13/06/2018, 13:47
Sin embargo, parecía que Riko —el organizador y cerebro tras aquella juntada de entrenamiento entre los ninjas del Remolino— estaba bien demasiado sorprendido o bien demasiado consternado como para reaccionar. Los presentes aguardaron pacientemente a que su maestro de ceremonias les dijese algo, o les diese algunas indicaciones. Los segundos pasaron a convertirse en minutos, eternos minutos que a Akame le parecieron horas —o incluso días—.
Al final, el Uchiha simplemente se cruzó de brazos y suspiró con resignación. Miró a su alumna y le indicó la salida más cercana de la arena con un breve gesto de su mentón.
—Vámonos, Karma-san. Parece que al final nuestro entrenamiento de hoy será mucho menos multitudinario.
Despidiéndose de sus otros compañeros con una ligera inclinación de cabeza, Akame se dio media vuelta y salió del Estadio de Celebraciones. Por el camino no pudo evitar soltar un bufido molesto.
«Hemos perdido un tiempo valioso aquí... Karma-san necesita todo el entrenamiento que pueda tener. Maldito Riko...»
Al final, el Uchiha simplemente se cruzó de brazos y suspiró con resignación. Miró a su alumna y le indicó la salida más cercana de la arena con un breve gesto de su mentón.
—Vámonos, Karma-san. Parece que al final nuestro entrenamiento de hoy será mucho menos multitudinario.
Despidiéndose de sus otros compañeros con una ligera inclinación de cabeza, Akame se dio media vuelta y salió del Estadio de Celebraciones. Por el camino no pudo evitar soltar un bufido molesto.
«Hemos perdido un tiempo valioso aquí... Karma-san necesita todo el entrenamiento que pueda tener. Maldito Riko...»