14/04/2022, 00:29
El león de Nao se abalanzó sobre la muchacha de pelo castaño, que intentó detener el mordisco de la poderosa bestia con un tajo de katana. Al mismo tiempo, Nao aprovechó la falta de visión de la kunoichi para lanzarle un kunai directo a la garganta a través de la tinta del león. Un movimiento inteligente, bien calculado, pero que tendría que tener mucha suerte para que…
¡El kunai acertó en la garganta!
La determinación y la furia de la kunoichi dieron paso al desconcierto y al miedo. Se llevó las manos a la garganta, del que brotaba demasiada sangre como para contenerla entre sus temblorosas manos. Miró a Nao, con el pánico inundando sus ojos. Tenía miedo. Tenía miedo a morir.
Cayó desplomada al suelo.
Zhaoren Lyndis dejó pasar a su adversario en una maniobra instintiva. Acto seguido, lanzó un puñetazo que fue bloqueado por las manazas del shinobi de copo de nieve. La patada al estómago, no obstante, encajó con potencia. El shinobi emitió un chillido que le dejó sin aliento, y cayó de rodillas, con las manos envolviéndole el abdomen. Le dolía tanto que probablemente le habían roto algún músculo.
—Esto... ¡Esto todavía no ha acabado!
Sagiso Ranko acertó en el raitonero con una patada para el recuerdo. Entre la velocidad del Chidori, y la patada colosal de Ranko, la kunoichi de copo de nieve se dobló por la mitad, echando bilis por la boca. Cayó al suelo, enterrando la cara en los campos de arroz con la nueva patada de Ranko. Con los ojos llorosos y dolorida, tuvo una arcada que derivó en vómito.
—Por favor… Piedad —dijo, mirando a Ranko, con los ojos anegados en lágrimas y un hilo de baba cayéndole de la comisura de los labios.
Mientras tanto, el clon de Ranko tenía algo más de dificultades. Ante la primera patada, su adversaria había encajado el golpe… Bueno, volviéndose agua. El filo de las armas de Ranko atravesaron también su cuerpo como si estuviese hecho de líquido.
—¡Ja! ¡No puedes matarme! —Y, aprovechando el último tajo de Ranko, usó el agua que salió despedida de su cuerpo para envolver la cabeza de Ranko con una enorme burbuja de agua que le impidió respirar (Suishi Suiteki no Jutsu).
¡El kunai acertó en la garganta!
La determinación y la furia de la kunoichi dieron paso al desconcierto y al miedo. Se llevó las manos a la garganta, del que brotaba demasiada sangre como para contenerla entre sus temblorosas manos. Miró a Nao, con el pánico inundando sus ojos. Tenía miedo. Tenía miedo a morir.
Cayó desplomada al suelo.
Zhaoren Lyndis dejó pasar a su adversario en una maniobra instintiva. Acto seguido, lanzó un puñetazo que fue bloqueado por las manazas del shinobi de copo de nieve. La patada al estómago, no obstante, encajó con potencia. El shinobi emitió un chillido que le dejó sin aliento, y cayó de rodillas, con las manos envolviéndole el abdomen. Le dolía tanto que probablemente le habían roto algún músculo.
—Esto... ¡Esto todavía no ha acabado!
Sagiso Ranko acertó en el raitonero con una patada para el recuerdo. Entre la velocidad del Chidori, y la patada colosal de Ranko, la kunoichi de copo de nieve se dobló por la mitad, echando bilis por la boca. Cayó al suelo, enterrando la cara en los campos de arroz con la nueva patada de Ranko. Con los ojos llorosos y dolorida, tuvo una arcada que derivó en vómito.
—Por favor… Piedad —dijo, mirando a Ranko, con los ojos anegados en lágrimas y un hilo de baba cayéndole de la comisura de los labios.
Mientras tanto, el clon de Ranko tenía algo más de dificultades. Ante la primera patada, su adversaria había encajado el golpe… Bueno, volviéndose agua. El filo de las armas de Ranko atravesaron también su cuerpo como si estuviese hecho de líquido.
—¡Ja! ¡No puedes matarme! —Y, aprovechando el último tajo de Ranko, usó el agua que salió despedida de su cuerpo para envolver la cabeza de Ranko con una enorme burbuja de agua que le impidió respirar (Suishi Suiteki no Jutsu).