Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Eran tiempos duros y oscuros en Amegakure, pero aún con la partida de la Tormenta, las gotas jamás dejaban de caer sobre la aldea. La lluvia seguiría eternamente cayendo, y nuevos shinobi habrían de seguir sus pasos. El crudo invierno en la aldea causaba que las tempestades fueran mucho más frías y copiosas, como si se trataran de un augurio para lo que estaba por suceder.
En uno de los salones de práctica de la academia, un jōnin leía tres reportes. Pese a todo el estruendo, su trabajo era encaminar a los nuevos genins que recién se alistaban a la vida shinobi. Oh, pobres de ellos que les tocaba vivir en la época donde los tambores de guerra resonarían.
Dio una calada a su cigarro, una de las chicas realmente tenía al menos un par de misiones en la bolsa, pero al otro par aún no se les había exprimido nada del jugo.
Suspiró y se rascó la nuca. ¿Cómo se suponía que debía lidiar con eso? Yamaoka Ryutaro era un shinobi dedicado a estar siempre en primera fila, pero nunca fue reconocido por su paciencia. ¿Y ahora tenía que cuidar de tres niños? En cualquier momento podrían mandarlos a la guerra, morir. No quería ni pensar en la idea de pasar por eso, pero ahí estaba, esperando.
El jōnin tenía pelo largo y una coleta larga, cuyos cabellos y ojos eran de un color negro ceniza, pero más allá de el resto de su aspecto era tal cuál lo que se esperaría de un shinobi de su rango. De pies a cabeza lucía como el ninja genérico con uniforme militar y bandana en la frente. Aguardaba pues, en el salón, escondido e invisible en algún lugar donde incluso si los genin llegasen no lo viesen. Quería primero observarlos en secreto para analizarlos. ¿O quizá sólo estaba demasiado asustado como para entablar una conversación a primera instancia?
Cada uno de los genins había recibido un pergamino en sus hogares, siendo que sólo faltaba que se presentasen al lugar indicado.
La sala que les esperaba era una antigua sala de simulación de clima desértico, siendo que había bastante arena por doquier, aunque el lugar en sí estaba bastante templado.
(D) Nuevas gotas de lluvia
Publicada en: Ame Rango recomendado: Genin Nivel recomendado: - Solicitante: Equipo de mantenimiento de la Academia Ninja Lugar: Torreón de la Academia
Recientemente hubo un incidente en una de las salas de simulación de clima, siendo que todo el equipo dañado y antiguo debe ser desmontado y desmantelado antes de realizar una nueva instalación. Se ha solicitado a tres genins para que puedan cumplir con esta tarea para dejar el sitio completamente vacío y en orden.
Se informa además, que los tres genin estarán bajo la supervisión y guía de Yamaoka Ryutaro, quién se encargará de coordinarlos como equipo.
20/05/2022, 21:40 (Última modificación: 22/05/2022, 14:08 por Yamanouchi Moguko. Editado 1 vez en total.)
Los inviernos eran un poco crudos, los días eran cortos y cada rayito de sol era un regalo de la mismísima deidad Solar. Pero en Amegakure parecía que todos se habían puesto de acuerdo, incluso el clima, para rechazar ese regalo, por lo que se sentía particularmente frío un día de invierno en la aldea.
Moguko partió con prisa y tapada tanto como le permitía su atuendo, refugiada de la lluvia debajo de su capa y protegiendo sus pies con sus botas blancas. Por fuera podía verse una representación física de su aliento escapando de su cuerpo por la diferencia de temperatura. El ritmo de la muchacha era inusual, estaba emocionada, quizás un poco más de lo normal.
Pero.
¿Cómo no estarlo? aquel día iba a realizar una misión, iba a aportar a su aldea, y no cualquier misión, una misión en equipo.
Una sonrisa inocentona estaba grabada en su rostro, le maravillaba la idea de conocer un grupo de gente nueva para trabajar juntos.
