21/03/2021, 16:11
Datsue tiró del cuello de su chaleco, dejando que pasase más el aire, ante la férrea mirada de Katsudon y Hanabi. «Si es que soy un bocazas, para qué diré nada».
La conversación rápidamente continuó, sin embargo, y Hanabi hizo hincapié en la importancia de quedarse allí. No era para menos, desde luego. Técnicamente, acababan de dar un golpe de estado e impuesto un sistema político que la Espiral no había tenido en todos sus siglos de existencia. Era una situación delicada y terriblemente frágil, en la que muchas cosas podían salir mal por el camino. Por no hablar de la difunta novia de Hanabi, que aparentemente había vuelto de entre los muertos. «Los uzujines que menos lo valen tienen esa extraña costumbre», pensó amargamente.
Hanabi le miró tendidamente y él trató de mantenerle la mirada. Datsue se imaginaba lo que estaba pensando el Uzukage. Que, nada más proponer su nombre, el Uchiha se estaba acordando de los festivales en el Jardín de los Cerezos, de las noches de juerga en las Costas del Remolino, de esa sensación de libertad que uno tiene al levantarse por la mañana y decidir qué va a ser del día. Nada de eso lo tendría anclado en Yamiria como jefe del ejército, y, ciertamente, eso era lo primero que se le había venido a la mente.
Pero, junto a eso, otros recuerdos vinieron a él. Las palabras de Shiomaru, el Shodai Uzukage, resonaron una vez más en su cabeza: «Que tu gusto por el oro nos traiga riqueza a todos. Que tus problemas sean los nuestros, y que los nuestros sean los tuyos. Siente el corazón de Uzushiogakure en el tuyo. Siento tu corazón. Ahora siento el tuyo. Y ahora… estaré en tu corazón. Larga vida a Uzushiogakure.»
Se había clavado una jodida espada en el pecho por Uzu. En comparación, vivir en Yamiria por un tiempo no debía doler tanto.
—Lo haré —determinó, con voz rotunda. Su mirada, ya sin Sharingan, se detuvo primero en Katsudon; finalmente en Hanabi—. Me quedaré y me aseguraré de sofocar cualquier... eventualidad.
La conversación rápidamente continuó, sin embargo, y Hanabi hizo hincapié en la importancia de quedarse allí. No era para menos, desde luego. Técnicamente, acababan de dar un golpe de estado e impuesto un sistema político que la Espiral no había tenido en todos sus siglos de existencia. Era una situación delicada y terriblemente frágil, en la que muchas cosas podían salir mal por el camino. Por no hablar de la difunta novia de Hanabi, que aparentemente había vuelto de entre los muertos. «Los uzujines que menos lo valen tienen esa extraña costumbre», pensó amargamente.
Hanabi le miró tendidamente y él trató de mantenerle la mirada. Datsue se imaginaba lo que estaba pensando el Uzukage. Que, nada más proponer su nombre, el Uchiha se estaba acordando de los festivales en el Jardín de los Cerezos, de las noches de juerga en las Costas del Remolino, de esa sensación de libertad que uno tiene al levantarse por la mañana y decidir qué va a ser del día. Nada de eso lo tendría anclado en Yamiria como jefe del ejército, y, ciertamente, eso era lo primero que se le había venido a la mente.
Pero, junto a eso, otros recuerdos vinieron a él. Las palabras de Shiomaru, el Shodai Uzukage, resonaron una vez más en su cabeza: «Que tu gusto por el oro nos traiga riqueza a todos. Que tus problemas sean los nuestros, y que los nuestros sean los tuyos. Siente el corazón de Uzushiogakure en el tuyo. Siento tu corazón. Ahora siento el tuyo. Y ahora… estaré en tu corazón. Larga vida a Uzushiogakure.»
Se había clavado una jodida espada en el pecho por Uzu. En comparación, vivir en Yamiria por un tiempo no debía doler tanto.
—Lo haré —determinó, con voz rotunda. Su mirada, ya sin Sharingan, se detuvo primero en Katsudon; finalmente en Hanabi—. Me quedaré y me aseguraré de sofocar cualquier... eventualidad.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado