26/07/2020, 17:46
Al igual que su hermana, no pudo evitar dirigir toda la atención al cometa que pasó cerca de ellas; cuando esta se posó con varios cuerpos, enfureció con la colera de aquellos titanes, encerrados tiempo atrás en lo más profundo de la tierra. Ren tragó saliva algo asustada, y no pudo evitar pensar algo que para ella fue bastante obvio.
«Ella... Ella seguro que habría podido con aquel hombre... » pero aquello jamás lo podría comprobar o averiguar. Y tras ello, madre e hija se fundieron en un ansiado abrazo por parte de las dos; era notorio que estaban altamente preocupadas la una por la otra. ¿Quién no lo estaría por sus seres queridos después de aquella catástrofe? «Aun así, seguro que están bien... Seguro que Oda y Nanashi están bien...» Aquellos dos eran duros de roer, sobre todo Oda pese a su edad; estaba de lo más segura de que ambos desalojarían a todo el que estuviera en su mano, y harían lo imposible por aquellos a los que parecían escapar de su apoyo.
Una suave sacudida en el brazo por parte de Hana, quien reclamaba su atención, hizo volver a mirarla después de aquella fuerte discusión. La respiración de la morena ya se había regulado; la miró algo atónita, ambas tenían algún rasguño por el rostro así como suciedad de polvo y tierra. La tormenta parecía haber amainado; o en el peor de los casos, estaban ahora mismo en el ojo del mismísimo huracán.
— Si... Supongo... — respondió algo entristecida, aferrándose a Hana.
Ver a sus parientes adoptivos no era lo que quería, no era lo que necesitaba. La necesitaba a ella, que le repitiera que todo pasaría, que estarían bien y saldrían de aquella situación; o que era un mal sueño y era hora de despertar. Avanzaría sin rechistar dejándose llevar por la rubia; con suerte tardaban en dar con ellos, y podía pasar el tiempo suficiente para que su todavía agitado corazón, se calmara.
«Ella... Ella seguro que habría podido con aquel hombre... » pero aquello jamás lo podría comprobar o averiguar. Y tras ello, madre e hija se fundieron en un ansiado abrazo por parte de las dos; era notorio que estaban altamente preocupadas la una por la otra. ¿Quién no lo estaría por sus seres queridos después de aquella catástrofe? «Aun así, seguro que están bien... Seguro que Oda y Nanashi están bien...» Aquellos dos eran duros de roer, sobre todo Oda pese a su edad; estaba de lo más segura de que ambos desalojarían a todo el que estuviera en su mano, y harían lo imposible por aquellos a los que parecían escapar de su apoyo.
Una suave sacudida en el brazo por parte de Hana, quien reclamaba su atención, hizo volver a mirarla después de aquella fuerte discusión. La respiración de la morena ya se había regulado; la miró algo atónita, ambas tenían algún rasguño por el rostro así como suciedad de polvo y tierra. La tormenta parecía haber amainado; o en el peor de los casos, estaban ahora mismo en el ojo del mismísimo huracán.
— Si... Supongo... — respondió algo entristecida, aferrándose a Hana.
Ver a sus parientes adoptivos no era lo que quería, no era lo que necesitaba. La necesitaba a ella, que le repitiera que todo pasaría, que estarían bien y saldrían de aquella situación; o que era un mal sueño y era hora de despertar. Avanzaría sin rechistar dejándose llevar por la rubia; con suerte tardaban en dar con ellos, y podía pasar el tiempo suficiente para que su todavía agitado corazón, se calmara.