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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
El examen chuunin se acercaba y, sin duda necesitaba entrenamiento urgentemente, necesitaba encontrar una forma de practicar con alguien que no fuera su tía, alguien que pudiera participar en el torneo y por eso, unos días atrás al peliblanco se le había ocurrido una idea, pero necesitaba algo de ayuda.

Su tía Akiko se había encargado de reservar el Estadio de Celebraciones y también de contactar con alguien que les fuera de utilidad, Riko lo había planeado todo, lo único que esperaba era que el resto de la gente tuviera el mismo entusiasmo que él en participar en aquel improvisado evento de práctica, por ello les mandó una carta a cada uno de ellos.

¡Muy buenas!

Soy Senju Riko, alguno de vosotros no me conocerá, otros sí, pero os mando esto como invitación a formar parte de un entrenamiento en el que puede participar cualquiera con motivo del inminente examen de chuunin y para unir lazos entre los compatriotas.

Éste tendrá lugar en el Estadio de Celebraciones mañana a las 12 del mediodía, os espero a todos allí.

¡Un saludo!

Y allí se encontraba el peliblanco, en el interior del estadio, en el centro, sentado en el borde de la zona de pelea junto a su tía, sentada junto a él esperando a que el resto no hubiera preferido entrenar por su cuenta y que al menos apareciera alguien allí, quien fuera.

«Cómo no vengan va a ser muy triste…»


Bueno, primero gracias por participar, éste va a ser el tema en el que nos reunamos todos los que vamos a participar en este pequeño entrenamiento, cuando estemos todos podemos hacer un par de rondas de socializar y después pasaremos a los combates, que se harán cada uno en un tema aparte, ¡espero que lo paséis bien!

Por ahora vamos sin un orden.
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~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»
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#2
¡Muy buenas!

Soy Senju Riko, alguno de vosotros no me conocerá, otros sí, pero os mando esto como invitación a formar parte de un entrenamiento en el que puede participar cualquiera con motivo del inminente examen de chuunin y para unir lazos entre los compatriotas.

Éste tendrá lugar en el Estadio de Celebraciones mañana a las 12 del mediodía, os espero a todos allí.

¡Un saludo!

Aquello fue lo que leyó nada más llegar a su casa aquel caluroso día de fuerte entrenamiento. Desde que se había apuntado al examen de chuunin no pensaba en otra cosa más allá de entrenar y fortalecerse. Aprovechaba por las mañanas para ir a la biblioteca a leer o coger algún libro, y por las tardes se dedicaba a entrenarse tanto en Taijutsu —que no era su fuerte—, como en Ninjutsu, aunque el Suiton todavía se le resistía.

Así que cuando tomó aquella nota y la leyó, no pudo evitar sonreír, aunque con algo de miedo. Después de todo, Riko le había clavado un kunai en la pierna en un entrenamiento.

Tendría que ser muy cuidadosa.

• • •

No recordaba la última vez que había estado en el estadio, así que estar allí de nuevo le parecía algo extraño. Eri llevaba su indumentaria habitual, con el único cambio de que la camiseta interior tenía la manga corta en vez de larga. Su hermano se había ofrecido a acompañarla, pero tras recibir un rotundo no por su parte, se dio por vencido y la deseó suerte.

Por fin divisó a dos personas en el centro, así que se atrevió a acercarse. ¿Solo habían acudido ellos tres? Bueno, dos, porque aquella señora no sabía quién era, ¿también pelearía?

Buenos días —saludó la Uzumaki con un movimiento de cabeza —. ¿Solo seremos nosotros? —preguntó, dando una rápida ojeada al estadio.
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#3
No tenía ninguna intención de presentarme al examen de Chunin. Por tantas, tantas, tantas razones. La primera de ellas, no quería. No tenía ni el menor ápice de intento de ganas de ir a ese examen. La segunda, por la villa. Imaginaos que me ascienden, exacto, pura locura. En tres días estaríamos todos desquiciados y yo en la guillotina, probablemente. A grandes rasgos, esas dos razones engloban la cuestión, después habría subrazones. No me siento preparado, no me apetece, la responsabilidad no es lo mio, no me representa ningún beneficio y sobretodo, no quiero.

