18/07/2020, 20:44
Suspiró y sus piernas flaquearon. Se tambaleó, pero no cayó. No podía caer. Su vientre, sus piernas, su hombro. Su cuerpo le dolía, pero no podía detenerse. Sólo un poco más, sólo un poco…
Y lo que veía no le ayudaba. Había visto cadáveres antes, y de seguro vería más en el futuro, pero ninguno le revolvió el estómago como la escena que atravesaba. No sólo gente muerta, sino gente muriendo, agonizando, gritando por ayuda. La desesperación llenaba el aire hasta el punto de darle náuseas. Gente que no era auxiliada por los médicos. Gente que estaba al borde del reino de los muertos. Gente que estaba sola, y quedaría sola por el resto de sus vidas. Gente que no volvería a ser escuchada, ni abrazada, ni besada.
Ranko lloró, y no pudo enjugarse las lágrimas.
”Madre. Lograste escapar.” Ranko apretó los dientes. Sus sucias mejillas parecían manchadas de lodo salado ahora. ”Reaccionaste a tiempo y lograste escapar. Eres rápida, eres la mejor ninja que conozco. Lograste escapar. Kuu-chan, seguiste las indicaciones de madre y padre y lograste escapar. Eres muy hábil, y aún debemos de pelear hasta que yo te venza. Padre, usaste algún jutsu para poder alejarte de allí junto a tu. Tienes trucos que ni tus hijas conocen, sé que lograste escapar. Todos lograron escapar y me están buscando. Por eso tengo que seguir. Porque tienen que encontrarme. Porque están bien. ¿No? Están bien.”
Si pudiera, se habría detenido en cada herido para asegurarse de que estuviera bien. Si fuera una ninja médico, podría curar a todos los que su chakra le permitiese. Si pudiera regresar y levantar todos los escombros, sacaría a quienes estuviesen atrapados. Pero no podía hacer más que ir hacia adelante, caminar entre tanta desgracia y gritos, entre tanto dolor y muerte, y esperar que al menos una cosa hubiese salido bien. El dejar atrás a tanta gente necesitada le rompía el corazón, pero tenía que mantenerlo atado, junto, por tanto como pudiese.
”Ayame-san debe de haber volado con esas alas de agua. Rōga-san debe de haber dicho algo en ese idioma raro que habla antes de salir como rayo. Reiji-san era tan rápido como yo, si yo salí él también. Yota-san deseará haber estado aquí, y me regañará por no haber salido antes. Juntos esperaremos a que Kazuma-san se recupere. Todos estarán bien. Todos estarán bien.”
¿Qué podía hacer más que desearlo?
—Daigo-san es muy resistente, creo —comenzó Ranko, con voz quebrada, hablando con su amigo al hombro —. D-debe de… Debe de estar quitando e-escombros a puñetazos. Hay q-que ir a comer otra vez, ¿no, E-Etsu-san? Esta vez p-pagaré yo. Todo. Si no despiertas, pagaré todo yo, Etsu-san. A-así que debes de despertar. D-descansarás cuando nos detengamos, ¿e-está bien? P-por favor...
El Inuzuka no le había respondido anteriormente, lo que comenzaba a preocupar incluso más a Ranko. Comenzaría a llamar a algún médico si él o Akane no contestaban.
—¿E-está Hana-san herida? ¿Y ella? —preguntaría después a la rubia. Por el Ren-neechan que había escuchado, supuso que la morena era bastante cercana, e ignoró la falta de parecido físico entre hermanas. Sólo le importaba que pudieran seguir hasta un sitio seguro.
Si es que quedaba algún sitio seguro allí.
Y lo que veía no le ayudaba. Había visto cadáveres antes, y de seguro vería más en el futuro, pero ninguno le revolvió el estómago como la escena que atravesaba. No sólo gente muerta, sino gente muriendo, agonizando, gritando por ayuda. La desesperación llenaba el aire hasta el punto de darle náuseas. Gente que no era auxiliada por los médicos. Gente que estaba al borde del reino de los muertos. Gente que estaba sola, y quedaría sola por el resto de sus vidas. Gente que no volvería a ser escuchada, ni abrazada, ni besada.
Ranko lloró, y no pudo enjugarse las lágrimas.
”Madre. Lograste escapar.” Ranko apretó los dientes. Sus sucias mejillas parecían manchadas de lodo salado ahora. ”Reaccionaste a tiempo y lograste escapar. Eres rápida, eres la mejor ninja que conozco. Lograste escapar. Kuu-chan, seguiste las indicaciones de madre y padre y lograste escapar. Eres muy hábil, y aún debemos de pelear hasta que yo te venza. Padre, usaste algún jutsu para poder alejarte de allí junto a tu. Tienes trucos que ni tus hijas conocen, sé que lograste escapar. Todos lograron escapar y me están buscando. Por eso tengo que seguir. Porque tienen que encontrarme. Porque están bien. ¿No? Están bien.”
Si pudiera, se habría detenido en cada herido para asegurarse de que estuviera bien. Si fuera una ninja médico, podría curar a todos los que su chakra le permitiese. Si pudiera regresar y levantar todos los escombros, sacaría a quienes estuviesen atrapados. Pero no podía hacer más que ir hacia adelante, caminar entre tanta desgracia y gritos, entre tanto dolor y muerte, y esperar que al menos una cosa hubiese salido bien. El dejar atrás a tanta gente necesitada le rompía el corazón, pero tenía que mantenerlo atado, junto, por tanto como pudiese.
”Ayame-san debe de haber volado con esas alas de agua. Rōga-san debe de haber dicho algo en ese idioma raro que habla antes de salir como rayo. Reiji-san era tan rápido como yo, si yo salí él también. Yota-san deseará haber estado aquí, y me regañará por no haber salido antes. Juntos esperaremos a que Kazuma-san se recupere. Todos estarán bien. Todos estarán bien.”
¿Qué podía hacer más que desearlo?
—Daigo-san es muy resistente, creo —comenzó Ranko, con voz quebrada, hablando con su amigo al hombro —. D-debe de… Debe de estar quitando e-escombros a puñetazos. Hay q-que ir a comer otra vez, ¿no, E-Etsu-san? Esta vez p-pagaré yo. Todo. Si no despiertas, pagaré todo yo, Etsu-san. A-así que debes de despertar. D-descansarás cuando nos detengamos, ¿e-está bien? P-por favor...
El Inuzuka no le había respondido anteriormente, lo que comenzaba a preocupar incluso más a Ranko. Comenzaría a llamar a algún médico si él o Akane no contestaban.
—¿E-está Hana-san herida? ¿Y ella? —preguntaría después a la rubia. Por el Ren-neechan que había escuchado, supuso que la morena era bastante cercana, e ignoró la falta de parecido físico entre hermanas. Sólo le importaba que pudieran seguir hasta un sitio seguro.
Si es que quedaba algún sitio seguro allí.
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