¿Qué clase de personas serán? ¡Ojala nos llevemos bien!
Deseaba con sinceridad mientras se abría paso hasta el Torreón esquivando tantos charcos como la geografía de las calles se lo permitían.
Se aventuró tan rápido como pudo para llegar a sala donde debía encontrarse con el resto de la gente, pero se detuvo unos metros antes para recuperar el aliento.
De acuerdo, Yamanouchi. Debes relajarte, una kunoichi debe estar en control de sus sentimientos.
Se dijo a si misma antes de cruzar el portal de la entrada.
—¿...?
Miró la sala con detenimiento, apreciando las instalaciones con marcado deterioro. Era el lugar, claramente, pero no había nadie aún.
—¿Llegué demasiado pronto?
Susurró mientras se agarraba el mentón y entraba al recinto. Buscó con la mirada señales de vida pero rápidamente concluyó de que no había nadie más ahí.
—Bueno, llegar un poco mas temprano no debería ser problema.
Ya llevo otra misión al mismo tiempo, así que no voy a cobrar esta.
*La noche anterior había llegado un pergamino a la residencia de la familia Yuki, el cual traía un sello que indicaba que se trataba de una misión, la primera que había sido asignada a Yuki Sayori, una de los gennin más recientes de Amegakure, dichas misiones le ayudarían a prepararse y a continuar forjando su camino. Su padre estaba entusiasmado y la kunoichi también aunque su rostro no lo reflejaba, debía dormir bien y prepararse para el siguiente día.
Se levantó muy temprano, algo a lo que no estaba acostumbrada, preparó su equipo ninja, ató la bandana por arriba de la rodilla y bajó a desayunar con su padre.*
- ¡Ey! ánimo, vas a tener tu primera misión oficial como ninja de Amegakure, ¿cómo te sientes? - La verdad preferiría seguir durmiendo...
*La kunoichi bostezó y siguió comiendo, recordaba el mensaje del pergamino y escuchaba a su padre contarle con emoción las misiones que le asignaban a él cuando recién estaba empezando como gennin, las hacía ver como algo muy básico que podría hacer cualquier habitante, ¿realmente todos pasaron por esto para ser shinobis? ¿Le brindarán experiencia suficiente? y... ¿por qué no contrataban personal de limpieza para esa misión? a veces pensaba que los de su rango solo eran utilizados para ahorrarse costos...
...Habiendo culminado de comer, sale de casa camino a la academia. La kunoichi era alguien que solía perderse con facilidad pero la torre de la academia era bastante alta y a pesar de que llovía fuertemente aquella mañana era posible verla desde su ubicación, no debería tener problema en encontrar el camino.*
<Bueno una misión es una misión, más vale que no tardes en llegar... Me pregunto... ¿cómo serán mis compañeros de equipo?>
*Como no estaba acostumbrada a salir de casa, tuvo ligeros inconvenientes, desconocía cuál de los charcos ya formados por la lluvia tendrían más profundidad por alguna irregularidad del terreno, intentó esquivar los que pudo pero aún así el agua le cubrió hasta la pantorrilla en más de una vez, pero por suerte había salido desde muy temprano y consiguió llegar a la hora indicada. Intentó sacudir con su mano la mayor cantidad de agua que pudo de su ropa y cabello e ingresó al aula con un poco de vergüenza. No había sido la primera en llegar y se alegró de que la única persona que se encontraba en el aula era una conocida.*
Jun se dio vuelta hacia el sofá donde tranquilamente estaba su hermano y le señaló el pergamino que tenía en manos.
—¡Otra vez una misión que tengo que ordenar o limpiar o barrer algo! Estoy hasta las tetas.
—Baaaka. Debe ser para lo único que sirves, además de pasártela gritando cuando quiero descansar. — Soltó con su impropia picardía.
La mano de la chica fue veloz y dura. Era evidente por la palma de su mano que había quedado marcada en la cara de Hinata.
