20/03/2021, 03:31
Al comienzo la pareja no parecía muy por la labor de querer rendirse pero entonces la voz del Uzukage resonó con fuerza y dejó a todo el mundo paralizado.
Shiden era un colaborador de Zoku, el traidor había muerto, la República Parlamentaria de la Espiral... La información fue toda una bomba y dejó impresionado para bien al marionetista; parecía que pese a ser un golpe de Estado en lo que estaban participando el fondo de la cuestión no era el beneficio personal de nadie, sino que atendía a los intereses del pueblo. Una sonrisa se dibujó en el rostro, confiar en Hanabi había sido todo un acierto. «República Parlamentaria... Me gusta como suena.»
Uno de los guardias calló al suelo tosiendo sangre y el otro rompió a llorar. Hayato entonces corrió hacia ellos avisando de que era médico e instándoles a apartarse del humo, lo cual no haría falta ya porque este se dispersó rápidamente del ambiente. El de gafas mientras cubría las espaldas a su compañero con la marioneta, siempre cabía la posibilidad de que continuaran la pelea por pura desesperación e impotencia ante lo que acababan de retransmitir en toda la capital.
—¡Takumi! ¿¡Tienes antídoto!? —Parecía nervioso.
—No. —Respondió con una apabullante calma. —Pero tranquilo, no es un veneno muy fuerte, sobrevivirá si descansa y le dan cama rápido. —Entonces miró fijamente al que aún seguía consciente. —Ya has oído a Hanabi-sama, no opongáis resistencia, idos a casa y os dejaremos marchar sin consecuencias.
El kazejin confiaba en que no les quedaran más fuerzas para luchar, ya habían perdido demasiado tiempo en esta pelea. Hoy en la Espiral soplaban vientos de cambio y no le apetecía que la recién nacida república comenzara con más muertos a sus espaldas de los necesarios.
Shiden era un colaborador de Zoku, el traidor había muerto, la República Parlamentaria de la Espiral... La información fue toda una bomba y dejó impresionado para bien al marionetista; parecía que pese a ser un golpe de Estado en lo que estaban participando el fondo de la cuestión no era el beneficio personal de nadie, sino que atendía a los intereses del pueblo. Una sonrisa se dibujó en el rostro, confiar en Hanabi había sido todo un acierto. «República Parlamentaria... Me gusta como suena.»
Uno de los guardias calló al suelo tosiendo sangre y el otro rompió a llorar. Hayato entonces corrió hacia ellos avisando de que era médico e instándoles a apartarse del humo, lo cual no haría falta ya porque este se dispersó rápidamente del ambiente. El de gafas mientras cubría las espaldas a su compañero con la marioneta, siempre cabía la posibilidad de que continuaran la pelea por pura desesperación e impotencia ante lo que acababan de retransmitir en toda la capital.
—¡Takumi! ¿¡Tienes antídoto!? —Parecía nervioso.
—No. —Respondió con una apabullante calma. —Pero tranquilo, no es un veneno muy fuerte, sobrevivirá si descansa y le dan cama rápido. —Entonces miró fijamente al que aún seguía consciente. —Ya has oído a Hanabi-sama, no opongáis resistencia, idos a casa y os dejaremos marchar sin consecuencias.
El kazejin confiaba en que no les quedaran más fuerzas para luchar, ya habían perdido demasiado tiempo en esta pelea. Hoy en la Espiral soplaban vientos de cambio y no le apetecía que la recién nacida república comenzara con más muertos a sus espaldas de los necesarios.
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