Soy un alma libre. Lleno de amor que dar y odio que recibir.

Sin embargo, no iba a dejar a mis compañeros en la estacada, si iban a entrenar para participar en aquella ardua prueba internacional, necesitarían el entrenamiento del mejor genin de la villa. Ah, no, que ahora Datsue vuelve a ser genin. ¡El mejor genin cien por cien humano de la villa! ¡Ese soy yo! No, mejor lo dejamos en mejor genin sin un bicho sellado dentro.

Y un genin de mi calibre debía aparecer de forma acorde a su categoría. Le dije a Stuffy que se transformase en mi y fuese andando hasta Eri y los dos desconocidos que estaban reunidos enfrente del estadio. Mientras, yo me colaría por detrás cuando todos se girasen a mirarme a mi, a mi yo Stuffemo. Entonces señalé a Stuffy, que estaba transformado en mi y dije:

¡Oh, dios santo! ¡Es el mejor genin de la villa sin un bicho sellado dentro, Inuzuka Nabi! ¡Alabados sean los dioses!

La mejor presentación que van a ver en su puta vida. Entonces la transformación se deshizo y Stuffy vino caminando como un perro, con su nueva actitud emo y su nuevo flequillo emo.
Nabi
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#4
Era una calurosa pero tolerable tarde de verano.

Karma retornaba de unos quehaceres sin importancia —llevar a cabo la compra de la semana— cuando se percató de que había algo dentro de su buzón. El referido estaba unido al muro de piedra y madera que delimitaba el terreno de su hogar con la calle, elevado a la altura del pecho, anclado junto a la puerta de entrada, posiconado al lado izquierdo de esta. Llevaba una placa que rezaba "Kojima" bajo la ranura.

Intrigada, la kunoichi abrió el contenedor con su extremidad libre —andaba sostenido un par de bolsas con la otra— y hojeó el sobre que encontró en el interior. «Vaya, ¿y esto? No parece correspondencia oficial». El único tipo de mensajes que la pelivioleta acostumbraba a recibir eran misivas del edificio del Uzukage.

Abrió la puerta apoyando el hombro derecho y aplicando presión. Se internó en casa y tan pronto alcanzó el salón dejó reposar las bolsas en el suelo. Se sentó frente a una mesa baja, fabricada en madera, que coronaba el centro de la sala. Tomó el sobre con ambas manos y arrancó la parte superior. Extrajo la carta que aguardaba en él y se hizo partícipe de su contenido.

¿Senju Riko? Hmm... entrenamiento para los exámenes... —meditó en voz alta—. Ni de broma voy a participar en los exámenes que están a la vuelta de la esquina, no estoy preparada... pero supongo que un poco de entrenamiento nunca viene mal. Por mucho que me disguste, lo necesito...

No solo debía volverse más diestra, si no aprender a controlar sus impulsos. Era un pack de dos por uno muy caro.

***

Titubeó incontables veces, pero finalmente Karma logró amasar el suficiente coraje como para presentarse en el estadio aquella mañana, a las doce menos cinco del medio día. Tampoco contaba con la opción de escaquearse aunque quisiera, su sensei estaba al tanto del asunto e iba a acompañarla.

Vestía con el nuevo set de ropajes adecuados para una kunoichi que le había regalado Uchiha Akame, su instructor. Cubriéndole el pecho portaba una camiseta sin mangas de color blanco, asegurada en su centro por una cremallera. También unos pantalones cortos que apenas llegaban a la mitad de sus muslos, de tonalidad negra. De igual color eran los mitones y medias de rejilla, largos, que llevaba en sus cuatro extremidades. Así mismo, el hitai-ate de Uzugakure en la frente, unas sandalias ninja altas y con tacón en los pies. Finalmente el kit médico y su portador de objetos en la cintura, por encima del trasero.

Hacía menos de una semana que había conocido al ya mencionado jōnin y había tenido —o mejor dicho, sufrido— una intensa sesión de entrenamiento con él allí mismo, seguida de otros acontecimientos que prefería no recordar. Desplazarse por los pasillos interiores del titánico edificio junto a él la puso nerviosa, era como retornar al pasado cercano.

