El examen chuunin se acercaba y, sin duda necesitaba entrenamiento urgentemente, necesitaba encontrar una forma de practicar con alguien que no fuera su tía, alguien que pudiera participar en el torneo y por eso, unos días atrás al peliblanco se le había ocurrido una idea, pero necesitaba algo de ayuda.
Su tía Akiko se había encargado de reservar el Estadio de Celebraciones y también de contactar con alguien que les fuera de utilidad, Riko lo había planeado todo, lo único que esperaba era que el resto de la gente tuviera el mismo entusiasmo que él en participar en aquel improvisado evento de práctica, por ello les mandó una carta a cada uno de ellos.
Y allí se encontraba el peliblanco, en el interior del estadio, en el centro, sentado en el borde de la zona de pelea junto a su tía, sentada junto a él esperando a que el resto no hubiera preferido entrenar por su cuenta y que al menos apareciera alguien allí, quien fuera.
«Cómo no vengan va a ser muy triste…»
Su tía Akiko se había encargado de reservar el Estadio de Celebraciones y también de contactar con alguien que les fuera de utilidad, Riko lo había planeado todo, lo único que esperaba era que el resto de la gente tuviera el mismo entusiasmo que él en participar en aquel improvisado evento de práctica, por ello les mandó una carta a cada uno de ellos.
¡Muy buenas!
Soy Senju Riko, alguno de vosotros no me conocerá, otros sí, pero os mando esto como invitación a formar parte de un entrenamiento en el que puede participar cualquiera con motivo del inminente examen de chuunin y para unir lazos entre los compatriotas.
Éste tendrá lugar en el Estadio de Celebraciones mañana a las 12 del mediodía, os espero a todos allí.
¡Un saludo!
Soy Senju Riko, alguno de vosotros no me conocerá, otros sí, pero os mando esto como invitación a formar parte de un entrenamiento en el que puede participar cualquiera con motivo del inminente examen de chuunin y para unir lazos entre los compatriotas.
Éste tendrá lugar en el Estadio de Celebraciones mañana a las 12 del mediodía, os espero a todos allí.
¡Un saludo!
Y allí se encontraba el peliblanco, en el interior del estadio, en el centro, sentado en el borde de la zona de pelea junto a su tía, sentada junto a él esperando a que el resto no hubiera preferido entrenar por su cuenta y que al menos apareciera alguien allí, quien fuera.
«Cómo no vengan va a ser muy triste…»
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»