24/09/2015, 22:05
La carrera duró más de lo esperado para la kunoichi, que ya comenzaba a generar gotitas de sudor que recorrían su frente, hasta que por fin los tres shinobi llegaron al hospital de la villa oculta del remolino. Suspiró cuando lo vio y sin esperar entró y entregó el niño a la primera enfermera que encontró en la recepción. Luego posó sus manos sobre sus rodillas y esperó a que la enfermera llevase al niño rápidamente a que lo inspeccionase un médico.
''Al menos ya está en buenas manos...''
Se giró rápidamente a sus dos compañeros temporales, y con una mirada y una pequeña sonrisa a modo de que habían cumplido con su cometido, decidió salir del edificio camino a el Jardín de los Cerezos.
''Un momento...''
-Kazuma. - Llamó la kunoichi de cabellos azules. - De nosotros tres, tu no tienes la orientación de una patata. - Esperó a que entendiesen por donde iban los tiros, aún así no esperó mucho y le señaló con el dedo índice de su mano izquierda. -Guíanos hasta el Jardín para encontrarnos con Yota y el Uchiha. - Dijo, más como petición que como orden, no le apetecía discutir ni crear otro escándalo como en el estadio de celebraciones, ya había pasado suficiente.
Así, cuando el de cabellos blancos decidiera que era hora de tomar el camino, los tres shinobis del remolino llegarían a tiempo antes de que Yota y el-que-no-debe-ser-nombrado en la cabeza de la chica de ojos verdes se encontrasen con el enemigo, o los enemigos, ya que no contaban con la información de a qué se enfrentaban, ni la cantidad de personas que eran, ni sus capacidades: nada. Suspiraría durante la marcha.
''Por favor, que sigan allí, que sigan allí sanos y salvos...''
Con suerte llegarían a tiempo para reunirse con ellos.
''Al menos ya está en buenas manos...''
Se giró rápidamente a sus dos compañeros temporales, y con una mirada y una pequeña sonrisa a modo de que habían cumplido con su cometido, decidió salir del edificio camino a el Jardín de los Cerezos.
''Un momento...''
-Kazuma. - Llamó la kunoichi de cabellos azules. - De nosotros tres, tu no tienes la orientación de una patata. - Esperó a que entendiesen por donde iban los tiros, aún así no esperó mucho y le señaló con el dedo índice de su mano izquierda. -Guíanos hasta el Jardín para encontrarnos con Yota y el Uchiha. - Dijo, más como petición que como orden, no le apetecía discutir ni crear otro escándalo como en el estadio de celebraciones, ya había pasado suficiente.
Así, cuando el de cabellos blancos decidiera que era hora de tomar el camino, los tres shinobis del remolino llegarían a tiempo antes de que Yota y el-que-no-debe-ser-nombrado en la cabeza de la chica de ojos verdes se encontrasen con el enemigo, o los enemigos, ya que no contaban con la información de a qué se enfrentaban, ni la cantidad de personas que eran, ni sus capacidades: nada. Suspiraría durante la marcha.
''Por favor, que sigan allí, que sigan allí sanos y salvos...''
Con suerte llegarían a tiempo para reunirse con ellos.