21/05/2022, 23:04
Moguko sería la primera en llegar, pulcra y ordenada, disimulando su emoción con tanta etiqueta fuese posible.
Esperaría elegantemente la llegada del resto de sus compañeros fantaseando con la idea de como se verían esas personas que con un poco de suerte no tardaría mucho tiempo en llamar sus hermanos.
¿Serán más grandes que yo? ¿Me tocará ser la mayor?
Se preguntaba a si misma mientras trataba de hacer un boceto mental de su equipo ideal.
¿Y si uno de ellos es un chico? ¿Será un chico guapo?
Barajó por un instante la posibilidad de encontrar su compañero de vida entre las filas de ninjas de Amegakure. Pero rápidamente desdibujó esa idea de su cabeza.
En un momento el sonido de la puerta la devolvería a su lugar en la tierra. Una persona se manifestaría en el interior de la sala.
Aquella kunoichi de pelo largo, ojos amarillos y mirada cansada. Como si le costase descansar en las noches. Sin duda alguna una sorpresa, pero no una que recibiese de mala manera. Una cara conocida nunca estaba de más.
—¡Buenos días, Yuki-san!
Se apresuraría a recibirla, haciendo una ligera reverencia.
—¿Te llamaron para formar parte del equipo?
Consultaría con una ligera sonrisa en el rostro.
Lo que le sorprendería sería la llegada de la tercer integrante de aquel equipo. No pudo evitar sentirse en el polo totalmente opuesto de la chica que acababa de entrar. Pero hey, no había por qué dejarse llevar por las pintas. ¿Verdad?
—¡Buenos días!
Recibiría respondiendo con una ligera reverencia al saludo informal de la kunoichi.
—Yamanouchi Moguko, un placer conocerte.
Agregaría presentándose.
Esperaría elegantemente la llegada del resto de sus compañeros fantaseando con la idea de como se verían esas personas que con un poco de suerte no tardaría mucho tiempo en llamar sus hermanos.
¿Serán más grandes que yo? ¿Me tocará ser la mayor?
Se preguntaba a si misma mientras trataba de hacer un boceto mental de su equipo ideal.
¿Y si uno de ellos es un chico? ¿Será un chico guapo?
Barajó por un instante la posibilidad de encontrar su compañero de vida entre las filas de ninjas de Amegakure. Pero rápidamente desdibujó esa idea de su cabeza.
En un momento el sonido de la puerta la devolvería a su lugar en la tierra. Una persona se manifestaría en el interior de la sala.
Aquella kunoichi de pelo largo, ojos amarillos y mirada cansada. Como si le costase descansar en las noches. Sin duda alguna una sorpresa, pero no una que recibiese de mala manera. Una cara conocida nunca estaba de más.
—¡Buenos días, Yuki-san!
Se apresuraría a recibirla, haciendo una ligera reverencia.
—¿Te llamaron para formar parte del equipo?
Consultaría con una ligera sonrisa en el rostro.
Lo que le sorprendería sería la llegada de la tercer integrante de aquel equipo. No pudo evitar sentirse en el polo totalmente opuesto de la chica que acababa de entrar. Pero hey, no había por qué dejarse llevar por las pintas. ¿Verdad?
—¡Buenos días!
Recibiría respondiendo con una ligera reverencia al saludo informal de la kunoichi.
—Yamanouchi Moguko, un placer conocerte.
Agregaría presentándose.