6/12/2015, 15:45
La temperatura corporal de Nabi no dejaba de subir sin entender de limites ni de nada en general, el rubio estaba dudando en como gastar sus ultimos esfuerzos antes de que su cuerpo le fallara, porque iba a fallarle en nada. Podia usar un katon más, no muy poderoso, pero si lograba acertar a los tres probablemente acabara con ellos antes de que ellos lo hicieran con él.
Sin embargo, su mentalidad cambió cuando se escuchó un sonido de arbustos moviendose y de uno de ellos apareció el sucio que habia huido. Y detras de él Kazuma, que parecia haberle forzado a aparecer. Iba a decirle que lo matara antes de que pudiera volver a esconderse, pero no tenia ninguna seguridad en que el peliblanco le hiciera caso sin chistar, preguntaria porqué y todo se podria torcer antes de que pudiera responderle.
Una respiración honda y con sus renovados ojos rojos desenvainó la espada despidiendo un fuerte destello potenciado con chakra para cegar al trio malvado, y antes de que el que estaba en el suelo pudiera reaccionar Nabi le habia clavado su Kodachi en el hombro derecho con tanta fuerza que lo habia atravesado clavando la katana en el suelo. Quedando ese brazo fuera de uso tenia que encargarse del otro, soltó la espada y agarró el brazo que no tenia clavado nada en el hombro, sin mucho esfuerzo y usando el peso de su cuerpo, se lo disloco.
Hecha su jugada, solo le quedaba a Kazuma acabar con los otros tres. Nabi por su parte se arrrastró hasta el arbol más cercano y se quedo apoyado, sin energias, sin decir nada. Antes de caer inconsciente escucharia una voz de alguien que no estaba allí.
¿Nabi...?
Y su conciencia voló.
Los otros tres tardaron más de lo habitual en recobrar el sentido de la vista, y cuando lo hicieron solo vieron a su objetivo fuera de combate y su compañero de malas acciones clavado en el suelo, literalmente. Miraron al peliblanco, estaba claro que habia sido él. Las conclusiones no eran su fuerte. Si Kazuma no tomaba cartas en el asunto, estos lo harian por él.
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El sendero por el que caminaba Juro le posicionó justo detras del trio malvado, con tan mala suerte, que justo cuando se asomó para ver que sucedia veria a Nabi potenciar un reflejo de su katana y le cegaria a él involuntariamente. Sin embargo, se recuperaria mucho antes que aquellos tres. El rubio se encontraba arrastrandose hasta un arbol cercano y los hombres a los que habia cegado no se habian percatado de la posición del tercer integrante del equipo shinobi.
Ahora se encaraban a Kazuma, ignorando completamente a Juro. ¿Haria algo por ayudarle o simplemente se quedaria parado sin saber qué coño estaba pasando?
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Eri se habia perdido. Ella lo sabia, yo lo sabia y todos lo sabemos. Pero ninguno lo aceptaba. Fuera hacia donde fuera la señal del aparato se debilitaba. ¿Como era eso posible? ¿Se habria roto durante la pelea de Yota? Cada vez estaba más perdida y más enojada con el mundo.
Pero TODAVIA HAY MÁS. Lejos de rendirse. Cierta persona se despertó de su pequeño letargo y partió hacia el Jardin de los Cerezos, encontrandose a una desorientada Eri, aprovechando su desconcierto se abalanzó sobre ella. En conclusión, la peliazul quedó aprisionada bajo el pesado cuerpo del baboso de la academia.
Chupame la oreja, Eri.
El chico estaba en las ultimas, sin embargo, parecia dispuesto a dar su vida por la simple acción de molestar a la tia más buena del mundo. O tal vez habia un motivo más profundo para sus acciones. O tal vez no.
Sin embargo, su mentalidad cambió cuando se escuchó un sonido de arbustos moviendose y de uno de ellos apareció el sucio que habia huido. Y detras de él Kazuma, que parecia haberle forzado a aparecer. Iba a decirle que lo matara antes de que pudiera volver a esconderse, pero no tenia ninguna seguridad en que el peliblanco le hiciera caso sin chistar, preguntaria porqué y todo se podria torcer antes de que pudiera responderle.
Una respiración honda y con sus renovados ojos rojos desenvainó la espada despidiendo un fuerte destello potenciado con chakra para cegar al trio malvado, y antes de que el que estaba en el suelo pudiera reaccionar Nabi le habia clavado su Kodachi en el hombro derecho con tanta fuerza que lo habia atravesado clavando la katana en el suelo. Quedando ese brazo fuera de uso tenia que encargarse del otro, soltó la espada y agarró el brazo que no tenia clavado nada en el hombro, sin mucho esfuerzo y usando el peso de su cuerpo, se lo disloco.
Hecha su jugada, solo le quedaba a Kazuma acabar con los otros tres. Nabi por su parte se arrrastró hasta el arbol más cercano y se quedo apoyado, sin energias, sin decir nada. Antes de caer inconsciente escucharia una voz de alguien que no estaba allí.
¿Nabi...?
Y su conciencia voló.
Los otros tres tardaron más de lo habitual en recobrar el sentido de la vista, y cuando lo hicieron solo vieron a su objetivo fuera de combate y su compañero de malas acciones clavado en el suelo, literalmente. Miraron al peliblanco, estaba claro que habia sido él. Las conclusiones no eran su fuerte. Si Kazuma no tomaba cartas en el asunto, estos lo harian por él.
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El sendero por el que caminaba Juro le posicionó justo detras del trio malvado, con tan mala suerte, que justo cuando se asomó para ver que sucedia veria a Nabi potenciar un reflejo de su katana y le cegaria a él involuntariamente. Sin embargo, se recuperaria mucho antes que aquellos tres. El rubio se encontraba arrastrandose hasta un arbol cercano y los hombres a los que habia cegado no se habian percatado de la posición del tercer integrante del equipo shinobi.
Ahora se encaraban a Kazuma, ignorando completamente a Juro. ¿Haria algo por ayudarle o simplemente se quedaria parado sin saber qué coño estaba pasando?
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Eri se habia perdido. Ella lo sabia, yo lo sabia y todos lo sabemos. Pero ninguno lo aceptaba. Fuera hacia donde fuera la señal del aparato se debilitaba. ¿Como era eso posible? ¿Se habria roto durante la pelea de Yota? Cada vez estaba más perdida y más enojada con el mundo.
Pero TODAVIA HAY MÁS. Lejos de rendirse. Cierta persona se despertó de su pequeño letargo y partió hacia el Jardin de los Cerezos, encontrandose a una desorientada Eri, aprovechando su desconcierto se abalanzó sobre ella. En conclusión, la peliazul quedó aprisionada bajo el pesado cuerpo del baboso de la academia.
Chupame la oreja, Eri.
El chico estaba en las ultimas, sin embargo, parecia dispuesto a dar su vida por la simple acción de molestar a la tia más buena del mundo. O tal vez habia un motivo más profundo para sus acciones. O tal vez no.
—Nabi—