29/11/2015, 20:03
Estando ahora más cerca del malviviente, se daba cuenta de que el olor que expedía no era el de la mugre. Ni siquiera era su cuerpo el que emitía ese aroma, era el porta objetos de aquel sujeto lo que le hacía llorar los ojos.
—Venga, compañero, ¿no querrás mancharte las manos de sangre de otro shinobi de tu villa? Oí ruidos de combate y me acerqué a ver qué pasaba. Baja el kunai y ayudemos a este tal Nabi. Parece estar en un apuro.
Aquellas palabras hicieron enojar de sobre manera al Ishimura.
Por lo general no era demasiado difícil de engañar, pero cuando se trataba de alguien sospechoso mostraba ser bastante inquisitivo. Además del hecho de haber escuchado frases similares cientos de veces. Era algo típico de los rufianes, negar unas tres veces cuando los pillaban. Además de que la táctica de rodearlo y que uno oculto de el golpe de gracia era algo bastante común, cosa que había aprendido por las malas.
—Venga, me parece bien unirnos a la fiesta —Y con su paciencia casi agotada, le propino al sujeto una patada que lo arrojaría rodando hasta quedar a las espaldas del Uchiha.
Habiendo llamado la atención de todos, salió de entre los arbustos.
—¿Que sucede Nabi? —Dijo dirigiéndose a su compañero—. Me sorprende que unos simples matones te den tantos problemas.
En cuanto dijo aquello uno de los sujetos dirigió con malas intenciones su mirada hacia él. En aquel momento el Ishimura piso fuertemente la espalda del malviviente dejándole clavado al suelo. Sin dudar le devolvió una mirada que rogaba para que le diera una razón por la cual desenvainar su espada.
—¿Sabes? Podría ayudarte con esto… Digo si quieres claro está. Quizás quieras sentarte un rato y dejarme el resto a mí —dijo con un tono bastante molesto y desafiante.
Y dejando su proposición el aire aguardo la respuesta de su compañero.
—Venga, compañero, ¿no querrás mancharte las manos de sangre de otro shinobi de tu villa? Oí ruidos de combate y me acerqué a ver qué pasaba. Baja el kunai y ayudemos a este tal Nabi. Parece estar en un apuro.
Aquellas palabras hicieron enojar de sobre manera al Ishimura.
Por lo general no era demasiado difícil de engañar, pero cuando se trataba de alguien sospechoso mostraba ser bastante inquisitivo. Además del hecho de haber escuchado frases similares cientos de veces. Era algo típico de los rufianes, negar unas tres veces cuando los pillaban. Además de que la táctica de rodearlo y que uno oculto de el golpe de gracia era algo bastante común, cosa que había aprendido por las malas.
—Venga, me parece bien unirnos a la fiesta —Y con su paciencia casi agotada, le propino al sujeto una patada que lo arrojaría rodando hasta quedar a las espaldas del Uchiha.
Habiendo llamado la atención de todos, salió de entre los arbustos.
—¿Que sucede Nabi? —Dijo dirigiéndose a su compañero—. Me sorprende que unos simples matones te den tantos problemas.
En cuanto dijo aquello uno de los sujetos dirigió con malas intenciones su mirada hacia él. En aquel momento el Ishimura piso fuertemente la espalda del malviviente dejándole clavado al suelo. Sin dudar le devolvió una mirada que rogaba para que le diera una razón por la cual desenvainar su espada.
—¿Sabes? Podría ayudarte con esto… Digo si quieres claro está. Quizás quieras sentarte un rato y dejarme el resto a mí —dijo con un tono bastante molesto y desafiante.
Y dejando su proposición el aire aguardo la respuesta de su compañero.