5/07/2018, 03:33
(Última modificación: 5/07/2018, 03:37 por Umikiba Kaido.)
Entre tanto tumulto, Daruu trataba de ser la voz de la razón. Un mediador que pudiera cortar de raíz un conflicto que bien podía escalar en cualquier momento a niveles más perjudiciales para todos. Es decir, había que ser un poco idiota como para no ver las posibles consecuencias resultantes de que tanto Kaido como Datsue se dejasen llevar por la situación, y que acabasen tratando de matarse entre ellos. Porque tarde o temprano eso es lo que iba a suceder, que no cupiera duda de eso.
Pero Datsue no iba a escuchar una mierda salvo aquello que realmente le interesara. Y algo de lo que había dicho Kaido le hubo calado en los huesos, enervando una vez más su ira. Obligando al uzujin a reaccionar.
Un paso, luego otro. Y Kaido no se movió. Era una piedra inamovible que no pensaba retroceder ante nadie. No lo había hecho cuando le tocó combatir contra Katame, uno de sus oponentes más dignos; e iba a pensar en cagarse en los pantalones frente a un pimpollo uzujin? ¡ni de coña!
Se iba a tener que esforzar un poco más, eso estaba claro.
El gyojin le plantó cara y terminó de cerrar distancias, con su rostro casi al frente del de Datsue. Sus brazos azules yacían tensados como un yunque y una larga vena que le paseaba por el cuello parecía estar a punto de explotar. Su sonrisa, sin embargo, lucía tan impoluta como de costumbre. Provocadora e irreverente como siempre.
—Me gustaría verte intentarlo —le dijo, casi que suplicándolo.
Sin embargo, una voz estridente tomó pronto el protagonismo. Provino desde una de las piedras cercanas a Daruu, o arriba de una de ellas, mejor dicho. Kaido torció sólo el rabillo del ojo y pudo comprobar que se trataba de nada más y nada menos que de Uchiha Akame, con su presencia poco inspiradora y luciendo tan mundano como siempre, salvo por aquel chaleco que le identificaba como jounin en conjunto con la placa característica de tan insigne rango.
La dubitativa adornó el rostro del gyojin y su ceño se fue frunciendo una vez empezó a sacar conclusiones.
Datsue tampoco había querido venir sólo.
... Kaido-kun, qué bueno volver a verte.
—Ujum, sí, igualmente. Ahora tira de aquí y déjame resolver mis asuntos con tu jodido compañero.
Torció el pescuezo y volvió a enfrentar cara a cara a Datsue.
y: ¿qué iba a ser?
Pero Datsue no iba a escuchar una mierda salvo aquello que realmente le interesara. Y algo de lo que había dicho Kaido le hubo calado en los huesos, enervando una vez más su ira. Obligando al uzujin a reaccionar.
Un paso, luego otro. Y Kaido no se movió. Era una piedra inamovible que no pensaba retroceder ante nadie. No lo había hecho cuando le tocó combatir contra Katame, uno de sus oponentes más dignos; e iba a pensar en cagarse en los pantalones frente a un pimpollo uzujin? ¡ni de coña!
Se iba a tener que esforzar un poco más, eso estaba claro.
El gyojin le plantó cara y terminó de cerrar distancias, con su rostro casi al frente del de Datsue. Sus brazos azules yacían tensados como un yunque y una larga vena que le paseaba por el cuello parecía estar a punto de explotar. Su sonrisa, sin embargo, lucía tan impoluta como de costumbre. Provocadora e irreverente como siempre.
—Me gustaría verte intentarlo —le dijo, casi que suplicándolo.
Sin embargo, una voz estridente tomó pronto el protagonismo. Provino desde una de las piedras cercanas a Daruu, o arriba de una de ellas, mejor dicho. Kaido torció sólo el rabillo del ojo y pudo comprobar que se trataba de nada más y nada menos que de Uchiha Akame, con su presencia poco inspiradora y luciendo tan mundano como siempre, salvo por aquel chaleco que le identificaba como jounin en conjunto con la placa característica de tan insigne rango.
La dubitativa adornó el rostro del gyojin y su ceño se fue frunciendo una vez empezó a sacar conclusiones.
Datsue tampoco había querido venir sólo.
... Kaido-kun, qué bueno volver a verte.
—Ujum, sí, igualmente. Ahora tira de aquí y déjame resolver mis asuntos con tu jodido compañero.
Torció el pescuezo y volvió a enfrentar cara a cara a Datsue.
y: ¿qué iba a ser?