libera (mayor facultad de Fūinjutsu que el usuario). El sello dura cinco turnos si no es retirado antes de la misma manera que fue colocado (pagando la mitad de CK).
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Genial. Aunque sea Uzumaki y puede que creas que tengo un graaaan conocimiento en Fuuinjutsu, solo he podido crear dos técnicas a lo largo de toda mi vida de ninja, y son el Sellado del Espía y el Sellado de la Verdad. Por su nombre entenderás de qué va cada una, pero empecemos primero por el Sellado de la Verdad, ¿vale?
Mientras Eri la advertía de que solo eran dos y no eran tan espectaculares, Hana estaba ya con su imaginación disparada. ¿Sellado del Espía? ¿Te haría invisible? ¿Te dejaría ver en la oscuridad? Y el de la verdad, si era capaz de sellar la verdad, tal vez te obligaba a mentir o... Antes de que la rubia pudiese seguir elucubrando Eri se acercó y puso el indice y el corazón en la garganta de Hana. Después se retiró como si ya estuviese hecho algo, pero ella no sentía nada.
—Bien, ahora te vas a ver obligada a decir siempre la verdad, ¿comprendes? Bien, ahora dime, ¿por qué has traído peluches al Torneo?
Tras asentir, Eri le lanzó la pregunta y Hana no dudó en contestar, largo y tendido.
— No me he traído peluches, solo me he traído a Ren-chan peludita mini, porque la de verdad no fuimos capaces de conseguirla, aún recuerdo al señor del puesto de tiro con shuriken, algún día me vengaré y recuperaré lo que es mio. Y me la he traído porque... — en ese momento Hana se percató de qué estaba pasando, pero continuó, porque no podía hacer otra cosa. — porque desde que perdí a mis padres he estado sola, al principio no pasaba nada, estaba bien entre comillas. Pero ahora, todos tenéis vuestras familias, vuestras mascotas y yo... yo estoy sola. Al menos con el peluche, me acuerdo de Ren, de que tengo una hermana por ahí. Alguien que me ayudó y cuidó sin pedir nada a cambio y sin tener ninguna obligación de hacerlo, y entonces me duermo pensando en el viaje a Yukio que nos prometimos cuando llegase el frío.
Cerró la boca y se puso tensa, nerviosa, acababa de soltarlo todo. Eso no se lo había dicho ni a Ren, a pesar de la relación que tenían no sabía como habría vivido ella el paso del tiempo, igual se había olvidado de ella y estaba haciendo la idiota. O igual no.
Al parecer, su pequeña e inocente —en un primer momento— pregunta resultaba ser un gran detonante para su pupila, que comenzó a hablar sin descanso explicándole el porqué de haberse traído un peluche, conocido como Ren-chan peludiita mini.
Se le encogió el corazón al escuchar como Hana recurría a los peluches porque se sentía sola, sin tener una mascota o familia a la que llamar cuando lo necesitaba, por eso tenía un peluche que la recordaba a lo que ella se refería como una hermana perdida, Ren, que la ayudó y cuidó en un momento difícil.
Torció el gesto y la miró con ojos culpables, no debía haberle preguntado nada sobre aquello, no era quien.
Rápidamente retiró el sello de su garganta y se encogió de hombros, completamente culpable por lo realizado.
—Perdóname, Hana, no era mi intención preguntar algo tan delicado —se disculpó, bajando la mirada—. Sé que no es mucho, pero... Si necesitas algo, lo que sea, siempre podrás contar conmigo también.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Perdóname, Hana, no era mi intención preguntar algo tan delicado. Sé que no es mucho, pero... Si necesitas algo, lo que sea, siempre podrás contar conmigo también.
Hana estaba tensa por como podría reaccionar Eri, no por la información compartida en sí. La joven negó con la cabeza rápidamente, sonriendo levemente a su sensei, aún algo nerviosa.
— No tienes que disculparte, Eri-sensei, confío en ti, no me importa que sepas eso, ni nada, en general, solo que no quiero preocuparte ni ir a ti para cada tontería. Tú también eres como una hermana para mi, una hermana mayor y responsable. Por eso no quiero preocuparte más, estoy bien, de verdad. — la rubia sonrió mientras se rascaba la mejilla sin saber muy bien como reconducir la situación. — El sello ha sido increíble, ni siquiera me he parado a pensar en qué decía y ya estaba soltándolo todo. ¿Y el otro?
No quería apalancarse mucho en ese sello después de lo que acababa de pasar, prefería cambiar de tema sutilmente. No porque no tuviese cosas que decir, las tenía a puñados, sino porque no quería ver a Eri con esa expresión.
Eri frunció ligeramente el ceño. Claro que ella se preocuparía por Hana, fuera o no una tontería lo que le pasase, porque no podría dejarla estar triste por algo de lo que ella no tenía culpa de nada. Si se sentía sola, allí estaba ella para acompañarla, y eso no lo iba a negar nadie.
— El sello ha sido increíble, ni siquiera me he parado a pensar en qué decía y ya estaba soltándolo todo. ¿Y el otro?
—Quizá en algún momento te enseñe a usarlo, pero cuando domines un poco más el Fuuinjutsu, ¿te parece? —preguntó, borrando su ceño fruncido y haciendo que una sonrisa amigable iluminara su rostro—. El otro no lo voy a usar, pero te hablará de él: Es el Sello del Espía —lo nombró, subiendo un dedo—. Pones un sello en un lugar, y boom, podrás escuchar todo lo que se diga ahí aunque no estés en ese lugar, eso sí —remarcó—. Si hay mucho ruido, no vas a escuchar nada, por lo que habrá que ponerlo en sitios estratégicos.
¤ Shinjitsu no Supai ¤ Sellado del Espía - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos:Fūinjutsu 50 - Gastos: 30 CK (sello espía), 15 CK (sello altavoz; impide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales: Permite escuchar todo lo que pasa a través del sello espía - Sellos: - - Carga: 3 - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: La distancia máxima entre la persona que escucha y el sello es de 20 metros
Esta técnica permite, a través del uso de técnicas de sellado, que el usuario sea capaz de escuchar todo lo que pueda ser escuchado alrededor del sello espía. El usuario, al tocar una persona, animal, objeto o superficie con los dedos índice y corazón, podrá colocar un sello espía que permanecerá invisible a ojos ajenos hasta que sea activado, el cual adoptará el kanji de oído (耳) y brillará levemente. El sello perdurará durante toda la trama en la que ha sido colocado, a no ser que se empleen métodos de contrasellado para quitarlo.
Sin embargo, éste solo podrá ser activado por el usuario, que tendrá que implantar un nuevo sello detrás de su oído o el de otra persona que adoptará el kanji de sonido (音). Para que esté activo, sin embargo, el usuario deberá dejar sus dos dedos corazón e índice sobre dicho sello, y permanecer concentrado, pudiendo escuchar durante (Inteligencia/10) turnos.
Cabe destacar que si en la zona en la que se encuentra el sello hay mucho ruido, las probabilidades para escuchar algo en concreto serán reducidas, por lo que es de vital importancia colocar el sello en lugares estratégicos.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100