26/01/2021, 17:43
(Última modificación: 26/01/2021, 17:44 por Yasuyori Hayato.)
Ser médico de un campamento no era fácil. No se sabían muy bien los motivos de aquel despliegue de tropas, pero solo habían dos desenlaces posibles: que no suceda nada y estén allí solo por seguridad y para transmitir un mensaje, lo cual era poco probable, o que se desencadenase una batalla, lo cual Hayato estaba casi seguro de que ocurriría. Por esto, muchos soldados, más que todo novatos, sufrían ataques de ansiedad y pánico severos, con ganas de que todo pasara rápido y con miedo a la muerte, y por lo tanto, el genin médico tenía que, junto con el resto del equipo médico, atender estos casos, que eran más comunes de lo que esperaba para shinobis experimentados. La primer batalla no era fácil, incluso para él, que ya había sufrido una pérdida muy grande.
Salió de la tienda donde había tenido que atender un caso bastante complicado junto con otro médico. Ellos, junto con los compañeros del paciente, que se encontraba ya tranquilo durmiendo plácidamente, habían tenido que sujetarlo y aguantar sus gritos, mientras el otro médico le inyectaba un calmante. Antes de que la dosis completa estuviera en su sangre, había arañado a uno de sus compañeros y había vomitado en el suelo del campamento. Luego de tratar la herida del shinobi, los dos médicos salieron de la tienda.
-Bien hecho, Yasuyori, iré a la otra tienda, a ver si Shinden despertó. Ve a descansar, ¿puedes vigilar a este?- Hayato asintió con una insípida sonrisa. Su compañero se refería a un paciente anterior, tan complejo como el que acababan de tratar, que habían recientemente manejado.
Hayato buscó los bordes del campamento, cerca a donde se encontraba la tienda de su más reciente paciente para vigilarlo. Era extremadamente tímido y no quería socializar con nadie. Además, necesitaba pensar. Se sentó en un tronco caído en la frontera del campamento y pudo ver a otro ninja de cabello negro y anteojos haciéndole mantenimiento a sus armas. Trató de no hacer contacto visual con él y se limitó a ver el suelo.
"Si esto sucede antes de la batalla, no imagino como será cuando todo empiece" Suspiró ante este pensamiento. "Tu estarías emocionado, Tenma, y con ganas de combatir. Pensarías que estos shinobis son débiles por entrar en pánico ante una batalla y tu la desearías... no podrías estar más equivocado" Pensó en su gemelo muerto y volvió a suspirar. Así era la guerra, por pequeña que fuera.
Salió de la tienda donde había tenido que atender un caso bastante complicado junto con otro médico. Ellos, junto con los compañeros del paciente, que se encontraba ya tranquilo durmiendo plácidamente, habían tenido que sujetarlo y aguantar sus gritos, mientras el otro médico le inyectaba un calmante. Antes de que la dosis completa estuviera en su sangre, había arañado a uno de sus compañeros y había vomitado en el suelo del campamento. Luego de tratar la herida del shinobi, los dos médicos salieron de la tienda.
-Bien hecho, Yasuyori, iré a la otra tienda, a ver si Shinden despertó. Ve a descansar, ¿puedes vigilar a este?- Hayato asintió con una insípida sonrisa. Su compañero se refería a un paciente anterior, tan complejo como el que acababan de tratar, que habían recientemente manejado.
Hayato buscó los bordes del campamento, cerca a donde se encontraba la tienda de su más reciente paciente para vigilarlo. Era extremadamente tímido y no quería socializar con nadie. Además, necesitaba pensar. Se sentó en un tronco caído en la frontera del campamento y pudo ver a otro ninja de cabello negro y anteojos haciéndole mantenimiento a sus armas. Trató de no hacer contacto visual con él y se limitó a ver el suelo.
"Si esto sucede antes de la batalla, no imagino como será cuando todo empiece" Suspiró ante este pensamiento. "Tu estarías emocionado, Tenma, y con ganas de combatir. Pensarías que estos shinobis son débiles por entrar en pánico ante una batalla y tu la desearías... no podrías estar más equivocado" Pensó en su gemelo muerto y volvió a suspirar. Así era la guerra, por pequeña que fuera.