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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#6
"Eres débil. Te voy a enseñar lo débil que eres si es que tienes huevos, que con lo flojo que eres dudaría mucho que los tuvieras. Te espero en el Estadio de Uzushiogakure mañana a primera hora, ven solo o no vengas. Cobarde."

«Esto no puede ser bueno» —Pensó él, mientras examinaba el papel que yacía en sus manos.

—Le noto inquieto Kazuma-sama ¿Ha sucedido algo? —Pregunto la joven mujer que le hacía compañía mientras bebía el té de la tarde—. No estará metido en problemas nuevamente ¿Verdad?

—En absoluto Naomi, solo es un asunto concerniente al equipo —Mintió el peliblanco, todo con el fin de mantener a raya la aguda intuición de la joven.

La señorita decidió no indagar más en el asunto, lo cual fue un alivio para Kazuma, pues aquella carta podía significar problemas. Llegada la noche y estando en su habitación con la única compañía de una cuantas velas encendidas, el joven pudo tomarse su tiempo para meditar sobre aquel escrito que le fue enviado.

—Esto es muy extraño… No es la primera vez que recibo una invitación de alguien que me quiere dar una golpiza, pero por lo general estas cosas vienen firmadas. Al menos creo que ese es el modus operandi de los bravucones con quienes me he topado.

—Vamos trata de recordar… —Se decía así mismo el ojos grises, mientras trataba de recordar que altercados pudieron desembocar en aquella situación.

El joven recordó los días posteriores a la graduación y anteriores a su entrada en un equipo. En aquel lapso de tiempo no mayor a setentaidos horas, se encargo de saldar a puño limpio la deuda que tenía con los bravucones de la academia. Pendencieros que se encontraban protegidos por la leyes que rigen a los estudiantes, leyes que se distienden una vez que se gradúan.

—¡Eso debe ser! —Exclamo en voz baja—, alguno de esos patanes que golpeé debe querer venganza. La pregunta es ¿cuál de ellos?

—¿Sera Kido? No, luego de que pegarle con ese ladrillo quizás ni recuerde que le paso.

—¿Podría ser Momoshiro? Que va, aun debe estar curándose de las piernas.

—Tiene que ser el cobarde de Shibō, ese grandullón se me escapo a media faena mientras terminaba con sus lacayos. Seguro que es el.

—Genial, me ahorro el trabajo de buscarlo, esta vez no se retirara con solo una nariz rota —se dijo así mismo mientras se estrujaba los dedos—. Pero eso implica otro problema, ese sujeto nunca está solo, además que tiene dinero como para pagar unos cuantos matones de mi liga.

—Estoy ansioso, pero debo hacer esto con cuidado, no quiero ni imaginar si el viejo o el equipo se enteran, además de que tampoco me gustaría ser apaleado. —Se advirtió a si mismo mientras trataba de conciliar el sueño.

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La mañana llego rápido y el joven Ishimura se encontraba descansado.

Haciendo la menos cantidad de ruido posible, tomo un desayuno ligero y salió camino al estadio de celebraciones. A pesar de haber salido con prisa no olvido prepararse adecuadamente.

Se vistió de manera deportiva; un pantalón gris, una camiseta blanca sin mangas y un suéter azul con capucha. Esta ultima prenda se la coloco de manera que cubriera perfectamente su característica melena blanca, de modo que no lo reconocieran si lo veían huyendo de donde hubo una pelea. Aunque quizás su habitual espada en la espalda fuera contraproducente a este propósito.

Llegar al sitio acordado no le tomo demasiado, aun así se había levantado tarde y ya se había atrasado media hora. Sin preocuparse mucho por aquello decidió entrar al edificio por la puerta principal.

Mientras subía las escaleras, una serie de voces y sonidos se hacían cada vez más fuertes.

«Cielos… Hay mucho ruido, y suena a gente encabronada. Espero que no sean demasiados, es malo cuando se involucra muchas personas»

—Espera… ¿Qué es esto? —Es lo que se preguntaría Kazuma así mismo, mientras en que su nuevo estado de confusión absoluta, podía apreciar como discutiendo y armando alboroto en las solitarias gradas, estaban tres personas que conocía ligeramente y otras dos que conocía muy bien.

Se acerco al tumulto dando rápidos y precisos saltos entre las filas, para luego detenerse a un metro de aquella gente.

—¡¿ALGUIEN PODRIA DECIRME QUE SUCEDE AQUÍ?! —Pregunto en voz alta, luego de tomar un kunai y rallar la superficie metálica de un pasamanos cercano, produciendo un fuerte y agudo sonido que rechino por todo el estadio. La dentera por poco le hace retorcerse, pero aquella era la mejor forma de llamar la atención de los presentes.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
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Mensajes en este tema
Un remolino muy enremolinado - por Inuzuka Nabi - 19/08/2015, 18:41
RE: Un remolino muy enremolinado - por Hanamura Kazuma - 25/08/2015, 15:47


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