27/07/2020, 13:00
—Por favor, cuando termine, necesito un médico en el tatami de combate, los enemigos se han marchado, pero el Uzukage y la Morikage han sufrido heridas, uno de ellos de gravedad, ha perdido mucha sangre y no puede moverse. Necesita atención urgente.
Las palabras de Reiji hicieron un nudo en el estomago de Hana. Su actitud le dio una patada en el culo y en el sotano de la vergüenza y la deshonra de la kunoichi, aparecieron cinco pisos más. Él aún estaba en tensión, peleando, seguramente no solo por su familia directa, sino por la villa, por Onindo. ¿Y ella?
Ella reunió toda la fuerza para aguantarse las lágrimas y la vergüenza por ahora. No era médico, tampoco había luchado cuando había tenido que hacerlo, se había quedado escondida, temblando. Ahora ya era tarde, no podía hacer nada más. Se centró de nuevo en Ren.
— Si... Supongo...
Hana sonrió a su hermana, estaba claro que dudaba porque tenía miedo de encontrar a sus padres y que... En fin... Intentó animarla mientras la acariciaba la frente para apartarle un poco el pelo.
— No te preocupes, Ren-neechan, seguro que están bien. Son un ninja y un samurai, ¿no? Habrán barrido el suelo con quien se les haya puesto por delante. Todo va a salir bien, ¿vale?
Si podía hacer sonreír a Ren, todo habría valido la pena. Habría hecho algo bueno por el mundo.
—Hana-san… La… La familia de Hana-san. ¿Está aquí? ¿Necesita que le ayudemos?
La pregunta de Ranko la pilló a contrapelo. Sus padres ya estaban muertos, no tenía parientes cercanos ni lejanos conocidos, mientras que todos tenían familia, ella... Entonces despertó. Definitivamente era idiota. Sonrió a Ranko.
— Mi familia está aquí, Ranko-chan. Justo aquí. — le removió el pelo a Ren con alegría mientras se la enseñaba a la kusajin.
Su hermana estaba ahí y estaba a salvo. Ella ya había salvado a su familia, que era lo que estaban intentando todos. De repente, se sintió euforica. Ren estaba a salvo, no era el momento de pensar en sus padres, era el momento de salvar a su familia.
— Vamos, Ren, seguro que hay algún lugar seguro por ahí y seguro que te están esperando.
Las palabras de Reiji hicieron un nudo en el estomago de Hana. Su actitud le dio una patada en el culo y en el sotano de la vergüenza y la deshonra de la kunoichi, aparecieron cinco pisos más. Él aún estaba en tensión, peleando, seguramente no solo por su familia directa, sino por la villa, por Onindo. ¿Y ella?
Ella reunió toda la fuerza para aguantarse las lágrimas y la vergüenza por ahora. No era médico, tampoco había luchado cuando había tenido que hacerlo, se había quedado escondida, temblando. Ahora ya era tarde, no podía hacer nada más. Se centró de nuevo en Ren.
— Si... Supongo...
Hana sonrió a su hermana, estaba claro que dudaba porque tenía miedo de encontrar a sus padres y que... En fin... Intentó animarla mientras la acariciaba la frente para apartarle un poco el pelo.
— No te preocupes, Ren-neechan, seguro que están bien. Son un ninja y un samurai, ¿no? Habrán barrido el suelo con quien se les haya puesto por delante. Todo va a salir bien, ¿vale?
Si podía hacer sonreír a Ren, todo habría valido la pena. Habría hecho algo bueno por el mundo.
—Hana-san… La… La familia de Hana-san. ¿Está aquí? ¿Necesita que le ayudemos?
La pregunta de Ranko la pilló a contrapelo. Sus padres ya estaban muertos, no tenía parientes cercanos ni lejanos conocidos, mientras que todos tenían familia, ella... Entonces despertó. Definitivamente era idiota. Sonrió a Ranko.
— Mi familia está aquí, Ranko-chan. Justo aquí. — le removió el pelo a Ren con alegría mientras se la enseñaba a la kusajin.
Su hermana estaba ahí y estaba a salvo. Ella ya había salvado a su familia, que era lo que estaban intentando todos. De repente, se sintió euforica. Ren estaba a salvo, no era el momento de pensar en sus padres, era el momento de salvar a su familia.
— Vamos, Ren, seguro que hay algún lugar seguro por ahí y seguro que te están esperando.