Alcanzaron el exterior, la extraordinaria arena, el punto de encuentro. Esta se mostraba desprovista de su habitual ajetreo, reemplazado por la única presencia de cuatro individuos y un can en el centro. «¿Han reservado TODO el estadio para nosotros?», se preguntó.

Intentando disimular su abismal timidez, Karma se aproximó a estos, tomando la iniciativa a pesar de que Akame estaba a su vera. No conocía a ninguno de los allí reunidos.

Buenos días, mi nombre es Kojima Karma, soy una genin y parte del cuerpo médico de la villa —se presentó y realizó una reverencia formal—. Ayer me llegó una carta que hablaba sobre un entrenamiento para los exámenes. Me temo que yo no me voy a presentar, pero a pesar de ello espero que mi presencia no les inoportune y pueda aprender algo...

Habló sin deshacer la reverencia, con la mirada pegada al arenoso suelo. Estaba tan incómoda...
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#5
Flama, Verano del año 218.


Akame observó con gesto aprobatorio la iniciativa de su alumna, que se acercó al reducido grupo de ninjas de la Aldea para presentarse como era debido. Él la siguió, manteniéndose justo detrás. Cuando Karma se presentó, el Uchiha hizo lo propio para saludar a su viejo compañero de fatigas, Riko, y a la Uzumaki con la que había trabajado en una peligrosa misión de rango C. Al chico de pelo castaño, y al perro, no les conocía.

¡Riko-kun! Ha pasado un buen tiempo desde la última vez que nos vimos —saludó, con una inclinación de cabeza, y luego le dedicó otra a la pelirroja—. Eri-san.

Finalmente encaró al tercer ninja.

Creo que no nos conocemos. Uchiha Akame —se presentó, formal y escueto.

El muchacho iba ataviado con el uniforme reglamentario de Uzushiogakure; al fin y al cabo, si iba a participar en un entrenamiento con otros compañeros, le parecía lo más adecuado. Además, Akame tampoco tenía un fondo de armario precisamente amplio. Llevaba, también, su bandana del Remolino en la frente, su espada cruzada en la espalda —en una funda bandolera— y sus dos portaobjetos en la cintura y en el muslo derecho, respectivamente.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#6
Uchiha Datsue llevaba entrenando más de una semana como nunca lo había hecho en su vida. Madrugaba —cosa ya extraña en él—, realizaba un Kage Bunshin para repartirse tareas —el clon a la biblioteca a estudiar; su yo real a practicar taijutsu y ninjutsu—, y se dedicaba en cuerpo y alma a su entrenamiento. Cualquiera que lo viese diría que estaba más que motivado para el examen Chūnin. Que su degradación de rango le impulsaba a superar sus límites y volver a donde le pertenecía todavía con mayor contundencia.

Pero se equivocaban. Aquello tan solo era una media verdad. Una mentira, vaya. Uchiha Datsue no estaba entrenando, se estaba preparando. ¿Para qué? Para cierto lago de cierta Villa Oculta. Por eso, y aunque su objetivo principal no era el examen, no pudo rechazar la propuesta que Riko le había dejado en forma de nota. No había forma mejor de prepararse que luchando contra otros.

Los seis ya reunidos en el centro —siete si se contaba a Stuffy—, pudieron verle acercarse caminando a paso lento, con las manos en los bolsillos. Con ese extraño aire elegante que siempre le envolvía, pero con una determinación en la mirada que pocas veces se le había visto. Era la determinación de un hombre que se ha marcado una meta, y que piensa llegar hasta ella a cualquier precio.

Vestía una camiseta gris de tiras, con el dibujo de un zorro delante. La bandana ninja anudada al brazo izquierdo; la Marca del Hierro estampada en su hombro derecho. A su espalda, una mochila —que más bien parecía un simple saco con cuerdas—. Bajo su cintura, un pantalón corto, de color azul oscuro, y sus típicas sandalias. Aquel día se había dejado el pendiente en casa —no se le fuese a enganchar en medio de un combate y rajarse el lóbulo—, y bajo su camiseta se entrevía que tenía el pecho vendado. Unas vendas blancas envolvían también su antebrazo derecho, incluida la mano hasta los nudillos, y su pierna izquierda, de rodilla para abajo. Tenía moratones en los brazos y bajo el cuello, y costras en rodillas y codos.

