1/08/2020, 22:15
Hana estaba sentada al lado de Ren, más por cabezoneria que por otra cosa. Puede que ella no estuviese físicamente agotada como Ranko y Ren, pero sabía que si se tumbaba al lado de su hermana se dormiría al momento. Abrazando a aquella espadachina loca...
Pero no lo hizo. Se quedó sentada, agarrando la mano de su hermana con una suya mientras con la otra le acariciaba el brazo suave y ritmicamente. Al principio miraba de reojo la puerta de vez en cuando, pero llegó un punto que la mirada de Ren era demasiado intensa, la absorbió por completo.
Compartieron un duelo de miradas. Ren poco a poco se dejaba llevar por el cansancio, cerrando poco a poco los parpados, para entonces darse cuenta de que se estaba durmiendo y abrirlos de golpe, asustando a Hana. Siguieron así unos minutos hasta que el cansancio pudo con Ren. Hana suspiró y esperó unos minutos más para asegurarse antes de intentar soltarse.
No pudo. No porque la amase tanto que no pudiese separarse de ella, que también, sino porque Ren no la soltaba. Tenía la mano completamente atrapada por la morena. Por suerte, Oda volvió en el momento justo.
— Chicas... — se calló tan pronto como vio a Hana hacerle veinte señas para decirle que Ren estaba dormida. — vuestra amiga está dormida en la puerta.
— ¿Puede traerla, Oda-san? Y-Yo estiraré un futon, ¡no puede quedarse durmiendo fuera! ¡Se va a asar!
Consiguió agarrar uno de los futones con su mano libre, sin soltarse de Ren, y estirarlo al otro lado. Oda volvió con una Ranko más inconsciente que dormida en brazos y Hana le señaló el futon estirado de mala manera. Tras colocarla ahí, Ranko se revolvió adaptandose a su nueva posición de dormir y Hana pudo suspirar de alivio. Ahora sí, se estiró al lado de Ren, pegando sus frentes, cogiendo su mano con ambas y cerrando los ojos.
Estaba bien. Estaba con Ren. Estaba bien. Estaba con Ren. El olor familiar a menta. Le refrescaba, se sentía más libre, más cómoda a su lado que en su propia casa. Respiró hondo y se intoxicó del todo, cayendo en un profundo sueño más allá del ruido que había alrededor. Oda les dedicó una última mirada a todas y pasó de nuevo a administrar el pequeño refugio que habían creado.
Pero no lo hizo. Se quedó sentada, agarrando la mano de su hermana con una suya mientras con la otra le acariciaba el brazo suave y ritmicamente. Al principio miraba de reojo la puerta de vez en cuando, pero llegó un punto que la mirada de Ren era demasiado intensa, la absorbió por completo.
Compartieron un duelo de miradas. Ren poco a poco se dejaba llevar por el cansancio, cerrando poco a poco los parpados, para entonces darse cuenta de que se estaba durmiendo y abrirlos de golpe, asustando a Hana. Siguieron así unos minutos hasta que el cansancio pudo con Ren. Hana suspiró y esperó unos minutos más para asegurarse antes de intentar soltarse.
No pudo. No porque la amase tanto que no pudiese separarse de ella, que también, sino porque Ren no la soltaba. Tenía la mano completamente atrapada por la morena. Por suerte, Oda volvió en el momento justo.
— Chicas... — se calló tan pronto como vio a Hana hacerle veinte señas para decirle que Ren estaba dormida. — vuestra amiga está dormida en la puerta.
— ¿Puede traerla, Oda-san? Y-Yo estiraré un futon, ¡no puede quedarse durmiendo fuera! ¡Se va a asar!
Consiguió agarrar uno de los futones con su mano libre, sin soltarse de Ren, y estirarlo al otro lado. Oda volvió con una Ranko más inconsciente que dormida en brazos y Hana le señaló el futon estirado de mala manera. Tras colocarla ahí, Ranko se revolvió adaptandose a su nueva posición de dormir y Hana pudo suspirar de alivio. Ahora sí, se estiró al lado de Ren, pegando sus frentes, cogiendo su mano con ambas y cerrando los ojos.
Estaba bien. Estaba con Ren. Estaba bien. Estaba con Ren. El olor familiar a menta. Le refrescaba, se sentía más libre, más cómoda a su lado que en su propia casa. Respiró hondo y se intoxicó del todo, cayendo en un profundo sueño más allá del ruido que había alrededor. Oda les dedicó una última mirada a todas y pasó de nuevo a administrar el pequeño refugio que habían creado.