17/05/2022, 15:25
No esperaba que Ruhara los borrase de inmediato, principalmente porque estaban en mitad del campo de batalla a una distancia en que ambos bandos podían verse. Sin embargo, los altos rango de las tropas enemigas estaban más pendientes de organizar sus tropas que de quien tenían enfrente.
Era parte de lo que iba su plan, pero que sucediese en su presencia, en presencia de un heraldo del dios Kurama, le ofendía un poco. Mientras esperaba que Ruhara cumpliese sus ordenes volvió a alzar el brazo. Esperaba poder localizar a la autoridad que quedase. El capitan o capitana dispuesta a alzar la voz por encima de sus posibilidades. Y ahí estaba Nao.
Si una Bijuudama no era suficiente, que fuesen dos. Tras unos breves instantes de materializar la esfera, la lanzaría al pajaro del artista. La esfera, negra como el pilar de pizarra, en vez de ser lanzada, un enorme rayo de energia se extendió desde Marrow hacia Nao, ocupando metro y medio de diametro y extendiendose cuarenta metros hacia el cielo. (60 PV)
No dijo nada, solo bajó de nuevo el brazo y dejó que su segunda al mando hablase por él. Aquello solo era una advertencia.
Aquel amable gesto de Marrow hizo despertar al ejercito de la Alianza. La explosión de hace unos minutos no había sido algo puntual, podía volver a suceder. Tenían delante al causante. Y en su mirada no hallaron odio, ni satisfacción, hallaron indiferencia. Aquel hombre los borraría como había hecho con sus compañeros y ni siquiera le arrancarían un parpadeo en consecuencia.
El miedo corrió como la polvora entre las filas. Los más debiles salieron huyendo de inmediato, los más fuertes de espiritu se mantuvieron firmes y siguieron las ordenes que les habían dado. Sakumi, junto a un par de médicos, hacían lo que podían por sanar a los heridos y evacuarlos con ayuda de terceros.
El orden había aparecido de nuevo. Toda la Alianza retrocedía de forma tan ordenada como era posible, pero diezmados y arrastrando heridos. Les costaba hacer frente a los ninjas del copo de nieve, inhibidos de esos lastres, que atacaban sin piedad.
Era parte de lo que iba su plan, pero que sucediese en su presencia, en presencia de un heraldo del dios Kurama, le ofendía un poco. Mientras esperaba que Ruhara cumpliese sus ordenes volvió a alzar el brazo. Esperaba poder localizar a la autoridad que quedase. El capitan o capitana dispuesta a alzar la voz por encima de sus posibilidades. Y ahí estaba Nao.
Si una Bijuudama no era suficiente, que fuesen dos. Tras unos breves instantes de materializar la esfera, la lanzaría al pajaro del artista. La esfera, negra como el pilar de pizarra, en vez de ser lanzada, un enorme rayo de energia se extendió desde Marrow hacia Nao, ocupando metro y medio de diametro y extendiendose cuarenta metros hacia el cielo. (60 PV)
No dijo nada, solo bajó de nuevo el brazo y dejó que su segunda al mando hablase por él. Aquello solo era una advertencia.
Aquel amable gesto de Marrow hizo despertar al ejercito de la Alianza. La explosión de hace unos minutos no había sido algo puntual, podía volver a suceder. Tenían delante al causante. Y en su mirada no hallaron odio, ni satisfacción, hallaron indiferencia. Aquel hombre los borraría como había hecho con sus compañeros y ni siquiera le arrancarían un parpadeo en consecuencia.
El miedo corrió como la polvora entre las filas. Los más debiles salieron huyendo de inmediato, los más fuertes de espiritu se mantuvieron firmes y siguieron las ordenes que les habían dado. Sakumi, junto a un par de médicos, hacían lo que podían por sanar a los heridos y evacuarlos con ayuda de terceros.
El orden había aparecido de nuevo. Toda la Alianza retrocedía de forma tan ordenada como era posible, pero diezmados y arrastrando heridos. Les costaba hacer frente a los ninjas del copo de nieve, inhibidos de esos lastres, que atacaban sin piedad.