18/12/2020, 23:11
Eri hizo un puchero a Datsue al oír hablar sobre su fūinjutsu secreto del cual nunca le había comentado. Sin embargo, no le reprochó nada. «Sus razones tendría para no contármelo, supongo, o quizá porque ya no confía tanto en mí...», se negó a sí misma tras ese pensamiento. «¡Serénate!»
El sello en sí era... Una pasada: te hacía invencible durante seis minutos. Sin duda, la Uzumaki estaba más que curiosa por conocer cómo iba aquella técnica, y utilizó toda su fuerza de voluntad por no preguntar en ese preciso instante en qué se basó para desarrollarla o con qué la empleó para ver si era útil o no.
Reiji, por su parte, sopesó lo que había mencionado Hanabi. ¿Ser desertores por desobedecer las palabras del Señor Feudal? No quería imaginárselo realmente, pero Reiji parecía tener una idea sobre un barco y una tripulación. Esperaba realmente no llegar a aquello...
Hanabi volvió a hablar, esta vez, dirigiéndose en especial a sus dos acompañantes. Eri escuchó sobre el tema sin intervenir, y el tema era la mismísima Morikage, con la cual habían tenido poco tacto durante el Torneo. Eri no opinó, sin embargo, asintió cuando les pidió que se mantuvieran callados hasta que llegase el tiempo apropiado.
El sello en sí era... Una pasada: te hacía invencible durante seis minutos. Sin duda, la Uzumaki estaba más que curiosa por conocer cómo iba aquella técnica, y utilizó toda su fuerza de voluntad por no preguntar en ese preciso instante en qué se basó para desarrollarla o con qué la empleó para ver si era útil o no.
Reiji, por su parte, sopesó lo que había mencionado Hanabi. ¿Ser desertores por desobedecer las palabras del Señor Feudal? No quería imaginárselo realmente, pero Reiji parecía tener una idea sobre un barco y una tripulación. Esperaba realmente no llegar a aquello...
Hanabi volvió a hablar, esta vez, dirigiéndose en especial a sus dos acompañantes. Eri escuchó sobre el tema sin intervenir, y el tema era la mismísima Morikage, con la cual habían tenido poco tacto durante el Torneo. Eri no opinó, sin embargo, asintió cuando les pidió que se mantuvieran callados hasta que llegase el tiempo apropiado.