22/11/2015, 16:26
La pelea se estaba prolongando demasiado para el bien del rubio. Sí, la ira que irradiaban aquellos matones de poca monta habia sido agradecida en gran medida por Nabi. Sin embargo, habia olvidado la contraparte de esa ventaja, un hombre llevado por un sentimiento tan primario como ese se vuelven torpes pero son mucho más fuertes. Tal vez en otro contexto hubiera sabido aprovecharse mejor, pero joder como escocian esas putas heridas.
Pero un pinchazo de dolor ardiente le hizo llevarse la mano derecha al hombro izquierdo por puros reflejos, como si apretarlo le fuera a aliviar. Además, por si esa perdida de concentración no fuera suficiente, la pierna derecha le falló por el dolor. Así que de repente se encontraba arrodillado sobre su rodilla izquierda a merced de aquellos salvajes. Por suerte, el primer bastonazo que se llevo en las costillas le hizo reccionar. Se apartó todo lo que pudo y se puso en guardia para un proximo ataque.
Ellos tambien tenian sus quemaduras, pero eran tres y más descerebrados que él, una ventaja abismal en ese momento. Eso por no mencionar el apestoso. Solo podia esperar que hubiera huido, porque sino estaba jodido. Su única esperanza era quedarse a la defensiva hasta que llegara Yota.
¿Yota? ¿Estas ahí? Joder, contesta. ¡¿A quien coño se le ocurre apagar este cacharro?!
Tal vez y solo tal vez, no deberia haberse apresurado tanto y haber venido todos juntos. La vista se le empezaba a nublar cuando sus ojos se vieron obligados a recuperar su color normal. Los cuatro que estaban a la vista estaban en su limite, un solo golpe más y todo se decidiria. ¿Llegaria alguien a asegurar tal golpe?
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Eri cargaba a Yota concentrada solo en llevarlo a un lugar seguro, estaba tan pendiente de ver sus heridas que no se habia percatado de cierto aparato en la oreja del muchacho, probablemente iba a contactar con su aliado una vez finalizado su altercado. La peliazul tenia dicho aparato justo al lado de su oreja, pues la cabeza del shinobi estaba apoyada en su hombro.
¿Yota? ¿Estas ahí? Joder, contesta. ¡¿A quien coño bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
Eso es todo lo que llegaria a escuchar, pues iba a toda prisa y probablemente se estaba alejando demasiado para que la señal llegara. Aunque no lo escuchara directamente en su oreja, el timbre de aquella voz era inconfundible, aunque estaba debilitada y parecia desesperada...
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Juro esperó, pero nada pasó.
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El andrajoso maloliente villano acechaba desde la maleza, pero ¿a quien? ¿A Nabi? Para nada, ese niño ya estaba condenado, ya le habia inoculado su veneno personal y tenia a tres hombres con malas intenciones encima. Tarde o temprano sus heridas le impedirian moverse, a pesar de que no eran para nada serias. En cuanto a herida se refiere, claro. Lo peligroso estaba ya en su riego sanguineo.
Estaba acechando a sus compañeros, si alguno de ellos caia debia acabarlo. Por el bien de su jefe. Por el bien de su causa. Sin embargo, una voz tras de sí le sorprendió, pero no se movio por si aquella voz no le habia visto. Aquella posibilidad se vio anulada por el kunai que se habia asomado por su cuello y la mano que le habia posado en el hombro. ¿Quien coño era ese gennin y que demonios hacia alli? Se suponia que el rubio estaba solo, pero parecia que este segundo shinobi le conocia. Eso no era lo que le habian dicho. Chasqueó la lengua.
Venga, compañero, ¿no querras mancharte las manos de sangre de otro shinobi de tu villa? Oí ruidos de combate y me acerqué a ver qué pasaba. Baja el kunai y ayudemos a este tal Nabi. Parece estar en un apuro.