—CABRÓN. HABLA EL QUE SE LA PASA TODO EL DÍA COCINANDO. DEBES HASTA TENER MENOS MISIONES QUE YO.
—DEJÁ DE GRITAR IMBECIL.
—¡Cierren el puto hocico los dos!
Ni bien el mayor de los hermanos hizo acto de presencia, ambos se separaron y soltaron un suspiro. Hinata siguió a lo suyo y Jun salió por la puerta de la casa. Ellos dos eran los que más "normales" estaban en la casa. A ambos les había afectado lo de Yui, pero lo podían llevar adelante. Todos los demás les había chocado mucho más, sumado que se esperaban lo peor para los tiempos futuros. Batallas, guerra y todo lo que eso conlleva. Eran muy conscientes que todo podía terminar muy mal y debían prepararse.
Sin embargo, la menor de los Nara, aún sabiendo que faltaba poco para que todo explote, estaba caminando como si nada hacia el Torreón de la Academia. «Esperaba no volver nunca más a este lugar.» Y mírenla ahí, viendo de lejos el edificio, sabiendo que debía si o si meterse a hacer una misión allí. No tuvo muchos problemas con compañeros. Si quizás con algún profesor pero nada de gravedad. Solo le mataba de aburrimiento acordarse lo que eran las clases y lo estricto que se ponían algunos con cosas que para ella eran estúpidas.
Ya dentro del lugar, se sacó la capucha de su abrigo y suspiró. Le revivía un par de recuerdos estar por esos lares. Y no fue tan lejana esa época, por lo que los tenía bastante vívidos.
«Bueno Jun, mira el lado positivo. Por lo menos no estás sola como una tarada en este lugar. Hasta ahora no me puedo quejar de ningún compañero que tuve.»
Parecía que, ni por asomo, era la primera que llegaba al lugar. Si de cualidades tenía pocas, la puntualidad no era una de ellas.
—Hey hey. — Soltó simple. Con una media sonrisa y levantando la zurda en señal de saludo.
Ryutaro, desde su ultra híper mega secreta posición, observó a las genin llegando una por una. La primera lucía demasiado normal, la segunda demasiado asocial y la tercera parecía que iba a sacar un cuchillo para asaltarte. ¿Pero iba a juzgar por apariencias? No no, al final, estaba escondido justamente para observar como se desarrollaba la situación. Lo principal era ver la interacción entre todas sin que hubiera presión de alguien más para convivir, así que se quedó espiando para ver a la socialización de kunoichis en su hábitat natural.
Les daré 3 rondas de rol libre, siendo que no necesariamente deben seguir el orden de llegada para responder. Luego entraré de nuevo.
Moguko, viendo que tienes otra misión abierta, debes especificar cuál no vas a cobrar en el post inicial ya que no se puede recibir recompensa de dos misiones activas a la vez.
Moguko sería la primera en llegar, pulcra y ordenada, disimulando su emoción con tanta etiqueta fuese posible.
Esperaría elegantemente la llegada del resto de sus compañeros fantaseando con la idea de como se verían esas personas que con un poco de suerte no tardaría mucho tiempo en llamar sus hermanos.
¿Serán más grandes que yo? ¿Me tocará ser la mayor?
Se preguntaba a si misma mientras trataba de hacer un boceto mental de su equipo ideal.
¿Y si uno de ellos es un chico? ¿Será un chico guapo?
Barajó por un instante la posibilidad de encontrar su compañero de vida entre las filas de ninjas de Amegakure. Pero rápidamente desdibujó esa idea de su cabeza.
En un momento el sonido de la puerta la devolvería a su lugar en la tierra. Una persona se manifestaría en el interior de la sala.
Aquella kunoichi de pelo largo, ojos amarillos y mirada cansada. Como si le costase descansar en las noches. Sin duda alguna una sorpresa, pero no una que recibiese de mala manera. Una cara conocida nunca estaba de más.
—¡Buenos días, Yuki-san!
