6/04/2022, 00:08
Era un día gris, oscuro, con nubarrones que cubrían todo el cielo y que amenazaban con llover. En verdad, era un día como otro cualquiera, y era el último día de miles de personas al mismo tiempo.
En los Arrozales del Silencio existía un barullo tenso. Los encharcados campos de arroz estaban anegados por ninjas, por tiendas de campaña, por granjas vacías. Los civiles habían sido movilizados por las tropas de la Alianza, por precaución, a las tierras del Bosque.
En una de las numerosas tiendas, una de lona gris, situada estratégicamente en el centro, y más grande que las de su alrededor, albergaba en su interior a un variopinto grupo. Senju Shiten, más conocido como Shiten el Acaparador, era uno de ellos. Senju Shiten había colgado las botas años atrás, dedicándose los últimos tiempos a una vida afable en Kusagakure repartiendo misiones a los muchachos por las mañanas. Su cabello —cada vez contaba con menos de este— y su barba canosa acentuaban su edad. Había dejado a Ōnindo en las manos de las nuevas generaciones, pero entonces la guerra se declaró, y Kintsugi en persona le había pedido que volviese a calzarse las botas ninjas y volviese al ruedo. No había podido negarse. A decir verdad, él también veía a los más jóvenes algo verdes. No conocían la guerra. No sabían lo que era jugarse el destino de una villa, de un país, en una batalla.
Él sí. Por eso, Kintsugi le había escogido como Mariscal del ejército que hoy se congregaba allí. Lejos de conformarse con eso, él se había autodeclarado General de la División de Combate de Corto Alcance. No era él un ninja que se encontrase cómodo dando órdenes en la retaguardia, no señor. Necesitaba ver a los enemigos en primera fila, ver el miedo reflejado en sus ojos. Solo así podía tomar buenas decisiones. Solo así podía tener la moral necesaria para enviar a tropas al combate.
En frente, y alrededor de una mesa redonda donde reposaba un mapa de los Arrozales del Silencio y sus inmediaciones, contaba con ninjas de las tres villas, en una clara representación de la nueva Alianza forjada. Empezando por su derecha, estaba el General de la División de Combate de Medio Alcance. Un tipo imponente y vigoroso, que transmitía la confianza de quien sabe ocuparse de los problemas. Después estaba la General de la División de Combate de Largo Alcance. Una uzujin llamada Sarutobi Komi, a la que le convendría hacer unas cuantas flexiones semanales extra.
A su mano izquierda, empezando por el más próximo, estaba la General de la División de Emboscadas. Le faltaba el antebrazo derecho, pero aquella kunoichi era más peligrosa sin ambas manos que la mayoría de shinobis con los puños colgando de sus escuchimizados brazos. Luego estaba el General de la División Médica, un tipo regio y muy serio, pero al que le faltaba aplicarse en las sentadillas —tampoco le vendría mal unas series de dominadas pesadas para sacar espalda, ahora que lo pensaba—. Finalmente, estaba el General de la División de Refuerzos, Yuki Yuko; y la General de la División de Comunicación, Uzumaki Kaia. A estos dos directamente les hubiese puesto a correr alrededor del campamento ninja hasta que empezase la batalla. ¡Menudos estropajos!
—Repasemos brevemente el plan general —dijo, tras media hora de arduo debate sobre los movimientos a tratar. Solo mencionaría los principales—. Nuestros espías nos informan que el ejército de Kurama que se aproxima está siendo liderado por Yuki Hakai. Lo conocemos bien en Kusagakure, está en nuestro Libro Bingo por exiliado. Un patán que, a mi juicio, no sería escogido por Kurama como uno de sus Generales. A no ser que tenga el listón muy bajo.
»Eso quiere decir que entra dentro de una razonable pero optimista sospecha de que no hay ningún General entre sus tropas. Además, según nuestros ninjas de reconocimiento, contamos con una notable ventaja numérica. —Shiten se acarició la barba, que le llegaba hasta el pecho, mientras paseaba la mirada sobre el resto—. Ya son dos datos optimistas y favorables para nosotros. ¿No contaba Kurama con nuestra unión y tremendo despliegue? ¿O nos tiene alguna sorpresa preparada? Las matemáticas nunca fueron lo mío en la Academia, pero apostaría a que por estadística, se trata de lo segundo. ¿Quizá en forma de Gebijūs?
»Sea como sea, nosotros también tenemos un as bajo la manga —dijo, señalando un barco situado cerca de las Costas de las Olas Rompientes—. Si las cosas se ponen feas, gracias al sello de comunicación podemos informar de inmediato y las tropas uzujines que se dirigen a la Villa de las Aguas Termales cambiarían su rumbo original para desembarcar aquí —dijo, señalando el puerto más cercano—, pillando por la retaguardia al enemigo.
»Inicialmente, nuestro despliegue de tropas será claro. Situaremos a la División de Corto Alcance en primera fila, con la División de Medio Alcance en la segunda y la de Largo Alcance en la tercera. La División de Emboscadas estará situada en los flancos, y la División de Refuerzos en la retaguardia. La División de Comunicación y la División Médica estará repartida entre todas las divisiones, dando asistencia y permitiendo a los distintos Generales de Divisiones y Capitanes de pelotones tener una comunicación fluida y eficaz entre ellos. También dispondremos de un centro de operaciones aquí y aquí, donde se podrán atender a los heridos más graves.
»¿Alguna duda, sugerencia o queja? Hablad ahora, o callad para siempre. Porque no quiero oír ningún lamento ni reproche cuando todo esto acabe.
