27/07/2020, 06:50
Un segundo suspiro de alivio escapó de los labios de Ranko. Confirmación de que Etsu estaba bien, sólo eso necesitaba. Le dedicó otra reverencia al doctor, y Komachi se contuvo para no darle un manotazo al hermano de la chica. Ambas le dieron espacio al médico para que trabajase.
—Al separarnos, tu padre y yo acordamos encontrarnos después, no ir en busca del otro. Hay un dojo interior al sur, y es probable que lo estén usando como punto de reunión, pues está más cerca que Sendōshi. Si ellos no te encontraban, irían allá. Y lo mismo si yo no lo hacía. Nos quedaba confiar en los otros. ¡Pero agradezco a los Dioses que estés con bien!
Ranko sonrió, al fin, de manera honesta, con todas las ganas del mundo. Había muchas cosas qué lamentar ese día, y le aliviaba que su familia no fuese una de ellas. Volteó hacia un lado y vio a Hana y a su hermana, aferradas la una a la otra, listas para seguir adelante. Y hubo algo en ellas que le hizo desear abrazarlas también.
Sin embargo, una persona más hizo acto de presencia.
—S-Sasaki Reiji-san… —murmuró la de la trenza. El espadachín del Remolino se veía incluso más serio que en su combate, y portaba palabras de pesar —. ¡Yondaime Morikage-kakka! ¡¿Reiji-san, qué…?!
La mano de su madre en su hombro le detuvo.
—Ranko, ya oíste a Sasaki-san. Necesitan un médico. No podemos hacer nada, aunque los atacantes se hayan ido. Llevemos a Inuzuka-san, y encontrémonos con tu padre y Kuumi. Eso es lo que podemos hacer.
Aunque le dolía no tener noticias claras de Kintsugi, quien indirectamente le había salvado de morir aplastada entre escombros en la enfermería, Ranko sólo asintió. Le dedicó la más respetuosa de las reverencias a Reiji, y luego le hizo un gesto a su clon para que levantara a Akane. Ella misma quiso volver a tomar a Etsu sobre el hombro, pero su madre se le adelantó y lo recogió ella.
—El viejo Inuzuka lo debe estar buscando. Andando.
—Madre. ¿Cuántas Puertas…?
—Estaré bien, Ran-chan. Andando.
Si Hana y Ren no se adelantaban mucho, Ranko, su clon y su madre les alcanzarían. En ese caso, la de la trenza les hablaría, esta vez con voz más calmada, pero igual de cansada.
—Hana-san… La… La familia de Hana-san. ¿Está aquí? ¿Necesita que le ayudemos?
—Al separarnos, tu padre y yo acordamos encontrarnos después, no ir en busca del otro. Hay un dojo interior al sur, y es probable que lo estén usando como punto de reunión, pues está más cerca que Sendōshi. Si ellos no te encontraban, irían allá. Y lo mismo si yo no lo hacía. Nos quedaba confiar en los otros. ¡Pero agradezco a los Dioses que estés con bien!
Ranko sonrió, al fin, de manera honesta, con todas las ganas del mundo. Había muchas cosas qué lamentar ese día, y le aliviaba que su familia no fuese una de ellas. Volteó hacia un lado y vio a Hana y a su hermana, aferradas la una a la otra, listas para seguir adelante. Y hubo algo en ellas que le hizo desear abrazarlas también.
Sin embargo, una persona más hizo acto de presencia.
—S-Sasaki Reiji-san… —murmuró la de la trenza. El espadachín del Remolino se veía incluso más serio que en su combate, y portaba palabras de pesar —. ¡Yondaime Morikage-kakka! ¡¿Reiji-san, qué…?!
La mano de su madre en su hombro le detuvo.
—Ranko, ya oíste a Sasaki-san. Necesitan un médico. No podemos hacer nada, aunque los atacantes se hayan ido. Llevemos a Inuzuka-san, y encontrémonos con tu padre y Kuumi. Eso es lo que podemos hacer.
Aunque le dolía no tener noticias claras de Kintsugi, quien indirectamente le había salvado de morir aplastada entre escombros en la enfermería, Ranko sólo asintió. Le dedicó la más respetuosa de las reverencias a Reiji, y luego le hizo un gesto a su clon para que levantara a Akane. Ella misma quiso volver a tomar a Etsu sobre el hombro, pero su madre se le adelantó y lo recogió ella.
—El viejo Inuzuka lo debe estar buscando. Andando.
—Madre. ¿Cuántas Puertas…?
—Estaré bien, Ran-chan. Andando.
Si Hana y Ren no se adelantaban mucho, Ranko, su clon y su madre les alcanzarían. En ese caso, la de la trenza les hablaría, esta vez con voz más calmada, pero igual de cansada.
—Hana-san… La… La familia de Hana-san. ¿Está aquí? ¿Necesita que le ayudemos?
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