31/03/2020, 20:58
—Tienes una buena cabeza, sé que sacarás estrategias para tu combate, y si no es antes, seguro que durante sabrás qué hacer.
No podía acabar de entender cómo podía ser que Eri hubiese llegado a esa conclusión, ¿en qué momento había parecido ella siquiera una estratega? Los demás tenían planes, ella tenía impulsos. Y siempre que trazaba un plan acababa adaptándose una y otra vez hasta el punto que podía acabar haciendo lo contrario.
Ya empezaron a hablar de sus cosas de mayores, de sus contrincantes de mayores y del rival de Eri. Ella no tenía mucho más que añadir, a excepción de dar voz a miles de voces que no podrían pedirles a ellos directamente lo que Hana les iba a pedir, miles de personas, que temen por su vida.
— A ver, vosotros, los jounin, mejor conteneos. Especialmente, tú, Datsue y si veis a Ayame decírselo de mi parte. No destrocéis nada ni empecéis ninguna guerra, por favor. — Hana habló alcanzo las manos para enseñarles las palmas a Eri y Datsue, en señal de calma.
Estaba asustada, no lo iba a negar, y no de su combate, ni de cualquier contrincante que le pudiese tocar, sino de que Datsue diese un paso en falso y destrozase medio valle. O Eri diese dos pasos en falso y sellase a media audiencia. Y a saber que sería capaz de hacer Ayame con tres pasos en falso. ¿Hacer que lloviese para siempre ahí también? ¿Un boquete al centro de la Tierra? Mejor no pensarlo. Si el torneo dependiese de ella, dejaba todos los combates de Primera División de Taijusu solo.
No podía acabar de entender cómo podía ser que Eri hubiese llegado a esa conclusión, ¿en qué momento había parecido ella siquiera una estratega? Los demás tenían planes, ella tenía impulsos. Y siempre que trazaba un plan acababa adaptándose una y otra vez hasta el punto que podía acabar haciendo lo contrario.
Ya empezaron a hablar de sus cosas de mayores, de sus contrincantes de mayores y del rival de Eri. Ella no tenía mucho más que añadir, a excepción de dar voz a miles de voces que no podrían pedirles a ellos directamente lo que Hana les iba a pedir, miles de personas, que temen por su vida.
— A ver, vosotros, los jounin, mejor conteneos. Especialmente, tú, Datsue y si veis a Ayame decírselo de mi parte. No destrocéis nada ni empecéis ninguna guerra, por favor. — Hana habló alcanzo las manos para enseñarles las palmas a Eri y Datsue, en señal de calma.
Estaba asustada, no lo iba a negar, y no de su combate, ni de cualquier contrincante que le pudiese tocar, sino de que Datsue diese un paso en falso y destrozase medio valle. O Eri diese dos pasos en falso y sellase a media audiencia. Y a saber que sería capaz de hacer Ayame con tres pasos en falso. ¿Hacer que lloviese para siempre ahí también? ¿Un boquete al centro de la Tierra? Mejor no pensarlo. Si el torneo dependiese de ella, dejaba todos los combates de Primera División de Taijusu solo.