6/07/2020, 02:10
La chica, que habitualmente lucía casi incapaz de hablar, en ésta ocasión parecía estar al borde del colapso. Sus ojos buscaban frenéticamente una y otra vez la puerta que recién había dejado atrás, y para cuando Etsu le preguntó la chica contestó lo que posiblemente pudiese ser la peor opción imaginable. El estadio estaba bajo un ataque. Etsu intentó reaccionar, en tanto como podía...
—¿C-cómo...?
De pronto, un estruendo llamó la atención de los dos genins. Un sonido como el de un golpe seco derribando una torre de ladrillos y arcilla. La compostura de la chica se torció aún más, y la de Etsu no hizo más que imitar a la de ésta. Quizás la seguía como el camarón que se deja arrastrar por la corriente. Pero eso sí, con una incómoda sonrisa que trataba de transmitir tranquilidad.
«Mierda... si que va mal ésto...»
La chica de pronto tomó aire, y se cargó de una valentía sin igual. Sentenció que no podría hacer nada ella, al menos no si lo hacía sola. Etsu miró su pierna, y miró a Akane. Sin duda, si ella pensaba que no podría con el oponente, la ayuda de un lisiado y un perro inconsciente no es que fuese a cambiar demasiado las tornas.
Etsu miró a su lado, y encontró que alguien ya previó que en algún momento el Inuzuka quisiese moverse —ya fuese para ir al baño o a cualquier otro sitio— dejando a la vera de su cama un par de muletas. Tras ello, el Inuzuka miró a Ranko. Las lágrimas casi se le saltaban de los ojos, pero no podía hacer otra cosa...
Los números son los números.
—Ranko... —inquirió su atención en lo que se reincorporaba a duras penas. —Por favor, llévate a Akane. Yo ganaré tiempo para vosotros. No... no hay más qué hablar. Por favor, salvaos vosotros...
Tomó las muletas, y con todo el esfuerzo del mundo, se sostuvo en pié con ayuda de las muletas. La escayola tocó el suelo, y se pudo sentir más frío que el abrazo de una ex-novia. Pero en esos momentos, su corazón latía tan rápido que eso ya ni era incómodo... La puerta se cubrió repentinamente con un torrente de humo extraño, incapacitando por completo la visión de qué había o dejaba de haber fuera.
La situación sin embargo no cambió en absoluto, Etsu se mantendría en pié a espera de ver qué terrible peligro les acechaba. Así le costase la vida, si al menos conseguía que Ranko y Akane se salvasen, habría merecido la pena.
—¿C-cómo...?
De pronto, un estruendo llamó la atención de los dos genins. Un sonido como el de un golpe seco derribando una torre de ladrillos y arcilla. La compostura de la chica se torció aún más, y la de Etsu no hizo más que imitar a la de ésta. Quizás la seguía como el camarón que se deja arrastrar por la corriente. Pero eso sí, con una incómoda sonrisa que trataba de transmitir tranquilidad.
«Mierda... si que va mal ésto...»
La chica de pronto tomó aire, y se cargó de una valentía sin igual. Sentenció que no podría hacer nada ella, al menos no si lo hacía sola. Etsu miró su pierna, y miró a Akane. Sin duda, si ella pensaba que no podría con el oponente, la ayuda de un lisiado y un perro inconsciente no es que fuese a cambiar demasiado las tornas.
Etsu miró a su lado, y encontró que alguien ya previó que en algún momento el Inuzuka quisiese moverse —ya fuese para ir al baño o a cualquier otro sitio— dejando a la vera de su cama un par de muletas. Tras ello, el Inuzuka miró a Ranko. Las lágrimas casi se le saltaban de los ojos, pero no podía hacer otra cosa...
Los números son los números.
—Ranko... —inquirió su atención en lo que se reincorporaba a duras penas. —Por favor, llévate a Akane. Yo ganaré tiempo para vosotros. No... no hay más qué hablar. Por favor, salvaos vosotros...
Tomó las muletas, y con todo el esfuerzo del mundo, se sostuvo en pié con ayuda de las muletas. La escayola tocó el suelo, y se pudo sentir más frío que el abrazo de una ex-novia. Pero en esos momentos, su corazón latía tan rápido que eso ya ni era incómodo... La puerta se cubrió repentinamente con un torrente de humo extraño, incapacitando por completo la visión de qué había o dejaba de haber fuera.
La situación sin embargo no cambió en absoluto, Etsu se mantendría en pié a espera de ver qué terrible peligro les acechaba. Así le costase la vida, si al menos conseguía que Ranko y Akane se salvasen, habría merecido la pena.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~