30/07/2020, 01:54
—P-por supuesto, Hana-san. —respondió la de la trenza, muy amable.
Hubo entonces algo entre Hana y Ren. Ranko no supo identificar qué fue. Parecía una chispa, efímera, que si hubiese parpadeado se la habría perdido. Mas a pesar de su corta vida, habría iluminado una noche sin luna por completo. Fue algo extraño, curioso, tal vez fruto del dolor o del cansancio, tal vez fruto del alivio y del contento de sobrevivir. Tal vez fruto de la mirada tan cercana de la rubia y la morena.
Ranko no supo qué fue, pero tuvo una curiosidad inmensa de ver esa chispa de nuevo. Las chicas se tomaron de la mano y comenzaron a andar al lado de las Sagisō.
—¿Amigas tuyas, Ran-chan?
—S-sí. Ehm… No. Bueno… conocí a Hana-san hace tiempo, cuando vinimos aquí la vez pasada y fui a entrenar al bosque… Pero no había visto a Ren-san antes.
—Ya veo. Oh, espera. Una rubia llamada Himura Hana y una morena llamada Himura Ren. Sí —Era raro ver aquel rostro en ese momento, tan lleno de poder, con una sonrisa juguetona —. Fue un combate… curioso el suyo.
—¿Eh? ¿Hana-san… se enfrentó a Ren-san…?
La madre charlaba más para con su hija, sin importarle que las dos chicas le escucharan, pero Ranko no quería ser maleducada. Komachi asintió repetidamente.
—Me alegra ver que hayan resuelto sus diferencias. Como hermanas se les ve bastante cercanas ahora.
—Oh… —sería lo último que soltaría Ranko.
Claro que la conclusión de que eran hermanas llegaría tanto por el apellido de las chicas como por el sufijo familiar que la Uzujin usaba para con Ren.
No tardarían mucho en llegar al dojo más cercano, y notarían cada vez más gente yendo hacia allá. Era normal designar puntos de reunión para situaciones de emergencia.
Hubo entonces algo entre Hana y Ren. Ranko no supo identificar qué fue. Parecía una chispa, efímera, que si hubiese parpadeado se la habría perdido. Mas a pesar de su corta vida, habría iluminado una noche sin luna por completo. Fue algo extraño, curioso, tal vez fruto del dolor o del cansancio, tal vez fruto del alivio y del contento de sobrevivir. Tal vez fruto de la mirada tan cercana de la rubia y la morena.
Ranko no supo qué fue, pero tuvo una curiosidad inmensa de ver esa chispa de nuevo. Las chicas se tomaron de la mano y comenzaron a andar al lado de las Sagisō.
—¿Amigas tuyas, Ran-chan?
—S-sí. Ehm… No. Bueno… conocí a Hana-san hace tiempo, cuando vinimos aquí la vez pasada y fui a entrenar al bosque… Pero no había visto a Ren-san antes.
—Ya veo. Oh, espera. Una rubia llamada Himura Hana y una morena llamada Himura Ren. Sí —Era raro ver aquel rostro en ese momento, tan lleno de poder, con una sonrisa juguetona —. Fue un combate… curioso el suyo.
—¿Eh? ¿Hana-san… se enfrentó a Ren-san…?
La madre charlaba más para con su hija, sin importarle que las dos chicas le escucharan, pero Ranko no quería ser maleducada. Komachi asintió repetidamente.
—Me alegra ver que hayan resuelto sus diferencias. Como hermanas se les ve bastante cercanas ahora.
—Oh… —sería lo último que soltaría Ranko.
Claro que la conclusión de que eran hermanas llegaría tanto por el apellido de las chicas como por el sufijo familiar que la Uzujin usaba para con Ren.
No tardarían mucho en llegar al dojo más cercano, y notarían cada vez más gente yendo hacia allá. Era normal designar puntos de reunión para situaciones de emergencia.
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