17/01/2021, 14:01
—El té tiene algo que no es té, no os lo toméis.
En cuanto el sirviente del señor feudal se fue, dije aquello mientras me pasaba la manga por la boca para secarme los restos de té, aunque no había nada que secar, por que no había bebido nada, por suerte.
Mientras tanto, el plan de Eri y Datsue parecía haber funcionado correctamente, de tal modo que Eri estaba escuchando y retrasmitiendonos lo que sucedía dentro del despacho del señor feudal. Al parecer, como el propio Hanabi se temía, el señor feudal iba a nombrar a otra persona Uzukage. Un nombre desconocido para mí. Pero de momento él Uzukage seguía siendo Hanabi, y a nosotros nadie nos había informado de lo contrario. ¿Que por que recalco esto? Por lo que iba a suceder después.
La puerta se abrió de golpe y el shinobi regordete salió bastante nervioso y se dirigió a Hanabi, a preguntarle por el té concretamente, pero aunque Hanabi había dicho que no había bebido té, de repente derramó el que tenía en la mano sobre si mismo mientras se ponía pálido. Cosa que el gordinflón aprovecho para abalanzarse sobre Hanabi Kunai en mano, dispuesto a rajarle la garganta. Por desgracia, Hanabi no estaba solo, y seguía siendo legítimo Uzukage.
Así pues, en vez de quedarme de brazos cruzados, y aún sabiendo que Hanabi tenía el sello de Datsue, decidí actuar. Aún no era el momento de desperdiciar el sello. ¿Que hice? Simple: aún tenía el té caliente en mis manos, té que procedí a lanzarle en la cara a Gondu, a la altura de los ojos, antes de abalanzarme sobre él, ahora con las manos libres, para quitárselo de encima a Hanabi, usando mis manos para sujetar las de él. No, no estaba atacando a Gondu, mi única intención era pararle los pies y que no se cargase al Uzukage.
Y esperaba que Datsue, Eri o ambos me ayudasen de alguna manera.
En cuanto el sirviente del señor feudal se fue, dije aquello mientras me pasaba la manga por la boca para secarme los restos de té, aunque no había nada que secar, por que no había bebido nada, por suerte.
Mientras tanto, el plan de Eri y Datsue parecía haber funcionado correctamente, de tal modo que Eri estaba escuchando y retrasmitiendonos lo que sucedía dentro del despacho del señor feudal. Al parecer, como el propio Hanabi se temía, el señor feudal iba a nombrar a otra persona Uzukage. Un nombre desconocido para mí. Pero de momento él Uzukage seguía siendo Hanabi, y a nosotros nadie nos había informado de lo contrario. ¿Que por que recalco esto? Por lo que iba a suceder después.
La puerta se abrió de golpe y el shinobi regordete salió bastante nervioso y se dirigió a Hanabi, a preguntarle por el té concretamente, pero aunque Hanabi había dicho que no había bebido té, de repente derramó el que tenía en la mano sobre si mismo mientras se ponía pálido. Cosa que el gordinflón aprovecho para abalanzarse sobre Hanabi Kunai en mano, dispuesto a rajarle la garganta. Por desgracia, Hanabi no estaba solo, y seguía siendo legítimo Uzukage.
Así pues, en vez de quedarme de brazos cruzados, y aún sabiendo que Hanabi tenía el sello de Datsue, decidí actuar. Aún no era el momento de desperdiciar el sello. ¿Que hice? Simple: aún tenía el té caliente en mis manos, té que procedí a lanzarle en la cara a Gondu, a la altura de los ojos, antes de abalanzarme sobre él, ahora con las manos libres, para quitárselo de encima a Hanabi, usando mis manos para sujetar las de él. No, no estaba atacando a Gondu, mi única intención era pararle los pies y que no se cargase al Uzukage.
Y esperaba que Datsue, Eri o ambos me ayudasen de alguna manera.
