13/01/2021, 17:02
(Última modificación: 19/01/2021, 13:45 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
Para su alivio, Gondu pareció no darse cuenta del sello que había justo debajo de su bandeja. Dejó escapar el aire que retenía en su interior despacio mientras se colocaba en su asiento, sujetando su cabeza con la mano, la cual puso de forma que los dedos necesarios para activar el sello quedasen justo debajo de su oreja. Tapó parcialmente su boca mientras Hanabi le dijo:
—Buen trabajo. Ahora, esperemos que tan solo sea una reunión de negocios.
Ella también lo esperó.
Se empezó a escuchar el duelo entre dos voces.
—Están discutiendo, tanto Shiden como Gondu. No parece feliz de que hayan interrumpido su reunión —explicó la Uzumaki a través del sello comunicador para que todos pudieran escucharla.
—Hay una mujer... —dijo al escuchar la nueva voz que se unía a la discusión, miró a Hanabi mientras esperaba, impaciente y con el corazón latiéndole a mil por hora por escuchar conversaciones ajenas de un Daimyō; a que volvieran a hablar.
—Acaba de anunciar que estamos aquí, Hanabi-sama.
Eri repitió el nombre en su cabeza, no sabía quién era.
—...Le ha dicho que se vaya a alguien, una tal... ¿Garadea? —Sin dejar de mirar a Hanabi, escuchó como reprochaba a la susodicha que no le mirase de aquella manera y se fuera de allí, pero hubo un momento de silencio antes de:
Eri casi se atraganta por lo último.
—¡D-dice que la va a nombrar Uzukage, señor! —Se giró a Hanabi, alarmada, justo antes de...
¡BAM!
La puerta del despacho se abrió de par en par y Gondu salió del despacho hecho un manojo de nervios, dirigiéndose rápidamente a ellos.
—N-no se lo ha t-tomado bien, señor, Hanabi, señor —tartamudeó—. V-voy a... u-un momento. ¿No les gusta el té?
Eri no dijo nada, solo se mantuvo los dedos pegados al sello, esperando por más, por si acaso mientras miraba a su Uzukage, al de verdad.
—Buen trabajo. Ahora, esperemos que tan solo sea una reunión de negocios.
Ella también lo esperó.
Se empezó a escuchar el duelo entre dos voces.
«¿¡Qué significa esto, Gondu!? ¡Creí haber sido muy claro: no quería interrupciones!»
«Pero señor, tenemos un pro...»
«¡¡Me importa una mierda el problema que tengas!! ¿¡Qué pasa, se te ha caído el té y vienes a que te limpie!? ¿No ves que esto es importan...?»
«Pero señor, tenemos un pro...»
«¡¡Me importa una mierda el problema que tengas!! ¿¡Qué pasa, se te ha caído el té y vienes a que te limpie!? ¿No ves que esto es importan...?»
—Están discutiendo, tanto Shiden como Gondu. No parece feliz de que hayan interrumpido su reunión —explicó la Uzumaki a través del sello comunicador para que todos pudieran escucharla.
«Vamos, Shiden, deja que hable...»
—Hay una mujer... —dijo al escuchar la nueva voz que se unía a la discusión, miró a Hanabi mientras esperaba, impaciente y con el corazón latiéndole a mil por hora por escuchar conversaciones ajenas de un Daimyō; a que volvieran a hablar.
«¡Está aquí! ¡Hanabi está aquí! ¡Y trae a Uchiha Datsue y a otros dos shinobi!»
—Acaba de anunciar que estamos aquí, Hanabi-sama.
«¡Rápido, tienes que irte, Garadea!»
Eri repitió el nombre en su cabeza, no sabía quién era.
—...Le ha dicho que se vaya a alguien, una tal... ¿Garadea? —Sin dejar de mirar a Hanabi, escuchó como reprochaba a la susodicha que no le mirase de aquella manera y se fuera de allí, pero hubo un momento de silencio antes de:
«Está bien. ¿El acuerdo está firmado, verdad?»
«¡Sí, sí! ¡Serás Uzukage, ahora déjame lidiar con él! ¡Gondu, entreténlos un momento, ahora les haré pasar!»
«¡Shiden, no me refería a eso! ¡Lo quiero a é...!»
«¡Sí, sí! ¡Serás Uzukage, ahora déjame lidiar con él! ¡Gondu, entreténlos un momento, ahora les haré pasar!»
«¡Shiden, no me refería a eso! ¡Lo quiero a é...!»
Eri casi se atraganta por lo último.
—¡D-dice que la va a nombrar Uzukage, señor! —Se giró a Hanabi, alarmada, justo antes de...
¡BAM!
La puerta del despacho se abrió de par en par y Gondu salió del despacho hecho un manojo de nervios, dirigiéndose rápidamente a ellos.
—N-no se lo ha t-tomado bien, señor, Hanabi, señor —tartamudeó—. V-voy a... u-un momento. ¿No les gusta el té?
Eri no dijo nada, solo se mantuvo los dedos pegados al sello, esperando por más, por si acaso mientras miraba a su Uzukage, al de verdad.
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