13/03/2021, 13:01
Pese a que al comienzo del combate la situación no parecía favorable para los shinobi en muy poco habían conseguido darle la vuelta a la tortilla. Sin perder tiempo el kazejin dirigió con sus hilos a Mono hasta el guardia al que el médico había despojado de su naginata. La marioneta desplegó sus tentáculos y, como si de una peonza se tratara, comenzó a girar sobre sí mismo para impactar sobre el guardia con dos latigazos en su espalda.
Entonces alejó al títere de sus rivales unos cinco metros y apuntó a los guardias con las puntas de kunai que asomaban del extremo de sus apéndices.
—¡Rendíos de una vez! Idos a vuestras casas con vuestras familias, de verdad que no tenemos ningún interés de haceros daño.
Les estaban haciendo frente, si, pero en un golpe de Estado lo mejor era provocar las menos bajas posibles para que la población no se pusiera en tu contra. Además, el genin estaba deseando salir de esa calle para dirigirse al Palacio del Daimyō, Katsudon parecía dirigirse hacia allí y seguramente fuera el sitio en el que más necesitaran fuerzas para poner todo bajo control.
Entonces alejó al títere de sus rivales unos cinco metros y apuntó a los guardias con las puntas de kunai que asomaban del extremo de sus apéndices.
—¡Rendíos de una vez! Idos a vuestras casas con vuestras familias, de verdad que no tenemos ningún interés de haceros daño.
Les estaban haciendo frente, si, pero en un golpe de Estado lo mejor era provocar las menos bajas posibles para que la población no se pusiera en tu contra. Además, el genin estaba deseando salir de esa calle para dirigirse al Palacio del Daimyō, Katsudon parecía dirigirse hacia allí y seguramente fuera el sitio en el que más necesitaran fuerzas para poner todo bajo control.