Kazuma no habia pensado que al acercarse tanto a él tambien se acercaba a la pestilencia. Su sorpresa fue mayuscula al darse cuenta que el olor no venia del cuerpo del hombre, a pesar del aspecto descuidado que llevaba, sino de su portaobjetos, donde llevaba el veneno que tenia Nabi en su interior ahora mismo, pero eso Kazuma, solo podria sospecharlo.
Pero un pinchazo de dolor ardiente le hizo llevarse la mano derecha al hombro izquierdo por puros reflejos, como si apretarlo le fuera a aliviar. Además, por si esa perdida de concentración no fuera suficiente, la pierna derecha le falló por el dolor. Así que de repente se encontraba arrodillado sobre su rodilla izquierda a merced de aquellos salvajes. Por suerte, el primer bastonazo que se llevo en las costillas le hizo reccionar. Se apartó todo lo que pudo y se puso en guardia para un proximo ataque.
Ellos tambien tenian sus quemaduras, pero eran tres y más descerebrados que él, una ventaja abismal en ese momento. Eso por no mencionar el apestoso. Solo podia esperar que hubiera huido, porque sino estaba jodido. Su única esperanza era quedarse a la defensiva hasta que llegara Yota.
¿Yota? ¿Estas ahí? Joder, contesta. ¡¿A quien coño se le ocurre apagar este cacharro?!
Tal vez y solo tal vez, no deberia haberse apresurado tanto y haber venido todos juntos. La vista se le empezaba a nublar cuando sus ojos se vieron obligados a recuperar su color normal. Los cuatro que estaban a la vista estaban en su limite, un solo golpe más y todo se decidiria. ¿Llegaria alguien a asegurar tal golpe?
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Eri cargaba a Yota concentrada solo en llevarlo a un lugar seguro, estaba tan pendiente de ver sus heridas que no se habia percatado de cierto aparato en la oreja del muchacho, probablemente iba a contactar con su aliado una vez finalizado su altercado. La peliazul tenia dicho aparato justo al lado de su oreja, pues la cabeza del shinobi estaba apoyada en su hombro.
¿Yota? ¿Estas ahí? Joder, contesta. ¡¿A quien coño bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz
Eso es todo lo que llegaria a escuchar, pues iba a toda prisa y probablemente se estaba alejando demasiado para que la señal llegara. Aunque no lo escuchara directamente en su oreja, el timbre de aquella voz era inconfundible, aunque estaba debilitada y parecia desesperada...
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Juro esperó, pero nada pasó.
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El andrajoso maloliente villano acechaba desde la maleza, pero ¿a quien? ¿A Nabi? Para nada, ese niño ya estaba condenado, ya le habia inoculado su veneno personal y tenia a tres hombres con malas intenciones encima. Tarde o temprano sus heridas le impedirian moverse, a pesar de que no eran para nada serias. En cuanto a herida se refiere, claro. Lo peligroso estaba ya en su riego sanguineo.
Estaba acechando a sus compañeros, si alguno de ellos caia debia acabarlo. Por el bien de su jefe. Por el bien de su causa. Sin embargo, una voz tras de sí le sorprendió, pero no se movio por si aquella voz no le habia visto. Aquella posibilidad se vio anulada por el kunai que se habia asomado por su cuello y la mano que le habia posado en el hombro. ¿Quien coño era ese gennin y que demonios hacia alli? Se suponia que el rubio estaba solo, pero parecia que este segundo shinobi le conocia. Eso no era lo que le habian dicho. Chasqueó la lengua.
Venga, compañero, ¿no querras mancharte las manos de sangre de otro shinobi de tu villa? Oí ruidos de combate y me acerqué a ver qué pasaba. Baja el kunai y ayudemos a este tal Nabi. Parece estar en un apuro.
Kazuma no habia pensado que al acercarse tanto a él tambien se acercaba a la pestilencia. Su sorpresa fue mayuscula al darse cuenta que el olor no venia del cuerpo del hombre, a pesar del aspecto descuidado que llevaba, sino de su portaobjetos, donde llevaba el veneno que tenia Nabi en su interior ahora mismo, pero eso Kazuma, solo podria sospecharlo.
—Nabi—