Se apresuraría a recibirla, haciendo una ligera reverencia.
—¿Te llamaron para formar parte del equipo?
Consultaría con una ligera sonrisa en el rostro.
Lo que le sorprendería sería la llegada de la tercer integrante de aquel equipo. No pudo evitar sentirse en el polo totalmente opuesto de la chica que acababa de entrar. Pero hey, no había por qué dejarse llevar por las pintas. ¿Verdad?
—¡Buenos días!
Recibiría respondiendo con una ligera reverencia al saludo informal de la kunoichi.
*Cuando ingresó a la sala solo pudo levantar tímidamente su mano derecha en gesto de saludo hacia la persona que ya había conocido en una anterior ocasión, se alegraba de verla pero no se acostumbraba a socializar todavía y no sabía si iba a lograr hacerlo o cuánto tiempo le iba a tomar. Yamanouchi por otro lado siempre se mostraba muy alegre y formal, apenas ingresó recibió un saludo muy animado de su parte.*
- Ah sí... también me llamaron... buenos días
*Dijo con rostro inexpresivo aún con sueño, se sentía tranquila de tener a alguien conocido en su equipo pero ya no supo qué más agregar a la conversación, así que sólo se quedó de pie apoyada en la pared con sus pensamientos y esperando al siguiente integrante.*
<No puedo creer que hayamos llegado antes que el instructor>
*Cuando la tercer integrante cruza la puerta, Sayori levanta la mirada y la observa, ella por el contrario no parecía ser alguien tan amigable, alegre y mucho menos formal en comparación a la primera kunoichi, pero quién era ella para juzgar. El equipo finalmente estaba completo.*
- Hola, soy Yuki Sayori
*Dijo después de que Moguko se presentó, luego bajó nuevamente la mirada no le gustaba mantener contacto visual mucho tiempo. Se mantuvo pensativa observando sus alrededores, la sala que les tocaba limpiar no iba a resultarles nada fácil. Ante la espera quería decir algo más, quería bromear, pero no se sentía en total confianza para hacerlo así que ya no volvió a intervenir.*
<Bueno, ya estamos todas... ¿ahora qué? ¿Nos vamos si el instructor no se presenta en 10 minutos?>
En el aula ya habían llegado sus dos compañeras, las cuales no tardaron en saludarla y presentarse. La primera le dio los buenos días y se presentó de una manera más alegre y formal. Por lo menos más formal de lo que acostumbraba la Nara. Antes de que pueda responder, la segunda hizo lo que tocaba hacer. Esta la saludó un poco más simple en las formas y parecía algo más tímida. Incluso, miró rápido al suelo poco después de saludarla. Cuanto menos, era un poco más peculiar que la primera.
—Un gusto chicas. — Dijo sincera y regalándole una sonrisa a ambas. —Soy Nara Jun.
Está bien que por momentos podía tener muchas pintas de maleante, pero tampoco iba por ahí causando descontrol y faltando el respeto al que se le cruce. Eso solo lo hace cuando anda con ganas de bromear y no cuando está conociendo a su equipo para una misión. De una manera u otra, aprendió a mantener las formas en ciertos momentos. Ya iba a haber más tiempos para hacer de tonta.
—¿Y el otro? ¿Fue al baño o algo?
Quieta en el lugar, estaba mirando para los alrededores de la sala. Quizás había acaparado toda la atención en las chicas y no había visto al que sería su supervisor. Pero no, parecía no estar ahí. Por lo menos no había sido la última, pero se le hacía bastante raro que la autoridad de turno no estuviera antes que ellas.
Se rascó la nuca y, al notar que no estaba, miró a las muchachas. Quizás ellas lo habían visto antes y se había ido a hacer algo. O eso esperaba Jun.
Efectivamente, la muchacha que había conocido delante de una librería había sido invocada para formar parte de aquel equipo de kunoichi. La tercer integrante por otro lado era una completa desconocida para la médica. Y una parte de ella no podía evitar sentir la necesidad de tener la guardia en alto, pero realmente no quería dejarlo en evidencia tampoco.
