8/09/2015, 19:50
Al parecer, lo que dijo el Uchiha era exactamente lo que todos querian escuchar. Excepto el felino, no tenia muy claro que es lo que ese ente en concreto queria sacar de aquella situación, pero una cosa era clara, era el más sospechoso. Venia sin carta, soltando la tipica excusa que le pone un niño pequeño a su sensei de la academia, "mi mascota se ha comido mis deberes" solo que en el caso de Reiji, él era el niño y la mascota. Además, si no habia recibido la carta, ¿por que estaba allí? Todas las pruebas circunstanciales apuntaban a él, pero no tenia nada solido para señalarle en medio del grupo, así que guardó silencio.
Todos empezaban a desconfiar los unos de los otros, de nuevo, la excepción era el tigriño, medio tigre, medio niño, él se dedicó a decir que no era ninguno de los presentes por el olor de la carta. Y aunque eso fuera cierto, no tenian ninguna pista sobre el sujeto en cuestión, o sujetos. Ahora que estaban todos reunidos dudaba que fuera un solo individuo, lo único que se le ocurrió al rubio fue comparar la carta con las letras de los estudiantes de la academia. Y eso era algo que no sabia si podian/si querian hacer.
Justo cuando el Uchiha iba a abrir la boca para sugerirlo algo entró en su rango visual, un jovenzuelo de corta estatura y edad entró al estadio por la puerta principal, caminaba tambaleandose hasta que poco despues de entrar en el circulo central cayó al suelo inconsciente. El niño no tendria más de 8 años y tenia el cuerpo lleno de todo tipo de moratones y golpes, así como algún que otro dedo roto. El rubio era consciente que poco podia hacer él por el herido, así que sin demorarse demasiado en un sprint se colocó en las gradas que habia encima de la entrada y con ayuda del chakra se posó encima de la pared. Vio a un individuo alejarse a lo lejos, pero no pudo reconocerle y sabia que en cuanto apartara la mirada no recordaria exactamente por donde se habia ido.
Chasqueó la lengua y se acercó al muchacho, sabiendo que muy probablemente Eri ya le hubiera dado los primeros auxilios. Esperaba que esta les explicara más detalladamente el estado del niño, quien en la espalda tendria una nota con un solo kanji que ocupaba la mayor parte de la espalda del muchacho que se habia caido de boca al suelo. Sakura.
Uno de nosotros deberia llevar a este pobre niño al hospital y no sé vosotros, pero yo voy a ir al Jardín de los Cerezos.
Su mirada fria estaba clavada en aquel muchacho, contra más lo miraba más rabia le entraba, pensaba dejar a los culpables igual o peor, no soportaba a los abusones. Si todos se negaban iria solo, no era su primera pelea multitudinaria ni la última.
Todos empezaban a desconfiar los unos de los otros, de nuevo, la excepción era el tigriño, medio tigre, medio niño, él se dedicó a decir que no era ninguno de los presentes por el olor de la carta. Y aunque eso fuera cierto, no tenian ninguna pista sobre el sujeto en cuestión, o sujetos. Ahora que estaban todos reunidos dudaba que fuera un solo individuo, lo único que se le ocurrió al rubio fue comparar la carta con las letras de los estudiantes de la academia. Y eso era algo que no sabia si podian/si querian hacer.
Justo cuando el Uchiha iba a abrir la boca para sugerirlo algo entró en su rango visual, un jovenzuelo de corta estatura y edad entró al estadio por la puerta principal, caminaba tambaleandose hasta que poco despues de entrar en el circulo central cayó al suelo inconsciente. El niño no tendria más de 8 años y tenia el cuerpo lleno de todo tipo de moratones y golpes, así como algún que otro dedo roto. El rubio era consciente que poco podia hacer él por el herido, así que sin demorarse demasiado en un sprint se colocó en las gradas que habia encima de la entrada y con ayuda del chakra se posó encima de la pared. Vio a un individuo alejarse a lo lejos, pero no pudo reconocerle y sabia que en cuanto apartara la mirada no recordaria exactamente por donde se habia ido.
Chasqueó la lengua y se acercó al muchacho, sabiendo que muy probablemente Eri ya le hubiera dado los primeros auxilios. Esperaba que esta les explicara más detalladamente el estado del niño, quien en la espalda tendria una nota con un solo kanji que ocupaba la mayor parte de la espalda del muchacho que se habia caido de boca al suelo. Sakura.
Uno de nosotros deberia llevar a este pobre niño al hospital y no sé vosotros, pero yo voy a ir al Jardín de los Cerezos.
Su mirada fria estaba clavada en aquel muchacho, contra más lo miraba más rabia le entraba, pensaba dejar a los culpables igual o peor, no soportaba a los abusones. Si todos se negaban iria solo, no era su primera pelea multitudinaria ni la última.
—Nabi—