13/11/2020, 20:50
Uzumaki Eri permaneció en silencio tras las palabras de los tres jóvenes que hablaron tras ella. Miró a su Uzukage, a aquel hombre que parecía ligeramente cansado, que no tenía buen aspecto y que, aun así, seguía adelante. Eri lo admiraba y deseaba, con todas sus fuerzas, llegar a ser al menos una milésima parte de lo que él era.
Solo con ser eso, bastaba.
Escuchó sobre Shiden, sobre el nuevo Señor Feudal; quien apoyaba las creencias de Zoku. Al recordarlo, un escalofrío recorrió su espalda. Y entonces habló de la reunión, y... ¿El motivo? No necesitaba mucho más para saber que para algo bueno no era. Y Eri se temía lo peor.
—Había pensado en llevarme algo de protección, por si acaso la cosa fuera más allá. No obstante, de nuevo, quisiera saber... si estaríais dispuesto a arriesgar vuestra vida por mí. O vuestra bandana. Legalmente, el Daimyo es vuestra máxima autoridad. Pero... ¿en vuestro corazón? ¿A quién sois leales?
«¿A quién soy leal...?» Su mente lo sabía: debía serlo al Daimyo, tenía que serlo, pero su corazón sabía que no era así. Que ella, después de todo, era fiel a quien se lo merecía.
A sus amigos.
A Hanabi.
—¿Sacamos las bebidas, nos olvidamos de esto y disfrutamos de esta agradable velada?
—Claro, Hanabi-sama, para celebrar que seremos sus escoltas oficiales. —Dijo Eri, asintiendo con una sonrisa mientras se acercaba al refresco de sabor limón.
Solo con ser eso, bastaba.
Escuchó sobre Shiden, sobre el nuevo Señor Feudal; quien apoyaba las creencias de Zoku. Al recordarlo, un escalofrío recorrió su espalda. Y entonces habló de la reunión, y... ¿El motivo? No necesitaba mucho más para saber que para algo bueno no era. Y Eri se temía lo peor.
—Había pensado en llevarme algo de protección, por si acaso la cosa fuera más allá. No obstante, de nuevo, quisiera saber... si estaríais dispuesto a arriesgar vuestra vida por mí. O vuestra bandana. Legalmente, el Daimyo es vuestra máxima autoridad. Pero... ¿en vuestro corazón? ¿A quién sois leales?
«¿A quién soy leal...?» Su mente lo sabía: debía serlo al Daimyo, tenía que serlo, pero su corazón sabía que no era así. Que ella, después de todo, era fiel a quien se lo merecía.
A sus amigos.
A Hanabi.
—¿Sacamos las bebidas, nos olvidamos de esto y disfrutamos de esta agradable velada?
—Claro, Hanabi-sama, para celebrar que seremos sus escoltas oficiales. —Dijo Eri, asintiendo con una sonrisa mientras se acercaba al refresco de sabor limón.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)