23/04/2022, 17:22
Las vistas desde las alturas no eran tan claras como cuando Nao había emprendido el vuelo por primera vez. Podían ver el muñeco de nieve y su efecto en el campo de batalla. Una decena de metros a la redonda del muñeco había aparecido una feroz tempestad que descargaba kilos de granizo y nieve sobre cualquiera que estuviese bajo ella.
Apenas podían distinguir la colosal figura del muñeco entre tanta precipitación, ya no digamos la de las personas en su interior. Por suerte, podían tener una clara idea de qué estaba pasando en su interior por los gritos y suplicas que resonaban por todo el lugar. La gente que conseguía salir de la nevada, salía con magulladuras y contusiones por el granizo.
Por el lado de la alianza, se acumulaban varias decenas de ninjas, indecisos de si valía la pena atravesar aquella pesadilla e intentar salvar a sus compañeros o rodearla y enfrentarse a Hakai. Mientras el mencionado, estaba simplemente esperando donde la tormenta ya amainaba, sin siquiera planteandose entrar ahí. Hasta que vio a dos enormes pajaros de tinta dirigirse directamente hacia él, entonces entró de inmediato.
— ¡Ken-chan! Traen refuerzos aereos. — advirtió al tiempo que corría hacia su muñeco de nieve.
Cuando se mete en la nevada, le perdeis la pista. Podéis intuir más o menos donde está por la velocidad que llevaba y la dirección, pero para conseguir una visión tendréis que entrar o bajar al suelo. Mientras, los gritos de dolor siguen sucediendose, uno tras otro.
Sobre el pajaro, Sakumi obedece a su capitana y se agarra a ella con toda la fuerza del mundo mientras el animal de tinta surca los cielos helados. Desde luego, lo último que esperaba ver la médica en el campo de batalla era un muñeco de nieve gigante vapuleando al ejercito con una tormenta de nieve.
Apenas podían distinguir la colosal figura del muñeco entre tanta precipitación, ya no digamos la de las personas en su interior. Por suerte, podían tener una clara idea de qué estaba pasando en su interior por los gritos y suplicas que resonaban por todo el lugar. La gente que conseguía salir de la nevada, salía con magulladuras y contusiones por el granizo.
Por el lado de la alianza, se acumulaban varias decenas de ninjas, indecisos de si valía la pena atravesar aquella pesadilla e intentar salvar a sus compañeros o rodearla y enfrentarse a Hakai. Mientras el mencionado, estaba simplemente esperando donde la tormenta ya amainaba, sin siquiera planteandose entrar ahí. Hasta que vio a dos enormes pajaros de tinta dirigirse directamente hacia él, entonces entró de inmediato.
— ¡Ken-chan! Traen refuerzos aereos. — advirtió al tiempo que corría hacia su muñeco de nieve.
Cuando se mete en la nevada, le perdeis la pista. Podéis intuir más o menos donde está por la velocidad que llevaba y la dirección, pero para conseguir una visión tendréis que entrar o bajar al suelo. Mientras, los gritos de dolor siguen sucediendose, uno tras otro.
Sobre el pajaro, Sakumi obedece a su capitana y se agarra a ella con toda la fuerza del mundo mientras el animal de tinta surca los cielos helados. Desde luego, lo último que esperaba ver la médica en el campo de batalla era un muñeco de nieve gigante vapuleando al ejercito con una tormenta de nieve.