Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#49
Ichibi habló de nuevo, señalando lo pomposo de su discurso. Hubiese saltado a decirle algo, como que lo sentía o que no era su intención soltar un discurso, que había sido sin querer, pero estaba completamente centrada en Datsue, en cual sería su respuesta. ¿Tendría que volver a la academia de verdad? ¿Le diría ahora lo decepcionado que estaba? Era un sinvivir.

La bandana está bien dónde está. Y, si te sirve de consuelo, mi yo del pasado hubiese sido el primero en huir al ver a Ryū. Escucha… Probablemente pienses que lo digo por consolarte. Quizá hayas oído historias de mis inicios. Datsue el Intrépido, me llamaban.

Asintió levemente y volvió a coger la bandana en silencio, prestando toda la atención del mundo a las palabras de su kage. A pesar de que eran palabras de Datsue, eran en contra del mismo Datsue, lo cual hacía que Hana estuviese conflictiva. No acababa de creerse lo que le estaba diciendo. ¿Datsue huyendo de una pelea? Era dificil de creer.

Lo cierto es que solo era intrépido cuando mis amigos estaban cerca. En el fondo, los usaba de escudo. El gallito al hablar, pero luego siempre me ponía detrás de ellos cuando las cosas se ponían realmente feas.

La mirada de Hana ya estaba completamente fuera del rango de ojos llorosos, en su mirada solo quedaba una clara confusión. Incredulidad, sobre todo.

Pero en algún punto, me encontré con Shukaku y… Supongo que encontré una razón para ser valiente. Para convertirme en lo que soy ahora. Veo que tú también la has encontrado.

Empezó a ruborizarse con la última frase de Datsue, y entonces su kage fue a rematar.

»Y por eso, quiero que lo sepas. Si algún día nos vemos obligados a luchar codo con codo en la guerra que se avecina….

»Te confiaría mi vida. Te confiaría mi vida con los ojos cerrados.

Se sonrojó violentamente. El nerviosismo de duda pasó de cabeza a nerviosismo de pura vergüenza. Datsue estaba diciendole que le confiaría su vida. Con total confianza, con total seguridad. Se sintió increiblemente importante, sintió energias renovadas, se había inflado de una confianza que parecía no tener fin. Sin embargo, estaba demasiado nerviosa para articular palabra alguna, confianza sin fin y ninguna forma de canalizarla.

Yo... eh... um... sí... pu-puedes confiar en mí, Datsue... Y-yo... me esforzaré... p-para que no te arrepientas...

El calor en sus mejillas solo parecía ir a más. Como le había pasado en las noches anteriores, las palabras de Datsue resonaban con fuerza en su interior. No podía parar de escuchar cómo le confiaría su vida, a ella. No podía traicionar esa confianza. Y no podía parar de bajar la mirada al escritorio y subirla a Datsue, una y otra vez, mientras jugueteaba con sus mechones delanteros.


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder


Mensajes en este tema
RE: El escudo, las espadas y los cerezos silvestres - por Himura Hana - 26/03/2022, 02:52


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.