16/12/2020, 15:04
Hanabi sonrió tras la explicación de Datsue.
—El chakra no será un poblema, como sabes —dijo—. Luego hablamos sobre ponérmelo o no. No es que tenga que pasar nada malo. Quizás no tenga ni que usarlo. Pero siempre es mejor prevenir que curar, ¿eh? —Inconscientemente, quizás, colocó en el hombro de Datsue la mano del brazo artificial que le habían construido—. Esta vez prefiero dar las sorpresas yo...
»Bien, ahora, Reiji, dime.
Hanabi escuchó toda la argumentación de Reiji con el rostro muy serio. Cuando terminó, negó con la cabeza y se acercó a Reiji, tomándolo por ambos hombros y haciendo que le mirase a los ojos.
—Confía en mí —dijo—. No sobreplanifiquemos.
»Bien, ¿tenemos ya el rumbo bien fijado? ¡Muchachos, disfrutemos de la brisa marina mientras podamos! —Hanabi se dispuso a abandonar la sala de mandos y volver a la cubierta, pero se detuvo un momento—. Reiji, una última petición. Pensándolo bien, a Datsue también le vendría bien.
»Recuerdo cómo os dirigisteis a Kintsugi en el estadio. Todavía tenéis mucho que aprender respecto a la diplomacia. Por lo que a la versión oficial respecta, vosotros sois mis guardias acompañantes. No espero menos que alguna que otra barbaridad saliendo de la boca del Señor Feudal, y nada me gustaría menos que alguno de vosotros... tuviera la lengua suelta. Yo voy a tener el sello, chicos, pero si a alguno de vosotros os pasase algo, no me lo perdonaría. Así que, callados. Hasta...
»El momento apropiado.
Hanabi abandonó el puente de mando.
—El chakra no será un poblema, como sabes —dijo—. Luego hablamos sobre ponérmelo o no. No es que tenga que pasar nada malo. Quizás no tenga ni que usarlo. Pero siempre es mejor prevenir que curar, ¿eh? —Inconscientemente, quizás, colocó en el hombro de Datsue la mano del brazo artificial que le habían construido—. Esta vez prefiero dar las sorpresas yo...
»Bien, ahora, Reiji, dime.
Hanabi escuchó toda la argumentación de Reiji con el rostro muy serio. Cuando terminó, negó con la cabeza y se acercó a Reiji, tomándolo por ambos hombros y haciendo que le mirase a los ojos.
—Confía en mí —dijo—. No sobreplanifiquemos.
»Bien, ¿tenemos ya el rumbo bien fijado? ¡Muchachos, disfrutemos de la brisa marina mientras podamos! —Hanabi se dispuso a abandonar la sala de mandos y volver a la cubierta, pero se detuvo un momento—. Reiji, una última petición. Pensándolo bien, a Datsue también le vendría bien.
»Recuerdo cómo os dirigisteis a Kintsugi en el estadio. Todavía tenéis mucho que aprender respecto a la diplomacia. Por lo que a la versión oficial respecta, vosotros sois mis guardias acompañantes. No espero menos que alguna que otra barbaridad saliendo de la boca del Señor Feudal, y nada me gustaría menos que alguno de vosotros... tuviera la lengua suelta. Yo voy a tener el sello, chicos, pero si a alguno de vosotros os pasase algo, no me lo perdonaría. Así que, callados. Hasta...
»El momento apropiado.
Hanabi abandonó el puente de mando.