—El gusto es mío, Nara-san.
Correspondería a las palabras de la recién llegada. Sayori no tardaría en apartar la mirada luego de presentarse, lo cuál le llamaba ligeramente la atención pero tampoco demasiado, simplemente sentía la necesidad de asignarle la etiqueta de persona tímida.
Seguidamente esta se pondría a peinar la habitación con la mirada desde su lugar, buscando algún rastro del docente asignado.
—Parece que aún no ha llegado...
Diría para luego sumarse a su esfuerzo de examinar el recinto. Yamanouchi no aprobaba que la gente llegase tarde a un encuentro, la puntualidad era algo que guardaba en alta estima.
—Yamaoka Ryutaro... ¿Tienen idea de quién podría ser?
Consultaría al grupo cruzándose de brazos y tomándose el mentón con una mano. ¿Sería quizás algo común en una persona como él el llegar tarde a su puesto? A lo mejor alguna de las féminas tenía información relevante al asunto.
*No sabía cuánto tiempo había pasado desde que la última integrante se había presentado, pero a Sayori comenzaba a incomodarle la situación y de momento ya se estaba muriendo del aburrimiento, no le agradaba nada la idea de estar en un lugar esperando sin hacer nada. Escuchaba a sus compañeras hablar y a una de ellas preguntarse dónde había ido el examinador, era verdad, ya había pasado mucho tiempo y aún no sabían dónde estaba o siquiera si iba a llegar. El nombre Yamaoka Ryutaro tampoco le sonaba de ningún lado así que solo negó con la cabeza.*
- Qué desesperante...
*Murmuró para sí misma mientras continuaba pensando y observando casualmente a sus compañeras y a sus alrededores, sabía que no podía quedarse apartada mucho tiempo pues las habían llamado a las 3 para una misión y tarde o temprano tendría que interactuar si quería cumplir esa misión con efectividad, después de todo así era como funcionaba en los juegos de estrategia qué tanto le gustaban dónde cada pieza y movimiento eran importantes.*
<Bueno, hora de moverse...>
*Pensó primero pero sus piernas no respondían... podía esperar un poco más, esperar a qué sus compañeras se acerquen hubiese sido lo ideal pero fue ella quien se apartó primero y probablemente pensaran que quería estar sola.*
<Conoces a Yamanouchi, podrías acercarte a ella, ¿no?>
*Finalmente dejó de apoyarse en la pared y costándole un poco se acercó a sus compañeras y agregó.*
- ¿Y... también es su primera misión?
*No sabía cómo funcionaba el sistema pero esperaba que alguna de sus compañeras tenga algo de experiencia, ¿podrían comenzar a ordenar aunque el pergamino indicaba claramente que iba a haber una autoridad vigilándolas? ¿Y qué pasaba si dicha autoridad nunca se presentaba? ¿Aunque cumplan con la misión sin vigilancia, sería tomada en cuenta o acaso lo tomarán como incumplimiento de la misma? No quería fracasar en su primera misión.*
No quería inquirir mucho en eso, pero lo dejaba claro para que sepan que podían ser más informales con ella. Sobre todo porque ella lo era con todos y raramente nombraba a alguien por su apellido. Esperaba que sus compañeras no se sorprendieran si las llamaba por sus nombres y sin usar los honoríficos que tan común es en Oonindo.
—Ya veo. Que extraño. — Tampoco había que ser la persona más puntual del mundo para ver que un puñado de genins hagan una simple tarea. Pero, de todos modos, le extrañaba que fuera así.
»No, creo que no me suena. — No era tan raro que ninguna le conociese, había muchísimos ninjas en Ame como para que se conozcan entre todos.