No obstante, al llegar junto a ellos, no pudo evitar sonreír. Una sonrisa que reflejaba tanto su cansancio como un breve momento de alegría. Extrañaba juntarse con sus compañeros, como en tiempos de la academia, para simplemente pasar el rato.

Nabi-kun —dijo, a modo de saludo, mientras extendía una mano para estrechársela y le daba una palmada en la espalda con la otra, en un semi-abrazo—. Stuffy —dijo al apartarse, guiñándole un ojo—. Eri-chan —repitió el mismo saludo que con Nabi, pero esta vez dándole un falso beso en la mejilla en el semi-abrazo. Para los que no sepan qué es un falso beso, se trata de juntar la mejilla con la otra persona y hacer el sonido de un beso con los labios, pero sin realmente llegar a darlo—. Riko. —A él solo le estrechó la mano—. Creo que no tengo el placer de conocerla —dijo a la mujer que había junto al peliblanco. Extendió la mano para estrechársela—. Uchiha Datsue, más conocido como Datsue el Intrépido. Encantado. —Siguió con la ronda de saludos. Esta vez le tocaba a una chica de cabellos violeta, de complexión menuda, pero quizá hasta algo mayor que él en cuanto a edad. Extendió la mano para estrechársela—. Encantado. —Y, finalmente…

»Hermano. —Cómo no, ataviado con la indumentaria reglamentaria. Con ese chaleco que él ya no tenía derecho a vestir. Con esa placa de Jōnin que a él le habían arrebatado de las manos. Antes iguales, ahora los Hermanos del Desierto estaban separados por algo demasiado grande como para obviar. Era tan simple y sencillo como que uno daba las órdenes, y el otro tenía que obedecerlas. ¿Qué tipo de hermandad era aquella?

Desvió la mirada a un lado. El tiempo diría si esa fisura era una simple mella en el lazo que les unía o algo más. Por el momento, tenía cosas más importantes de las que preocuparse.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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#7
Sin embargo, parecía que Riko —el organizador y cerebro tras aquella juntada de entrenamiento entre los ninjas del Remolino— estaba bien demasiado sorprendido o bien demasiado consternado como para reaccionar. Los presentes aguardaron pacientemente a que su maestro de ceremonias les dijese algo, o les diese algunas indicaciones. Los segundos pasaron a convertirse en minutos, eternos minutos que a Akame le parecieron horas —o incluso días—.

Al final, el Uchiha simplemente se cruzó de brazos y suspiró con resignación. Miró a su alumna y le indicó la salida más cercana de la arena con un breve gesto de su mentón.

Vámonos, Karma-san. Parece que al final nuestro entrenamiento de hoy será mucho menos multitudinario.

Despidiéndose de sus otros compañeros con una ligera inclinación de cabeza, Akame se dio media vuelta y salió del Estadio de Celebraciones. Por el camino no pudo evitar soltar un bufido molesto.

«Hemos perdido un tiempo valioso aquí... Karma-san necesita todo el entrenamiento que pueda tener. Maldito Riko...»



cy@ folks.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#8
Karma entrelazó ambas manos a la espalda y esperó que la situación se desarollara. Contaba con que Senju Riko, el responsable de todo aquello, les diera algún tipo de indicación o dejase entrever su plan de entrenamiento. No aconteció nada similar. La pelivioleta no podría explicar lo que ocurrió, era como si un ponzoñoso ensimismamiento se hubiese apoderado de todos los presentes...

Eventualmente Akame se hartó de la situación y le indicó a su alumna que se marchaban. Al principio la fémina le respondió con una expresión de extrañeza, pero no tardó en remediarlo con un sutil asentimiento.

Disculpen las molestias... —y reverenció a todos los presentes.

A ritmo ligero en tal de no quedarse atrás, Karma abandonó el estadio junto a su sensei.


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