En los Arrozales del Silencio existía un barullo tenso. Los encharcados campos de arroz estaban anegados por ninjas, por tiendas de campaña, por granjas vacías. Los civiles habían sido movilizados por las tropas de la Alianza, por precaución, a las tierras del Bosque.
En una de las numerosas tiendas, una de lona gris, situada estratégicamente en el centro, y más grande que las de su alrededor, albergaba en su interior a un variopinto grupo. Senju Shiten, más conocido como Shiten el Acaparador, era uno de ellos. Senju Shiten había colgado las botas años atrás, dedicándose los últimos tiempos a una vida afable en Kusagakure repartiendo misiones a los muchachos por las mañanas. Su cabello —cada vez contaba con menos de este— y su barba canosa acentuaban su edad. Había dejado a Ōnindo en las manos de las nuevas generaciones, pero entonces la guerra se declaró, y Kintsugi en persona le había pedido que volviese a calzarse las botas ninjas y volviese al ruedo. No había podido negarse. A decir verdad, él también veía a los más jóvenes algo verdes. No conocían la guerra. No sabían lo que era jugarse el destino de una villa, de un país, en una batalla.
Él sí. Por eso, Kintsugi le había escogido como Mariscal del ejército que hoy se congregaba allí. Lejos de conformarse con eso, él se había autodeclarado General de la División de Combate de Corto Alcance. No era él un ninja que se encontrase cómodo dando órdenes en la retaguardia, no señor. Necesitaba ver a los enemigos en primera fila, ver el miedo reflejado en sus ojos. Solo así podía tomar buenas decisiones. Solo así podía tener la moral necesaria para enviar a tropas al combate.
En frente, y alrededor de una mesa redonda donde reposaba un mapa de los Arrozales del Silencio y sus inmediaciones, contaba con ninjas de las tres villas, en una clara representación de la nueva Alianza forjada. Empezando por su derecha, estaba el General de la División de Combate de Medio Alcance. Un tipo imponente y vigoroso, que transmitía la confianza de quien sabe ocuparse de los problemas. Después estaba la General de la División de Combate de Largo Alcance. Una uzujin llamada Sarutobi Komi, a la que le convendría hacer unas cuantas flexiones semanales extra.
A su mano izquierda, empezando por el más próximo, estaba la General de la División de Emboscadas. Le faltaba el antebrazo derecho, pero aquella kunoichi era más peligrosa sin ambas manos que la mayoría de shinobis con los puños colgando de sus escuchimizados brazos. Luego estaba el General de la División Médica, un tipo regio y muy serio, pero al que le faltaba aplicarse en las sentadillas —tampoco le vendría mal unas series de dominadas pesadas para sacar espalda, ahora que lo pensaba—. Finalmente, estaba el General de la División de Refuerzos, Yuki Yuko; y la General de la División de Comunicación, Uzumaki Kaia. A estos dos directamente les hubiese puesto a correr alrededor del campamento ninja hasta que empezase la batalla. ¡Menudos estropajos!
—Repasemos brevemente el plan general —dijo, tras media hora de arduo debate sobre los movimientos a tratar. Solo mencionaría los principales—. Nuestros espías nos informan que el ejército de Kurama que se aproxima está siendo liderado por Yuki Hakai. Lo conocemos bien en Kusagakure, está en nuestro Libro Bingo por exiliado. Un patán que, a mi juicio, no sería escogido por Kurama como uno de sus Generales. A no ser que tenga el listón muy bajo.
»Eso quiere decir que entra dentro de una razonable pero optimista sospecha de que no hay ningún General entre sus tropas. Además, según nuestros ninjas de reconocimiento, contamos con una notable ventaja numérica. —Shiten se acarició la barba, que le llegaba hasta el pecho, mientras paseaba la mirada sobre el resto—. Ya son dos datos optimistas y favorables para nosotros. ¿No contaba Kurama con nuestra unión y tremendo despliegue? ¿O nos tiene alguna sorpresa preparada? Las matemáticas nunca fueron lo mío en la Academia, pero apostaría a que por estadística, se trata de lo segundo. ¿Quizá en forma de Gebijūs?
»Sea como sea, nosotros también tenemos un as bajo la manga —dijo, señalando un barco situado cerca de las Costas de las Olas Rompientes—. Si las cosas se ponen feas, gracias al sello de comunicación podemos informar de inmediato y las tropas uzujines que se dirigen a la Villa de las Aguas Termales cambiarían su rumbo original para desembarcar aquí —dijo, señalando el puerto más cercano—, pillando por la retaguardia al enemigo.
![[Imagen: dtRQlRn.png]](https://i.imgur.com/dtRQlRn.png)
»Inicialmente, nuestro despliegue de tropas será claro. Situaremos a la División de Corto Alcance en primera fila, con la División de Medio Alcance en la segunda y la de Largo Alcance en la tercera. La División de Emboscadas estará situada en los flancos, y la División de Refuerzos en la retaguardia. La División de Comunicación y la División Médica estará repartida entre todas las divisiones, dando asistencia y permitiendo a los distintos Generales de Divisiones y Capitanes de pelotones tener una comunicación fluida y eficaz entre ellos. También dispondremos de un centro de operaciones aquí y aquí, donde se podrán atender a los heridos más graves.
»¿Alguna duda, sugerencia o queja? Hablad ahora, o callad para siempre. Porque no quiero oír ningún lamento ni reproche cuando todo esto acabe.