¿Y ahora? ¿Deberían empezar a hacer la misión antes de que llegue su supervisor? Probablemente era lo más lógico y razonable. Pero a la Nara muy poco le importaba eso en ese momento. Como si ya no era tan responsable de costumbre, mucho menos lo iba a ser sin el supervisor en sala. Iba a tener que venir el mismísimo Ryutaro a decir que empiecen a trabajar para que ella se movilice un poco.
En esa habitación ya había encontrado algo que le llamó la atención y que se ponga a disposición de charla le ayudaba.
—Mmm... No, no es mi primera misión. Llevo un par hechas ya. — Soltó risueña mientras se acercaba a las dos chicas. —¿Ustedes son nuevas?
Aunque se dirigía a ambas, su mirada se había quedado clavada en los ojos de Sayori. No era intimidante, de hecho solo quería ser amigable. Pero había que ver como se tomaba tanta sociabilidad aquella chica.
La kunoichi prefería que se dirigiesen hacía ella por su nombre y no por su apellido, con lo cual Moguko realmente no tenía ningún problema. Con un leve gesto de su cabeza asentiría a sus palabras y tomaría una nota mental del comentario de la rebelde sin causa.
Al trio le terminaría llamando la atención la falta de puntualidad del docente asignado, el razonamiento podría haber llegado a ser diferente para cada una, pero todas terminarían coincidiendo en que no era del todo normal lo que estaba pasando. Y de igual manera, el nombre de esa persona no le traería a colación ningún recuerdo en particular.
—A lo mejor es una clase de alias... a saber.
Se atrevería a agregar la médica.
—Como esos autores que firman sus trabajos con nombres diferentes dependiendo el género de la obra que escriben.
Estaba claro que la misión no iba a tener comienzo hasta que la persona que por defecto había sido designada como el líder hiciese acto de presencia, entre tanto Sayori arrojaría una nueva interrogante sobre la mesa. Las misiones realizadas, la experiencia previa en el campo.
Jun tomaría la iniciativa para responder, comentando que tenía un par de antecedentes a su nombre.
—No podría decir que llevo mucho tiempo en servicio.
Comentaría acercándose también a sus compañeras.
—Pero llevo un par de misiones realizadas ya.
Terminaría por contestar y luego se dedicaría a contemplar el accionar de la Nara. ¿Cómo reaccionaría a esa clase de acción la antisocial Yuki?
*Así que tanto Jun como Moguko tenían experiencia en misiones, era algo bueno, Sayori se sentía más tranquila al saber que habrían genin experimentadas en su equipo, cualquiera de ellas tomaría la iniciativa y le diría qué hacer. Ante la pregunta de Jun, Sayo solo pudo asentir con la cabeza, ella sí que era bastante nueva en esto, de hecho era su primera misión y antes de que pudiera agregar algo notó la mirada de su compañera clavada en ella.*
<¿Te está viendo?... Nara te está viendo... ¿qué hiciste para llamar su atención?>
<Me va a matar... seguro le molesta que sea nueva... soy un estorbo, me va a descartar>
*Quiso apartar la mirada pero en su lugar permaneció atenta para defenderse por si acaso. Tenía un kunai oculto bajo su manga izquierda, a nivel de la muñeca, esperaba no tener que usarlo, nunca había participado en una pelea real, mucho menos herido a alguien, pero estaba preparándose internamente para lo peor. Ya podía imaginarse los titulares del diario al día siguiente, “kunoichi asesina a su compañera en misión rango D”, el objeto utilizado, un kunai oculto en su muñeca.
