12/07/2020, 01:06
Etsu no pudo ser mucho más que un saco de patatas a hombros de alguien que va a venderlas. Pero en una situación un tanto más feliz, pues él no iba a ser vendido, o al menos eso esperaba...
¡Que suerte la suya!
La chica-nejo, Ranko, avanzó tan rápido como pudo con un enorme golem a modo de escudo para los escombros. Tan pronto como llegó a una grieta, la dantesca imagen de roca se limitó a forzar la apertura en lo que ambas Rankos se colaban por ella y buscaban una rápida salida de ese infierno. Lo que una vez llegó a poder considerarse un centro de reunión para eventos, pronto se había transformado en una masa de gritos y terror más cercanos al infierno que otra cosa.
Podía afirmar sin apenas margen de error, que aquellos diablos que habían atacado habían sido peor que mil bombas. Habían atacado a cientos de inocentes, en lo que buscaban las vidas de a saber quienes. Ayame y Datsue participaban en el evento, pero... ¿Acaso todo ese dantesco panorama merecía la pena solo buscando a dos personas?
Quizás el objetivo de los atacantes era otro, sembrar el puto caos.
Fuese como fuese, habían logrado convertir ese torneo en el peor evento que el rastas había visto jamás. Para colmo, ni tan siquiera podía ayudar para salvar vidas en esos instantes tan críticos.
Que suerte la suya...
¡Que suerte la suya!
La chica-nejo, Ranko, avanzó tan rápido como pudo con un enorme golem a modo de escudo para los escombros. Tan pronto como llegó a una grieta, la dantesca imagen de roca se limitó a forzar la apertura en lo que ambas Rankos se colaban por ella y buscaban una rápida salida de ese infierno. Lo que una vez llegó a poder considerarse un centro de reunión para eventos, pronto se había transformado en una masa de gritos y terror más cercanos al infierno que otra cosa.
Podía afirmar sin apenas margen de error, que aquellos diablos que habían atacado habían sido peor que mil bombas. Habían atacado a cientos de inocentes, en lo que buscaban las vidas de a saber quienes. Ayame y Datsue participaban en el evento, pero... ¿Acaso todo ese dantesco panorama merecía la pena solo buscando a dos personas?
Quizás el objetivo de los atacantes era otro, sembrar el puto caos.
Fuese como fuese, habían logrado convertir ese torneo en el peor evento que el rastas había visto jamás. Para colmo, ni tan siquiera podía ayudar para salvar vidas en esos instantes tan críticos.
Que suerte la suya...
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~