Su padre decepcionado no querría verla nunca más y permanecería encerrada toda su vida, algo normal para la kunoichi que jamás salía de casa, con excepción de que el lugar sería una prisión... o sería algo mucho peor, la expulsarían de la aldea y con su facilidad de perderse vagaría por años hasta finalmente morir y su alma permanecería dando vueltas sin rumbo, sin poder descansar jamás.*
<Todo es culpa del examinador por no llegar temprano>
<¿Cuál era su nombre? ahh sí...>
- Estúpido Ryutaro
*Esto último se había escapado de sus pensamientos, una vieja costumbre por hablar sola cuando se ponía nerviosa... la frase que emitió fue casi imperceptible excepto para sus compañeras que estaban cerca en ese momento y que afortunadamente eran las únicas en la sala o eso pensaba. Era perfecto, si no estaba perdida antes ahora sí lo estaría, su equipo pensaría que era una rebelde irrespetuosa, en especial Moguko quien era la que había demostrado ser la más formal del grupo… ya solo quería dejar tirada la misión, irse y esconderse para nunca más volver a salir*
Aunque ambas admitían ser nuevas, Moguko reconocía tener alguna que otra misión en su galera, cosa que le alivianaba un poco la carga de ser la más "experimentada". Entre más comillas aún, porque ella todavía se consideraba muy novata.
Pero, a lo que realmente estaba atenta era a la reacción de Sayori. Luego de eso casi que no pudo pronunciar palabra, se habían quedado un momento mirándose mutuamente. Jun no esperaba ni por asomo eso, pensó que la muchacha iba a alejar su mirada rápidamente.
«¿Es una guerra de miradas o qué?» No sentía que para nada lo fuese, pero si sentía que la chica no estaba muy destensada que digamos, sino lo contrario.
Tampoco quería que se sienta tan mal, por lo que iba a decir algo al respecto para relajar el ambiente. Pero la Yuki le había ganado de antemano y mierda que fue inesperado. No pudo evitar soltar una risita al escucharla, había sido brutalmente sincera, casi como si se le hubiese escapado de la boca.
—Yeah, si. Parece que se está tardando un poco más de lo esperado. — Terminó de admitir luego de reír. —Hay que admitir que tiene buen nombre, pero mierda que se está tardando el cabrón.
No sabía el porqué, pero el nombre Ryutaro le atraía profundamente y no lo podía ocultar para nada.
Ryutaro, estaba escuchando cada palabra. Oh, estaba mucho más cerca, de lo que las kunoichis creían. «¿¡Pero qué les enseñan en la academia ahora!? Yui-sama siempre fue una madre para todos los hijos de la Tormenta, ¿y acaso este trío ni siquiera puede mostrar un mínimo ápice de consideración?» Se estaba aguantando unas ganas enormes de salir de su escondite. Pero entonces, empezaron a farfullar de él. ¿Él, llegar tarde? Quería zapatear el piso, pero no podía sin delatar su posición. «¿Cómo es que han permitido que esto me suceda a mi?» Jamás había entrenado genins, en realidad. Y estaba empezando a dudar severamente de sus aptitud como sensei, siendo que no pintaba nada bien la situación.
—¿¡Pero qué clase de lenguaje soez les han enseñado en sus casas, eh!?— La voz provenía de bastante cerca, siendo que las chicas podrían escucharlo como si no estuviera a más de unos metros de ellas. —Tienen cero consideración a los demás. ¿No pueden pensar en "Oh, sensei no ha venido, ¿quizá le sucedió algo que le atrasó en el camino?" No, en su lugar lo primero que han hecho es echar peste. ¿Son así todo el tiempo en la vida? AHHHHHHH Los genin de hoy en día ya no son como los de antes, HUUUUUUUUH — Aquel último suspiro fue bastante quejumbroso.
Pero pese a que estaba muy cerca la fuente de la voz, no parecía haber ningún lugar visible para esconderse en esa caja de arena gigante.
—Y sí, he estado aquí toooooodo el rato, escuchando. Esperaba ponerlas a prueba para ver que tal se llevaban de forma natural sin que yo las presionara para convivir. ¡Y lo primero que han hecho es confabularse en mi contra! Tú no eh Moguko, tú muy bien. ¡Pero ehhhhhh! Si hablan así a las espaldas de alguien creyendo que no les escuchan, ¿qué confianza esperan que tenga luego con ustedes? — Esperaría a que alguna de las chicas respondiera.